Disclaimer: evidentemente ninguno de los personajes me pertenece ni me lucro con ello (una lastima la verdad)

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Le tocó la cara, temblorosa, con la punta de los dedos, inquieta. Sus ojos grises estaban clavados en ella, casi sin parpadear, expectantes. Puso la otra mano en su cara, acariciando su mandíbula, algo rasposa por la incipiente barba, buscando tal vez nuevos signos del paso del tiempo en su piel.

Hacía años que no lo veía, y siempre que había estado cerca suyo, tan solo era el padre de Draco, el señor Malfoy, conocido y temido mortígafo en los tiempos oscuros del reinado malvado del que no debe ser nombrado. Pero ahora, con la guerra acabada y después de de salir de Azkaban, y de haberlo perdido absolutamente todo, no tenia ya nada por lo que seguir adelante.

Una vez le reconoció, que notó en sus poros de la piel todo el sufrimiento y el arrepentimiento, se dio cuenta del hombre que estaba frente a ella. Y lloró, después de mucho tiempo, por alguien. Le abrazó, apoyándole la cabeza sobre su pecho, agitado por el llanto., y notó la humedad proveniente de los grises ojos del hombre, soltando todo aquello que llevaba años guardando dentro.

Amaneció tranquilamente, como si la luz intentase neutralizar la tempestad que había azotado la casa la anterior noche. Ella despertó sentada en el sofá en mala posición, con la cabeza de él descansando en su regazo. Le miró y suspiró. Ella, una mujer de apenas 26 años, consolando a un hombre de 52 contra el cual había estado años peleando. Le acarició el fino cabello platino con ternura, fijándose en lo distinta que parecía su cara cuando dormía. Con cuidado se puso de pie, estirándole encima del sofá y tapándole con una manta se sentó en el suelo junto a él, cuidándole mientras dormía, apartándole el pelo de la cara. Le besó en los labios con el corazón encogido y arropándole mejor, se marchó.

Durmió durante tres días, convulsionándose entre pesadillas y estados febriles, en los que se había mantenido ella en todo momento, casi sin comer o dormir. Y ella misma no lograba entender esa necesidad de protección hacia él, esa devoción que le profesaba desde hacía unas noches.



Despertó con los ojos vidriosos y dolor de cabeza. Con voz ronca se disculpó por todo lo que había hecho pasarle. La abrazó. Se sujetaron el uno al otro, como una tabla de salvación mutua. Podía sentir el calor del hombre tan cerca que parecía haberse colado entre su cuerpo y la ropa y la ropa, y su olor a madera y canela le embriagaba, le nublaba los sentidos... Se buscaron con las manos, con la boca y con los ojos. Se reconocieron, lloraron juntos, gritaron en medio de la enajenación, consiguieron fundir su carne y mezclarla, se debatieron entre saliva y sudor, juntando sus cuerpos, devorando cada centímetro de la piel del otro, desgarrando el alma, y al final, cuando el alba despuntaba, una descarga eléctrica les recorrió el espinazo, muriendo en el proceso y reviviendo con una beso; el último beso. y al separarse, quedaron ligados para siempre con esa extraña atadura que produce la tristeza y la calamidad.

Se miraron agitados y sudorosos, entre el silencio casi sin respirar. Él se apoyó sobre su propio brazo y le acarició la cara haciéndole suspirar. Se apoyó sobre el pecho del hombre mientras notaba con sorpresa y felicidad, como él le pasaba las yemas de los dedos por su espalda. Tenía la piel erizada y una sonrisa en los labios. Podía escuchar el corazón acelerado de él y sus dedos subiendo y bajando por su cuerpo. Le hubiese gustado quedarse allí, de aquella manera, para siempre.

-Me gustaría pedirte algo- rompió el silencio de la habitación. Ella levantó la vista, interrogante- Han pasado muchos cosas en poco tiempo que han roto los esquemas de mi vida. Y se que no tengo derecho a pedir nada pero…

-Para siempre- le cortó ella mirándole fijamente a los ojos grises que relucían especialmente.

-¿Qué?

- Me da igual lo que pasó hace años, pienso estar aquí contigo, cuidándote, para siempre- y le besó con una caricia suave en los labios que llegó a tocar su alma.

Y él sonrió verdaderamente después de mucho tiempo, al comprender que el destino le había brindado la oportunidad de volver a comenzar.

Espero que os guste )

Stern