N/A: los personajes de Shugo Chara no me pertenecen.

Capítulo 1.

Hola, mi nombre es Amu Hinamori, tengo 15 años y curso 3er. año de secundaria. Tengo una curiosa apariencia, pelo rosa pastel, ojos ámbar, tez pastel cremosa, sonrisa de ángel y temperamento de demonio. Vivo en una casa normal como todas, pero que tiene una pequeña diferencia: vivo sola. Así es, vivo sola. Ahora mismo se preguntarán, ¿Por qué?, y no es porque mis padres murieron o sea huérfana, ¡No!, mis padres no me quieren cerca, soy simplemente "un error adolescente". O si, así como leyeron. En uno de sus tantos arrincones adolescentes, a mis padres, se les dio la grandísima idea de tener sexo y como resultado ¡Pues yo! Obviamente no estaban contentos. Me pagan una indemnización bastante buena, me pagan mucho más de lo que usaría, pero así lo quieren ellos. Continuando con mi presentación, les aclaro que soy alguien muy sociable y fiel, madura e inteligente, pero para mi desgracia: soy muy tímida. No puedo hablar con alguien sin sonrojarme o tartamudear. Amigos, pues… tenía uno, pero cambió completamente y no me agrada para nada, ahora no hablo con nadie, excepto por alguna obligación. Hasta hace poco todos me molestaban y se burlaban de mí, todo acabó al inicio de las vacaciones, pero éstas ya se estaban terminando: mañana empezaba las clases en aquella prisión llamada escuela.

– Cambié, así que nadie se atreverá a humillarme nuevamente – me sonreí en el espejo de mi cuarto, el cual es bastante grande por cierto.

Mi cuarto contaba con una gran cama estilo matrimonial, un closet a un costado de la cama, una mesa de luz, otra mesa para realizar mis tareas escolares, una gran alfombra de algodón de color bordó, un espejo de cuerpo completo colgado al lado de la computadora, había un escritorio con una computadora casi nueva, frente a la cama pero colocado en la pared había un LCD 47 pulgadas, tenía una repisa baja con libros escolares y otra más grande con libros, novelas, trilogías, etc., y finalmente mi lugar favorito de mi cuarto: la alcoba, era más bien un balcón con una mesa y una silla. Allí la brisa corría cálidamente mientras acariciaba suavemente tus mejillas, era una sensación de pleno confort.

Salí de mi habitación y fui a la cocina. Era pequeña pero contenía lo esencial: una heladera, un horno, unos muebles para guardar los objetos de cocina, entre otras cosas. De allí saqué unas galletas guardadas en un frasco y las comí.

– Creo que debería de dormir – fui al baño, me cepillé los dientes y fui a mi cama para dormir. Les contaré algo de mis antiguos años escolares. Antes era más bajita, plana, usé aparatos y era prácticamente una nerd, me molestaban demasiado a causa de ello. Pero ahora crecí gracias al gimnasio, mi busto creció repentinamente en estas vacaciones, los aparatos fueron retirados, pero gracias a Dios que mi inteligencia todavía está conmigo y no se ha ido.

Me desperté como siempre bien temprano, eran las 5:32 de la madrugada. Me levanté y salí al balcón unos minutos, respiré a gusto la fresca brisa que me era ofrecida e ingresé nuevamente al cuarto con energías renovadas. Apronté mi uniforme en la cama y me fui a bañar, luego volví a mi cuarto con una toalla tapando lo necesario y otra en el cabello.

– Bien… hora de cambiar – tomé un costurero guardado debajo de mi cama junto con la pollera. Le corté varios centímetros, porque por poco y me hago monja: me llegaba a las rodillas, incluso más abajo, ahora me queda 5 dedos por encima de ésta.

El uniforme consiste en una falda de color bordó oscuro, unos zapatos o mocasines negros acompañados de medias color bordó, una camisa blanca con el símbolo del colegio en el lado del corazón, una corbata corta bordó con dos franjas negras inclinadas, un pulóver bordó claro con el símbolo en el mismo lugar que en la camisa. El pelo puede o no ir atado en una coleta o trenza. Me puse el uniforme y dejé por primera vez mi cabello suelto, me llega por debajo del trasero.

– Las 6:27, es bastante temprano aún – suspiré y fui a la cocina para hacerme algo para desayunar. Al final, solo me hice unos sándwiches de jamón, queso, tomate, lechuga y mayonesa. Simple, pero delicioso. Al colegio ingresaba a las 7, pero igual se podía llegar más temprano, así que busqué mi mochila y salí directo a mi instituto.

Al llegar a la cuadra del edificio, mi cuerpo comenzó a temblar levemente y las ganas de volver a casa no me abandonaban. Suspiré y caminé con decisión.

– ¿Quién eres jovencita? – me preguntó educadamente el portero, él estaba por abrir las grandes rejas de este lugar.

– Soy estudiante de tercer año – le respondí – No puedo creer que no me reconocieras, me duele, Takanori-San – hice un puchero y él se volteó sorprendido a verme.

– ¿Amu-Chan? – me abrazó y yo se lo devolví con cariño.

– Que bueno que te acordaste –

– Cambiaste mucho – me sonrió y me miró con un brillo en su mirada. Yo lo quería como a un padre y él me quería como a una hija.

– Tenía que hacerlo alguna vez – reímos y nos despedimos, él tiene que seguir con su trabajo y yo con mi camino. Caminé por el desolado pasillo hasta mi aula, pero extrañamente, la luz del aula estaba encendida, entré y me sorprendí al ver a Ikuto Tsukiyomi, el más popular del año y mi ex mejor amigo.

– Amu – me miró sorprendido, no se si es por el cambio u otra cosa.

– Ikuto – lo saludé con seriedad. Fui hasta un lugar alejado de él y dejé mis cosas ahí, sentí que alguien se ubicaba al lado mío (los bancos eran dobles), miré y lo ví.

– Amu, quiero pedirte algo, pero por favor escúchame – observé su rostro. Antes era de facciones aniñadas y tiernas, pero ahora era de facciones sensuales y provocativas. El cambio era demasiado notable.

– ¿Cuántas veces tendré que decirte que no me busques?, no te quiero cerca de mí, ya bastante daño me has hecho – me crucé de brazos y lo miré con frialdad. Cuando era más chica, mi único apoyo era Ikuto. Él me acompañaba y consolaba cuando lo necesitaba, lo quería como a un hermano. Cuando se fue, o más bien se alejó, algo de mí se fue con él, fue un golpe bajo bastante duro.

– Por favor – llegué a notar desesperación en su tono de voz, era lamentable el estado en el que se lo veía ¿Dónde está el Ikuto que yo conozco?

– No – miré hacia el lado contrario a él.

– Por… favor – susurró en mi oído, me estaba abrazando de una manera muy comprometedora: una mano en mi cintura y otra en la nuca.

– ¡Ikuto! – me intenté remover, pero era imposible, él seguía teniendo más fuerza que yo.

– Solo escúchame – me miró y pegó nuestras frentes, ahí cerró sus ojos.

– Se rápido – bufé y lo dejé hablar. Dije que era tímida, pero con él seguía manteniendo mi actitud antigua.

– Quiero que volvamos a ser mejores amigos – sonrió tímidamente. Algo que me hizo doler. Él se alejó de mí sin consideración cuando éramos niños, ahora quiere volver a ser lo que antes… ¡No!, no volvería a dejar que decidiera sin mi decisión.

– ¡No! – gruñí con ira.

– ¿Por qué? – herido, así se lo veía.

– Me dejaste y ahora quieres volver, ¡No dejaré que me manipules a tu gusto Ikuto! – le grité llorando.

– ¡Se están abrazando! –

– Parecen muy cercanos –

– ¿Fueron novios? –

– ¿Quién es ella? –

– Esto es muy vergonzoso –

– Nos vieron – murmuró Ikuto sin dejar de ver mis lágrimas.

– Es… tú… culpa – le dije entre hipidos. Pareció compadecerse e hizo algo que me sorprendió de una manera escandalosa ¡Me besó en los labios! Hasta hace un rato me pidió ser amigos, pero ahora me está besando ¿Qué es lo que quiere?

– ¡No! –

– ¡Él es mío! –

– ¡¿Cómo lo hizo?! –

– ¡¿Cómo se atreve?! –

– Me parece que se enojaron nuestras compañeras – rió Ikuto sin dejar de mirarme con ternura, estaba muy sonrojada y tenía restos de lágrimas en el comienzo de mis pómulos.

– Maldito – era mi primer beso, el cual se me fue arrebatado.

– No es tu primer beso, es el mío, tú no has dado ninguno – me susurró en un intento de calmarme, pero eso hizo todo lo contrario.

– Tú… tú… – no podía dejar de temblar y las lágrimas me amenazaban nuevamente.

– Yo te besé – me besó la frente, cerré los ojos al sentir el contacto. Repentinamente, sentí que me jalaban con brusquedad así que abrí los ojos. Ikuto me llevaba fuera del aula, me alejaba de mis compañeros que no dejaban de mirarme. Cuando paramos, me di cuenta de que estábamos en el baño masculino, olía terriblemente a huevos ¡Wácala!

– ¿Qué hacemos acá? – miré nerviosa a todos lados ¿Y si entraba un alumno?, o peor ¿Un profesor?

– Tengo que hablar contigo sobre eso – seguramente se refería al beso.

– ¿Quiero que me explique el por qué me lo hiciste frente a nuestros compañeros? – le mandé en cara.

– Yo no iba a hablar de eso – me sacó la lengua – Te besé porque me llamaron la atención tus labios ¿Contenta? – me ruboricé completamente, él rió y me arrinconó contra la pared.

– ¿Qué haces? – lo intenté alejar, pero era obvia la diferencia.

– Tengo que decirte unas cosas… pero antes me gustaría probar otras – me susurró provocativamente en el oído la última oración.

– ¡Aléjate! – mis intentos seguían siendo en vano.

– Meter mi mano por ahí… saborear eso… tocar lo otro… mirar esto… poseer… marcar… ¿Qué más? – me susurraba mientras apretaba su cuerpo contra el mío.

– ¡Qué te alejes! – lo empujé, no muy fuerte, pero bastó como para separarlo de mí.

– Me salió salvaje – murmuró sin dejar de mirarme, corrí hasta la puerta pero unos brazos la cerraron de golpe y me rodearon.

– ¿Qué quieres? –

– Hacerte un montón de cosas – le pegué una cachetada que incluso e él lo sorprendió.

– Cierra esa boca, maldito depravado sexual – me escabullí y me alejé de él.

– Está bien, pero quiero que hablemos… sino te violo aquí mismo – dijo como si nada, restándole importancia.

– Está bien… ¿Qué quieres? – bufé. Hoy no era mi día.

– Pero antes quiero hacerte una proposición muy tentadora – me sonrió y no de la forma más inocente.

– ¿Cuál? – lo miré analizándolo.

– Quiero… – se me acercó y volvió a pegar todo su cuerpo al mío – Que seamos amigos con derechos… – mierda, definitivamente este no era mi día.

N/A: Esta es mi nueva historia. Ikuto va a ser alguien pervertido, posesivo, extremadamente honesto ¬u¬ entre otras cosas, y Amu tendrá que ser la que lidiará con él. Espero que les guste lo pervertido e.e porque es lo que más habrá en este fanfic.

Para saber más cosas, consultarme, darme las gracias o simplemente pedirme algo, ya saben que pueden dejarme algún comentario, el cual, responderé en el capítulo entrante. No se que más escribir, así que… saludos!