Disclaimer: la trilogía de Los Juegos del Hambre le pertenece a Suzanne Collins y yo escribo esta historia sin fines de lucro.

Este escrito participa en el Reto Especial de San Valentín/Día Blanco (Personaje: Effie Trinket) para el foro El diente de león.


Capítulo 1: Clases de Confianza


Sentada en el auto de cristales negros, no pudo odiarse más por haber dicho eso.

Estaba con el fresco y ligero vestido purpura, sus tacones mortales, brillantes y caros, eran lo único que sonaban en el reducido espacio del coche. Movía su pierna izquierda insistentemente, como si eso solucionara el embrollo en que estaban todos metidos.

¿Y ahora qué?— Pensó, desesperada.

Ahora vienen las consecuencias. Porque, no importaban cuantas sonrisas regalara, cuanto desfilara. Algo arruinaría la noche que, desde el principio del día, parecía estar destinada a la tragedia.

Quizá Haymitch diga algo estúpido. Quizá yo diga algo estúpido.

Quizá ambos le costemos la vida a Katniss y a Peeta, o peor... mi empleo.

Comenzó a presionar levemente los labios, al igual que hacia siempre que estaba nerviosa.

—Para, preciosa— Por un momento creyó que el mentor intentaría calmarla con algún patético comentario. —Que tú serás la menos perjudicada después de esto. Puedes irte con Seneca Crane siempre que quieras...—luego de una risa provocadora, le guiño el ojo. Entonces bajaron del auto directo al lugar de filmación.

Eso la tomó por sorpresa. ¿Cómo diablos...? ¿Qué? ¿Cuándo?

Pero ya se encontraban en sus respectivos lugares para cuando se despabiló. La entrevista al equipo del 2 estaba siendo trasmitida y, como todos saben, no es la clase de momentos apropiados para asesinar a alguien.

Presto poca atención a las palabras de la otra escolta y prefirió concentrarse en su propio discurso que, de algún modo u otro, debía convencer a todo Panem de que Peeta y Katniss estaban locamente enamorados.

Allí volvía a mezclarse en toda la confusión en la que, de alguna forma, se había metido. Las ideas rebeldes nunca vistas en ella. El desprecio que, poco a poco, parecía aumentar al ver los ojos de su propia gente. El crecimiento, fuese malo o bueno, que había tenido en ese escaso mes.

O, quien sabe, desde hacía 5 años.

¿Qué está sucediendo? ¿Qué están haciendo? ¿Qué estoy haciendo?

Una experiencia perturbadora e interesante que ella hubiese preferido evitar a toda costa.

Vivir en la ignorancia... el sueño de muchos sabios.

Y, en ese momento, estaba al mando de un barco. Sola. Mientras Haymitch parecía haber saltado hacía ya vario tiempo, nadando felizmente con los delfines.

¿Serán carnívoros?

—¿Te he dejado sin palabras?— Un susurro la despertó de sus incoherentes pensamientos, hirviéndole la sangre y nublándole el sentido.

—Me has dejado sin muchas cosas

¿Que yo dije que cosa?

—¡EL EQUIPO DEL DISTRITO 12!— La voz de Caesar la movió mecánicamente hacia el escenario, añadiendo una sonrisa y unos pasos elegantes y encantadores.

Encabezados por ella, todos entraron en filita.

—¡Bienvenidos, señores y señoritas!— El peliazul acepto las manos de los caballeros y los besos de las damas.

Todos se sentaron en los asientos individuales, cómodos y tibios.

En cuanto Cinna abrió la boca para contar su historia, Effie no pudo contener un suspiro y lo largo, sin mover sus labios.

Allí, con las luces doradas cegadoras, con miles de ojos abiertos, y acariciando el terciopelo del sillón, ella no podía sentirse más a gusto. Como si ese fuera, increíblemente, su lugar en el mundo.

Le resulto sencillo calmarse, sonreír naturalmente y recuperar la emoción que días antes la había embriagado. Las palabras se ordenaron en su mente, encajando en el rompecabezas que encubriría lo que se suponía que Haymitch diría.

Así todo parecía fácil, tan perfecto que asustaba. Y, si bien quiso dejarse llevar por ese sentimiento, busco a los ojos grises sin dudarlo un momento.

Entonces, súbitamente, la confianza y el brillo que Haymitch irradiaba la golpearon. No la confianza que surge espontáneamente ante una mínima esperanza. No el brillo artificial que la encubría de pies a cabeza en ese instante.

Era la clase de sentimientos que alguien solo puede tener cuando todo está planeado, cuando todo va sobre la marcha. Algo que el mentor guardo para sí y solo para sí.

Todo saldría perfectamente... porque Haymitch, de algún modo, lo sabía.

Sin embargo, ella se asustó.

Algo en los ojos de Haymitch le advirtió que, obviamente, no serían sus pestañas de mariposa las protagonistas de esa noche.


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—Él siempre lo sintió— Effie sonrió hacia Caesar, como confidente—...Y yo lo note desde el primer paso que dio en dirección hacia mí el día de la cosecha.—

Se encogió en su lugar —Estoy segura que estar con ella fue lo único que le pidió— Entonces, de nuevo, se odio por mentir.

Lo que Peeta realmente pedía era ser feliz. Con Katniss. Y Effie lo sabía.

Haymitch también la odio

—Entonces ella se enfrentó a todo esto... estaba tan confundida, ¿Por qué le sucedía eso? ¿Justo a ella? Era mucho más de lo que esperaba. Y, aun así, lo soporto— El mentor encanto al público —...Tenía miedo. Estaba desorientada. Apenas podía pensar en todo lo que sucedía a su alrededor. Pero, ¿sabes que, Caesar?— Se acercó más al conductor.

El público se arrimó, inconscientemente. Él los tenía bajo su hechizo.

—Estaba feliz— Sonrió —Feliz por amarlo, feliz por saber que era amada—

Suspiros por aquí, suspiros por allá.

—Supongo que eso cuenta al final— Se encogió de hombros, como restando importancia. —El amor nos hace sonreír de cualquier modo, sea correspondido o no, el solo hecho de amar sirve para alimentarnos toda una vida. ¿Te imaginas que sienten ellos, sabiendo que dan su vida por el otro? No hay acto más hermoso para ellos...—

Effie supuso que algunos sollozaban, pero en ese momento, solo podía pensar en algo.

Haymitch no era una persona profunda, ni mucho menos de la clase de hombres que se detienen a pensar en los sentimientos de los demás... ¿Así que como diablos sabia de que se trataba el amor?

Entonces se quedó mirándolo.

Confundida.

Desorientada.

Abrumada.

E increíblemente feliz.


(Nota: Tendrá 10 partes, así que cuenta como mini-fic. Espero que les guste y que les haya convencido, intento redimirme con el personaje.)