Capítulo 1
Procesos
…Debes de aprender cuando renunciar por aquel que amas…
-Para explicarle cómo comenzó todo debo de iniciar desde el principio, no me lo tome a mal; pero creo que esta platica sólo es una pérdida de tiempo. Pérdida de tiempo para usted y pérdida de tiempo para mí. ¿Cómo es posible que haya siquiera alguna posibilidad en superar mis demonios cuando no quiero superarlos?¿Acaso cree que es siquiera capaz de entenderme?-Le grité exasperada al hombre de la bata blanca que se decía llamar Alec.
Alce era atractivo para cualquier mujer común, pero cómo yo no era cualquier mujer, sólo me resultaba exasperante.
-Isabella, ya hemos pasado por esto muchas veces, si en verdad quieres ya no venir acá-decía señalando el consultorio donde cada semana iba a verlo. Aunque no resultara de mucha utilidad, pues me rehusaba a contarle algo a ese loquero.
Pero si lo veía de manera objetiva…esa era la respuesta para darle fin al más doloroso capítulo de mi vida.
-Bien- le respondí para empezar a contarle esa parte de mi vida que a nadie había sido siquiera capaz de hablar.
-A veces veo a la gente pasar a través de la ventana, maravillándome y a la vez asqueándome sobre la falsa felicidad que expresan, mentiras, secretos, engaños. Todo gira en cuanto a roles en esta sociedad podrida; me costó entender toda esa mierda durante mucho tiempo…quizá y sólo quizá si alguien me lo hubiese dicho antes…me hubiese ahorrado años de dolor…
Flashback
Era invierno, el frio calaba mi piel y hacia que titiritara mientras mi piel se congelaba, Busqué por todos lados a mi madre…todo lo que una niña de 5 años puede llegar a hacer por el miedo de que la hayan dejado o se hubiesen olvidado de ella. Cuando el pánico estaba en el punto más alto de aquella niña indefensa se encontró con un hermoso ángel de cabello cobrizo que le preguntaba ¿Hola? ¿Hola? Niña, ¿estás bien? M e cuestionaba asustado a lo que sólo pude responder con un seco No. A lo que el hermoso niño me vio con cara aún más alarmada si eso era posible, pero en vez de que me diera miedo; rompí a reír como nunca lo había hecho en mis cinco años de existencia
-¿Acaso te divierto?-preguntó con curiosidad, a lo que sólo pude responder con una sonrisa aún más grande si es que era posible
-Me llamo Bella y perdí a mi mamá-respondí con una pizca de melancolía
-Yo soy Edward, te ayudaré a encontrar a tu mamá- Decía en un susurro como si fuese el secreto más grande del mundo.
-¿Ha pensado siquiera en lo que una persona es capaz de soportar por amor Doctor? ¿Cuánto ha soportado usted?- Le pregunte saliendo de mi ensoñación, mirándolo mientras esperaba una respuesta a lo que él sólo negaba ladeando la cabeza.
-Bien, le contaré lo que yo estaba dispuesta a soportar por amor…
-¿Dónde putas estabas? –preguntó colérico ensoñación enfrentándome a la furia de Edward ahora de 22 años de edad. Su belleza de niño no era nada comparada con lo que ahora era un hombre alto, de espalda ancha y brazos trabajados gracias a años de gimnasia.
-¿He?-fue lo único que pude articular, sabía lo que pasaba cuando estaba de mal humor, era malo, hiriente, hipócrita y con una sed de venganza desconocida por no ser el centro de mi mundo aunque fuese sólo unos instantes.
-¡Te he preguntado que donde mierda estabas! ¿No sabes lo difícil que fue para mí verte abrazada de ese cabrón? -Exclamaba furioso mientras me agarraba del brazo ejerciendo la suficiente fuerza para saber que dejaría marcas.
-Tranquilo, no pasa nada entre él y yo, sólo es mi amigo-respondía con duda en mi oración, Jacob podría ser muchas cosas excepto "sólo amigo", era mi paño de lágrimas cuando Edward me hacía sentir mierda, era mi oso de peluche cuando regresaba colérica de una pelea con él, él era más que un amigo….era mi hermano. Pero jamás estaría encima de Edward, por mucho que lo quisiera, por mucho que lo amase, siempre "él" estaría encima de cualquier persona, incluso de mi familia.
-¡No has respondido a mi pregunta!- dijo incluso aún más furioso de lo que lo había visto alguna vez en mi vida.
-Ya, ya Edward. Prometo dejar de tener cualquier tipo de contacto físico con él- decía mientras intentaba tranquilizarlo. Porque si de algo estaba segura es de que prefería perder a mi amigo, a mis amigas, incluso a mi familia…pero nunca a él, sería cómo arrancarme el corazón con una herida que jamás cerraría.
Su ceño fruncido se relajó al percatarse de mi mirada y la manera en que lo tocaba. Creí haberlo murmurar muy bajito "Siempre" mientras que mi sonrisa favorita aparecía en su rostro; era una mezcla de ternura y malicia lo que la hacía irresistible.
-Te adoro-murmuraba de manera casi religiosa mientras me abrazaba por la cintura y besaba castamente mis labios, él siempre decía que para él yo era mucho más que un simple te quiero, más que un te amo y más que una obsesión. Y yo… yo lo quería más que a mi propia vida, más que al aire y más que al amor.
Lo intente abrazar, pero mis manos sólo llegaban a sus hombros mientras compartíamos besos de un amor obsesivo….en la línea de "Menos que un amor, más que un amigo".
Nuestro momento mágico fue interrumpido por el tono de mi celular, el tono de Bonita de Natalia Lafourcade hacía gala de la persona que me estaba llamado, con desgano fui a contestar.
-PASAME A EDWARD EN ESTE MISMO INSTANTE- gritaba con rencor Victoria, a lo que sólo susurre un "Si" mientras me encogía de hombros y le pasaba con desgano el celular a mi hijo del mal.
Sonreí al recordar ese apodo, mi pequeño saltamontes era una gama de muchas personalidades a la vez, lo que lo hacía único, inigualable e irrepetible.
-¿Quiere saber por qué le decía ese apodo- pregunte a carcajadas recordando aquellos tiempos donde era feliz.
-Por supuesto. Recordemos sólo lo que quieras recordar- decía mientras se inclinaba sobre su respaldo para darle un mayor énfasis a sus palabras
-Edward, ¡deja eso!- gritaba, en ese entonces teníamos 14 años mientras Edward le propinaba un golpe a Taylor por haberme quitado mi libro favorito.
-¡Maldito pendejo!- vociferaba Taylor por la humillación de que el niño rico Edward Cullen le había propinado una paliza a él, el que hasta ese momento era catalogado como el chico malo de forks.
-Seré pendejo, pero deja a MÍ bella en paz hijo de puta-gritaba Edward con odio plasmado en su voz. Sin esperarlo, le dio una patada en el culo dejándolo en el piso mientras me jalaba por el brazo.
-Vámonos- dijo con rabia mientras le hacía casi correr por los pasos tan largos que estaba dando.
Todo el trayecto nos la pasamos en silencio, un silencio sepulcral que no estaba dispuesta a romper, él era un exagerado de mierda que había hecho grandes las cosas y ahora tendría que esperar una reprimenda de nuestros padres, le reprochaba de un modo descortés.
-No seas pendeja Isabella- gritaba Edward llenando ese silencio sepulcral, voz que retumbo por todo el coche haciendo eco en mi cabeza, que de por si estaba en un momento de vulnerabilidad, ese grito me puso más sensible.
-¿Yo pendeja? ¡Pues tú eres un jodido hijo del mal! –respondí con toda la rabia que fui capaz de expresar.
De repente, el coche se paró de golpe y sólo quedó en el aire el sonido de nuestras respiraciones, Edward fruncía el ceño; e inesperadamente…rompió a reír tan fuerte que le estaban saliendo lágrimas en los ojos y yo… lo único que pude hacer es largarme a reír con él.
-Hay veces…donde uno es capaz de soportad incluso la humillación Doctor, donde la dignidad queda a un lado. Y aun sabiendo que está mal, eres incapaz de resistirte a la droga- le decía en un susurro a Alce mientras me sumergía en mis recuerdos…
-Hey, tierra llamado a Bella- Decía mi Adonis chasqueándome los dedos enfrente de mi cara, lo único que pude hacer fue reaccionar rápido y pasarle el teléfono
-Toma-le contestaba con desgano, cosa que él se dio cuenta
-¿Quién es? –preguntó con duda en sus ojos por el cambio de actitud que acababa de tener
-Tu novia-sentencie para después salir de la habitación, dándole la privacidad que necesitaba para platicar con ella…
