Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Marvel o, al menos, la mayoría.
Resumen: Beth había conocido a Steve Rogers antes de la batalla de New York e incluso mucho antes de que él se convirtiera en Capitán América, aunque eso no es algo que ella debería decir a nadie—"Somos reales"—dicen al mismo tiempo, observando el mundo a través de los ojos del otro, un mundo separado por poco más de setenta años
Notas de la Autora: Éste es el primer fanfic que escribo sobre los Vengadores, específicamente, sobre Steve y la culpa es de la película "In your eyes", no soy alguien que guste de ver películas románticas, lo crean o no, suelo evadir lo más que pueda éste tipo de películas, sin embargo, termine atascada en un fin de semana con mis primas adolescentes y, no lamento nada, la pizza fue excelente y la película adorable.
Y además, después de ver las escenas suprimidas de los Vengadores termine con una extraña necesidad de saber más acerca de Beth, la mesera que atendió a Steve en el restaurante. A mi me hubiera encantado que Cap aceptara el consejo de Stan Lee y le hubiera preguntado su teléfono. Lastima.
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En su mirada
By
The night of the Rabbit
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Prólogo
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Beth tenía diez años la primera vez que lo sintió.
No fue agradable, para nada, aunque tampoco es que hoy en día ella recuerde mucho de lo ocurrido, es más una pesadilla lejana que un recuerdo y eso está bien, después de todo hay ciertas experiencias que no necesitan, ni deberían ser conservadas. En otras ocasiones, el desempolvar dichos recuerdos puede ahorrar muchas preguntas, pero ¿Qué puede saber una pequeña niña sobre estos temas?
Beth respiró hondo, sintiendo el aire cálido del verano llenar todo su pequeño cuerpo, sus manos sudaban y su estómago se sentía pesado y de vez en vez le parecía que el cereal que había comido por la mañana intentaba hacer una asquerosa huida a través de su boca. No se sentía bien.
— Elizabeth Eden, al frente y victoriosa.
Al frente y victorioso, era la porra del equipo de futbol americano. Ha luchar, a ganar, hacia adelante siempre avanzar.
Avanzar, si, ella tenía que ir al frente. Inhaló y exhaló, y con el corazón martillándole los oídos, comenzó a caminar hacia el centro.
Ésta bien.
Todo estará bien.
Había estado practicando casi un año su rutina y era fantástica, bueno, su madre era la única que la había visto pero Beth se sentía feliz y satisfecha con los resultados, este año, de seguro, lograría entrar por fin al equipo de porristas. Suspiró.
— Comienza cuando quieras, Elizabeth—Pidió la entrenadora mientras la miraba sin demasiado entusiasmo pero Beth no se sintió ofendida, después de casi cinco horas de audiciones era normal que la mujer estuviera cansada. Elizabeth forzó una sonrisa.
Se colocó en posición y con un pequeño movimiento de cabeza dio señal para que reprodujeran la canción con la que llevaría a cabo su número. La entrenadora bostezó. La sonrisa de la niña decayó unos segundos. Al frente y victoriosa.
Victoriosa.
— ¡No!—Exclamó a todo pulmón causando que la entrenadora y su asistente se sobresaltaran.
Beth cayó al piso, sentía un calor agobiante en la mejilla y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
— Linda ¿Estas bien? ¿Quieres tomar un descanso?
Ella negó e intentó levantarse, un extraño sabor metálico comenzó a inundar su paladar. Victoriosa, al frente y victoriosa. Se levantó con notable esfuerzo, su cuerpo se sentía caliente, como si hubiera estado corriendo con todas sus fuerzas, podía sentir el sudor resbalar por su espalda y sus piernas cansadas. Cerró los ojos con fuerza y los murmullos a su alrededor comenzaron a subir gradualmente de volumen.
— Creo que deberíamos llevarte a la enfermería—Comentó la asistente acercándose a ella. Elizabeth tembló.
Los murmullos se convirtieron en gritos y todo a su alrededor se tornó borroso, como si de pronto estuviera viendo a través de la lente mal enfocada de una cámara. Todo era extraño, las cosas frente a ella comenzaron a pasar de forma muy rápida, alguien quería hacerle daño pero no podía ver a su atacante, miro a su alrededor confundida, todo era gris, marrón y olía a desperdicio, en un segundo no se encontraba en el gimnasio sino en un especie de callejón con un grupo de chicos gritando y haciendo ademanes violentos hacía ella.
— ¡Basta!—Exclamó cuando sintió a alguien sostenerla con fuerza. Comenzó a patalear y a gritar, mientras varios puños se cernían sobre ella, sintió dolor en varias partes del cuerpo y el aire comenzó a escasear causando que el dolor en su pecho ganara terreno sobre todo lo demás mientras observaba indefensa el rostro sucio de un chico desconocido que parecía ser unos años más grandes que ella.
— Te lo advertí la última vez, Rogers—Gruñó el chico entre dientes—Debiste a prender tu lección.
Beth gritó mientras veía el puño dirigirse a su cara.
Después, todo fue oscuridad.
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