Summary: Él acaricia los pétalos del lirio blanco que parece mirarlo con anhelo, como si fuera su confidente y quisiera decirle el mayor secreto que pudiera haber. Escucho como el florero cae y se hace añicos junto con el lirio rojo que parece advertirme un mal augurio.
Advertencias: Yaoi. Universo Alterno. Trío, creo.
Disclaimer: Tokyo Ghoul no me pertenece, difícilmente se me ocurriría una historia con tantos detalles como esa. Yo solo tomo prestado los personajes para calmar mi imaginativa mente.
Notas de Autor: Cuando me entero de que mi personaje favorito sigue vivo, y me entran las ganas de escribir algo sale esto. Aunque no es para nada a como lo había pensado al inicio, creo que el cansancio influyó en el desvío de la historia.
Miro detenidamente el cielo buscando alguna nube, demasiadas, seguramente seguirá nevando. El frío cala mis huesos, sin embargo desde hace mucho tiempo soy capaz de soportar algo tan trivial. Mis dedos entumidos se empuñan, ya están blancos, aún más de lo que es normal para mi piel. Recargo mi cuerpo en el poste del farol, son las ocho y media de la noche, se supone nos reuniríamos a las ocho en punto. Suelto un suspiro.
— No vendrá… — Intento resignarme pero algo se apretuja en mi pecho. Vaya, parece que aún después de todo queda algo en ese sitio. Antes de girarme siento un aroma confortante que se acercaba.
— ¡Ey! ¡Kaneki! ¡Ni se te ocurra irte! — Veo al rubio cruzar la avenida sin siquiera detenerse a ver el tráfico ganándose varios insultos de un par de conductores que se vieron obligados a frenar bruscamente.
Se detiene para tomar aire. Por lo visto corrió una buena distancia. En su mano izquierda un maletín está siendo sostenido, me tenso pero de inmediato me recuerdo relajarme. Debió salir tarde, Hide hace hasta lo imposible por no mostrarme su Quinque, sabe que detesto verlos de ese modo. Alzo mi brazo y sacudo los copos de nieve que reposan en su cabello, me mira sonriente con las mejillas sonrosadas. Transeúntes nos miran sin detener su camino, a sus ojos hay un par de muchachos que sin duda son unos enamorados. Para nosotros dos es muy distinto, el Rey de un Ojo y una paloma arriesgándose el cuello por un momento a solas.
En ocasiones es inevitable preguntarme si de no haber tenido aquella cita con Rize… este chico habría sido por completo mío. Sin ghouls o palomas de por medio, solo un par de universitarios que se enamoraron luego de haber sido amigos de la infancia. Siento su mirada sobre mí, pero en lugar de enfrentarla huyo al contacto visual. Hay tantas cosas de las que me arrepiento, pero el haberme distanciado y colocado ese frío muro entre nosotros debe ser lo que más me atormenta en estos momentos. Algo frío toca la punta de mi nariz, después me aprieta como si fueran las tenazas de un cangrejo. Doy un respingo.
— De nuevo en tu mundo… Si vas a hacer eso cuando menos que sea en un lugar con techo y algo caliente de beber. Yo sí me estoy congelando aquí afuera ¿sabes?
Lo ha notado de nuevo. Muerdo mi labio inferior y asiento. El avanzó y yo lo seguí varios pasos por detrás.
—Quizás no lo haya dicho antes pero te queda bien el cabello blanco.
Mis mejillas se ruborizaron. No puedo con él, es como si volviera a ser el Kaneki que no tenía conexión alguna con los ghouls. Antes de Aogiri, antes de Yamori… Antes de Rize. Atravieso una puerta, la iluminación aumenta y la calidez del lugar me envuelve olvidando el dolor de mis extremidades por el frío, huele a café, también deben haber otros aromas deliciosos de diferentes platillos sin embargo ese es un placer al que ya no tengo oportunidad.
Me siento en la silla y recargo mis codos en la mesa, desde mi lugar veo a Hide rondando en la vitrina con diferentes postres intentando decidirse por uno. Espero que esta vez pueda moderarse o nuevamente tendrá una quincena ajustada. Siente mi mirada y se voltea hacia mí con una gran sonrisa. Viene a mi lugar y se sienta en frente mí, más que dispuesto a acompañarme.
— ¿Puedo ofrecerles algo? —Se acercó la camarera.
—Yo quiero chocolate y una rebanada de cheesecake —Pidió Hide. Yo no tenía mucho apetito y de todas formas no es que pudiera comer algo del menú por lo que no planeaba pedir nada, aunque mi acompañante no parecía pensar lo mismo— A él un café por favor, es de gusto amargo así que no creo que quiera postre —Concluyó.
La chica sonrió y se fue a la cocina, seguro pensó que era alguna broma por mi negación a comer.
Me pierdo mirando el alrededor.
— Me recuerda a Anteiku.
Asiento en silencio. Hay tantas cosas que quisiera conversar, iniciando con un "cómo estas".
— Solo en apariencia… Anteiku tenía más vida—murmura convencido mientras jugaba con la tapa del azucarero.
El lugar parecía antiguo, todas las mesas son de madera y están adornadas con un mantel de encaje y un delicado florero. El lugar donde nos ubicamos tiene un lirio blanco cuyos pétalos se encuentran en dirección a Hide quien a propósito parece encontrarse en las nubes. Esto me parece tan contradictorio, que él pueda leerme como si fuera un libro abierto pero en cambio yo jamás sé que está pasando por su mente.
La conversación fue tranquila, evitando por completo los temas de ghouls y el CCG. Ninguno de los dos tenía considerado arruinar este momento trayendo discusiones en la mesa. Al terminar fue Hide que insistió en pagar todo a pesar de mis constantes reclamos e insistencias.
La nieve cae con parsimonia, las farolas iluminan tenuemente el camino que ya está desolado por ser casi medianoche. La mayoría de las personas están en su casa resguardándose de la nevada o por sentido común al ser cada vez más frecuentes los avistamientos de ghouls agresivos. Entro en alerta al sentir un roce en mi cuello pero me tranquilizo al recordar que es Hide quien viene conmigo, un suave y cálido tacto acaricia mi piel. Delineo el borde de la tela con mis dedos, su bufanda.
— Sabes que no es necesario.
— Insisto. Que no tengas sensibilidad como antes no quiere decir que tu cuerpo no lo resienta… —intenta convencerme —además, con ropa tan ligera llamas la atención.
No lo había pensado así.
Él huele delicioso, no bien, sino delicioso. Es algo que me preocupa constantemente y me repito una y otra vez antes de dormir "no lastimes a Hide".
Llegamos al fin de nuestra cita, estando parados bajo la farola de la esquina del parque. La señal para que cada quien tome su rumbo hasta nuevo aviso. Me giro sobre los talones y alzo mi rostro acariciando con mis labios los de mi acompañante. No le regreso la bufanda, sé que de todos modos no la aceptará de vuelta. Ni con el título del "Rey de un ojo" deja de preocuparse.
Sus manos acariciaron mis mejillas y besó la punta de mi nariz. Su boca está tibia.
— Quédate conmigo.
Negué en silencio.
— Hide…
— Por favor— rogó.
— Ya hemos hablado de esto. Sabes mi respuesta.
— ¿Y qué si eres un ghoul? Ya no soy débil, no dejaré que te lastimen.
No me preocupa ser yo el lastimado, quisiera poder decirlo, pero al ver su expresión tan determinada el nudo que se me hace en la garganta no me deja hablar.
— Te necesito…—jugó su última carta.
— Yo también te necesito… de no ser por ti habría dejado de ser humano hace mucho tiempo. Hide, de verdad te necesito —le acaricié el rostro, por esto odio las despedidas, son tan dolorosas por más que pretenda evitarlo— y es por eso que necesito que sigas vivo— le besé una vez más antes de usar mis garras para salir huyendo del lugar.
. . .
Un cobarde es lo que soy. No me atrevo a estar con él, pero tampoco puedo dejarlo ir. Él podría ser feliz dejándolo libre, pero yo queriendo ser avaricioso no lo permito. Entro a nuestra pequeña base y la primera en saludarme es Hinami. Sonrío muy apenas y sigo mi camino, creo que fui muy obvio porque mientras Ayato se burlaba de haberla ignorado Touka no dejaba de mirarme intrigada.
— Shuu ¿Estás ocupado?
El hombre de cabellos morados alza su mirada y sonríe sin mucho humor. Se levanta de su cómodo lugar en el sofá y se va a la habitación que compartimos desde hace unos meses. Finalmente Ayato rompe en carcajadas.
— ¿Así que hay una pelea marital?
Veo como Touka lo golpea justo antes de perderlos de mi vista, Hinami daba pequeños olfateos en el aire. Mierda… El olor de Hide.
Tsukiyama acomoda con enfado varios libros de la pila que tiene marcados como pendiente en el buró a un costado de su lado de la cama. Siempre que hace eso es que está molesto.
— Shuu…
— A veces Gregory debería dejar de cargar con las responsabilidades que no le corresponden. Es por eso que colapsó.
Guardé silencio.
— Deja de autoproclamarte el chivo expiatorio de otros.
Apreté los labios.
— No puedes hacer nada por Nagachika, así que ¿por qué sigues alargando esto?
— No arrastres a Hide a la conversación.
Chasquea la lengua con furia y se abalanza contra mí aprisionando mi cuerpo entre el suyo y la pared. Besos son desperdigados a lo largo de mi cuello y mis orejas son maltratadas por unas hileras de dientes que los aplastan sin piedad. Lejos de dolerme comienzo a excitarme, pero tengo que mantenerme firme. Sus labios buscan con desesperación mi boca y yo me dejo hacer, alzo mis manos acariciando sus orejas y posteriormente la curvatura del cuello, ronronea bajo mi tacto.
Mis labios se sienten entumecidos, están hinchados por tanto roce. Muerde con brusquedad mi labio inferior y yo los separo lo suficiente como para que inicie la batalla de lenguas que ambos esperábamos con ansias. Sus dedos se deslizan hacia mi espalda baja, justo en el nacimiento de mi kagune, me arqueo sin poder guardarme el gemido que logra arrancar de mí. Cierro mis ojos con fuerza mientras siento como el mundo se viene abajo.
Toda estimulación es detenida por completo, la palma de Shuu reposa sobre mis ojos dejándome temporalmente ciego. Se acerca a mi oído el cual está más sensible.
— Gregory Samsa, una mañana, tras un sueño intranquilo se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto… un monstruo— recita tan suave que su voz adquiere un tono casi erótico, mi piel se eriza y mi respiración se acelera aún más— Quizás para muchos sea horroroso, pero para mí que tiene una belleza que no cualquiera percibe— termina de seducir no sin antes morder el lóbulo de mi oreja.
Muerdo mi labio inferior. No lo soporto.
— Ken, abre los ojos…
Obedezco sabiendo de antemano lo que busca. Mis orbes rojos con la esclerótica oscura hacen presencia. Sus labios se alzan en una sonrisa sensual.
— A eso me refiero. El Kaneki que no conoce y que me pertenece… ese que no necesita contenerse en ningún momento —se burló acariciando mis labios con su dedo.
Le rodeo con mis brazos y lo muerdo con fuerza en la clavícula, a pesar de haberlo herido, como es de esperarse, ni se estremece. Parece disfrutar de estas conductas de canibalismo durante el sexo, por lo que casi siempre en lugar de detenerme es él quien me incita. Desliza su dedo por mi espalda y el estremecimiento hace que suelte mis garras las cuales se enredan en el cuerpo de mi acompañante como si tuvieran pensamiento propio.
Me deshago del resto de mi ropa mientras que a Shuu le quito la camisa de botones, los cuales saliendo disparados a todas partes del tirón que recibieron. Se rio divertido de mi impaciencia.
En el espejo que reposaba en el cabezal de la cama podía verme. Ahí estaba yo, como todo un depredador encima de Tsukiyama que lejos de estar asustado estaba igual o más ansioso que yo por iniciar la faena.
— ¿Te arrepientes de estar así?
Miré mi reflejo todo sudoroso y excitado, con mi kagune deseoso por semi estrangular a mi pareja y mis ojos brillantes clavados en mí mismo.
— No me arrepiento. Pero mi respuesta no cambiará.
Se apoya en sus antebrazos para mirarme mejor.
— Hide logra que recuerde que fui humano, y de cierto modo me ayuda a perdonar mi lado ghoul por las cosas que hago…
No me dio chance a continuar.
— Bien, no insistiré entonces— soltó claramente resignado. —Cuando estés listo para entregarte a la locura, yo estaré más que dispuesto para hacerte compañía— prometió con toda la galantería que su notoria excitación le permitía.
No le respondí con palabras, sonreí a la par que él se giraba bruscamente dejándome bajo su cuerpo. Fue tan rápido que sin pretenderlo tiró el delicado florero que decoraba mi buró, rompiéndose en varios fragmentos de vidrio y maltratando el pequeño lirio rojo que reposaba en este.
Sabiendo que se viene la tercera temporada me anima a hacer algo de este fandom, aunque muchos me dicen que no tenga altas expectativas con el anime pero de todas formas no juzgaré nada hasta verlo. Por lo pronto tengo que iniciar Tokyo Ghoul Re que no hay modo que lo empiece y veo por todos lados que la historia está muy buena. Creo que se nota la referencia de Tsukiyama con la historia de metamorfosis, no puedo evitarlo cuando es una de mis lecturas favoritas y en mi punto de vista le queda como anillo al dedo a Kaneki.
Otra cosa, pero esta ya es casi marca de TG, es el lirio que constantemente hace presencia en la historia. Curioseando en internet se supone que el blanco significa "añorar", y el rojo se refiere a la muerte (en este caso la muerte que menciona de su humanidad). Por eso la mención de ambos en la historia. Tengo algo con el lenguaje de las flores, je. Muchas gracias por haber leído, y se aceptan comentarios, críticas, etc.
Uraneko!
