Draco Malfoy estaba triste y eso era algo que le molestaba. Después de la guerra tuvo que enfrentar los juicios donde, oh sorpresa, todos le recriminaron su cobardía y le culparon de cosas de las que él nunca tuvo el control.

¿Tenemos a un chico que fue obligado a tomar la marca tenebrosa por un error de su padre y luego obligado a matar al mago más poderoso de todos los tiempos bajo amenaza de muerte a toda su familia? Pues joder, que es su culpa y de nadie más. ¿Que tenemos a un chico obligado a torturar a sus compañeros bajo amenaza de sufrir él mismo la tortura? Pues, hubieron chicos que se opusieron y todavía siguen vivos, es un cobarde. ¿Que tenemos a un chico que fue obligado a presenciar la tortura de una heroína de guerra y no hizo nada? Pues sus amigos si la pudieron salvar mientras él no hacía nada, todo un cobarde.

Draco estaba tan harto, tan estaba cansado. Había tenido que soportar aquel juicio que había sido más de ocho horas de personas recriminandole cosas que nunca pudo controlar y luego tuvo que soportar las miradas del resto de personas cuando lo dejaron libre, y aunque el juicio lo había agotado las miradas habían sido lo peor. Las miradas cargadas de odio y repulsión que lo seguían sin importar donde fuera lo hacían sentirse miserable, y luego la insistencia de su madre de volver al colegio, amaba a su madre, Merlín sabía que el adoraba a su madre, pero en ocasiones razonar con ella era imposible. Narcissa Malfoy amaba fingir que todo estaba bien, que ellos eran los mismos y que todo estaba bien y eso era algo que Draco jamás pudo emular, su madre tenía la capacidad de ignorar al resto del mundo y fingir que todo estaba bien, eso en varias ocasiones había calmado a Draco durante la guerra pero ahora, tan sólo le causaba estrés.

Su madre desde los juicios había estado fingiendo, fingiendo que todo era normal. Ella fingía que aún eran respetados y temidos, actuaba como cuando su padre aún era un hombre con una buena reputación, como cuando el era un capullo que se metía con cualquiera que saliera de lo que ellos le habían enseñado era 'correcto' y eso lo molestaba porque nada estaba bien.

Y sin embargo allí estaba, sentado en un compartimiento del Expreso de Hogwarts junto a sus amigos esperando a que aquel tren arrancará para enfrentar un año escolar que sin duda alguna le iba a dejar machacado. Draco Malfoy volvía al colegio que fue su prisión durante más de dos años junto a las únicas personas con las que podía contar en aquel momento.

Amaba a su madre, pero en aquel momento, mientras miraba la ventanilla no pudo evitar odiarla un poco por su capacidad de engañarse a si misma.