Se quedó durante unos segundos quieta, en silencio, relamiéndose los labios para humedecerlos, dejando escapar un pequeño suspiro, rodeando su propia cintura con los brazos, mirando las paredes del cubículo.

Se sobresaltó cuando escuchó que la puerta de al lado se abría, dejando así sonar los tacones afilados contra el suelo con cada paso, marcando un ritmo continuo y fuerte que imponía. Se imaginó por un momento el movimiento de sus caderas, marcadas por el traje ajustado, y eso hizo que, extrañamente, se pusiese más nerviosa.

―Miau…―le llegó a escuchar al otro lado, sintiendo más inseguridad. Esa voz tan felina y sensual solo hacía que se imaginase más ese traje sobre su cuerpo―. A esta gatita le gusta cómo le queda el traje…

Marley alzó una ceja ante ese comentario, no pudiendo contener una pequeña sonrisa que se esbozó en su rostro, mordiéndose el labio con fuerza, casi riéndose un poco. Siguió dentro, negando con la cabeza, escuchando cómo los movimientos de las piernas de Kitty se hacía más constante, como si estuviese impaciente.

Estaba a punto de cantar ante sus compañeros del Glee club un dueto con la que, ante los ojos de los demás, era su mayor enemiga. Y si bien era cierto que Kitty y ella no se llevaban bien, ella no odiaba a la capitana de las animadoras del instituto.

Al contrario.

Quería ser su amiga. Llevarse bien con ella. Tener una relación amigable con la rubia, sin insultos ni malas miradas; quería poder considerarla un apoyo, y no justamente lo contrario.

Kitty se giró cuando se dejó de mirar en el espejo, clavando su mirada firme en la puerta del baño, apoyando las manos en el lavabo para sujetarse, apretando los labios unos momentos antes de poder decir algo, pensando qué comentar ante la demora de su compañera.

―Es para hoy, Rose―se burló, con una sonrisa ladeada, esperando a que esta abriese la puerta. Pero no lo hizo.

―No pienso salir, Kitty―contestó la cantante, segura―. Me veo fatal, y no me termina de subir la cremallera del traje.

La rubia rodó los ojos, dejando escapar un pesado suspiro, acercándose hacia la puerta con las manos en sus caderas, ladeando la cabeza, pensando escoger las palabras adecuadas para convencer a su compañera. Finalmente, se decidió por ser sencilla.

―Estoy segura de que eso no es así…déjame pasar, por favor―pidió con el tono más amable que puedo, queriendo que Marley cediese así.

Esta se quedó tanteando la posibilidad de negarse, pero la mera idea de que la pequeña se metiese más con ella al negarse al cantar con ella hizo que al final abriese la puerta con timidez, aún abrazándose a ella misma, mirándola un poco ruborizada. La otra alzó una ceja, acercándose y entrando con ella en el cubículo, cerrando la puerta tras de sí.

―Gírate―ordenó la animadora con tono firme, pero a la vez afable.

La castaña le hizo caso, esperando que le subiese la cremallera del traje. Sintió las manos de la otra sobre su cintura, subiendo una de ellas por su espalda hacia la cremallera, con el fin de subírsela.

Pero no sucedió nada.

Kitty no hizo absolutamente nada.

― ¿Estás nerviosa? ―Le susurró cerca del oído, a una distancia considerable debido a la diferencia de altura; pero eso no evitaba que el aliento chocase contra la piel de su cuello, haciendo que se estremeciese.

―No estoy segura de esto, Kitty…―hizo caso omiso a la pregunta, aunque el temblor de su voz dejaba claro que estaba muy nerviosa.

La animadora alzó una ceja ante esa contestación, deslizando los dedos lentamente por la línea de la espalda de Marley, con calma, sin dejar de mirarle esta en silencio, esperando a que esta dijese algo más. Pero lo único que era capaz de pensar la castaña era en esas suaves caricias que le estaba proporcionando la rubia.

―Déjame quitarte los nervios…

Marley giró el rostro extrañada, pero no le dio tiempo a reaccionar cuando esta le empujó contra una de las paredes, dejándola acorralada de frente, apoyándose contra su espalda, llevando una de sus manos por su abdomen para bajar a su entrepierna, acariciándole esta por encima del disfraz. Marley gimió inconscientemente por ese contacto, negando con la cabeza, intentando escaparse del agarre de la animadora, que la sujetaba con más fuerza, ejerciendo mayor presión con los dedos sobre la zona del clítoris.

― ¿Kitty? ―Inquirió la cantante en un pequeño suspiro, nerviosa, intentando de nuevo librarse de la otra, pero sin conseguirlo― ¿Qué es lo que estás…?

Pero antes de terminar de preguntar, se le volvió a escapar un pequeño jadeo cuando la animadora le volvió a presionar la entrepierna con fuerza, realizando después pequeñas y suaves caricias sobre su centro; apretó además uno de sus muslos contra su trasero, evitando así que se pudiese mover, atrapándole el lóbulo de la oreja con los dientes, pasando la lengua por este, dejando escapar un suspiro contra ella, consiguiendo que todo el cuerpo de Marley temblase.

―Te voy a quitar los nervios antes de la función, Rose―susurró con tono sugerente, metiendo la mano libre por dentro de la apertura del traje.

Marley cerró los ojos, queriendo volver a soltarse, pero cuando sintió que dejaba de tocarle por fuera del traje para llevar la otra mano hacia su ropa interior, se dejó hacer, soltando un suspiro pesado, no queriendo gemir por el placer que, sorprendentemente, estaba sintiendo con los tocamientos que su compañera le estaba realizando en lugares que ni siquiera ella se imaginaba. Incluso el roce de su muslo en su trasero empezaba a excitarla, lo que, a su vez, le asustaba.

―Kitty…―dijo cómo pudo, negando con la cabeza―Suéltame…

Pero esta ignoró sus palabras, acariciando mejor sobre su ropa interior su sexo con más lentitud, buscando provocarla de alguna manera, presionando sus dedos con más fuerza, empezando a sentir la humedad de su compañera, haciendo que una sonrisita se formase en el rostro de la rubia.

― ¿Estás segura de qué quieres que pare, Rose? ―Le susurró provocativamente en el oído, haciendo que la respiración de esta se acelerase―Porque te noto muy mojada…―murmuró con suavidad, sacando la mano del traje, soltándola juguetonamente.

La castaña se giró, creyendo que Kitty ya se había detenido, agitada, pero antes de que pudiese escabullirse, sus labios fueron avasallados por los de la otra, ahogando un gemido sobre estos cuando sintió las manos recorrer sus muslos, apretándolos con fuerza.
Intentó contenerse, respondiendo a la batalla de lengua a la que le oponía la menor, que atrapaba sus labios con los dientes de vez en cuando en el apasionado beso, tirando con fuerza de estos, provocando más gemidos en la cantante, sintiendo como la rubia se juntaba más a ella para presionar su pelvis contra la suya.

Cuando llegó a deslizar su lengua por dentro de la boca de Kitty, esta se apartó bruscamente de ella, con una sonrisa divertida, soltándola por completo, alzando una ceja, recolocándose mejor el cabello, que se le había soltado un poco ante los movimientos bruscos que había realizado.

―Creo que ya se te han quitado los nervios…vamos, nos deben de estar esperando.

― ¿Qué? ―Marley la observó incrédula, sin creerse que esta se comportase de repente cómo si no hubiese hecho nada, negando con la cabeza― No puedes hacer eso…

― ¿Hacer el qué? ―Kitty abrió la puerta, saliendo del cubículo para acercarse al lavabo, pasando sus dedos por sus propios labios, notando cómo su propio pintalabios se había corrido por el beso tan apasionado que le había dado a la castaña.

―Dejarme así―contestó como pudo la otra, saliendo también, notando que no le había subido la cremallera del traje, alzando una ceja, un poco nerviosa por lo que acababa de ocurrir.

Una especie de sonrisa se amoldó en el rostro de la animadora, que la miraba a través del reflejo del espejo, mordiéndose el labio suavemente, pasando los dedos por el resto de su rostro, percatándose de que la cantante se acercaba a ella con una mirada que nunca le había visto. Y no sabía si eso le gustaba, o le maravillaba. Se giró, quedándose mirándola de frente, apoyando las manos en sus caderas.

―Pues…creo que es lo que acabo de hacer―contestó con sarcasmo y diversión, girándose para mirarse nuevamente en el espejo, queriendo que fuese ella la que cayese en el juego que estaba creando.

Marley se quedó temblando, mirándola cómo si aquello no estuviese pasando.

Kitty Wilde le había besado.

Kitty Wilde le había tocado en zonas que nadie había hecho. Le había recorrido el cuerpo con las manos, y había conseguido que sintiese la necesidad de que la tocase más.

Y sin embargo, la rubia ahora mismo se estaba haciendo la sueca, cómo si no hubiese sucedido nada. Y lo que más le asustaba no era el hecho de que eso hubiese sucedido, sino que quisiese recorrerle el cuerpo con las manos ella misma. Le había entrado tal necesidad que hizo que la chica se girase, acorralándola contra el lavabo, consiguiendo que la expresión de diversión de Kitty pasase a una mueca de incredulidad, aunque en el fondo estaba disfrutando del comportamiento de la cantante.

― ¿Qué es lo que haces, Rose? ―Susurró sugerente la animadora, sin oponerse al agarra de la otra, clavando su mirada felina en los ojos de la castaña.

―Quiero…―la joven se quedó en silencio, sin saber cómo proseguir, sintiendo casi el aliento de la rubia sobre sus propios labios. Por un momento creyó que le iban a temblar las piernas.

― ¿Qué es lo que quieres? ―Susurró sobre sus labios Kitty, pero sin llegar a besárselos, manteniendo una distancia considerable, mirándola a los ojos con hambre y lujuria, pero con compostura, sin hacer ningún movimiento.

―Quiero que…me beses―logró pronunciar en bajo, haciendo que la sonrisa burlona de la otra se ensanchase.

―No lo voy a hacer―pronunció cada palabra lentamente―; no porque tú me lo digas―aclaró, más divertida―. Aquí mando yo―susurró.

Presionó levemente los labios contra los de Marley, en un suave contacto que resultaba provocativo y deseoso, un beso de esos sensuales que dejaría a cualquiera sin respiración. Y a Marley Rose le estaba costando controlar los nervios y no temblar sobre el cuerpo de la de menor tamaño, que proseguía con ese etéreo contacto, rememorándose en hacerlo más lento a cada segundo, pasando las manos por sus costados con el fin de dejar pequeñas caricias sobre estos, logrando que la piel de la castaña se erizase por completo.

―Pues me estás besando…―en cuanto dijo eso, sintió la distancia de los labios de Kitty sobre los suyos, suspirando frustrada― ¿Por qué eres tan…?

― ¿Tan qué, Rose? ―Interrumpió con una sonrisa malévola, permaneciendo cerca de ella.

―Tan insoportable, y tan…

Se quedó callada ante la mirada severa de su acompañante, que a su vez iba acompañada de una sonrisa malévola que perfilaba todo su rostro. Se sobresaltó cuando sintió el deslizar de sus manos hacia sus pechos, dejando que sus dedos repasasen estos por encima del disfraz. Entreabrió los labios, sin poder continuar de hablar. Las manos se fueron hacia la espalda, aprisionándola en una especie de abrazo, cogiendo con los dedos de una de ellas la cremallera, subiéndola lentamente del todo; el aliento de la respiración tranquila de Kitty contrastaba con la respiración agitada y acelerada de Marley, que no era capaz de apartar la mirada del rostro de la otra, fijándose en sus ojos verdes, felinos.

―No eres la primera que lo piensa, así que ponte a la cola―soltó con sarcasmo, separándose, empujándola para dirigirse a la entrada del baño, apoyando la mano en el pomo de la puerta―. Sí bordamos ese dueto, quizás, solamente quizás, me replantee terminar con lo que he empezado aquí―susurró volviendo la mirada hacia ella―. Si te merece la pena, claro, Woman Fierce―lanzó una mirada lasciva por todo su cuerpo antes de salir por la puerta.

Marley se quedó en silencio unos segundos y se miró al espejo, con decisión.

Bordaría ese dueto.

Y después conseguiría lo que se merecía.