Disclaimer: El manga de Junjou Romantica pertenece a Shungiku Nakamura.

Advertencias: AU, Lime, Muerte de personajes, Personajes OC, Yanderismo (?)

Aclaraciones: - La temática de los capítulos estarán inspirados en la "Tabla de Géneros" de Musa Hetaliana.

- Serán episodios que no tendrán una continuación con el siguiente.

- Por los diferentes géneros tratados, prevalecerá el AU.

- Si hay referencias de alguna clase, se aclararán al final del capítulo.

- La advertencia de "Personajes OC" es por mi inexactitud al tratar las personalidades de los protagonistas, pero en medida de lo posible se evitará.

- En estas historias la pareja principal por excelencia será "Junjou Egoist", aunque la participación de los otros personajes no será extraña.

Sin más que decir, y luego de muchísimo tiempo sin pasar por esta sección, espero disfruten la lectura :DDD

¡Gracias! Owari.


"Back to You"


01# Drama


Hubo muchas cosas de las que nunca estuvo seguro. Banalidades, inseguridades, dudas estúpidas y caprichos que, en retrospectiva, de verdad fueron muy tontos.

Desperdició mucho tiempo, ¿cierto? Lo recordaba y sólo le quedaba sonreír.

Qué idiota fue dejando que lo insignificante fuera el centro de sus preocupaciones.

Lo que la gente diría, lo que le molestaba, su renuencia y la poca honestidad consigo mismo.

Con él.

Trató de mover la cabeza pero ya no podía. No tenía fuerza ni siquiera para respirar por su cuenta.

"—Kamijou Hiroki, apuesto a que nunca pensaste que estarías así, ¿no es cierto?"

Idiota como siempre. Era la historia de su vida. Error tras error como si hubiese tiempo para corregirlo.

Ojala fuera así.

Se burlaba de sí al pensar lo molesto que estaba en la mañana por retrasarse de nuevo en el trabajo, por el hostigamiento cómico de Miyagi… de Akihiko, de sus padres, las únicas personas que apreció de verdad.

Nowaki.

A él lo recordaba y la sonrisa se borraba.

El único error que no cometió… o quizá sí, solamente por existir.

Estaba bien, era mejor de ese modo. Lo último que quería era ser una carga para un chico que descubría su camino por el mundo.

Nowaki, el aspirante a médico, quien tuvo 7 trabajos desde que se graduó de la secundaria.

Nowaki, el chico alto de mirada dulce y sonrisa amable que arrasó como un tifón su existencia.

Fue estúpido, pero también afortunado. Más de lo que mereció.

Suponía entonces que fue feliz. Hizo lo correcto al hacerse a un lado, porque no hubo esperanza desde el inicio, por lo que terminó con algo que ni siquiera empezó.

O tal vez sí, con aquel beso que le robó cuando irrumpió en su departamento. El enorme contraste de sus figuras juntas, rodeados por medicinas, nunca la olvidaría.

Fue el único desliz que no se reprochó.

Fue muy dichoso, más de lo que admitió, y todo lo contrario de lo que le mostró a Kusama.

Junto a esa alegría, no olvidaría el rostro lloroso de cuando lo rechazó.

"— No te amo —" fue la mejor mentira que dijo, y la más bondadosa.

Estaba bien así.

— ¡Doctor! ¡Doctor, estamos perdiendo pulso! ¡El paciente no responde a la dosis!

— Aumenten 500 miligramos más.

— ¡No será suficiente!

— ¡Si le damos más va a entrar en paro cardiaco!

Al igual que su personalidad, su cuerpo siempre fue débil. "Una condición especial del corazón" dijeron los médicos desde que era niño.

No iba a durar más allá de los 20 o 25 años, a pesar de que el medicamento lo ayudaría a tener una "vida normal" en ese lapso.

Las personas morían, era natural, sin embargo todavía se preguntaba por qué tuvo que saberlo, ¿por qué su corazón era débil? Probablemente no merecía vivir más y lo mejor era resignarse. Lo hizo, pero a su manera.

A pesar de los cuidados asfixiantes de sus padres, siguió como una persona cualquiera. Estudió, conoció, viajó y se dedicó a la literatura. No quería irse sin dejar plasmado que existió. Al menos eso.

Su miedo a ser olvidado era tan inmenso como el vacío del espacio.

Y en toda su gran ironía, eso era lo que quería en ese momento. Ser olvidado.

Que Nowaki jamás lo recordara.

— ¡No reacciona! ¡Lo estamos perdiendo!

— ¡Traigan inyecciones de adrenalina y el Desfibrilador!

Se iba quedando sin aire. La cabeza le daba vueltas por el oxígeno que se iba.

En algún momento iba a empeorar, por eso hizo los arreglos para que su ingreso al hospital fuera discreto. No quería a sus progenitores llorando a su lado como si hubiesen fallado. Tampoco a Akihiko o a Miyagi tratando de consolar lo inevitable. Ninguno de ellos fracasó.

Él sí, cuando se enamoró de Kusama Nowaki.

Qué grave error, jamás debió aceptar ser su tutor ni darle la oportunidad de ingresar a su estúpida vida. No obstante, trató de arreglarlo al rechazarlo, y lo iba a mantener así cuando se pudriera 3 metros bajo tierra.

Podía irse, todo estaría bien.

— ¡Hiro-san!

— ¡¿Quién es usted?! ¡No puede pasar!

— ¡Hiro-san! ¡No, Hiro-san! ¡Estoy aquí!

— ¡Llamen a seguridad!

Escuchó lejano el llamado, abriéndose paso sin reparar en nada más.

Qué maldita era su suerte si el último sonido que percibiría sería el de él… y a la vez, era bendecido.

Ya no tendría miedo.

— ¡Hiro-san! — de pronto sintió el movimiento brusco que lo obligó a abrir un poco los ojos. Ese no era Nowaki, no el de verdad… — ¡No, Hiro-san! ¡No te vayas! —… aun si se trataba de una alucinación, no quería verlo llorar. No se lo merecía — ¡¿Por qué no me dijiste lo que pasaba?! ¡Yo me quedaré contigo! ¡Voy a cuidarte, pero no te rindas!

Si esa era la forma en que su consciencia le cobraba su gran error… era muy injusto.

Ya no podía hablar por la mascarilla de oxígeno, y tampoco contaba con la fuerza para apartarla. Sin embargo, lo que sí pudo fue… tomar su mano.

Si eso era una alucinación, se sentía bastante real.

— ¡Hiro-san! — lloraba de una forma insoportable — ¡Quédate conmigo! ¡Te amo! ¡Te amo más que a nada! ¡No importa lo que haya pasado, eres la persona más increíble que he conocido!

No… n-no, que no siguiera…

Tuvo muchos errores, se concentró en lo insignificante, tuvo caprichos y malos momentos, se frustró y volvía a intentar.

Casi en toda su vida no estuvo seguro de nada, pero disfrutó, viajó, aprendió…

Y amó.

Amó de verdad.

Fue muy afortunado.

De algún modo logró lo que quiso desde el inicio.

— ¡Hiro-san!

Vivir como una persona normal.

¿Nowaki lo sabría? Que gracias a él pudo quedar satisfecho con su existencia.

Ojala pudiera hacer que lo olvidara para siempre

— ¡Fallo respiratorio! ¡Su pulso baja rápidamente!

— ¡Despejen!

No fue el momento de conocerse, y muchas veces deseó jamás haberlo hecho.

Pero ahora, ante ese final, podía admitirlo.

— ¡Despejen!

De lo único que se arrepentía fue de no decirle que también lo sentía, que compartía ese latido y la dicha de estar cerca.

No tenía nada que temer mientras todo se volvía oscuro, como el negro azulado de su cabello.

Nada.

Murió de un paro cardiaco el 25 de abril, a las 23:18 pm en el hospital central de Tokio.

Tenía 23 años, pesaba 55 kilogramos y medía 1.72 m.

No hubo ningún familiar cerca.

Solamente un chico de cabello oscuro y ojos azules que no dejaba de llorar.