Hola yo de nuevo con una historia bien tierna en donde me enamore de los personajes como espero que ustedes tambien lo hagan ahora sin más a leer:
Ya saben los personajes no son míos, pero la historia SI
Estaciones
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Yo como siempre seguía caminando por las calles de Rinels, un lugar hermoso, pero al igual que una moneda esta tenía dos caras…
El paisaje era de ensueño todo era hermoso no había gente gorda ni tan flaca todos teníamos algo que nos hacia atractivos. No se pasaba hambre, no existía la cárcel y la única ley que había era la de no separación puesto que si eras citada en un lugar y fecha específica en una de las casa de los hombres de esta ciudad, era porque ya no eras libre… la única forma de ser libre era volviendo a nacer o que el hombre que te haya elegido te deje libre… algo casi imposible.
-. Hola Tom – le salude con un gran abrazo él era mi mejor amigo y lo adoraba mis sentimientos hacia el eran muy fuertes, cada vez mas crecían en mi corazón, pero él no podía saberlo nunca.
-. Hola Ginevra como estas – dijo cuando nos separamos.
-. Bien gracias y tu- solo quería escucharlo amaba escucharlo.
-. Algo cansado, pero no tanto como para dar un paseo… digo si tú quieres – dijo y yo asentí.
-. Vamos de paseo entonces- y él me tomo por el brazo.
Fuimos juntos hasta el lago y nos sentamos juntos.
-. Sabes dice mi madre que debo elegir una chica que ya estoy grande para estar solo- dijo y me sentí mal porque sabía que el a mi no me iba a elegir. Solo éramos amigos, pero en mis sueños más íntimos -que él nunca sabría- el me elegía a mí.
-. Si solo tienes 23 años no estás tan grande- dije mirando al lago y como siempre de niños lo hacíamos empezó a quitarme las sandalias y él los zapatos.
-. Eso le dije y por decirlo me gane el cansancio que tengo ahora- y yo lo mire antes de meter los pies en el lago y él me siguió, pero note algo raro en su mirada -. Ginevra…
-. Y a quien ha elegido o tienes en la mira- dije tratando de sonreír aunque solo quería llorar.
-. Ginevra…
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Trataba de hablarle, pero ella seguía hablando solo quería decirle que ya había elegido, pero aun no era formal quería esperar, a ver si tenía una oportunidad con ella.
-. Sabes creo que debes buscar a alguien que no le seas indiferente y que con el tiempo te puedas enamorar así no será tan difícil para ninguno de los dos- dijo ella sin mirarme, algo raro amaba ver sus ojos azules, siempre brillando; sus labios siempre envolviéndome en una sonrisa; su cabello rojizo; sus pecas era hermosa y su forma de ser… ella era perfecta, pero no me amaba a diferencia de Astoria que al parecer si lo hacia
La mire mucho mejor, ella a sus 18 años era hermosa y todavía tenía una vida por delante, para crecer y ser mujer de un hombre, que no era yo si la quería citar tenía que estar seguro de que ella me amase; no quería que ella sufriera y supe que la mejor forma de saberlo era enfrentando mis miedos.
Me acerque a ella y ella me miro confundida-. Perdóname – y recorrí esos hermosos labios con los míos, degustando de su dulzura y ternura; esos labios que al parecer yo había inaugurado había hecho míos y ella me siguió para mi sorpresa y emoción. La amaba con toda mi alma, nunca me había gustado alguien de esa forma y supe que no le era indiferente. Nos separamos por falta de aire y en ese momento llego un papel destinado a ella era del papel para la elección yo lo tenía esta mañana…
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Debía hacer algo ella, no podía estar con él. Yo la amaba desde hace mucho tiempo, pero mis padres se negaban ya que decían que sufriría, pero a decir verdad sufría más al no tenerla conmigo, al verla con él, con Tom y no conmigo. Yo sabía que él estaba enamorado de ella. Se notaba en la mirada que le dedicaba, en los abrazos y lo confirme con ese beso; eso me partió lo que por alguna razón tenía, pero estaba helado, mi corazón estaba frio como el hielo, frio como mi piel, mi mirada y mi vida, pero lleno de amor hacia ella, un amor que no era correspondido, que me apuñalaba en el pecho y me hacia llorar de amargura a oscuras en mi fría cama, en la que prefería pasar el menor tiempo posible. Pero esta soledad pronto acabaría, ella sería mi mujer y me la ganaría.
Me mire en el espejo siendo el chico más guapo de Rinels y el que tenía más poder el apodado "príncipe de Rinels" mi cabello era rubio platinado; piel blanca como la nieve, pero si cavia más fría que esta. Los ojos grises como el acero; espalda ancha, odiaba ser lo que era, pero de que me servía todo eso si estaba solo, siempre había estado enamorado de ella y pensar que el hombre frio, déspota, desgraciado, engreído, orgulloso de todo Rinels, tenía una debilidad. Ella. La hermosa Ginevra.
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Vi el pequeño pergamino algo intrigada, pero feliz por el beso que me había dado con Tom lo mire y el estaba serio acongojado por algo. Sus ojos estaban llorosos y yo lo abrase y el a mí. Era un abrazo diferente como si aferrara a mí y volvió a besarme, un beso en el que sentí su tristeza e impotencia
-. Te amo Ginevra – y me encendí por dentro de pura emoción las palabras que siempre ansié escuchar de esos labios
-. Y yo a ti Tom- y mire el pergamino-. Esto parece un sueño.
-. Ojala fuese un sueño-dijo y fruncí el ceño desviando la mirada del pergamino a su rostro.
-. ¿Por qué lo dices? ¿Qué pasa? – estaba hecha nudos.
-. Ábrelo y sabrás- y yo lo abrí y lo que leí me dejo descompuesta…
-. Ya te eligieron y no soy yo. No creas que no iba a hacerlo, pero quería saber si tú me amabas ya que, no quería tenerte en contra de tu voluntad.
Leí el pergamino que decía,
Para:
Ginevra Weasley
Mediante esta epístola le informamos que
Ha sido elegida y debe presentarse en la Calle Invierno
Apenas lea la presente
Ha sido elegida por: Draco Malfoy Atte.
Consejo de Rinels
No lo podía creer me habían elegido y lo había hecho el… ese hombre era despreciable, ruin, déspota, desgraciado no podía ser cierto el no debía ser un error.
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Casi se cae, pero yo la detuve fuertemente la sostuve.
-. Quien te ha elegido.
-. Draco Malfoy – dijo mostrándome el pergamino -. Dice que debo presentarme de inmediato, pero yo no quiero ir – solo quería quedarme con ella, tenerla para mí, que fuera solo mía, pero no podía ese imbécil, me la había robado. ahora que podíamos ser felices juntos -. Ayúdame a quedarme contigo, yo no quiero ir, no quiero estar con él quiero estar contigo- dijo abrazándome.
-. Y yo contigo- y la bese sabiendo que este sería el último beso que compartiríamos ambos. ahora todos serian para ese imbécil.
-. Te amo- y me volvió a besar, pero algo la alejo de mí, no era ella la que se había apartado la había apartado él.
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No podía soportar más la rabia que sentía el dolor que embargaba mi cuerpo al verla con el así que la aparte de él.
-. Hora de irnos – fue lo único que dije tratando de soportar la rabia y las ganas de golpearlo por meterse con la mujer que amaba.
-. Avísale a mis padres por favor- le pidió a su "amigo".
-. Cuídate mucho – dijo besando su frente y para evitar algo más, la aparte de él hasta dejarla en el auto debía pasar por Calle Otoño para llegar hasta mi calle. En ese lugar siempre hacia frio, nevaba y llovía como en mi interior. Claro no por algo me llamaban el principito de invierno si supieran…
Lo que si sabía era que ya empezaba mi lucha por ganarme su corazón, pero por primera vez vi esto difícil, pero no imposible.
Ella lloraba más bien lagrimas bañaban su mejillas y como el "caballero" que soy le tendí mi pañuelo y ella lo tomo tímidamente, pero sin siquiera mirarme.
Llegamos a mi Mansión y ella estaba indiferente
-. Ven vamos a que conozcas la casa- y ella me siguió le mostré la cocina, luego la alberca, el estudio y la biblioteca mi lugar favorito -. Elige la que más te guste.
-. ¿Y tú donde duermes?- fue una pregunta que no quería responder.
-. Si necesitas algo solo avísame o si no quieres hablar conmigo cosa que entiendo puedes recurrir a alguna de ellos – dije señalando el lugar en donde se encontraban mis sirvientes, pero no me gustaba llamarles así eran seres humanos como yo ellos eran los que mejor cobraban de todo Rinels y les pagaba bien primero por su lealtad, segundo porque se lo merecían y tercero por el clima tan frio que debían de soportar -. Espero que puedas tolerarme – dije mas para mí mismo, pero al parecer ella me escucho.
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Solo quería huir de ahí no quería estar con él lo odiaba por apartarme del hombre que amaba, pero él lo pagaría y sufriría el doble o hasta peor, por lo que me había hecho. Si bien me decían que guardar rencor no era bueno, todo dependía de las personas a quien se lo guardaras porque él era un desgraciado, egoísta, engreído, déspota que me había privado del amor. Ahora el pagaría costara lo que costara, perdiera lo que perdiera. Aun si debía entregarle lo más preciado para una mujer. Le haría tocar el cielo con los dedos hacerlo volar y en el momento de felicidad plena cortarle las alas… Si yo no era feliz el tampoco lo seria…
Éramos dos polos opuestos yo era fuego el era hielo yo era vida él era… hasta vivíamos en las estaciones opuestas, por lo menos el vivía en Calle Invierno y yo en Calle Verano…
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La amaba mucho no sabía los alcances de este sentimiento y saberla cerca me hacia querer ser feliz. la gente no me conocía .pensaban lo peor de mi, pero me veían así, por mi armadura de hielo para proteger mis verdaderos sentimientos, que eran de tristeza y lo prefería así, pero las pocas personas que me conocían mis amigos en la mansión, mis padres y una gran amiga de Calle Primavera, Hermionie, ella era mi confidente siempre me visitaba y conversábamos hasta entrada la noche luego, o ella se quedaba a dormir o yo mismo, si no era muy tarde la acompañaba hasta la calle cercana que daba a su casa. Ella me culpaba que nadie la elegía porque me tenían miedo y pensaban que yo ya la había elegido.
Estaba en la biblioteca, mi lugar favorito, entre tantos libros no me deprimía mucho. Lo peor era muy entrada la noche cuando ya tenía que dormir el dolor era fuerte en mi pecho.
-. Draco – me llamó Paola
-. Dime Paola
-. Solo quería saber si ya ibas a cenar-y me pregunte por Ginevra
-. ¿Y Ginevra?
-. Ella no quiso abrir su puerta – bajo la mirada
-. ¿Qué paso?
-. Nada no te preocupes, ¿vas a comer?- pregunto
-. Ahora y lo hare en la cocina con ustedes ve ya los alcanzo- y así lo hizo y yo fui hasta el cuarto de Ginevra -. ¿Ginevra no vas a comer?
-. No, solo quiero irme de aquí –y esas palabras eran como puñales en mi pecho.
-. Que descanses si necesitas algo solo dímelo.
-. Solo quiero que me des la libertad – no podía seguir escuchando, sus palabras me herían, me quitaban el hambre, pero ya había dicho que iba a comer.
-. Descansa – y me dirigí con paso cansado hasta la cocina, sus palabras habían fracturado mi coraza.
-. Toma asiento, Draco – así lo hice y empezamos a comer y charlar un rato. Luego todos nos fuimos a nuestras habitaciones.
Llegue a la mía, pero no podía dormir no en esa cama fría al igual que yo, necesitaba del calor de su piel, la necesitaba a ella.
Me desperté a eso de las tres como siempre o la mayoría del tiempo, lo más que podía dormir en ese lugar eran tres horas. Me arregle y fui a mi refugio, mi biblioteca, mi escudo, en donde mis alegrías y tristezas se reflejaban en los libros, un lugar que me hacia soñar, desear, creer que todo era maravilloso leía tanto, que soñaba con que alguna de esas historias de amor verdadero y felicidad eterna le dieran vida y un valor a mi vida.
-. Espero ser feliz por fin- dejo salir y miro el reloj eran ya las cinco y los ojos ya le ardían de tanto leer. Decidió tomar una siesta mientras trataba de conciliar el sueño, pensaba en su vida desde niño, ignorado por los demás, menos por ella por Herms y a mis 26 años no había tenido novia.
Continuará…
Bueno este es el primer capítulo y estoy bastante emocionada ya que es mi tercera historia les aconsejo que se pasen por mis otras historias *La Depresión de Salazar Slytherin* y *Tú, mi pesadilla*
Gracias por leer y bueno esta es una adaptación y mientras más rápido tenga noticias más rápido subiré caps…
Dios los Bendiga.
D. F.
