CAPÍTULO 1 - ¡Bienvenidos a Hogwarts!
Juvia podía ver en el reflejo de la ventana su rostro, denotando tal inexpresividad que ni siquiera ella podia deducir cuál era su estado de ánimo actual.
...o tal vez si podía: estaba aburrida.
Aun por muy pocos que fueran, los repentinos movimientos del carruaje le impedían continuar con sus manualidades, leer dentro del carruaje le mareaba y tampoco tenía a alguien con quien conversar. Sólo podía esperar.
Estaba tan absorta en sus pensamientos que nunca vió llegar a su dormitorio a la única persona con la cual se llevaba relativamente bien, quien le dio ligeros golpes en la cabeza para que pudiera salir de su trance.
—¿Gajeel?
—Madame Ooba dice que ya estamos por llegar, que estés lista.
Juvia soltó un suspiro. —Entendido.
Al ver el poco entusiasmo de su amiga, Gajeel optó por empezar a revolver la azul cabellera de la chica, claramente molestándose por el acto, sin poder quitárselo de encima, para después colocarle erróneamente el gorro que era parte del uniforme.
—¡Gajeel! ¿Qué demonios?— le replicó quitándose el gorro.
—Anímate, no quiero que las otras escuelas vean que los estudiantes de Beauxbatons tienen esa cara de muerto viviente.
—Ah, ¡cierra la boca!— gritó, ahora en un tono más en broma que molesta. Gajeel podía levantarle el ánimo a su manera.
—Gee-hee. Suerte en la presentación, nunca sabrás quien estará mirándote.
Después de decir eso, salió de la habitación dejando a Juvia con la palabra en la boca.
¿Quien estaría mirándola? Ella era bastante pálida, pelo azul opaco y una cara nada fuera de lo normal; no tenía atributos que le hicieran destacar.
O tal vez si, ya que por algo fue elegida a asistir todo un año escolar al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, gracias a que era una muy buena duelista (casi tanto como Gajeel), destacaba en Pociones y era buena estudiante en general, inclusive podría aplicar a ser aurora cuando el tiempo llegase. ¿Pero porqué tenía que viajar? Por el famoso Torneo de los Tres Magos que se celebraba cada 5 años. Maldijo que el anterior hubiera tomado lugar en su escuela, y no en este donde tenía la edad suficiente para participar y por ende, tener que viajar desde Francia hasta Escocia.
Si era sincera, ella no tenía la intención de participar. No buscaba la gloria, y tampoco necesitaba el dinero que ofrecían al ganador, sin embargo estaba obligada a ir. En simples palabras, no tenía ganas.
Por la ventana, observaba desde lejos la figura de un castillo. Ya estaban por llegar.
Tomó rápidamente su cepillo para arreglar el pelo que Gajeel le había despeinado, para después colocarse correctamente el gorro color azul claro, y sacudir su saco para que no se viera ninguna arruga; después de todo, estaba en pie la amenaza de Madame Ooba de hacer girar 100 veces a todas las chicas, incluyéndola, que harían el espectáculo de introducción de Beauxbatons.
De todos modos no había nada de que temer, ya que dicho baile lo habían ensayado un mes entero, y podía saber los tiempos al derecho y al revés.
Dejó ordenada su habitación, para después cerrarla con llave para ir a la entrada donde estarían todos los estudiantes, esperando el aterrizaje del carruaje. Estaba impresionada de que por fuera se viera un carruaje tan minúsculo, y que por dentro pareciera un hermoso palacio, tan bello como su escuela, aunque no tuvieran por desgracia las estatuas de hielo que nunca se derretían, ni las fuentes, ni los jardines.
Una vez en la entrada, una pequeña ave de pergamino aterrizó en su hombro, la cual desdobló para encontrar dentro un dibujo bastante mal hecho de Gajeel, diciendo "Suerte".
Juvia esbozó una ligera sonrisa. Trataría de no defraudarlo y hacer una expresión menos muerta.
Respiró hondo y preparó una sonrisa desde antes de que entraran al gran comedor.
Recordando las palabras de Gajeel, como las de Madame Ooba: "La elegancia de Beauxbatons lo es todo, niñas. Tienen que hacer que esos niños hormonales de Hogwarts las deseen, pero que sepan que ustedes serán inalcanzables, que son de otro nivel". Omitiendo claro, otra vez la amenaza de las vueltas para que sonara más bonito en su cabeza.
Escuchaba desde dentro del comedor, pequeñas palabras casi audibles, probablemente del director de Hogwarts quien se encontraba dando el discurso de apertura.
Lo único que si escuchó claramente y que encendió su nerviosismo, fueron las palabras que anunciarían su escuela.
—¡Ahora démosle la bienvenida a la Académie de Magie Beauxbâtons! ¡Y a su directora, Madame Ooba!
Las puertas del Gran Comedor empezaban a abrirse lentamente, con un sin fin de miradas de alumnos de Hogwarts, esperando.
Una vez que dichas puertas permitieran el espacio suficiente para que pudieran pasar, Madame Ooba no necesitó darles la señal para que las chicas que estaban hasta adelante de la formación, empezaran a adentrarse al pasillo principal entre las dos mesas.
Juvia era de las últimas en la formación. Empezó a avanzar, mirando hacia el frente, confiada, y cuando llegó el momento de detenerse, volteó a ver a su derecha a quien fuere que estuviera ahí, haciendo un ademán con la mano, emitiendo un suspiro para luego mirarle directamente a los ojos. Como esperaba, aquel hombre estaba perplejo, sin palabra, cosa que hizo que Juvia riera por dentro, pues ella no era una persona que coqueteara ni se dejara desear, sin embargo hacerlo por lo menos una vez en su vida parecía divertido.
Una vez acabó con el "coqueteo", volvió a mirar al frente con perfecta sincronía con la de sus compañeras, y siguió caminando.
Unos cuantos segundos pasaron, y volvió a hacer el mismo ademán, siendo esta vez una chica con quien hizo contacto; era pelirroja, con un flequillo que le tapaba el ojo izquierdo. No importaba.
Siguió su rutina. Ya estaban por terminar, y solo quedaba otra secuencia más.
Inhaló, y dejó escapar su último falso suspiro.
Pero aquel si que había sido un suspiro de verdad.
Todo había pasado tan rápido, pero esos breves momentos eran suficientes para que tantas cosas ocurrieran en ella; con el breve contacto visual que tuvieron ambos, Juvia no pudo evitar sentir la cara roja, abriendo los ojos más de la cuenta, sorprendida, tratando de bastarse lo más que pudiera del contacto que tenía con aquel chico; un pelo negro muy alborotado que le parecía hermoso, facciones que a ojos de Juvia eran más que perfectas, y ojos grisáceos que nunca le era suficiente perderse en ellos, y quería más. Quería más de él.
La presión de tener que continuar con la presentación, le obligó a apartar la vista del pelinegro.
Terminó tal y como habían ensayado, y los aplausos comenzaron a resonar, mientras todas hacían una reverencia, para después acomodarse a un lado para que la siguiente escuela pudiera entrar.
Una vez Juvia se compuso, quizo buscar con la mirada a aquel joven que le había robado el aliento.
Y ahí estaba, sentado, prestando atención a las palabras del director, sin embargo podía jurar que también desviaba la vista hacia las estudiantes de Beauxbatons. A ella.
Pensar en que él había sentido exactamente lo mismo que ella, hacía que otra vez sintiera la cara roja y su corazón no detuviera aquel rápido ritmo. Imaginar que en unas horas la trataría de buscar, le preguntaría su nombre y ella el suyo...
—¡Recibamos ahora, desde Escandinavia, a nuestros amigos de Instituto Durmstrang!
Un fuerte estruendo hizo que Juvia dejara de soñar despierta, y fijara su atención a los chicos que empezaban a adentrarse al salón.
Su presentación daba una clara impresión de fuerza, todo lo contrario de la suya, que era más elegante y tranquila.
Los bastones que llevaban, soltaban chispas cada vez que pegaban contra el piso, cada cierto tiempo donde avanzaban.
Lo más impresionante fue el final, donde un chico de pelos rosados empezó a sacar fuego de su varita, formando el escudo de su escuela.
Los aplausos volvieron a resonar por la sala, incluyendo a Juvia, quien nuevamente volvía a prestar su atención de manera discreta hacia el chico de pelos alborotados.
Antes de partir, había leído por mera curiosidad un poco de Hogwarts, dándose cuenta de que ahí dividían a los alumnos por cuatro casas: Slytherin, Ravenclaw, Hufflepuff, y Gryffindor, cada una con un característico color. Es por eso que Juvia al observar su uniforme, dedució que se trataba de un Gryffinfor. Tomaría muy en cuenta eso.
Escuchaba al director Makarov hablar, seguramente sobre el Torneo de los Tres Magos, donde probablemente la mayoría tenía especial euforia a participar. Sin embargo ella no tenía interés, por lo tanto decidió no escuchar y centrarse más en sus propios pensamientos, pues después de esa explosión de sentimientos que repentinamente despertaron en ella, ahora estaba confundida.
¿Qué había ocurrido? ¿Porque su corazón palpitaba tanto cuando lo veía, si ni siquiera sabía su nombre? No sabía nada de él, y aún así, se sentía de esa manera.
Era un completo extraño, pero tenía la sensación de que podría estar con él durante horas y nunca cansarse. Podía sentir mariposas en su estómago cuando recordaba, todavía fresca, la memoria cuando entró en contacto con esa mirada tan penetrante, tan perfecta.
Unos chasquidos le hicieron salir de su transe. Era Gajeel.
—Hey, nos dijeron que nos sentáramos en la mesa de los Ravenclaw para empezar a cenar.
Juvia solo pudo asentir débilmente y seguirlo hacia la mesa, que para su fortuna quedaba al lado de la de los Gryffindor.
—Creo que ya se ha dicho todo lo necesario, al menos por ahora, así que buen provecho— dijo el director de Hogwarts, Makarov, quien elevó las manos y con dos palmadas, comida empezó a emerger de los platos que habían en el centro.
Para sorpresa de Juvia, la sección donde se sentaban, tenía comida que normalmente se servía en Beauxbatons, identificando Quiché de pollo, ensalada Lyonnaise o postres como Mousse de chocolate, Creme brûlée, entre otros.
Gajeel no esperó ni un momento para empezar a llevar a su plato tanta comida que pareciera que no podría acabársela, eso a ojos de gente que no lo conociera. Pero Juvia sabía muy bien que incluso eso era poco.
Ella por su cuenta no tenía mucha hambre, tomando simplemente un poco de Mousse y comérselo a pequeñas cucharadas.
—Oye, ¿que es eso de ahí?— escuchó a una chica de pelo corto, azul, preguntarle animada a Gajeel.
El dejó de masticar. —Es ratatouille.
—¡Vaya! ¿Crees que puedes pasarme un poco?
—Consíguelo tu.
—¡¿Ehhh?! ¡Qué malo!
Juvia tenía que intervenir. No solo porque sabía los extremos a los que podía llegar Gajeel, sino porque también tenía, extrañamente, el deber de calmar las aguas cuando sentía que la actitud de su amigo podía provocar un conflicto.
—Gajeel, recuerda que por poco no te dejan venir por tu conducta— le susurró lo más amablemente posible, para acto después tomar el plato y levantarse un poco para ofrecérselo a la chica.
—¡Muchas gracias!— dijo tomando un poco del plato. —Soy Levy McGarden.
—Yo soy Juvia Lockser, y él es mi amigo Gajeel Redfox— le presentó, pues parecía que el estaba más entretenido en su comida que entablar relaciones.
—Díganme, ¿cómo es allá? Leí que tenían unos hermosos jardines.
Juvia no era una persona que hablara demasiado, o que tuviera mucho de que hablar, sin embargo si se trataba de su escuela, que portaba su escudo con orgullo, si que podía hablar. Y le parecía también la mejor opción, pues no sabía que hubiera pasado si dejaba a la vista de su amigo Gajeel, su creciente interés por el chico de Gryffindor.
Todos empezaban a salir del Gran Comedor, rumbo a sus dormitorios, y Juvia entristeció al no poder ubicar al Gryffindor entre tanta multitud.
Juvia y Gajeel se despidieron de Levy, quien se ofreció con mucho gusto a enseñarles el castillo y resolverles cualquier duda que tuvieran.
Rumbo al carruaje, Gajeel soltó su típico Gee-hee que para Juvia suponía un peligro inminente.
—¿Y quién es?
Su cara empezaba a tornarse roja. Odiaba ser tan pálida, pues gracias a eso era más evidente su rubor.
—J-Juvia no sabe de qué estás hablando...
—Oh vamos, está mas roja que un tomate.
Así pues, también odió sonrojarse tan fácilmente.
No dijo nada.
—Es de Gryffinfor, ¿no? Vi desde atrás lo roja que te pusiste cuando lo viste frente a frente en la presentación.
—N-no...— intentó negarlo, pero Gajeel no le dejó continuar.
—y después cuando estaba hablando el Profesor Makarov... no dejabas de verlo ni un segundo. Lo comías con la mirada.
La sangre le hervía, y si Gajeel le dijo que estaba tan roja como un tomate, ahora no sabía que tonalidad carmesí había adquirido.
Se tapó la cara con las manos y dejó escapar un "¡Ya detente, Gajeel!" agudo, con lo que el mencionado solo pudo carcajear ante su reacción.
Entraron uno por uno al carruaje, ubicado en uno de los patios del colegio, bastante cerca del Gran Comedor.
Ambos estaban por irse a sus respectivos dormitorios cuando Gajeel la detuvo, otra vez con esa sonrisa burlona que daba mal augurio, diciendo.
—Entonces, ¿te gustó?
Juvia no volvió a decir nada. Trato de no explotar en vapor pero fue imposible, y el cometido de Gajeel de molestarla se había cumplido. Se dirigió al pasillo de dormitorios de hombres, escuchando a la distancia sus carcajadas, mientras que ella, avergonzada, se dirigía al suyo.
Casi no pudo dormir, pues aunque fuera solo para molestarla y no esperaba respuesta alguna, aquella pregunta alborotaba sus pensamientos.
No podía decir con exactitud si le gustaba, apenas le vió unos minutos, ni siquiera había hablado con el, no sabía como sonaba la voz que salía de esos perfectos labios y...
—¡No!— gritó tapándose la cara con su almohada. No quería que su imaginación echara a volar, porque quería dormir.
Pero cuando lo intentaba, esa pregunta volvía a aparecer.
¿Le gustaba?
No sabía su nombre, no sabía como era; de casualidad si era una persona mezquina, aunque no podría serlo pues si no estaría en Slytherin, ¿no? O si de casualidad era amable, o distraído, callado... la curiosidad la carcomía.
¿Quien era él?
¿Le gustaba?
Después de pensarlo por todavía más horas, dejó escapar un sonoro suspiro entre la almohada.
Esbozó una sonrisa, y no la sonrisa que siempre sabía hacer cuando tenía que hacerla, una sonrisa tan falsa como el hecho de que aquel chico que apenas y tuvo contacto hace unas horas, no le gustaba. Era una sonrisa genuina, de lado a lado.
Si le gustaba, y mucho.
Debía averiguar quién era.
No tengo ni idea si alguien vaya a leer esto pero bueno, al menos lo intenté jaja
Una vez leí un fanfic en ingles gruvia que era sobre este AU de harry potter, especialmente del torneo de los tres magos, pero era nada mas que un one-shot muy cortito y me dejó con ganas de más XD Así que quize escribir sobre este AU por mi cuenta, mucho más extenso.
Decidí publicar esto aquí también, en porque donde originalmente iba a publicar esta historia era en Wattpad, que de hecho ahí también está la historia, pero he tenido un sin fin de problemas ahí concluyendo con que cualquier historia que intente publicar no aparece en el filtro de búsqueda, no se porqué T_T (osea que nadie puede encontrar mi historia si no es por medio de mi perfil, bravo Wattpad :D)
Como sea, si alguien leyó esto, le agradezco infinitamente que se haya tomado el tiempo y que espero le haya gustado. Nos leemos en el siguiente capítulo n_n
Hasta luego!
