Nota de la autora:
Holaaaa! Les he traído este fic, cuya historia ha sido rondado en mi mente todos estos días, así como armándome de mucha paciencia, la cual he decidido escribir para poder compartirla con ustedes.
No tolero críticas destructivas, todos somos humanos y cometemos errores. Críticas constructivas bienvenidas sean!
La siguiente historia se sitúa casi 5 años después de la película, probablemente tendrá algunos fragmentos de la serie. La misma contiene lenguaje explicito y alto contenido sexual, por favor abstente de leer si no te gusta el Lemmon.
Disclaimers: Los personajes de Big Hero 6 ¡No me pertenecen!, son propiedad de Disney/Marvel. Lo único de mi propiedad es la historia.
Pareja principal: GogoxHiro.
Posibles parejas: FreddxHoney, CassxKrei, TadashixHoney, KarmixHiro, etc.
Ya veré en el desenlace de la historia con que otras parejas sorprenderlos, quizás habrá uno que otro personaje creado por mi con fin de darle sentido a la historia y hacerla mucho mas interesante.
PD:
También la publicare en mi cuenta de wattpad, (BlackLove_inTheHell) les aviso para evitar futuros inconvenientes.
Espero la disfruten!
.
.
.
Prólogo
.
.
La ciudad de San Fransokyo, la metrópolis que nunca duerme, como algunos le decían. Podía apreciarse imponente al caer de la noche.
Las calles rebosaban de gran gentío, que disfrutaba de aquí para allá de los hermosos lugares y exorbitantes locales, que proveía la magnifica ciudad. Sin embargo, no muy lejos, en el último piso de uno de los rascacielos mas extraordinarios del lugar, un individuo de semblante apuesto yacía sentado en un espacioso y elegante sillón de cuero negro.
El atractivo hombre bebía una copa de vino en total tranquilidad, hundido en sus pensamientos.
Aquel hombre de cabello corto azabache y bien peinado lucía un entallado traje negro, junto a una camisa blanca, combinada con una corbata verde, muy fina y en su rostro podía verse una delgada barba bien cuidada, sin embargo, poseía una horrible cicatriz de quemadura, justo en el lado izquierdo de su cuello, la cual se perdía por debajo de su traje.
Sus ojos castaños opacos, tan fríos e inexistentes de vida, observaban la hermosa ciudad a través del gran ventanal. Imprevistamente, el sonido de unos tacones chocar contra la cerámica lo sacó de sus pensamientos, mirando por acto reflejo hacia la puerta, esperó paciente a que entrara la persona.
No tuvo que esperar demasiado, pues la puerta se abrió segundos después, mostrando a una bella mujer pelirroja, envuelta con un deslumbrante vestido plateado, ceñido al cuerpo, con encajes brillantes, resaltando cada una de las curvas de su cuerpo, el mismo le llegaba un poco mas arriba de las rodillas, calzaba tacones negros a juego con el vestido decorados con piedras preciosas, parecidos a diamantes. Aquella mujer le sonrío, este sin inmutarse se le quedó viendo.
La dama caminó despacio hacia una pequeña mesa, situada en una de las esquinas de esa lujosa oficina. Encima había una botella de vino, dentro de un cubo de hielo y un par de copas a un lado, tomó una y se sirvió del delicioso líquido.
Bebió un poco yendo hacia el sillón, sentándose al lado del pelinegro. Se mantuvieron en silencio por varios minutos, sin ninguna intención de romperlo.
— Te noto preocupado… ¿Pasa algo? —Preguntó al fin la pelirroja, en un frío tono.
—No es nada.
Ella alzó una ceja, examinando a la persona frente a ella, buscando algo que lo delatara y así saber el por qué de su distante comportamiento. Sin éxito, apartó la mirada, para concentrarse en la copa de vino que sujetaba en sus manos.
— Conseguimos sus identidades —intentó cambiar el tema, pasando a otro que era de mayor importancia para ellos— ¿Quieres saber quiénes son?
— No me interesa —respondió tajante, levantándose al instante para servirse mas vino— Encárgate tu Kuriko…
— ¿Estás seguro?
— Lo único que me importa es conseguir la otra mitad del proyecto de mi padre —explicó indiferente bebiendo un sorbo de su copa— Krei la tiene. Conseguirla es vital para nosotros, lo sabes…
— Lo sé —respondió Kuriko aproximando la copa a sus labios— Nos vengaremos de todos aquellos que asesinaron a nuestros padres…
— Esos infelices ni siquiera se lo esperan…
Ella se puso de pie, para luego dirigirse tranquilamente a la salida. Se paró unos minutos en el centro de la oficina, silenciosa manteniendo la copa entre sus dedos, el pelinegro la miró de reojo.
— Deshazte de ellos Kuriko —pronunció el pelinegro frunciendo el entrecejo, ella solo río ligeramente y se encaminó nuevamente a la puerta.
— No te preocupes Tadashi… yo me encargo —murmuró Kuriko antes de salir de allí.
El pelinegro solo bufó. Ya no era ese chico rebosante de alegría y lleno de vitalidad, ya no era Tadashi Hamada…
Observó su reflejo, en una pared hecha de espejo, situada al lado de el, la imagen que vio no le causó efecto alguno, ladeó el rostro viendo la cicatriz en su cuello y la miró con desagrado. Estampó la copa contra el espejo y esta se quebró al instante derramando el líquido por el mismo, cayendo los cristales en el piso.
Tadashi Hamada había muerto ese día, en aquel incendio…
.
.
.
.
Los grandes héroes estaban dentro las instalaciones de Krei-Tech, tratando de detener un puñado de robots, los cuales se habían infiltrado en el edificio, momentos antes de que ellos llegasen.
— ¿Qué onda con estos robots? —Gritó Wasabi después de que intentara cortar uno a la mitad, con sus cuchillas de plasma y este lo detuviera con una cuchilla parecida, que había salido sorpresivamente de su brazo robótico, con la diferencia que esta era roja y un poco mas larga— ¡Rayos!
— ¡Tranquilo compañero! ¡Mis llamas de la victoria lo fundirán enseguida! —Exclamó Fred escupiéndole fuego al robot— ¿Qué diablos? —murmuró sorprendido al ver que no le hizo nada, viendo como el robot se dirigía a él para atacarlo, mas no llegó, pues Honey Lemon le había lanzado una de sus bombas congelantes.
— ¡Gracias amorcito! —Le gritó Fred a Honey, mientras golpeaba al robot congelado partiéndolo en miles de pedazos— Si las llamas no funcionan… ¡Mi ventisca súper congelante de héroe lo hará! —Escupiendo esta vez hielo hacia el grupo de robots.
Hiro disparó láser del guante de su armadura, explotando a los cuerpos metálicos congelados por Fred, destruyéndolos a todos. Cuando el polvo de la explosión se despejó, pudieron ver que habían acabado con todos. Honey y Wasabi suspiraron de alivio.
— ¿De dónde habrán salido? ¿Y que rayos hacían aquí? —Cuestionó Wasabi examinando el lugar.
— No lo sé —respondió Hiro alzando los hombros— Quizás alguien quiera vengarse de Krei. Otra vez…—bromeó el pelinegro— Baymax, ¿Ves algo sospechoso desde allá arriba? —Preguntó Hiro por el intercomunicador.
— No detecto nada por acá, Hiro —respondió al instante Baymax que sobrevolaba el edificio en busca de amenaza.
— Emn… Chicos —murmuró la rubia llamando la atención de todos— ¿Dónde esta Gogo?
.
.
.
.
Uno los de tres fornidos hombres que poseía un cañón láser, de alta tecnología, destruyó la puerta perteneciente a la oficina de Krei. Adentrándose, una vez que el humo se disipó, seguido de los otros dos.
— Busquen en todos lados —ordenó apuntando a la entrada con el cañón, resguardándola— el chip debe estar escondido aquí.
Mientras los otros dos buscaban, una figura femenina, portando una armadura amarrilla y casco polarizado que cubría su rostro, observaba todo pegada al techo, preparándose para atacar.
¡BUM!
El sonido de una explosión alertó a los tres, provocando que detuvieran la búsqueda, centrando su atención en la entrada. Gogo aprovechó la confusión y lanzó uno de sus discos directo a la cabeza del tipo con el arma, tumbándolo al piso. Lanzó otro disco al siguiente, este lo esquivó e intento agarrar el arma en el piso.
— Ni lo intentes idiota —pronunció lanzándole el otro disco, esta vez acertando.
Se giró hacia el otro que quedaba y lo vio temblando de miedo, mirando a todos lados buscando una manera de escapar. Gogo se acercó lentamente, con la tarea de intimidarlo, lo cual logró. Lo agarró del cuello de la camisa con fuerza y a pesar que este era mucho más alto y grande que ella, el mafioso casi se orina en los pantalones.
— ¿Para quién trabajas? —Preguntó la amante de la adrenalina, mirándolo a través del vidrio polarizado del casco. A pesar del miedo que le provocaba el hombre no contestó— ¡Habla! —Lo zarandeó— ¿Quién te envío? ¿Qué buscaban aquí?
— y-yo, yo n-no lo s-sé… —contestó tartamudeando, no feliz con la respuesta, Gogo lo estampó con rudeza, contra la pared mas cercana.
— Respóndeme o juro que la pasaras muy mal —murmuró con tono frío.
Ensimismada en interrogar al hombre delante ella, no se dio cuenta que el primero que había derribado comenzaba a levantarse, este viendo la oportunidad de atacarla por la espalda, recogió el arma y le apuntó. En ese preciso momento Hiro y los demás llegaban al lugar.
— ¡GOGO! —Gritó Hiro segundos antes de caer en cuentan de lo que el mafioso se disponía hacer, pero fue tarde el hombre disparó.
Todo pasó en cámara lenta, Gogo volteó su rostro hacia la bola de energía, que se dirigía hacia ella, cerró los ojos esperando el impacto y en esas milésimas de segundos, Baymax entró rompiendo la ventana, posicionándose frente a ella rodeándola con sus brazos, recibiendo de lleno el impacto, dejando paso a una explosión, seguida de una cortina de humo.
Hiro fue el primero en reaccionar, acercándose furibundo al mafioso, golpeando con rabia la cabeza del hombre, sin este poder reaccionar, dejándolo inconsciente al instante, para después desesperado ir hacia Baymax, que en ese momento estaba todavía de espaldas, con la parte trasera de la armadura un poco destrozada.
— ¡Baymax! —Llamó causando que el enorme robot se moviera, permitiéndole ver a Gogo, estaba sana y salva. Hiro corrió a ella y la apretó con fuerza en su pecho— ¡Dios! Gogo… —susurró el pelinegro al borde de las lágrimas.
— Estoy bien Nerd… —lo calmó ella acariciándole la espalda— gracias a este fortachón —dijo después mirando a Baymax.
— Salvar vidas es mi trabajo —recordó el robot a modo de respuesta.
El pelinegro se separó de ella, permitiendo que los demás se acercaran y abrazaran a la pelinegra uno por uno. Hiro se alejó un poco, aun no se le pasaba el susto que le produjo ver como casi perdía a su novia.
— Gracias amigo —murmuró sincero hacia Baymax.
Luego de un rato llegó la policía, llevándose con ellos a los tres hombres esposados, en una de las patrullas. Krei hizo aparición en ese preciso momento, a lo que aprovecharon de hacerle preguntas. Pero este dijo que desconocía el porque de aquel ataque y negó la existencia de algún chip, alegando que estaba en una cita con la tía Cass antes del incidente, esto hizo enfurecer a Hiro, mas de lo que ya estaba, puesto que minutos antes de que llegaran la policía y Krei, este se comportaba de manera distante y algo cortante.
— Baymax, vámonos… —dijo de repente el pelinegro, ante la mirada expectante de todos. Hiro sin siquiera despedirse, escaló en la espalda de Baymax, despegando al instante poniéndose en vuelo, perdiéndose en la oscuridad de la noche.
.
.
.
Notas de la Autora:
Publicado:
01 de enero de 2019.
Re-subido:
07 de Febrero de 2019. Por correcciones de errores ortográficos.
