Disclaimer: los personajes no me pertenecen. :)

Para mi gemelis Shiorita, espero que te guste y se parezca aunque sea un poco a lo que querías :)

Basado en la frase "Nobody said it was easy. No one ever said it would be so hard." de The Scientist-Coldplay, porque resume perfectamente a Katniss y Peeta después de todo lo que pasó en Sinsajo. SPOILERS DE SINSAJO.


Es una mañana de invierno, no de las mezcladas con ceniza, porque las minas ya no existen y el viento no puede arrastrar aquella polvareda. A Katniss le gustan éstas mañanas, porque son tan, tan diferentes a las otras. Le facilitan olvidar, seguir adelante.

La casa se mantiene caliente por el fuego que desprenden los hornos donde se está cociendo el pan. Y, por la ventana de la sala de estar, puede contemplar a un gato tratando de atrapar un pájaro en el jardín.

Todo es normal.

Lo es hasta que alza su vista y se encuentra la imagen de Peeta sentado sobre el sofá, contemplando sus manos con una expresión de terror tan profunda que a ella le recuerda de otros tiempos. Rojo carmesí en sus palmas, pincel y espátula en el suelo. El caballete a poca distancia, justo la necesaria para que la luz ilumine el retrato.

-Peeta-susurra, por lo bajo.

Él la mira, intentando concentrarse en ella, en un punto fijo que haga que todo deje de moverse y brillar tanto.

-No es sangre, ¿real o no?- exclama, casi grita. Las palmas le tiemblan, su rostro palidece.

Katniss toma el agua para limpiar los pinceles del pequeño jarrón y sumerge su pañuelo en ella. Mientras frota la tela tan fuerte sobre la piel de Peeta que se la deja irritada, le dice, una y otra vez:- No es real, Peeta, no es real.-

Su voz se rompe, e intenta mirarlo directo a los ojos, respirar profundamente y contar hasta tres, porque siente que se hunde también.

Nadie les dijo que sería fácil, pero tampoco nadie les dijo que sería tan difícil.

Al menos, piensa cuando sus ojos vuelven a enfocarse y permite que el muchacho la abrase (ella sentándose sobre las piernas de él, su cabeza descansando sobre el hombro de Peeta mientras éste coloca cuidadosamente su mano contra su abdomen), se tienen el uno al otro, y eso es más que suficiente.

Es lo que hace la diferencia, lo que la mantiene cuerda.