Disclaimer: Nada me pertenece, desgraciadamente )':

Summary: La señora Lovett se levantó del mullido sillón donde estaba sentada y se dirigió a esa estancia subterránea, donde ahora se encontraba un nuevo y sangrante cadáver. Era hora de trabajar. Lovett/Todd. Regalo de cumpleaños para Mel.

Nota: Mel: Feliz cumpleaños (: Espero que disfrutes tu regalo, que lo he escrito sólo para ti. ¡Te quiero bastante, linda! 13/08/10


By The Sea

«By the sea, Mr. Todd, that's the life I covet»

"Ya se dará cuenta. Ya lo hará. Antes de que te des cuenta, Nellie, él lo hará"

Se repetía a sí misma la señora Lovett aquellas palabras que le dan la falsa esperanza de que, algún día, el señor Todd corresponderá el amor que ella siente hacie él.

Algún día, el señor Todd se daría cuenta de todo lo que ha hecho por él, de lo que está dispuesta a hacer, de lo inteligente que era –como ya había demostrado anteriormente al dar con la solución al problema que se les había presentado cuando él había matado al signior Pirelli–, de aquello que los unía tanto, de la maravillosa familia que podrían formar junto con Toby, de lo grandiosa que sería como su esposa, mil veces mejor de lo que Lucy llegó a ser…

Lucy. Se esforzaba demasiado tratando de comprender el motivo que hacía que, después de quince largos años, él no haya podido olvidarla y se esforzaba aún mas tratando de entender el motivo porque el señor T. todavía la amaba.

¿Por qué amaba a Lucy en lugar de a ella? La señora Lovett estaba convencida de que podría darle al señor Todd todo el amor que había necesitado durante su estadía en aquella horrorosa prisión e inclusive podría darle más, todo él que el necesitara para sanar las heridas que el odio y la venganza le habían causado.

Además, Lucy estaba acabada; no tenía ninguna oportunidad de recuperar al hombre que alguna vez fue su esposo, ya que Nellie Lovett había sido lo suficientemente astuta para lograr ocultarle al señor Todd que ella aún vivía. Era imposible que él se diera cuenta que Lucy era aquella limosnera –de cuya boca sólo provenían sandeces e incoherencias– ya que toda la belleza que alguna vez había poseído se ocultaba detrás de la suciedad y el estado mental con el que, tristemente, ahora vivía.

"Tal vez, algún día, le diré que fue lo que en verdad le sucedió"

Sí… tal vez. Pero antes, tendría que asegurarse que estuvieran juntos. Al lado del mar, como ella se lo había imaginado. Sí… Se escuchó un grito ahogado en la habitación que se encontraba arriba de la tienda, seguido de un golpe sordo que provocó un cuerpo al caer al sótano. La señora Lovett se levantó del mullido sillón donde estaba sentada y se dirigió a esa estancia subterránea, donde ahora se encontraba un nuevo y sangrante cadáver. Era hora de trabajar.