Capítulo Único

Debilidad y Tentación


Silencio. Bendito silencio. Hacía días que no existía a mi alrededor, todo se había convertido en un caos de gritos y llanto incontrolables que no me permitían concentrarme, así que aprovecharé este pequeño instante de paz y soledad para poder disfrutar y estar contigo hasta saciarme de ti.

Me deslizo desde mi habitación hasta las escaleras como una sombra en la penumbra que provoca el atardecer, mis pies me llevan sigilosamente a donde sé que te encuentras, donde yo mismo te oculté presa del pánico, sabedor de que si te hallaban jamás serías para mí, tendría que compartirte y eso no lo permitiría.

Detesto tener que ocultarme en mis propios terrenos pero, si deseo tenerte aunque sea sólo por un instante, con gusto lo haré, me esconderé para deleitarme en ti. Un grito lejano me detiene a mitad de la escalera erizando mi piel, avanzo agudizando mis sentidos sobre el frenético latido de mi corazón, debo apresurarme para llegar a ti en este momento pues quizás, ya no tendré otra oportunidad.

Al llegar al rellano, una luz plateada que toma forma rápidamente ilumina el corredor, de las fauces de la creatura sale un anuncio, un ultimátum, tengo límite de tiempo. "Una hora" anuncia la pequeña nutria moviendo grácilmente sus bigotes, girando en el aire como si nadara con agilidad hasta disolverse. Sonrío inevitablemente, pues nos han regalado una hora sin molestas interrupciones, una hora para mi goce personal que no pienso desaprovechar.

Más calmado y con paso ligero entro a mi santuario personal, un lugar donde sólo yo puedo entrar sin la amenaza de ser molestado, donde puedo refugiarme en mi preciada soledad y donde ahora te encuentras tú. Pero… ¿sabes?, es injusto, has estado aquí demasiado tiempo, quizás deba llevarte a otro sitio donde estemos más cómodos. Aunque… ¡NO! Mejor no, sería arriesgarme demasiado, te descubrirían y te arrancarían de mi lado.

Te dejo de nuevo en tu sitio, una vocecita en mi interior me dice que me aleje, que lo que existe entre nosotros está mal pero no puedo hacerlo, me tienta todo de ti, tu mera presencia me hace desear tenerte entre mis manos para dejarme llevar por todo tu ser. En un arranque de locura y desesperación te arrastro hasta ese viejo sillón en el que tantas veces me acurruqué pensando en ti; sentado en él, gozaré de todo lo que me puedes dar y de todo lo que siempre quise tomar.

Tomo asiento mirándote de nuevo, otra vez esa vocecita me dice que no lo haga, que está prohibido y no sé qué hacer. Me siento frustrado, mi sentido común se debate férreamente contra mi deseo haciéndome enfurecer y tú tienes la culpa. ¡Tú y sólo tú eres responsable de causar tantas dudas!, sólo tú puedes despertar esta sensación de debilidad y tentación. Y me enfurezco aún más, al punto de querer lanzarte lejos de mí, de hacerte daño, de romperte en pedazos.

Te observo con desdén y rabia, con esa fría mirada dedicada sólo a mis peores enemigos odiándote por hacerme esto, por doblegarme hasta el punto de no poder controlarme, de desear desnudarte por completo. Si el Señor Tenebroso te hubiera conocido habría hecho de mi un guiñapo, un fiel sirviente sin más. Pero quiero que lo sepas, él no pudo conmigo así que tú tampoco podrás. No me doblegarás, no caeré en tu juego de seducción, por qué eso es lo que haces, seducirme con descaro y sin pudor. Estoy decidido, volverás al encierro del que no debí sacarte y ahí permanecerás hasta que yo lo diga.

Te tomo entre mis manos con violencia y tiemblo, no me atrevo a lastimarte. Te sostengo con delicadeza mientras mis ojos se clavan en ti sin ningún recato perdiendo la noción del tiempo. Y siento mi debilidad ganar, la tentación es muy grande, ahora que te tengo así ya no puedo luchar más. Me has vencido, me has seducido, sabías que no me resistiría demasiado y fuiste paciente, esperaste por mí.

Mis dedos temblorosos recorren tu figura y comienzan a desnudarte con lentitud, las yemas de mis dedos entran en contacto contigo, puedo sentir tu suavidad, tu aroma inunda mi nariz y abotaga mis sentidos. ¡Por Merlín! Me tienes tan perdido. Acorto las distancias, mis labios se acercan peligrosamente y te prueban, eres tan dulce, tan suave. Puedo sentir tu sabor en cada rincón de mi boca llenándome de ti, enervando cada poro de mi cuerpo.

Me dejas recorrerte sin protesta, deshaciéndote ante mi toque, ante mi lengua inquieta que no se cansa de tu sabor. Mis ojos se cierran de tanto placer que me da el tenerte, si hace unos años te hubiera conocido, mi vida hubiera sido quizás más dulce, más plena, pues cada vez que te tengo me haces tan feliz. Un grito frenético me interrumpe cuando casi he terminado contigo. Alguien se acerca corriendo para detenerme, para alejarte de mí y eso no puedo permitirlo.

Me pongo en pie de un salto y te sujeto con fuerza, sólo la franca barrera que supone mi sillón te mantiene conmigo, a él me aferro como si mi vida dependiera de ello. Me juro que NO te arrancarán de mi lado sin importar quién me lo exija. Unos ojos suplicantes se clavan en los míos, me miran expectantes, implorantes, llenos de un brillo desquiciante, un brillo que apela a mi humanidad, a mi buen corazón.

Pero NO. Me digo a mi mismo que yo no tengo corazón, que en el fondo aún soy un mortífago cruel y despiadado que se niega a tener redención, que se niega a doblegar su orgullo y dignidad ante esa mirada cargada de súplicas mudas, ya lo hice ante ti y no pienso volver a caer. Sigo inmóvil, mi vista aún se encuentra clavada en esos ojitos color caramelo que me siguen observando suplicantes y anhelantes, saben que voy a ceder tarde o temprano y esperan pacientemente.

Otra presencia se siente en la habitación, por el rabillo del ojo puedo verla de pie en el marco de la puerta observando divertida la escena. Maldigo en mi interior, me han descubierto, te observan entre mis manos obligándome en muda exigencia a que te deje ir, a que te comparta. Desvío mi mirada un segundo hacia la otra persona y luego hacia ti y suspiro. Te extiendo hacia esos ojos acaramelados que ahora brillan de júbilo. Te toman con delicadeza y veo cómo te alejas con dirección a la escalera y de nuevo exhalo un suspiro largo y profundo.

La risita proveniente del marco de la puerta me hace girarme culpablemente derrotado y menear la cabeza, sabía que tenía poco tiempo para disfrutarte completamente y no supe aprovecharlo, a final de cuentas te perdí aunque no me arrepiento, fue bueno mientras duró, durante un breve instante me hiciste muy feliz.

Camino hacia la puerta y abrazo a mi esposa quien se ríe como una nenita traviesa. "Sabes que no debes comer chocolates antes de la cena". Entierro mi cabeza en el hueco de su cuello y gruño un "Lo sé" en descontento. Hermione es muy estricta con mi dieta. Me separo con lentitud y me pierdo en sus ojos color caramelo tan idénticos a los de mi hija, unos ojos que minutos atrás me vencieron suplicando pacientemente y vuelvo a suspirar.

"!Es injusto, ella siempre me regala ese chocolate y siempre llega a tiempo para robarme los últimos trozos!". Mi desasosiego halló escape a través de mi boca con franco reproche mientras Hermione se ríe por lo bajo y limpia los restos de chocolate blanco y galleta que asoman en la comisura de mi boca. La siento bajar su mano y rebuscar en su túnica mientras una mirada pícara asoma en sus ojos.

"¡No hagas berrinche!, si te portas bien…", la frase quedó en el aire mientras su mano se agitaba suavemente. Y entonces mi corazón saltó. Ahí en su mano estabas tú, pequeño chocolate blanco con galletas que me enloquece, seduciéndome con total descaro tras tu envoltura blanca donde la palabra Hershey's se lee descaradamente. Me vuelves a doblegar y te tomo entre mis manos exhalando un gemido de feliz glotonería sabiendo que después de mi Hermione, sólo tú eres mi Debilidad y mi Tentación.


Notas de Autor:

Ok… aquí les dejo esta pequeña locura que cruzó mi mente hace un par de años después de encontrar la imagen que corona esta historia. Sé que varios ya la tenían agregada bajo el pseudónimo de JenRmzA, pero en estos días que he vuelto a leer mis historias me di cuenta que todas necesitan una re-edición profunda y de paso cambios en mi perfil. Les confieso que, al igual que hace años, me comí dos Hershey's Cookies & Cream de puro antojo jajajajaja… Espero de todo corazón que los cambios sean de su agrado y sí es la primera vez que la leen que la disfruten tanto como yo lo hice al modificarla.

La imagen como dice en el resumen le pertenece a Shinigami Liliz Black, la cual me permitió muy amablemente utilizarla. Ella tiene varias historias en inglés y español aquí en FF, el link de su perfil lo pueden encontrar mi Bio. Como siempre, el universo de HP le pertenece a J.K. Rowling y a sus asociados.

Por último, RECUERDEN que debemos RESPETAR el trabajo de los demás escritores, bueno o malo, se esforzaron mucho por escribir, así que les pido que conozcan la "Campaña LeFay" que también se encuentra en mi perfil. Jen…