Este es el segundo fic que hago para subir… soy principiante en esto, así que no sé que cosas debo poner ni para qué… si alguien puede… me ayuda?? Aquí les dejo el primer capítulo de mi fic… espero que lo disfruten!!!
No me hables de amor no correspondido.
Complicaciones de un sueño.
Mientras la lluvia caía, la chica corría escapando del destino. Sus ojos derramaban gruesas lágrimas, y un susurro salía de sus labios. Ni se fijaba a dónde se dirigía, sólo corría por las calles de Konoha, por los caminos más solitarios y oscuros que conocía.
El chico caminaba por esos mismos senderos, tenía que comprar la comida para su perro, pero un olor a lágrimas le impedía seguir su camino; decidió seguir el rastro que dejaba, no era común que alguien llorara en esa ciudad, y menos que se movilizara con tal rapidez. No esperaba que la persona que buscara se diera de bruces contra él, y menos que fuera aquella que tanto amaba.
-Hinata, pero que…- La chica de ojos blancos lo miró con vergüenza y tristeza, le temblaron los brazos, y, entre sollozos, salió corriendo en la dirección contraria. El chico extendió su brazo derecho, como tratando de alcanzarla, pero sabía que era inútil.- ¡Maldición!- Dijo para sí mismo, mientras le pegaba un puñetazo a la pared más cercana.
Hinata seguía corriendo, dirigiéndose a aquel campo de entrenamiento en el que comenzó su vida como ninja. Miles de imágenes pasaron por su cabeza, todas mostrándole recuerdos antes agradables pero que ahora se le hacían dolorosos. Cayó al suelo de rodillas, y apoyó sus puños en el barro, cerrándolos con fuerza.
-"Soy una idiota¿cómo pude creer que Naruto-kun se fijaría en mí?... soy tan… tan… estúpida"- Golpeó su cabeza contra el suelo, no quería volver a ver tales imágenes en su cabeza, no más. Esa cara sonriente, esa mano que le ofrecía ayuda, ese cabello rubio, esos ojos celestes que la miraban con dulzura…
Con dificultad siguió el rastro del olor de Hinata, con la lluvia le costaba seguirla al ritmo en que ésta corría, y por la oscuridad no demoró mucho en que la perdiera de vista. Cuando logró encontrarla, se apresuró a llegar a su lado. Se notaba que estaba afectada, ni siquiera sintió la presencia del chico.
-Hinata… mejor vayamos a otro lado, no es bueno que estés aquí con esta lluvia… ven conmigo.- Extendió su mano hacia ella, la cual sólo lo miró a los ojos y agachó la cabeza.
-Kiba-kun… no… no… - sus palabras fueron interrumpidas por gritos ahogados en llanto y con estrépito cayó totalmente al suelo.- no te preocupes por mí, sólo déjame sola un rato… atachi… atachi wa…
-Ni lo pienses, tú vienes conmigo por las buenas o por las malas.
-K-Kiba-kun…- Antes de que pudiera terminar su diálogo, el Inuzuka se agachó y la tomó en sus brazos, ignorando sus palabras, no podía dejar que ella quedara en ese estado, y menos bajo la lluvia.- ¿P-Por qué te preocupas por mí?- Se resignó a ser llevada por él. Lo abrazó mientras seguía llorando y siendo transportada.
-Porque… somos amigos¿no?- Amigos… se supone que esa palabra no es causal de nostalgia… pero ¿por qué le dolía tanto decirle eso a Hinata? Porque, claro, sabía que nunca podría llegar a ser más que un simple amigo.
Kiba siguió caminando con la chica en sus brazos. No sabía qué era lo que más lo entristecía, si ver a Hinata llorar o que fuera por culpa del amor que sentía por otro hombre. En el camino pudo divisar una casa de madera oscura, en ella, unas luces la iluminaban desde adentro, e irradiaban calor y conformidad. El muchacho entró en la casa, y al ver a su hermana a punto de decir algo, le dirigió una mirada seca y cortante, dejándola con cara de preocupación. Dejó a la chica sentaba en el sillón de la sala de estar, y con palabras suaves le pidió a su hermana que los dejara solos.
-Hinata, si puedes, dime qué fue lo que pasó…- El Inuzuka posó sus manos sobre sus hombros, tratando de llamar su atención.- Dime quién fue el que te hizo llorar.- Kiba siempre supo lo que pasaba, pero no quería contarle a Hinata, ella no le entendería.
-N-Naruto-kun… lo vi… estaba con Sakura-san… él… -Se vio interrumpida por más sollozos. Aquella situación estaba incomodando a Kiba, sus intentos de ocultárselo habían sido un fracaso total.- él… la estaba besando.
Listo, ya estaba. El mundo se le derrumbó a sus pies. Desde ya unos meses que Naruto y Sakura estaban saliendo, pero no podía decírselo, ella nunca le creería, y no podría aguantar que ella se enojara con él. ¿Qué podía hacer? De todas formas, no podría evitar su sufrimiento.
-…-
-Yo… creí por un momento… ¡Soy tan tonta!... cómo él se fijaría en alguien como yo…
-No te eches la culpa, esto…
-¡¿Cómo pude creer que él se fijaría en mi?!¡No le importo a nadie!- Dijo interrumpiendo al chico. Se tapó los oídos con las manos y trató de deshacerse de las manos del Inuzuka de sus hombros. Al ver tal reacción, Kiba, con mucha pena, le dio una cachetada para poder tranquilizarla.
-¡Deja de decir eso! A mí me importas.- Sus mejillas se sonrojaron levemente, pero más que por sus palabras, era por rabia, por olvidarse que el mundo no es sólo Naruto.
-G-Gomen Kiba-kun…
-Que va, sólo déjame decirte algo, no por lo que haya sucedido no eres importante, nunca dejarás de serlo.-Hizo una pausa.- Estás empapada, te enfermarás, si quieres puede usar el baño, le pediré toallas limpias a Onee-san y algo de ropa limpia, para que puedas volver a tu casa.- Se apartó de la chica y subió a su habitación.
Hinata se quedó un rato sentada en la solitaria sala. Jugaba con sus dedos, como siempre lo hacía, pero más lentamente. Recordó la cachetada que le dio Kiba, y se llevó su mano izquierda a su mejilla. Estaba helada, y se dio cuenta que si seguía así conseguiría enfermarse. Se levantó del sillón y caminó al baño. Sabía perfectamente su ubicación, desde pequeña que había ido a la casa del chico, podría decir que se la conocía de memoria. Dentro del baño, unas toallas limpias y unas ropas la esperaban sobre el váter. Se sacó la chaqueta empapada, la camiseta y los pantalones, seguido por su ropa interior, y las dejó en el cesto de la ropa sucia. Se encaminó a la ducha y se sentó en el banquete que estaba bajo la ducha. Se enjabonó con cuidado y abrió el grifo. Cerró sus ojos al sentir el agua caliente caer tan suavemente sobre su cabeza y sus hombros, y sin quererlo, la imagen de aquel beso invadió su mente.
-No, deja de pensar en eso.- Se vio diciéndose a sí misma, mientras cerraba el grifo y se metía a la tina. El agua caliente la dejó pensar más tranquilamente la situación, y, después de un largo rato, decidió salir y volver a su casa. Su Ottou-sama se enojaría si llegaba muy tarde, y no podía aprovecharse tanto de la familia Inuzuka, así que salió de la tina, se vistió y se dirigió a la habitación de Kiba. Llamó a la puerta, pero nadie respondía, así que decidió abrir lentamente la puerta.- K-Kiba-kun… Puedo…- Se encontró con el chico profundamente dormido, acostado de lado y con sus manos bajo su cara. No quiso interrumpir su sueño, abandonó la habitación con cuidado y de fue de aquella casa, para volver a la suya.
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