Disclaimer: The Lost Canvas no me pertenece
Los pasos apresurados de Alone rompían el silencio de los pasillos que conducían a su estudio. El joven estaba impaciente por llegar a su cita diaria con Tenma, su mejor amigo desde la infancia. Tras abrir la puerta, su mirada buscó automáticamente los ojos rojizos del chico de cabello castaño. Con una sonrisa, Alone cerró la puerta tras de sí y tomó asiento para estar cara a cara con su amigo.
—Tenía muchas ganas de verte—admitió, con cierta timidez.
El joven no exageraba en lo más mínimo. Todos los días pasaba las mañanas cumpliendo su deber esperando con ansia a que llegara la hora de su visita al estudio, donde Tenma permanecía día y noche. Los gemelos habían insistido en que si quería seguir viendo a su viejo amigo tendría que ser bajo esas condiciones. Alone aceptó y Tenma no se opuso.
—Hoy estuve pensando en nosotros. En nuestra historia. Sabes a qué me refiero, ¿no?—empezó a decir el chico de ojos azules. Como no recibió respuesta, continuó hablando—. Pensaba en lo inseparables que éramos tras la marcha de Sasha. Fue un duro golpe para ambos, pero salimos adelante. Esos días fueron realmente los mejores de nuestras vidas. Solo nos teníamos el uno al otro, pero no necesitábamos nada más. Entonces llegó aquel caballero y te alejó de mí. No te haces una idea de cómo me sentí aquel día. Era la segunda vez que un caballero de Atenea se llevaba a una persona cercana a mí. La soledad dolió, pero no duró mucho. Un par de años después nos volvimos a ver, como enemigos.
Alone hizo una breve pausa para fijar su atención en los ojos de su amigo, que permanecía en silencio. En ellos se reflejaba desde ya hacía un tiempo la tristeza que el propio Alone llevaba sintiendo una buena temporada en lo más profundo de su corazón.
—No me mires así. Te di muchas oportunidades para unirte a mi ejército pero siempre te negaste. Mi bando cada vez era más fuerte, pero tu lealtad hacia Sasha nunca flaqueó. Siempre creíste quererle—la voz de Alone estuvo a punto de quebrarse. Apartándose unos mechones negros como la noche de los ojos, continuó hablando, recuperando la firmeza de su voz—. Pero al final es conmigo con quien te quedaste. Solo yo fui capaz de captar a la perfección el tono exacto de tus ojos, el tono exacto de tu alma. Solo yo logré atarte a mí.
Con una sonrisa, Alone alzó su mano para acariciar suavemente el rostro de su amigo. Volviendo a posar su mirada en aquellos tristes y en esos labios, que formaban una línea recta, se levantó para coger unos colores y su pincel preferido. Volviendo a donde estaba su amigo, susurró, sabiendo que no recibiría respuesta alguna de aquel lienzo tan valioso para él.
—Deberías sonreír más a menudo. ¿No te lo parece, Tenma?
Sí, pensó Alone, su querido Tenma llevaba demasiado tiempo triste. Sonreír un poco le vendría bien. Al fin y al cabo, hacía mucho que nadie sonreía en el castillo de Hades.
