Un acorde.
Esto provocó que la cabeza de Murdoc volteara y se fijara en el chico de cabello azul que se acercaba a su lado.
Otro acorde.
Se sentó a contra luz en el sofá, apoyando la guitarra en su regazo y tomándola de forma correcta para seguir tocando, haciendo caso omiso al hecho de estar, tal vez, molestando a Murdoc.
Había vuelto a altas horas de la madrugada, hace un rato, y había caído sobre la alfombra tal vez sin siquiera intentar llegar a su cuarto. El hachazo sumado a su mal humor natural le hacía a 2D temer las consecuencias de interrumpirlo, pero siguió tocando la guitarra.
Un ritmo, una melodía que Murdoc conocía a la perfección. Y al contrario de lo que 2D temía, este se volteó totalmente hacia su dirección, aunque con los ojos cerrados y aún tirado en la alfombra.
Se detuvo, esperó que Murdoc hiciera algo, pero no siguió moviéndose. Simplemente se había acomodado para escucharlo.
2D parpadeó, volvió la vista a la guitarra y retomó la canción.
―I lost my leg like I lost my way... ―comenzó; su voz suave entonó la frase lentamente.
Murdoc se levantó con dificultad del suelo y caminó hacia él. 2D sintió el impulso, ganado a la mala, de cubrirse la cabeza con los brazos, previniendo un golpe. Pero una corazonada le impidió hacerlo. Simplemente esperó.
Murdoc le miró, y no hizo falta que le dijera nada. Le hizo un espacio en el sofá, moviéndose a un lado.
Se recostó a su lado y apoyó su cabeza sobre su muslo, obligándolo a tomar la guitarra de una forma incómoda.
―But God only knows... it's getting hard...
Murdoc había comenzado a cantar. Murdoc, cantando... era tan poco común que le costó retomar la letra, pero siguieron al unísono.
―...to see the sun coming through...
De forma poco cómoda y profesional logró seguir tocando la guitarra, y Murdoc levantó la vista, obligándolo a bajar la mirada para que su mirada chocara con la suya.
―Dilo. ―pidió.
2D sintió un retorcijón en el estómago, pero cantó, sin dejar de verlo a los ojos.
―I love you, but what are we going to do?
Murdoc sonrió de esa forma escalofriante, y volvió a cerrar los ojos para acomodarse, como si no le importara en lo más mínimo que 2D tuviera algo que hacer. Aunque, a las cinco de la madrugada, era poco probable.
―Stuart, tus ojos... ―comenzó, sin mirarlo y con una sonrisa en los labios. ―Tus ojos no lucían tan vacíos hace un momento.
09/03/17
Santiago de Chile
