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-Hermione –saluda Harry sentándose junto a ella.

-¿Cuándo has llegado? –pregunta sin levantar la vista del libro.

-Acabo de aparecerme y te he visto sentada bajo el árbol –sonríe.

-¿Qué tal en el Ministerio?

-Bien, sólo necesitaban más detalles sobre el viaje que hicimos… -explica -¿Cómo ha estado esto?

Apenas ha pasado un mes desde la guerra. Tanto Harry como Hermione, decidieron quedarse en la Madriguera para ayudarles a superar la muerte de Fred. Pero no estaba resultando nada fácil.

-La señora Weasley se ha levantado y ha estado hablando con George sin ponerse a llorar… nos ha sorprendido mucho a todos. Sobre todo a George.

-No me extraña… El pobre ha necesitado mucho a su madre –suspira -¿Y Ron?

-Creo que en su habitación –suspira y cierra el libro –Hoy no ha salido. Pero Ginny está bastante bien. Ha estado riéndose con Teddy.

-¿Teddy está aquí?

La chica asiente con la cabeza.

-Andrómeda vino esta mañana y lo trajo –el chico se remueve con fastidio –Tranquilo, dice que puedes ir a verlo cuando quieras.

-Iré mañana seguramente, ¿quieres venir? –propone.

-Me encantaría, pero tenía pensado ir a ver a Kingsley –dice sin mirarlo –Aun no me han dicho nada sobre mis padres… quiero saber qué pasa…

Cierra los ojos con fuerza para evitar que las lágrimas salgan. No obstante, no puede evitar poner una mueca que hace que su amigo se sienta incómodo. Se ha acostumbrado mucho a esa sensación. Se culpa por todas las muertes de la guerra. Y que una de ellas haya sido la del hermano de su mejor amigo, el hijo de la mujer que siempre lo quiso como un hijo, un miembro de la familia que lo ha acogido todos los veranos, no hace sino empeorar las cosas.

-Lo siento mucho Hermione –asegura –Nunca debí dejar que vinieses conmigo.

-No digas tonterías Harry, no lo habríais conseguido sin mí –se burla.

-Eso seguro… recuerdo que una vez que intenté dejarte Ron me dijo eso mismo –ríe. Al momento pone cara de horror –No le digas que lo he dicho. Prometí no hacerlo nunca.

Hermione suelta una risita.

-Puedes estar tranquilo.

-Gracias… Oye, sabes que no me gusta el tema, aunque estoy totalmente feliz con ello y tal pero, ¿cómo van las cosas entre vosotros? No os veo muy… muy…

-No van supongo –lo interrumpe. Harry se lo agradece interiormente, no sabía cómo acabar la frase.

-¿Por qué no?

-No es el momento Harry, no ahora, no puedo pedirle nada –explica –Lo de Fred aún está muy reciente.

-Pero… tú me convenciste para que hablase con Ginny –dice confundido.

-Es distinto. Ella no te había visto en un año, te necesitó y no estabas y, después, lo de su hermano… No podías no estar con ella, se lo debías. Y también a ti mismo.

-¿Cuál es la diferencia? Vosotros no estuvisteis juntos mientras viajábamos. Es más, te recuerdo lo que ocurrió en la última Navidad –dice refiriéndose al momento en que Ron los dejó.

-Me acuerdo perfectamente, gracias –responde con frialdad.

-No, no, no me refiero a que él se fuese sino al hecho de que tú sufriste mucho su ausencia… Y fue tu voz la que le guió para volver… y lo que ocurrió en la Mansión de los Malfoy… yo estuve con él, Hermione, yo lo vi… y te puedo asegurar que te necesitaba.

Un suspiro escapa de los labios de Hermione. Harry pierde la esperanza cuando la ve negar con la cabeza. Siempre ha sido muy cabezota.

-Harry, no puedo hacerle eso… No puedo pedirle nada a Ron en este momento, aunque sea lo que más deseo… Ahora mismo me hace mucha falta, necesito que esté conmigo, llevamos aquí un mes y mis padres no dan señales de vida… La situación me supera y me culpo por ello. Yo hice el hechizo para borrarles la memoria Harry. Y no sabía cómo, era la primera vez… ¿y si les hice algo? ¿Y si no recuperan su memoria nunca? ¿Qué pasa si los encuentran y no pueden recordarme? –solloza.

-Ey, Hermione –le pasa un brazo por los hombros y la atrae hacia sí mientras ella sigue llorando –Eso no va a pasar, eres una bruja magnífica, la mejor que se ha visto en mucho tiempo. El hechizo estará perfectamente realizado y se podrá revertir. No te preocupes… y de verdad que creo que deberías hablar de esto con Ron.

-¿Hablar de qué? –ambos se sobresaltan y se separan rápidamente. Ron los mira con las manos metidas en los bolsillos. No parece molesto por la actitud cariñosa que mostraban. Más bien parece preocupado -¿Estás llorando?

-Yo… os dejo solos –dice levantándose.

-Ginny está con las gallinas Harry –el moreno asiente con la cabeza y se dirige hacia allí –Eso quiere decir que quiero verte solo en mi habitación cuando regrese. ¡Bien lejos Potter!

El chico hace un gesto con la mano mientras sigue andando y el pelirrojo suspira frustrado. ¿Por qué nunca le hacían caso esos dos? Sin embargo ahora tiene cosas más importantes de las que preocuparse. Hermione se ha limpiado las lágrimas de la cara e intenta adecentarse el pelo. El chico sonríe. Eso es tan imposible como intentar peinar a Harry. Se sienta con ella bajo el árbol.

-¿Qué pasa? –pregunta.

-No es nada, tranquilo –sonríe -¿Qué tal estás?

-Eso no es importante Hermione, ¿qué te pasa? –vuelve a preguntar -¿Has vuelto a tener pesadillas?

-¿Cómo sabes que tengo pesadillas? –pregunta sorprendida. El chico se encoge de hombros.

-Porque yo las tengo, Harry las tiene, y Ginny me dijo que tú también las tenías –explica.

-Oh… No, no son las pesadillas…

-¿Entonces?

-Mis padres –suspira.

-¿No se sabe nada? –ella niega con la cabeza -¿Qué piensas hacer?

-Me gustaría hablar con Kingsley mañana…

-Creo que es lo mejor… iré contigo, ¿de acuerdo? –le acaricia el pelo.

-Ron, no tienes que venir si prefieres quedarte con tu familia –dice intentando buscar las palabras adecuadas para no se ponga mal por la muerte de su hermano.

-De eso nada, quiero ir contigo- le acaricia la mejilla, lo que provoca un temblor en la chica –Si es necesario me voy contigo a Australia y rebuscaremos debajo de cada piedra hasta dar con tus padres –asegura.

-Ron… -solloza. Se echa encima de él sin parar de llorar. Tras recuperarse del sobresalto provocado por la emotividad de su amiga, el pelirrojo la abraza mientras la acaricia y susurra frases de ánimo.

Poco a poco, los sollozos y gemidos de Hermione se van apaciguando. No obstante ninguno de los dos se separa. El chico aprovecha que no puede verla para decirle algo que lleva queriendo decir desde hace bastante.

-Hermione, ¿puedo hacerte una pregunta? –la chica hace un ruido de conformación -¿Qué fue el beso?

La chica levanta la cabeza para poder mirarle a los ojos.

-No tenemos que hablar de eso si no quieres –asegura.

-Si no quisiera hablar de ello no te habría preguntado… oye si lo hiciste por impulso y prefieres olvidarlo, lo entiendo yo… ¿dónde vas? –Ron se la queda mirando mientras ella se incorpora y se pone de pie.

-¿Sabes? Es muy típico de ti, si algo te incomoda le echas la culpa a otro, ¿qué quieres oír? ¿Qué fue un impulso? ¿Qué me arrepiento? ¿Qué nos hemos pasado coqueteando descaradamente desde sexto curso pero yo sólo te he seguido el rollo porque me aburría? ¿Eso quieres? –el chico también se levanta, sus orejas de un rojo tan intenso como su pelo.

-Pues no, no es eso precisamente lo que quiero escuchar –asegura –Pero si es lo que tú sientes, por mí está bien…

-¿Está bien? ¿Así de fácil? –pregunta incrédula.

-No está bien, pero si no sientes lo que yo, ¿qué quieres que haga?

-Entonces, ¿para qué demonios te pones celoso siempre? ¿Por qué te fuiste cuando pensaste que yo estaba con Harry? –grita.

-¡Porque pensé que tú sentías algo por mí!

-¿Y qué te hace pensar ahora lo contrario?

-¡Que aún no me has contestado a mi pregunta!

A estas alturas de la discusión, los dos están rojos y respiran agitados. Sin embargo, Hermione respira hondo y cierra los ojos para relajarse. Unos segundos después los abre. No era así como quería que transcurriese esa conversación. Y estaba claro que debían tenerla.

-Oye… yo te besé… no voy a solucionártelo todo… así no va a funcionar nada –asegura- Yo me lancé sin saber nada. Te toca a ti arriesgarte a hacer algo, con todo lo que ello conlleva.

Ron la mira, confuso. Esperaba que en la discusión ella revelase algo de sus sentimientos y así sería más fácil. Pero nunca es fácil engañar a Hermione Granger. Suspira y desvía la mirada de ella.

-Te dije que no deberíamos haber tenido esta conversación –susurra –Aún no estás listo.

-Hermione… la muerte de Fred siempre va a estar con nosotros –parece que cada palabra que pronuncia le duele horrores. La chica se acerca a él –Pero… eso no nos puede impedir seguir hacia adelante. Y… y yo… tengo claro lo que quiero en mi camino…

-¿Qué? – pregunta ella en voz baja.

-A ti –vuelve a ponerse rojo –Si te he preguntado es porque… tú también mereces seguir tu camino y lo que más quiero es que seas feliz y si no es conmigo pues mal, ¿no? Pero ya sabes…

Comienza a balbucear cosas sin sentido pero Hermione está feliz. Al menos ha conseguido saber que quiere estar con ella. Sonriente se acerca más a él. Ron deja de hablar al percibir la cercanía de su amiga. También sonriendo, acaricia su mejilla, bajando la mano hasta llegar a la barbilla y atraerla hacia él. Los labios de él sobre los de ella. Miles de descargas recorriendo sus cuerpos. Sensaciones entremezcladas. Se mueven suavemente. En algún momento, el pelirrojo la toma por la cintura para atraerla más hacia él. Ella pone las manos en su cuello. Se separan, se miran y sonríen. Vuelven a besarse. Hermione abre su boca para permitir el paso de la lengua de Ron. Se saborean con tranquilidad. Una lengua contra otra. Cuando el aire les falta, vuelven a separarse. La chica esconde su cara en el cuello de él.

-¿Qué va a pasar ahora? –pregunta el chico.

-¿Qué quieres que pase?

-Bueno, ¿qué se supone que somos?...

-Eso depende –sonríe -¿Qué quieres ser?

-No me lo vas a poner fácil, ¿verdad? –él también sonríe. Hermione niega con la cabeza –Bien- la separe un poco de sí mismo para poder mirarla –Hermione, después de todo lo que hemos pasado, y ahora que podemos, ¿te gustaría salir conmigo?

-Sí que quiero –ríe.

-Pero… como mi novia, ¿no? –pregunta indeciso. Ella suelta una carcajada y le da un beso en los labios –Me lo tomaré como un sí…

Un par de horas después, ambos siguen sentados bajo el mismo árbol, hablando sobre todo lo que ha pasado y pensando en el futuro.

-Ron… -el chico la mira –Cuando te fuiste… fue la peor sensación de mi vida…

-Lo sé –se remueve incómodo –No quise… de verdad que no… tampoco fue muy grato para mí…

-No vuelvas a hacerlo…

-Nunca, te lo prometo.

Y mientras el sol se pone, los dos chicos sellan una promesa con un beso.