La sangre hierve por mis venas, mi cuerpo tiembla del horror.

Tanto tiempo juntos y tantas cosas vividas tiradas a la basura.

Meto lentamente la llave en la cerradura, tratando de no hacer ruido; La puerta se abre sin problemas, me quito los tacones, (no quiero que se entere de que he llegado) y camino con ellos hasta la cocina, una risa estridente detiene mis pasos.

-¿Va a llegar temprano ó todavía tenemos tiempo?- pregunta una voz aguda.

-Todavía tenemos tiempo- susurra...

Aprieto la mandíbula y respiro profundamente, mis manos se convierten en puños y quiero golpear a alguien.

Apresuró el paso a la cocina y busco desesperadamente algo con que desquitarme, sonrío.

No puedo esperar para tomar venganza, el tiempo se me hace eterno y el reloj parece burlarse de mí.

Al llegar al piso de arriba, puedo percatarme de los asquerosos sonidos que provienen de mi recamara, mi cabeza da vueltas incontables y el piso se mueve, algo dentro de mí me arrastra hasta quedar frente a la puerta, pongo la mano en la perilla y abro...

El cuarto huele a sangre, el ropero gotea haciendo una inmensa mancha en la alfombra y una mano cuelga fuera de este.

Por más que quiero borrar la gran y enorme sonrisa plasmada en mi rostro, no puedo.

Río histéricamente y un gemido llega hasta mis oídos, sigue viva.

Mi cara arde del enojo, me acerco a la cama y ella me observa.

Acarició con la punta del cuchillo su húmeda mejilla, llora, grita, gime y ruega hasta que no le queda nada de vida...

-911 ¿Cuál es su emergencia?-

-Buenas tardes, hablo para comunicar que acabo de matar a mi esposo y a su amante y me preguntaba... ¿hay algo que ustedes puedan hacer por mí?-