"Nunca suspiro por un mundo mejor
Ya está compuesto,
Interpretado y dicho.

Cada pensamiento es la música que escribo
Todo, un deseo para la noche"

El poema de Nightwish chico Muerto

I
Recuento de Daños

El Aeropuerto Internacional de Heathrow escondía la también internacional terminal de la red flu de Londres tras una puerta con un viejo letrero que decía "Solo personal autorizado" que parecía atraer la atención de los muggles lo mismo que un baño de una gasolinera. Y fue ahí donde después de cuatro años sin ver a sus hijos Harry Potter el "Héroe salvador del mundo mágico" volvió nuevamente para quedarse.

Llegó con ganas de fumar, tantas como si no lo hubiera hecho en años, todavía con miedo de volver a pisar Reino Unido.

Pensando que estar justo ahí en ese instante no era más que uno de los muchos sueños que había tenido. Y se obligaba a recordar que estaba ahí y era real.
Harry salió del aeropuerto vestido con suéter gris y pesado abrigo café, y unos pantalones de lana del mismo color que el abrigo, la sombra de una barba de cinco días sin rasurar, y unas ojeras de años quizás, no recordaba la última noche que pudo dormir tranquilo.

Parecía un fantasma deambulando por las calles que en algún tiempo, conoció, tomó un taxi hasta Charing Cross, el caro importe de vehículo no importó, no es como si hubiera quedado en banca rota solo porque lo parecía.

Había mandado una lechuza a Ron su único amigo, para quedar en el "Caldero Chorreante" quizás con un poco de aprensión aunque habían intercambiado correo seguido, sabía que Ron se sentía dolido por su forma de abandonar Inglaterra pero estar ahí sin sus niños, viéndolos solo de lejos, sin poder acercarse a ellos, lo hubiera matado.

Cuatro años, cuatro años, condenado a no ver ni saber de sus hijos, solo por no ceder a un vil chantaje de la persona que en ese momento se suponía que quería.

Giny Weasley, hace mucho tiempo, Giny Potter en su mejor y peor momento y ahora según sabía Giny Delacroix.

Ella era la culpable de todo aquello y quizás él al pedirle al divorcio, pero estaba tan enojado.

Giny la amorosa Giny que perdió todo ese amor, al enterarse de que Albus había sido seleccionado para Slytherin y que él no iba a hacer nada si no que no le dio la absoluta importancia que debía según ella.

Pero Harry ya lo sabía desde siempre Al había sido un Slytherin, dando batalla con astucia envolviendo a todos alrededor de su pequeño dedo. Pero también era un niño dulce que de ninguna manera toleraba la injusticia.

Lo sabía quizás Albus no era la clase de chico que se preocupaba por las personas alrededor pero daba la vida por quienes quería.

Era un Slytherin y eso no podía ni cambiarlo ni discutirlo, solo aceptarlo como un rasgo más de su personalidad.

Sin embargo Giny intento convencer a Al de presionar a su padre para ayudarlo a cambiar de casa. Y él rotundamente se negó, peor aún se opuso con orgullo y cuando llegaron las vacaciones de navidad tapizó su cuarto con los colores de la casa de serpientes, como si aclarara donde estaba su lealtad y por supuesto él lo ayudo dejando en claro que su lealtad estaba con su hijo.

Y ella empezó a verlos como enemigos poco a poco. Harry no lo hubiera creído, si no hubiera sido testigo de aquel cambio.

Ella dejó de ser la mujer de la que se enamoró para transformarse en el monstruo de sus pesadillas.

Los gritos y las discusiones con y sobre Albus fueron el pan de cada día durante las vacaciones de invierno y finalmente llegó el día que lo arruinó todo.

Cuando la observó entrar en el cuarto de Albus a hurtadillas pensando que quizás que esa guerra tal vez si le afectaba un poco tanto para observar a su hijo dormir, y velar por el.

Pobre ingenuo al curiosear por la puerta entre abierta la vio examinando su brazo, no había que ser un genio para darse cuenta lo que estaba buscando.

Nunca pudo olvidar la ira que sintió ese momento, ¿Cómo podía si quiera ella pensar que su hijo estaba marcado?

Los insultos que gritó a viva voz, ni los golpes que le dio importaron, ni que los vecinos los vieran, cuando la tomó del brazo y la echó de su casa.

Craso y estúpido error.

El taxi se detuvo y Harry interrumpió sus pensamientos.

Pagó y se bajó del vehículo, volviendo a sentir la necesidad de la nicotina alterando sus nervios y asesinando lentamente sus pulmones.

Afortunadamente una anciana gitana vendía dulces y cigarrillos sentada en la cuneta, y el casi la miraba como si fuera dios.

Cuando se pudo surtir de su vicio particular ingresó al Caldero Chorreante, varias caras voltearon a verlo, al menos ya no había odio en esos rostros como cuando salió de la isla.

Pero había mucha lástima en esas miradas, como si fuera un enfermo terminal.

Sus tripas se retorcieron, e hizo una mueca incomoda. Era increíble que esas personas lo compadecieran cuando antes lo habían acusado y juzgado sin derecho a defenderse.

Pero ahora estaba ahí por sus hijos nada más lo demás no importaba, ni la sociedad mágica, ni el mundo entero.

Una cabellera roja sentada en la barra llamó su atención y se acercó, ahí estaba Ron, tomando un trago de whiskey de fuego.

Al verlo el rostro del pelirrojo se iluminó y sonrió.

-Harry que bueno volver a verte- dijo sin contener la emoción y le dedicó un abrazo sincero.

Lo invitó a sentarse y le pidió una copa a Harry.

Ron su casi hermano, él que le creyó sin pruebas y se buscó tantos problemas solo para apoyarlo en aquella horrible tempestad.

-Gracias Ron, no sabes cuánto los extrañé a ti, a Herms y a mis hijos, no puedo creer que después de tantos años pueda volver a verlos.-

Después de aquel día en que dos trabajadores del ministerio lo sacaron de su casa y le obligaron a acompañarlos, no volvió a ver a sus hijos.

-Oh Harry - Suspiró Ron con tristeza.

-Ah pasado algo, no me digas que no anularon la sentencia- expresó su mayor miedo en voz alta y ante la falta de reacción de su amigo se sintió intimidado -Ron por favor di algo que me muero- suplicó Harry desesperado.

No podían prometer dejarlo ver a sus niños y luego simplemente dejarlo así.

-No Harry la sentencia fue anulada, es solo que... - Ron titubeó incómodo -No será fácil Harry, lo que Giny les hizo a esos niños fue mil veces peor que lo que te hizo a ti-

"Mil veces peor" esa frase se repitió en su mente como un eco gritado tan fuerte que anuló cualquier pensamiento, apretó los puños con fuerza y su rostro se tornó rojo

-¡Si esa perra le tocó un cabello a mis hijos Ron, yo...!-

-No los lastimó Harry, al menos no así- lo interrumpió -Ella no lo hizo ni cuando dijo que los golpeabas, ella al parecer consiguió que alguien alterara las fotos que usó como prueba -

-Eso no quita que sea un monstruo Ron- dijo a recordar las fotos de sus hijos con golpes y moretones que presentó en el juicio. Se veían tan reales que ciego de ira la amenazó en pleno juicio.

Una acción muy Gryffindor y muy estúpida.

-Lo sé Harry, no puedo creer que mi dulce hermanita se haya convertido en eso, no puedo ni reconocerla. Mis padres no dejan de llorar y preguntarse qué hicieron mal-

-Dime Ron ¿Que hizo? No me des más largas te juro que no culpo a nadie más que a ella- Lo presionó harto de las sorpresas todas habían sido malas los últimos años.

-Cortó nuestros lazos familiares con Albus, ante la magia y el ministerio Albus dejó de ser un Weasley, eso es peor que cuando el ministerio separó tus lazos con los chicos. Porque tus hijos pueden recuperar tu apellido cuando sean mayores de edad, pero Albus nunca volverá a ser un Weasley-

Harry palideció, no podía imaginar a su hijo echado a la calle sin familia que vieran por él. Ni Walburga Black había cortado los lazos de Sirius, eso estaba visto como el acto más mísero e inhumano que una madre pudiera cometer en el mundo mágico.

-Esa perra le hizo eso a mi hijo, ¿Donde está Albus?, ¿Que ha sido de él?, Dime que no le han perdido la pista- preguntó desesperado, sintiendo que se le iba el alma del cuerpo y por el rostro de su amigo supo que no le iba a agradar la respuesta.

-El ministerio lo dio en adopción y nadie sabe que trampa hizo o a quien soborno Draco Malfoy, pero él lo adoptó-

Por la mente de Harry pasaron miles de recuerdos de su época con los Dursley, no podía ni imaginar a su Albus viviendo la misma pesadilla que él mismo.

-¿Como lo tratan? Ese hijo de puta lo ha de usar para vengarse de mí- soltó venenoso.

-No te mentiré Harry, Draco Malfoy no lo maltrata, al contrario lo consiente hasta malcriarlo, lo llena de regalos y cumple cada uno de sus caprichos. Tanto que se ha vuelto un niño arrogante, y consentido. Según como cuenta Neville, entre él y Scorpius Malfoy controlan Slytherin y amenazan a las demás casas-

Eso no le sorprendía Albus siempre fue un niño algo orgulloso y ambicioso, era obvio que sin orientación y a sus anchas terminara siendo así. Pero tan bien conocía a su Al que sabía que en algún lugar estaba el niño que le había a su manera pedido su opinión sobre Slytherin antes de tomar en expreso de Howarts.

El que lo volvía a sorprender era Malfoy, ¿Realmente había conservado su rencor de hace años?, ¿Tanto para poner a su propio hijo en contra?

-Ron ¿Tú crees que Albus me odie?- preguntó sintiéndose abrumado de alguna manera pensó que cuando anularan la sentencia todo se iba arreglar, estaba claro que iba a hacer falta más que eso.

-No sé Harry, solo recuerdo hace un año haber visto a toda la familia y a Albus comprando libros en Flourish & Blotts y tu hijo los miraba con adoración y les llamaba padre y madre a Malfoy y a su esposa- le respondió.

-Voy a recuperar a mis hijos Ron, haré que aprendan de una vez a no meterse jamás con ellos- dijo sintiendo la amenaza desde el fondo de su corazón.

–Pero dime, ¿Qué ha sido de James y Lilí?- preguntó desconcertado ante el incierto destino de sus hijos, tanto dolor había causado repentinamente alguien que había amado no podía comprenderlo, para él era ilógico concebir un parecido entre Ginny la joven de que se enamoró y aquel ser que simplemente no había parado hasta lastimar a todos los que la rodeaban.

Ron esbozó una sonrisa –-Si no fuera por James tu no estarías aquí ahora, fue muy valiente, se escapó de la casa de Giny a los quince, estuvo todo el tiempo escondido en una habitación del caldero chorreante, gracias a Neville y a Hannah, solo salía de su escondite para ir a Howarts y después desaparecía otra vez, hizo sufrir al ministerio y a muchos de nosotros durante dos años- dijo soltando una risa con una sombra de tristeza.

-James intentó testificar con veritaserum en cuanto cumplió los 17 con respecto tu caso pero Ginny se adelantó y te concedió el perdón, alegando que creía que estabas bajo alguna especie de maldición esos días y que creía que ya no eras peligroso- continuó el pelirrojo.

-Fue una táctica para que no la encerraran en Azkaban, pero gracias ello mi fortuna regresó y la separación de lazos con mis hijos se rompió, solo me preocupa James, tengo miedo de que corte sus lazos con él, no tanto porque valga como madre pero no quiero que pierda a sus tíos y abuelos también- Harry dijo aterrado.

-No te preocupes ella está convencida de puede hacerlo volver, está más ocupada buscándolo que tratando de hacerle algún tipo de daño tu sabes que James siempre fue su favorito, pero igual no te preocupes renta una casa frente a Sortilegios Weasley con su fideicomiso-

-¿Por qué no vive con ustedes?- Preguntó Harry sorprendido.

-Veras James no quiere, está un tanto resentido con nosotros, piensa que si hubiéramos confiado más en ti y en Al, todo esto su hubiera evitado, y bueno… quizás tiene razón, incluso yo tal vez no me equivoque contigo, pero por Merlín si no me equivoque con Al y ahora es un Malfoy- la voz de Ron estaba cargada de culpa.

Harry no pudo decir nada esto, había que reconocer que el rencor de James era justificado, si mas no recordaba los Weasley's más neutrales recomendaban mandar estudiar a Albus a Beauxbatons.

-Pero no creo que se niegue a hablar contigo él siempre te ha admirado ¿Sabes?- trató de animarlo Ron.

-Me admiraba en el tiempo en que no dejaba que imbéciles del ministerio se metieran con ellos-Lo cierto es que aquella experiencia estaba acabando poco a poco con su fe en sí mismo, que ya no podía ni creer, que alguien pudiera tenerla también.

-James te quiere si no hubiera hecho lo que hizo, además te necesita, aunque no nos habla mucho se nota que no la pasó muy bien con Ginny y Delacroix-

-Delacroix. No entiendo a ese hombre y sus razones para arruinar mi vida-

René Delacroix, aquel francés salido de Merlín sabrá donde, no solo era el actual esposo de Ginny si no también fue el abogado que convenció al Wizengamot de que era un peligro para Ginny, para sus hijos y casi para la sociedad, tomando en cuenta que estuvo a punto de ir a Azkaban.

Frente al mundo desfilaron, fotos de alguna manera modificadas con gran habilidad, recuerdos en pensadero alterados casi tan genuinos que si Harry no hubiera tenido sus propios recuerdos, se hubiera condenado a sí mismo. Testigos comprados y empleados del ministerio sobornados, todos unidos en farsa solo para hundirlo social y moralmente.

Y lo lograron, no completamente, gracias a Hermione, pero aunque libre su existencia se arruinó casi cuatro años.

-Y no te va gustar saber que han convencido a Lily de que eres culpable de todo lo que se te acusa y quizás de que toda la familia está de tu lado, la pobre Lily nos tiene miedo y ni se nos acerca. Seguro ellos no estarán contentos con tu presencia aquí y además noticias de los diarios de tu posible inocencia se han acumulado bastante, hay mucha gente que ha dejado de creer en Ginny-

La cereza del pastel del Drama su hijita le tenía miedo.

-Ojala que cuando me vean les duela darse cuenta que tratar de hundirme solo fue una pérdida de tiempo y recursos- la mirada de Harry se volvió belicosa, quizás cuando llegó estaba nervioso e inseguro pero ahora que había tanteado el terreno, naturalmente había vuelto su instinto de lucha.

–-Recuperare mi vida Ron- y por primera vez el mismo creyó en las palabras que salían de su boca.

Al salir del Caldero Chorreante dio un vistazo al segundo piso, y pensó en James refugiado ahí, protegido por Neville y Hannah, instintivamente busco en su chaqueta la cajetilla de cigarros que había acabado de comprar la miró detenidamente y la tiró un bote de basura cercano.

-Dicen que la oficina de Aurores te ha ofrecido de nuevo la oficina del Jefe- inició Ron de nuevo la conversación mientras caminaban por el callejón Diagon.

-No la aceptare, no lo vas a creer McGonagall me envió una lechuza con una oferta interesante, al parecer está renovando profesores- dijo Harry, mientras se perdían entre el gentío.

Había vuelto a Inglaterra.

Albus Severus Potter-Weasley ese había sido su nombre un tiempo pero un trágico día un grupo de personas le robaron el apellido Potter y también ese día perdió a su padre, luego su madre le arrebato el apellido Weasley y perdió a toda su familia, solo fue Albus Severus un tiempo, un horrible tiempo.

Y después llegó ella y lo salvó y le dio un nuevo nombre Albus Severus Malfoy-Greengrass, y le dio a Scorpius su mejor amigo y a Draco su padre, ella fue todo lo que soñó en una madre, la única persona que le dijo "Vales mucho".

Y ahora estaba de pie ante su tumba, se preguntó cuantas cosas puede perder una persona a lo largo de su vida, pero irónicamente a pesar que había muerto la sentía cerca de él diciéndole "No te rindas" y solo por eso no se dejaba caer.

Draco su padre lo abrazó y sintió a Scorpius juntó a él, el pasto verde alrededor de la cripta de los Malfoy y el viento sereno eran como si ella estuviera con ellos, desde que ella había muerto se despedían antes de ir a Howarts y la saludaban al regreso y siempre esos días eran soleados y calmados.

En definitivamente su madre estaba con ellos, sintió el calor de su padre y de Scorpius abrazándolo, ellos estaban tan tristes como él, especialmente ese día.
Ya había leído la noticia sobre su regreso en el Profeta, si era sincero no sabía que sentir sobre eso. Pero estaba seguro de algo esas personas que estaban con él eran su familia y nunca los abandonaría como fue abandonado él.

Sintió el calor de la cercanía de su padre perderse.

-Es hora de entrar ya está listo el equipaje y el abuelo nos espera- Dijo finalmente su padre.

Albus asintió y Scorpius y él le siguieron al interior de la casa.

-Otro día hermoso, espero que siempre sea así cuando visitemos a Madre- dijo Scorpius

-Si sería genial que no fuera una coincidencia y todos los días que la veamos sean perfectos- dijo Albus observando la pacífica sonrisa de Scorpius, no podía creer todas las veces en que pensó que desaparecería esa sonrisa para siempre desde que se conocieron. Aunque había que reconocer que su esfuerzo le había costado que siguiera perfectamente donde estaba.

Draco revolvió el cabello de Albus

-Yo creo que siempre será así mientras guarden su memoria con respeto-

Albus soltó un gruñido y Scorpius rió por lo bajo. Albus odiaba que despeinaran su de por si indomable cabello y Draco tenía debilidad por eso.

En realidad era una tentación que tenía desde Howarts con el padre biológico de Albus y no podía evitar hacerlo desde que Albus se había vuelto oficialmente su hijo. Además los gruñidos y pucheros que hacía en consecuencia lo animaban.

-Algún día dejarás de hacer eso, no tengo cinco años Padre- se quejó.

-No puede evitarlo Albus es que eres tan adorable- se burló Scorpius revolviendo su cabello también.

-Adorable vas a quedar tú cuándo termine contigo- Gruñó Albus y echó a correr tras de Scorpius.

Draco se quedó mirándolos quizás en un principió la idea de adoptar a Albus le había parecido una locura de Astoria, pero entre la presión de su mujer y su hijo que parecía enfermar ante la idea de que su mejor amigo se quedará solo en un orfanato, terminó por intentarlo y para su sorpresa después de infinidad de papeleo y pruebas le concedieron la adopción.

Y ahora no se arrepentía Albus había amado a Astoria como una madre y eso lo hizo amar a Albus.

Albus no era un clon de su padre entendía las costumbres de la casa y se adaptaba, se ganaba el cariño de su nueva familia con astucia y algo de elegancia, además era un Slytherin.

Incluso defendía y trataba con el mismo respeto que Scorpius el apellido Malfoy y el escudo familiar.

Albus para todos era un Malfoy y si Potter lo quería de regreso no le sería tan fácil, no le quitarían a uno de sus hijos sin pelear.

La voz de su padre lo sacó de sus pensamientos

–-¡Albus y Scorpius Malfoy, que les he dicho sobre correr por la casa como si fueran animales salvajes!-

Caminó hasta el vestíbulo acostumbrado ya a aquellas rabietas de su padre, eran comunes desde que sus hijos habían entrado a la adolescencia.

-No padre solo son un par de adolecentes comportándose como niños- se unió

Draco mientras sus hijos mascullaban que ya no eran unos niños.

De pronto Scorpius miró a su alrededor -¿Qué la abuela no vendrá?- preguntó curioso.

-La abuela está en la casa de los Greengrass con sus otros abuelos, al parecer Lina tuvo otro de sus ataques de melancolía y quiso hacerle compañía, dijo que les escribiría en cuanto le fuera posible, también dijo que se comportaran a la altura y no se metieran en problemas- Anunció Lucius.

Albus hizo un gesto decepcionado le encantaba presumir a su familia frente a sus amigos, siempre se sentían envidiosos al verlos juntos, le encantaba el amor y los mimos que le prodigaban ante todos dejando en claro que era uno más de la familia y no solo un niño adoptado.

-No te preocupes seguro que lo compensará- dijo Scorpius casi leyendo su mente.

A veces Scorpius era en sí otra extensión de sí mismo.

-Su abuela los sobre consiente mucho debí mandarlos a Dumstrang en cuanto pude- se quejó Draco.

-No podrías vivir sin nosotros Padre, ni siquiera puedes dejarnos en Howarts sin correr tras nosotros- respondió Albus con aire juguetón.

-Corro tras ustedes por no puedo estar seguro de que no se van metiendo en problemas como un par de Gryffindors- se quejó Draco y después añadió -Y no esperen compasión alguna de mí solo por ser su profesor, insisto en que sean un ejemplo para sus compañeros de lo que es un verdadero alumno de Slytherin-

-No te preocupes Padre te prometo que te sentirás orgulloso- dijo Scorpius y Albus cruzó una mirada cómplice con él.

-Me pregunto ¿Qué cara pondrá el profesor Longbottom cuando vea a nuestro nuevo profesor de Historia de la magia?- preguntó Scorpius.

-Oh de seguro será algo memorable de eso estoy seguro es una lástima que no esté presente para verlo- sonrió Lucius con perversidad.

Merlín sabía que odiaba que su hijo estuviera trabajando como un profesor, pero sabía también que era necesario.

Que sus razones eran por demás validas y no podía quejarse, además siempre estaba el consuelo de las pequeñas satisfacciones como el coraje que haría Neville Longbottom al ver a otro Malfoy más en Howarts.

-Supongo que intentará invocar el espíritu de Binns de ultratumba- se burló Draco.

-Lo más seguro es que crea que es un complot mortífago o algo así- añadió Scorpius.

-Scor incluso si parpadeas Longbottom piensa que es un complot mortífago o algo así- contestó Albus

-Siempre fue así de patético, en fin es hora de irnos, será mejor que no olviden nada porque bajo ninguna circunstancia regresaremos a esta casa hasta vacaciones- Draco terminó con la conversación.

La familia salió y Albus miró atrás un segundo para despedirse de su madre, si ella viera lo que había logrado en Howarts de seguro estaría orgullosa.

En la plataforma 9¾ de King's Cross un impaciente James Potter en jeans deslavados y una playera de los Cannons, esperaba a su padre sin creer que lo había hecho, en realidad lo había hecho, realmente él había vuelto libre y sin cargos.

Una victoria a medias pero estaba tranquilo, habría sido muy extraño meter a su madre a Azkaban.

-¡Hey James! -

El sonido tan familiar y a la vez entrañable de esa voz le erizó los cabellos y como si le hubieran lanzado un rayo se espabiló y empezó a buscar con la mirada al dueño de esa voz.

Lo encontró acercándose rápidamente a su izquierda, sorteando gente para llegar lo más pronto posible hasta él y antes de darse cuenta James se encontró haciendo lo mismo.

Cuando se encontraron a mitad de camino intercambiaron un efusivo abrazo en el que se dijeron las cosas que no pudieron decirse por que parecían hacerse nudo en la garganta.

Se separaron para observarse mutuamente era increíble lo mucho que habían cambiado.

Harry no pudo reconocer en James al niño que habían alejado de él, era mucho más alto, su cabello rojo estaba mucho más largo y recogido en una coleta, también sus ojos verdes habían dejado la intensidad de la inocencia para volverse más adultos con una sombra que solo tenían aquellos que habían vivido demasiado esa bruma que él mismo descubrió la mañana siguiente a la Batalla de Howarts.

James ya no era un niño y mucho temía que había dejado de serlo antes de cumplir los diecisiete.

James por su parte veía en su padre un hombre con arrugas en sus párpados y ojeras, lo vio herido y agotado moralmente, pero había algo en su porte y su gesto que le decía que todavía estaba dispuesto a dar batalla y también deseaba que así fuera porque en Howarts, no la tendría fácil y Albus no se la iba a dejar fácil tampoco.

Su padre vestía una túnica gris y unos pantalones de lana del mismo color bajo la túnica se asomaban una corbata granate y una camisa blanca de manga larga y llevaba una maleta.

Eso confirmaba los rumores el nuevo profesor de Defensa era su padre y si ese rumor era cierto no sería muy feliz cuando conociera al reemplazo del profesor Binns que después de mucho tiempo se había retirado al más allá.

-James estas enorme y te ves como todo un hombre- Harry rompió el silencio.

-Y tú te ves más viejo- bromeó James.

-Muy gracioso, déjame decirte que en Ibiza me llamaban galán maduro- se burló Harry guiñándole el ojo a su hijo.

-Oh si eras el terror del ancianato- respondió James aún sin creer que estaba ahí con su padre intercambiando bromas como si nada.

-Causaba muchos infartos- Harry le siguió el juego.

-Es una lástima que Pomfrey se haya jubilado harían buena pareja, pero queda McGonagall si te interesa-

-No gracias hijo creo que soportaré la tentación, pero ya hablando en serio, cuéntame ¿Cómo has estado?- cambió de tono Harry sinceramente preocupado.

-Es una historia muy larga y no creo que tengamos tiempo; pero si soy sincero cuando digo que muchas veces fue como un crucio en las bolas- respondió James con tono cabizbajo.

Harry asintió comprendiendo -Pero quiero que nos tomemos un día para platicar- advirtió sin querer quitar el dedo del renglón.

-Bueno ahora que eres profesor podemos tomar un fin de semana para conversar- James concedió.

-Se suponía que era una sorpresa-

-Pues para medio Howarts no lo es créeme, digamos que un buen contacto nos filtró las listas de la nueva plantilla de profesores.- La sonrisa arrogante de James fue monumental.

Harry le dio un coscorrón a su hijo y le advirtió -Espero que ese contacto tuyo no filtre más cosas y menos un examen si no tú y yo tendremos muchos problemas hijo mío-

-No te preocupes papá es un contacto muy aburrido, algo cascarrabias y bastante críptico.- Se defendió James gruñendo por lo bajo de echo ese tonto solo compartía la información más jugosa si le convenía.

-Me recuerda a querido profesor Snape solo le falta el sarcasmo cada minuto-rememoró Harry.

James se rió con ganas -Pues el sarcasmo no le falta tampoco. Le voy a decir eso la próxima vez que lo vea-

-No puedo imaginar un pequeño Snape en Howarts, ¿Tú crees que le dé clase?-

-Pues eso es seguro le darás clase a ese, a una Snape y un Snape será tu colega- respondió James.

Harry se quedó intrigado pero antes de preguntar una cabeza pelirroja se asomó por la columna que era la entrada del andén 9¾ y al verlos salió emocionado.

-Tío Harry que gusto verte te vez menos saludable que la última vez que te vi- saludo Fred hijo de George Weasley y mejor amigo de su hijo.

-Y tú estás más idiota cada vez que te veo- Gruñó James.

- Intentaba ser amable, no le dije que se ve como la mier...-

-¡Fred!- lo calló James -Tienes la amabilidad de un troll-

Harry soltó un ronquido de risa. -Fred incluso extrañé tus modales de troll- esbozó una sonrisa cariñosa. Tanto tiempo sin eso. Harry no podía creerlo.

Fred iba a decir algo cuando sus ojos se abrieron ilusionados tanto que parecía un elfo doméstico.

-Profesor Snape- dijo en una perfecta imitación de uno.

Y Harry dio la vuelta para enfrentar a aquel hombre.

La última vez que Había visto a Darius Snape fue en el funeral de su padre Severus Snape. Recordaba estar tan impactado como todos cuando vieron al muchacho larguirucho de ojos y cabellos negros como su padre, pero con rasgos asiáticos como la elegante mujer japonesa que lo llevaba de la mano como dándose apoyo mutuo.

Nadie hubiera sospechado que era hijo de Severus Snape si no fuera por la desgracia de haber heredado la nariz del ex director de Howarts y por el apasionado de gesto de patear la lápida y gritarle maldiciones en japonés que por su tono de voz debieron ser terribles, para después caer de rodillas y llorar desconsolado.

Increíblemente drástico como su padre.

Hubo parte de él que incluso pensó en consolarlo pero Narcisa Malfoy y la madre del chico lo hicieron antes de que su sangre Gryffindor lo obligara a hacer una tontería.

Sin embargo el hombre ante él no tenía nada que ver con el muchacho de hacia tanto tiempo. Su herencia inglesa parecía haber aflorado con los años y se parecía más su padre solo que con los rasgos más finos y los ojos levemente rasgados. En oposición a su progenitor su cabello era largo hasta la cadera y lustroso, recogido en una coleta baja, dejando dos mechones larguísimos caer sobre sus hombros, a pesar de usar túnica negra el corte era elegante y la llevaba con tal porte que parecía un aristócrata de sangre pura y no un maestro de Howarts.

-Profesor Snape mi más sinceras felicitaciones por su plaza- dijo Fred con ese aire de elfo domestico.

Mientras James educadamente hacía una pequeña reverencia y decía –Profesor Snape bienvenido a Howarts- con educación pero sin mostrarse zalamero, como si aquello fuera una costumbre, una que no recordaba Harry que tuviera.

Fred miró curioso alrededor como buscando a lago y preguntó como quien no quiere la cosa sonrojándose un poco – Y la adorable Denébola, ¿No lo acompaña?-

Contrario a lo que esperaba Snape se rió abiertamente –Honestamente Fred Weasley solo tú puedes llamar adorable a mi hija- dijo con una expresión risueña -Pero si te interesa se adelantó, dijo que los líderes y sus segundos tienen la costumbre de llegar primero y discutir esos temas secretos de la sociedad de estudiantes-

De pronto James miró a Fred de arriba abajo percatándose de algo que Harry no comprendía –Fred no estás usando uniforme ¿Por qué no estás usando uniforme? Y ¿Por qué no estás ahí haciendo en mi nombre "lo que se supone que yo debó hacer pero no puedo porque estoy recibiendo a mi padre después de cuatro años"?- lo reprendió de repente.

-Oh ¿Eso es lo que tenía que hacer?, se me había olvidado por completo- dijo teniendo el decoro de parecer algo avergonzado.

James se dio un golpe en la frente –Vamos rápido, antes de que se me ocurra mandarte a Slytherin con un moño de regalo- farfulló y se giró a ver a su padre –Lo siento tengo que evitar una guerra de casas te importa si nos vemos luego-

Harry lo miró con muchas dudas en su cara –Te prometo que te explicaré todo pero esto es importante- dijo a modo de despedida mientras se apuntaba con la varita y atravesaba la columna cuando lo último que vio Harry fue la túnica de James supuso que su hijo se había puesto el uniforme a golpe de varita.

Una sonrisa jugaba en los labios de Snape, mientras los veía partir y después lo miró –Chicos, la vida lo es todo menos aburrida con ellos ¿No?- le dijo y Harry asintió algo nervioso, nunca creyó que el hijo del hombre que menos lo tenía en gracia a pesar de ser un héroe de guerra le hablaría de esa manera.

-Supongo que las presentaciones no son necesarios yo sé quién es usted Señor Potter y usted sabe quién soy yo, creo que media Inglaterra conoce al chico que pateó la lapida de Severus Snape- dijo con un tono educado.

-Si estuve ahí, por cierto Felicitaciones por su puesto- dijo sintiendo esa conversación cada vez más bizarra, aunque no tan incómoda por lo menos de principio.

-Lo mismo digo Felicitaciones Profesor Potter, por su puesto y por su regreso, ningún padre merece estar lejos de sus hijos- dijo y lo miró como si lo comprendiera.

Harry se sintió algo molesto por ello, pero supuso que se refería quizás a su propio padre al que estaba seguro no pudo disfrutar tanto como hubiera querido.

-No nadie lo merece, Snape- dijo sin saber que más decir.

-Bueno Potter tras esa columna esta una nueva oportunidad no es así, así no le quitaré el tiempo que puede estar usando en aprovecharla al máximo- le dijo.

Y Harry asintió mirando aquella pared tan emocionado como su primer día en Howarts, apretó los puños y agarro valor antes de atravesarla e ir tras de la oportunidad aguardaba tras esa pared.