Hola a todosss!

Nueva historia... está historia esta única y exclusivamente dedicada a una amiga muuuy pero muuy especial... Myriam, esto es para ti, gracias por TODO, tu sabes lo que significas para mi... te quiero demasiado.

Espero de todo corazón que sea de su agrado... nos vemos más abajo...


31 de Enero de 2006

¡Maldición!

El sonido del despertador zumbo con fuerza en sus oídos, era la segunda vez que sonaba, sabía que tenía que levantarse ya, pero la perspectiva de ponerse en pie y comenzar otro día lleno de lo mismo de siempre le repugnaba.

La sabana le llegaba hasta la mitad del abdomen, dejando entre ver su buen cuerpo, gracias claro a las horas diarias de ejercicio que se imponía para estar bien tanto de salud como físicamente. Giro en la cama y se cubrió los oídos. ¡No iba a levantarse de su cama y era un hecho!

Decidido esto, se acomodo mejor, esperando entregarse de lleno a los brazos del morfeo. ¡Oh dulce tranquilidad! Sin embargo el alivio no le duró ni seis segundos; toda su relajación y calma se vieron cruelmente interrumpidos por el chillido de su celular. Soltando un resoplido de frustración, alargo la mano hacia el buro del cual cogió el móvil llevándoselo al oído.

-Mmm – ronroneó aún somnoliento

-¿En qué momento piensas llegar? – ladró una voz

-Ya estoy por salir – dijo incorporándose y aventando la sabana

-¡No me tomes por idiota! Sé muy bien que ayer te fuiste con Rebeca y me importa un carajo si estas indispuesto, eras consiente de todos los compromisos que tienes para hoy, asume tus responsabilidades, no es mi culpa ni la de nadie que no moder…

-Joder Clyde ¿Ya me dejas hablar? – Espetó – se perfectamente cuales son mis responsabilidades y bla, bla, bla, no necesito un sermón, ahora me levanto y voy para allá

-Tienes media hora para traer tu culito aquí, de otra forma pagaras las consecuencias- dicho esto se cortó la llamada.

¡Condenación!

De un salto se levantó de la cama, se metió a la ducha y quince minutos más tarde ya estaba de camino al foro.

El trayecto fue rápido, tomando en cuenta que conducía un audi s3 rojo, se color favorito cabe decir. Una vez que llegó a su destino y aparco, vislumbro a lo lejos a Clyde.

Clyde, un hombre de unos cincuenta años, apuesto, con piel bronceada, una melena castaña y ojos grises que hacían suspirar a muchas mujeres. Para él, Clyde representaba… ¿Qué representaba? Sinceramente nunca se había puesto a sopesar esa pregunta. Para muchos, Clyde solo era su representante y para el…

Pensándolo bien, a pesar de su genio de mierda que surgía de repente y sabiendo que el lo causaba, era un estupenda persona. Gracias a Clyde ahora estaba en la cima. Él fue quien le dio su primera oportunidad.

Cuando Clyde lo contactó para que hiciera su primer casting, pensó "esto es una locura". Si, había sido su sueño desde siempre y en ese entonces trabajando para el banco, se encontraba estable. Aunque para que negarlo, se sentía un poco frustrado, eso no era lo que él quería para toda su vida.

Estaba decidido a rechazar la propuesta, era arriesgar mucho y no solo hablando económicamente puesto que debía renunciar a su trabajo sino también en el caso de que no se quedara con el papel, y que era lo más probable; también perdería la poca confianza en sí mismo, se sentiría fracasado. Fracasado en lo que más le gustaba hacer, fracasado en lo que pensaba que era uno de los mejores y se fallaría no solo asi mismo, también a todas las personas que confiaban en el, principalmente su familia y… ella.

No estaba preparado, y le aterraba todas esas emociones que lo asaltaban; euforia, confusión, incertidumbre, anhelo, pasión y sobre todo sentía miedo. Irónico ya que él era un hombre resuelto y firme, pero en ese momento no fue ninguna de esas cosas.

Dispuesto a renunciar a su sueño y ya tomada esa decisión, reuniendo el coraje y la fuerza que le quedaba planeo hablar con Clyde, pero ella se lo impidió. Siempre lo había cavilado y estaba seguro que ella fue, por así decirlo, la que lo motivó e inspiró y gracias a ella era lo que era ahora. Todo se lo debía a ella. Tremendamente doloroso le resultaba acordarse de ella. Por ella aceptó la propuesta, por ella puso su mejor esfuerzo y le dieron el papel, por ella trabajó hasta lo impensable, por ella luchó y se aferró a sus sueños con ahínco, por ella era todo, para que de un día para otro lo maravilloso que tenían se convirtiera en… nada.

-¿Has escuchado algo de lo que dije? –preguntó Clyde con el cejo fruncido.

-¿Ah?... ¿Qué? – con fuerza agitó la cabeza de un lado para otro tratando de despejar su mente

-Me doy cuenta que no – masculló

-Estoy aquí, listo para la farsa – respondió de mal humor, si bien, anteriormente decía que Clyde era una persona importante para él, no solo su representante, también era un fiel amigo, pero cuando se trataba de trabajo se convertía en un troglodita.

-Como lo quieras tomar, te están esperando – dio media vuelta y se encamino al foro

Se vio obligado a caminar detrás de Clyde. A su paso todos los colaboradores de diversos proyectos se acercaban a él para saludarlo. Le producía una sensación contradictoria pues se alegraba d tener tantos amigos y personas que lo admiraban, aunque no todo es color de rosa; algunas personas solo se acercaban a el por conveniencia y eso precisamente era lo que le fastidiaba.

Cuando entraron al estudio de grabación, ya todo estaba dispuesto para comenzar y los productores y colaboradores se encontraban sentados platicando y comiendo, lo que le indicaba que llevaban un buen rato esperándolo. Esto lo hizo sentirse mal, ellos no tenían la culpa del estado en el que encontraba, se sintió egoísta por creerse el centro del mundo, todos cargaban con problemas y era desconsiderado al pensar que solo él los tenia. Bien, otro punto más en que pensar. De lo único que estaba seguro era que tenía que hacer algo para remediar todo esto pero ¡YA!

-Chicos, el hijo prodigo ha llegado; al fin podemos comenzar – exclamó Clyde con un toque de sarcasmo

Al instante todos detuvieron lo que estaban haciendo y se colocaron en sus posiciones. La maquillista, que estaba hasta el otro extremo del foro, llegó a él en un segundo, lo sentó y empezó a maquillarlo. Así, poco a poco, se aglomeraron a su alrededor, soltó un largo y cansino suspiro.

Rutina, deber, responsabilidad, excesos, fama, dinero, soledad.

Lo arrastraron hasta el fondo del estudio en el cual se encontraba una moto sobre una tarima, alrededor ventiladores y de fondo una pantalla verde. Lo montaron en la moto, le indicaron la posición inicial y flash.

Viento, cambio, orden, flash, movimiento, giro, grito, flash, vuelta, sonrisa, señal, flash, arriba, abajo, a un lado, al otro, derecha, izquierda, adelante, atrás, guiño, sonrisa, provocación, aire, movimiento, cambio, gritos, ordenes, luz, retoque, gestos, enfoque, cerca, lejos, música, palabras, modelos, ir, venir, una vez, otra más, y por último, flash, flash, flash.

Luego de lo que pareció una eternidad concluyeron la sesión fotográfica.

-Excelente trabajo, gracias a todos por su paciencia y cooperación – les dijo en voz alta para hacerse escuchar por encima de todo el barullo. La mayoría susurraron un "gracias" y otros tantos simplemente asintieron con la cabeza.

Salió de ahí con Clyde pisándole los talones.

-Señor Potter – un joven delgaducho, de baja estatura con acné sobre su rostro blanco y cabellera negra se atravesó en su camino

-¿Qué pasó Edwin? – cuestionó Harry. Edwin un chico feúcho pero demasiado inteligente y amable, le alegraba el día, en cierta forma le subía el ánimo y lo motivaba.

Este, era un chico con muchos problemas de los que era responsable su familia, ese era el verdadero problema. Su padre, un borracho desobligado y golpeador, trataba muy a su madre y a sus hermanos. Su madre nunca quiso separarse de él, era tanto su amor y estupidez que seguía a pesar de poner en peligro a sus hijos.

Edwin, era el mayor de sus hermanos y por consiguiente el más maltratado. Antes de cumplir la mayoría de edad se fue de su casa, estuvo vagando y viviendo en la calle. Pronto encontró trabajo en un supermercado y ahí fue donde lo conoció, siempre lo atendía y lo ayudaba con sus compras, varias veces llegaron a hablar, después de un tiempo descubrió que se podía desahogar con él, era muy buen consejero y cuando hacía falta le daba patadas mentales.

Así fue que luego de un tiempo se convirtió en su amigo y en una persona de su entera confianza. Poco después despidieron a Edwin, el joven muy afligido, ya que mantenía a su familia, acudió a él en busca de empleo.

Sin pensarlo lo contrató como su asistente personal, y hasta ahora nunca se arrepintió de su decisión, Edwin era un chico eficiente, nunca le había fallado y sobre todas las cosas era un excelente amigo.

-Tu hermana ha estado llamando desde la mañana, dice que no te localiza en el móvil, y que en cuanto te desocupes le devuelvas la llamada, es urgente

-De acuerdo, gracias Edwin – el muchacho asintió con la cabeza – Por cierto, ¿Ya tienes pareja para el evento de esta noche? – preguntó Harry con una sonrisa en los labios

-Co… - carraspeó para aclararse la voz debido a la emoción, se le creó un nudo en la garganta - ¿Cómo dice? ¿Yo? ¿Con usted? ¿Esta noche? – cuestionó maravillado

-Por supuesto, eres una persona muy importante y querida para mi, y este logro lo quiero compartir con esas personas aunque mi familia no esté aquí, ustedes son un gran apoyo y estoy inmensamente agradecido por ello

-Será todo un honor poder acompañarte… perdón, acompañarlo

-Te he dicho que me tutees y te empeñas en hacer lo contrario- le dijo con el ceño levemente fruncido y una sonrisa en el rostro la cual no llegaba a sus ojos y era opacada por esa mirada profunda y vacía

-Basta de tanta cursilería – gruñó Clyde – Es hora de irnos. Llegaras tarde de nuevo si no te das prisa – espetó con evidente mal humor y dio vuelta en dirección al audi

-Bueno, te estaré esperando en la noche, lleva a quien quieras y no te preocupes por la invitación, solo das tu nombre en la entrada y dices que eres mi invitado de honor – le dio unas palmaditas en la espalda, el joven aun no podía salir de su asombro

-Grac… gracias Harry – esbozó una espectacular sonrisa – Eres el mejor – se apretaron las manos y se separaron

De camino al restaurante donde tenía su siguiente compromiso, iba absorto en sus pensamientos, a pesar de que Clyde se encontraba hablando sobre su esperada e inminente nominación a los óscar y como ese premio; que consideraba ganado; ayudaría aun más en su increíble carrera como actor. Según su representante le lloverían propuestas para filmar un sinfín de películas, representar obras de teatro, ser imagen exclusiva para varios productos comerciales; proyectos que si bien ayudarían a su trayectoria también lo haría a sus cuentas en el banco. Otro detalle que había olvidado de Clyde; su ambición. Clyde no solo fue su guía en la carrera artística si no también un ¿Ángel? ¿Se le podrías llamar así? Este hombre siempre había estado atento a todos y cada uno de sus intereses, lo hacía porque era su trabajo pero también porque lo quería. Bueno eso era algo que le gustaba pensar aunque a ciencia cierta no lo supiera.

De no ser por Clyde su carrera ya estaría arruinada, estaría sin nada, todo su dinero lo habría gastado en alcohol y mujeres, excesos y más excesos.

Clyde, además de ser su representante, guía, amigo, compañero y era también su administrador. Cuando se le ocurrió la brillante idea de lanzar al mercado su propia marca de ropa, calzado y perfumes, creyó que era una gran locura; sin embargo le dio carta blanca para que produjera e hiciera lo que mejor le pareciera.

La sorpresa que se llevó cuando, al llegar a su casa, sobre su cama se hallaba un perfecto conjunto de jeans con un jersey a combinación, junto a esto un frasco pequeño de loción y debajo un par de zapatos y tenis. Todo era hermoso, elegante y con estilo, le dio un poco de confianza en este proyecto, pero no puso todas sus ilusiones en ello.

Nunca imaginó que la idea de Clyde diera frutos y tan jugosos, pero claro, todas las ideas de su representante eran brillantes y beneficiosas para las cuentas bancarias de ambos.

-… y todo el mundo lo dice y apuesta por ti, tienes el premio en el bolsillo – comentó Clyde con una sonrisa de oreja a oreja mostrando su perfecta dentadura blanca.

Con el capo del coche abajo, el aire azotaba en su cara y removía sus cortos y estilizados rizoscastaños. Su amigo no aparentaba su verdadera edad. Era un hombre realmente apuesto, siempre se había preguntado porque era una persona tan solitaria, nunca hablaba de su vida personal, no le había conocido a ninguna novia o en su defecto ningún novio, no tenía intenciones románticas con nadie. La vida de Clyde se reducía a llevar por buen camino su carrera artística, llenando cada vez más los bolsillos con billetes verdes y de los grandes, los que, en efecto, olían a poder, éxito, bien estar y un sinfín de cosas ventajosas.

-¿Por qué estas tan seguro sobre el premio? – cuestionó Harry con el ceño fruncido

-Oh vamos Potter. ¿Me vas a decir que aun eres el niñato inseguro de hace años? – Respondió con guasa – Sabes de ante mano que eres el mejor de todos los nominados y agrégale los millones de fans que tienes; tu talento ayuda, pero tu físico, ese es el verdadero potencial.

-Sabes, has herido mis sentimientos, lo que estás diciendo es algo muy ruin – espetó con resentimiento – Dices que lo que me ha llevado a la cima es mi físico mas no mi talento. ¿Crees que no soy buen actor?

-Por dios Harry, no seas melodramático, los dos sabemos que para triunfar se necesita talento artístico pero lo fundamental y lo más importante es el atractivo – dijo un tanto preocupado, ya queHarry nunca hacia ese tipo de preguntas. En realidad si las hacía pero cuando ella salió de su vida se olvidó de todo y se dejó manejar, todo le parecía bien y nunca cuestionaba nada

-Lo sé, lo sé – comentó irritado – los actores se deben a sus fans, pero no me gusta engañarlos, dime, si supieran en verdad la clase de persona que soy; ¿Crees que me seguirían?

-Eso creo, mira la mayoría de las mujeres que en tu caso son casi todas tus fans, defienden a sus ídolos sin importar lo que hagan y ¿Sabes por qué? – preguntó Clyde

-No, ¿Por qué? – dijo Harry negando con la cabeza y la mirada fija hacia el frente en la carretera

-Simple, se enamoran de una fantasía, de lo que desean, de lo que no tienen y obviamente no lo quieren perder; pero vamos, este no es para nada tu caso, mejor deja de pensar estupideces…

-Estupideces es lo que dices – interrumpió Harry – Sabes perfectamente que me choca que te expreses así de las personas, no son un objeto ni mercadotecnia, tienen sentimientos y como dijiste todo se lo debo a ellos, a mi público – espetó con furia contenida, sus puños fuertemente apretados alrededor del volante

-Corta el rollo Potter – gruñó Clyde – No sé porque te pones tan borde con este tipo de cosas

-¡Porque me jode! Me jode todo esto, me jode fingir alguien que no soy, me jode mi vida de mierda, me jodes tu – gritó enfurecido y aparco en frente del restaurante

-Me alegra que me aclares tus sentimiento hacia mi – dijo en tono burlón – pero ahora mismo mueve tu precioso trasero que tanto adoran e idolatran, sal del coche y entra al puñetero restaurante – refunfuñó el representante, se giro y se perdió en la entrada del establecimiento.

-Odio todo esto – susurro libido de rabia y respiró profundo – Solo por ti aguanto esta mierda –murmuró a un curioso anillo de plata que llevaba sobre el dedo anular de la mano derecha, salió del coche y entró al lugar consciente de que le esperaba por delante un muy largo, frustrante y caótico día de más y más trabajo.

Siete horas más tarde se encontraba rodeado de centenas de personas, todas y cada una de ellas importantes, poderosas, influyentes, con dinero, glamour y en gran parte eran unos miserables avariciosos y envidiosos llenos de mierda, mierda y pura mierda.

El salón de fiestas en el que se encontraba era majestuoso, muy acorde con la gente que se aglomeraba allí, el se encontraba hasta el fondo, sentado en uno de los taburetes enfrente de la barra. A su alrededor, decenas de mesas cubiertas por finos manteles, rodeadas de sillas color caoba, algunas personas charlaban en sus respectivas mesas, el escenario se ubicaba en la contra parte de la barra, los más jóvenes disfrutaban de la música y el buen ambiente.

¿Buen ambiente?

Sí, claro, ese "buen ambiente" no era más que simple actuación, desde lejos les podía leer el letrero imaginario en sus frentes; hipócrita, gilipollas, sin vergüenza, zorra, parlanchín, borracho. Fácilmente se podía describir a cada persona con una sola palabra.

¿Y pensar que todo esto era en su honor? Oh no, no era en su honor, era en honor al carismático ligón y guaperas del actor, Harry Potter, el actor más codiciado y soltero de Hollywood. Y un soltero de ese calibre en Hollywood era un verdadero ¡peligro! Cualquier lagartona se le acercaba para enrollarse con él y así poder tener sus cinco minutos de fama. Por supuesto el no era ningún pelotudo y sabia escoger perfectamente a las féminas con las que follaba.

Rebeca, por ejemplo; sonrió al recordar a su amiga; era una modelo exclusiva, muy bien pagada, bien colocada y demasiado perseguida por hombre ricos y poderosos. Su relación estaba clara entre ellos, nada de exclusividad ni nombramientos, cada uno era dueño de su cuerpo y hacían y se lo ofrecían a quien querían y como querían.

Sus encuentros se limitaban a sexo, sexo frenético, duro, morboso y se lo pasaban de las mil maravillas retozando en la cama juntos, pero solo en ese plano de entendían perfectamente. Hace un año, decidieron intentarlo y se dieron cuenta que eran tremendamente incompatibles, en ellos sin duda la ley de los polos opuestos no se aplicaba.

Rebeca era un fastidio de mujer, una barbie en todas sus letras, se frustraba más de lo que disfrutaba y se divertía; un día discutían y al otro también, a ninguno de los dos les importaba la vida del otro, los silencios eran demasiado prologados, nunca tenían nada que decirse y cuando trataba de entablar conversación no se podía, porque como una perfecta barbie, por fuera todo monería pero por dentro no tenía nada, estaba hueca, adentro no había cerebro ni corazón. Su relación llegó a un estado de tensión palpable y antes de odiarse decidieron terminar y quedar como amigos, todo era más fácil en este plano y así decidieron quedarse.

Gran parte de la culpa de que esa relación se quebrara era de él. Honestamente ya no podía convivir establemente con una mujer si no era ella. Nunca existiría ni llegaría de nuevo a su vida una mujer como ella. Ella era perfecta, ella era su todo, ella era su razón de ser, de vivir, de respirar, de luchar, de estar; pero sin ella no había nada, se encontraba en el vacío, sentía que cada vez iba más abajo, a un lugar cada vez más oscuro pero nunca había llegado a tocar fondo. ¿Esa sería la salvación? ¿Su destrucción total? Si era así, con gusto se iba directo y sin escalas para allá, simplemente ya no quería sentir esa sensación de inestabilidad, de vacío, de oscuridad, se sentía incompleto, totalmente miserable, corrompido, un ser mezquino sin derecho a nada y mucho menos a la felicidad ¿Felicidad? Extraña palabra, hacía años que no la experimentaba, que no tenía ni siquiera una sonrisa sincera.

-… el maravilloso actor, Harry Potter

Un codazo en las costillas lo trajo de vuelta a la realidad, a su lado se encontraban Clyde y Edwin, ambos con una copa de champan en la mano, a su alrededor, las personas invitadas a la fiesta aplaudían de pié, observando en su dirección.

Con paso decidido y una sonrisa prefabricada en el rostro, se encamino al escenario donde un señor regordete, del cual no recordaba su nombre, tenía en las manos una placa de felicitación por su nominación al óscar y su próximo estreno en la pantalla por la película "olvidé olvidarte". Subió al escenario y se planto delante del micrófono.

-Buenas noches – habló con determinación y una faceta chulesca – Agradezco enormemente este gran reconocimiento a mi trabajo, aunque no lo hubiera logrado sin mis compañeros de reparto, amigos, familiares y mi representante y mentor Clyde, gracias por estar aquí y compartir mi triunfo – dicho esto, levantó la mano derecha y la observó que con detenimiento, su mirada brilló por un segundo, por un segundo volvió a ser el mismo muchacho recién graduado, con ilusiones y esperanzas para el futuro, se llevó la mano a los labios y besó con adoración el anillo que llevaba sobre esta. ¡Todo era por ella, para ella y de nadie más! Para ese momento Clyde, que ya estaba acostumbrado a este tipo de cosas, se acercó, lo estrecho en un abrazo y volteo de frente a los invitados.

-¡Por Harry! – brindó con su copa en alto, los invitados corearon su brindis y en un dos por tres se desplazaron de nuevo dispuestos a seguirla pasando bien o marcharse.

Harry, por supuesto fue uno de los que decidieron marcharse, con la excusa de su vuelo del siguiente día y un repentino malestar, se despidió de los invitados más importantes.

Una vez en la fría noche, montó en su automóvil y fue directo a su mansión. Al entrar lo recibió su grata y fiel compañera, la horrible e inmensa soledad.

A oscuras se dirigió a su dormitorio, en el camino cogió varias botellas de whisky, sentado en la cama encendió el móvil, tenía demasiadas llamadas de su hermana; mañana la llamaría, hoy precisamente no estaba de ánimos para escuchar su parloteo y reprimendas. Tomo la primera botella, la destapo y comenzó a beber enormes tragos; dispuesto a beber hasta quedar inconsciente.

3 de Febrero de 2006

"El ser humano es impaciente e inconformista por naturaleza. Impaciente por salir del vientre materno, ansioso por crecer, desesperado por saber y angustiado al mismo tiempo por la ignorancia. Se pasa la mayor parte de su existencia queriendo ser aquello que no es, deseando alcanzar lo inalcanzable, queriendo obtener aquello que no se posee. Pero la vida es astuta y calculadora.

La picardía del destino se burla de nuestros deseos más insospechados para después hacerlos realidad. Y cuando se logran, conquistando la cima, nos quedamos sin saber cómo volver a bajar a la superficie sin riesgo y resbalarse y desaparecer."

Estos pensamientos impedían a Harry Potter cerrar los ojos, después de más de doce horas de vuelo desde que despegara de los Ángeles. No es que no estuviera acostumbrado a volar durante tantas horas, al contrario, el problema era que en esta ocasión lo hacía en clase turista cuando curiosamente cualquier viaje de largo recorrido lo hacía en un jet privado desde hacía más de un año.

Le costó un riñón y parte del otro distraer a Clyde y a su recién estrenado guardaespaldas, Mario Delgado, había sido otra de las ideas de Clyde y a pesar de que Harry estaba en contra, obviamente había terminado perdiendo y tuvo que aceptar con entusiasmo a su gorila personal.

Ya había intentado entrar con él al sanitario pero Harry le dedicó una sonrisa perversa que significaba "ni se te ocurra" Con aquella vieja y aparentemente inocente excusa, trató de despistar a ambosy lo consiguió tal y como la gente hacía en las películas. Hubiera sido más fácil si en su equipaje de mano tuviera una peluca, gafas, gorra, gabardina y otros zapatos. Pero en este caso lo único que llevaba consigo era su pasaporte y su cartera con algunas tarjetas de crédito y no más de seiscientos dólares. De pronto no solo le estimulaba la idea de pasar desapercibido, sencillamente lo necesitaba.

-Perdona, ¿Podrías hacerme un favor? – preguntó Harry al mismo instante que salía del sanitario

Un joven más o menos de su estatura, vestido con camisa blanca, jersey en una mano y gorra en la otra se giró en dirección a aquella voz que le hablaba. Por suerte era la única persona que estaba allí. Se disponía a recoger una pequeña maleta que había dejado apoyada en el suelo, cuando se percato de quien le estaba hablando.

-Pe… perdone… ¿Usted es…? – en su ostro se dibujó una incrédula expresión. Debía de ser algunos años más joven que Harry

-Sí, soy yo – le respondió Harry con una sonrisa, esa sonrisa que había cautivado a millones de espectadores en todo el mundo

-¿Qué es lo que puedo hacer por usted, señor Potter?

-Harry, por favor y tutéame ¿De acuerdo? – Otra enorme sonrisa - ¿Cuál es tu nombre?

-Charles, Charles Mortensen

-Es un placer Charles – dijo Harry estrechándole calurosamente la mano – Bien, escucha. Quiero montar un vuelo que sale dentro de una hora para Edimburgo. Un vuelo regular pero no puedo hacerlo porque tengo a un gorila y a mi representante esperándome en la cafetería y creen que voy a subir con ellos en el avión que nos espera

-¿Y?

-Pues que necesito tu ropa

-¿Mi ropa? ¿Pero…

-Sí, Charles. Necesito hacer el cambiazo para coger ese vuelo sinque nadie me persiga

-¿No estará metido en…? – rápidamente se arrepintió de hacer la pregunta

-No hagas caso a todo lo que se publica – sentenció Harry con el ceño ligeramente fruncido

-Pero señor Potter… perdón… Harry, la gente te va a perseguir de todas formas

-Con tu ropa logaré pasar inadvertido, con la gorra y tus gafas de sol nadie me va a conocer hasta que esté dentro de la puerta de embarque. Te daré lo que tengo en la cartera – dijo sacándola del bolsillo de su abrigo – Tengo unos, a ver… déjame contar… quinientos ochenta y cinco dólares

-No quiero tu dinero – aclaró

Harry se sintió ridículo ante la patética oferta que le acababa de hacer. Si estaba en aquella terminal era evidente que necesitaría cualquier cosa menos su dinero. Hubo un corto silencio, el pobre Charles debía estar fascinado con la situación que estaba viviendo en ese momento, Harry Potter, uno de los mejores actores de los últimos tiempos pidiéndole semejante favor.

-¿Y bien? – cuestionó Harry algo nervioso

-Esto no será una broma ¿Verdad? – preguntó claramente desconfiado, mirando en todas direcciones buscando alguna cámara escondida

-En mi vida he hablado más en serio

Charles pensó durante unos segundos antes de tomar una decisión.

-De acuerdo. Me pondré a vigilar al lado de la puerta para que nadie entre y quiero una entrada para la próxima entrega de los óscars

-Trato hecho – sacó su móvil y se lo entregó para que le grabara su número de teléfono

-¿De veras que vas a hacerlo?

-¿Por quién me tomas? Estas hablando con un escocés, un trato es un trato – sabía que no siempre había cumplido sus promesas pero esta vez tenía la intención de llevarla a cabo

-¡Vamos! ¿A qué esperas para cambiarte?

La azafata volvió a dedicarle una preciosa sonrisa mientras atendía la petición de la señora de mediana edad que tenia sentada justo a su lado. Afortunadamente se había pasado la mayor parte del viaje durmiendo y su hija, que debía ser la persona más prudente sobre la faz de la tierra, solo se limitó a comentarle lo guapo que era.

La gente no dejaba de sorprenderle, a pesar de que estaba claro que era el quien estaba sentado allí esperando para aterrizar en unos escasos veinte minutos, nadie se le había echado encima en busca de un autógrafo o pidiéndole un hijo. Le estaban mostrando un respeto sin límites, aunque prefería no cantar victoria, sabía que levantaría mucha expectación el hecho de que hubiera burlado la vigilancia de su gorila.

Prefería no pensar en la que debió haber montado Clyde cuando se enteró de su jugada. Estaba seguro de que había sido capaz de plantarse en la torre de control del aeropuerto para ponerse en contacto con la tripulación y cerciorarse de que, efectivamente, iba sano y salvo en ese vuelo. Seguramente tendría más de una llamada esperándole en cuanto pusiera los pies en Edimburgo.

El avión inició su descenso y Harry tragó saliva. Esta vez no se trataba de un viaje cualquiera. Desde que abandonó la tierra que lo vio nacer a finales del verano del noventa y cuatro había regresado siempre que su familia y sus obligaciones lo habían requerido. No faltó a la boda de su hermana Hermione ni a la de su hermano Neville. No se había perdido el bautizo de sus sobrinos ni el sexagésimo cumpleaños de sus padres. Había pasado allí las vacaciones navideñas siempre que su agenda se lo permitía. Necesitaba de su país, los contactos, aquellos paisajes, aquellos silencios, aquella lluvia seguida de un sol radiante o aquel frio que cortaba la respiración.

Si hubiera carecido de todo esto no sabía cómo hubiera podido seguir alargando su estancia en Estados Unidos. Probablemente habría tirado la toalla. Todos se desvivían por hacer que volviera. Pretendían en todo momento terminar con sus aspiraciones. Por una parte, se deshacían en halagos hacia su enorme talento innato y aun por descubrir, por otra parte, le suplicaban que renunciara y que volviera a sus orígenes y a su profesión.

Justo cuando estaba a punto de renunciar, Clyde que por entonces había dejado el periodismo para montar su propia productora en la ciudad de Nueva York, le sugirió que se presentara a una audición para una obra en Broadway, así lo hizo y obtuvo el papel del protagonista.

Aquella fue su primera y autentica oportunidad. La obra "El novelista" se estrenaba en septiembre de mil novecientos noventa y ocho y a partir de ese instante se vida y su suerte cambiaron de forma radical. Clyde se convertiría en su sombra. Del teatro pasó a la televisión; con una serie que batió records.

De ahí al cine, solo llevaba en su currículumcinco películas. Por una de ellas "Delito de omisión" había ganado el Globo de Oro a mejor actor principal y por la ultima "Olvidé olvidarte" estaba doblemente nominado al óscar como mejor actor y productor.

Volvió a sentir un nuevo descenso del avión en su estomago, un estremecimiento le recorrió toda la espalda. No quería hacerle frente al dolor que lo embargaba. Hacía casi dos años que no había vuelto a casa, el lugar del que quizás nunca debió salir.

Rápidamente se levantó de su asiento, tan ensimismado estaba que no se había percatado que la gran parte de los pasajeros ya había dejado el avión. Tomo su pequeña maleta, se apresuro a salir y arribar en la sala del aeropuerto.

Ya estando en la sala, encendió el móvil, ¡joder! Cincuenta llamadas de Clyde. Buscó en sus contactos hasta que hayo el que necesitaba, llamó a su hermana Hermione ¡maldita sea! No contestaba, le mandaba directamente al buzón de voz, respiro profundo y llamó a casa de sus padres, al tercer timbrazo le respondieron.

-Familia Potter – contestaron del otro lado de la línea

-Hermione – murmuró - ¿Por qué cojones no coges el celular? Te he estado llamando – refunfuñó

-¡Oh! Pero si es el actor Potter al fin decide ponerse en contacto – contestó con un toque de sarcasmo – Llevo cuatro días llamándote y tu ni tus luces

-Déjalo estar ¿Vale? – Resopló – He estado muy liado y…

-¿Para qué llamas? – le cortó de mala leche Hermione

-No te pongas pesadita, sabes que no te aguanto cuando te pones de ese humor, pobre de mi cuñado Ron, el suplicio que debe cargar contigo – dijo con guasa – Hablo para que vengan a recogerme, estoy aquí, en el aeropuerto

-Ya te puedes ir buscando un taxi, porque ninguno de nosotros va a poder ir a por ti

-¿Qué? ¿Pero qué dices? ¿Por qué no? – preguntó desconcertado

-Se me olvidaba, estoy hablando con el dios Harry Potter, como te dije nadie va ir por ti – espetó

-Pero ¿Por qué?

-Estamos en un funeral – sollozó Hermione

-¿Un qué? ¿Qué demoni…

-¿Ahora también eres idiota? – preguntó enfurecida

-Per… pero ¿De quién? – preguntó con un hilo de voz

-Ella murió…

De pronto todo se nublo, su vista se volvió borrosa, el corazón le latía rápidamente, su estomago se contrajo, se le tensaron todos los músculos, se le heló la sangre, no se podía mover, estaba paralizado, muy pálido, todo le daba vueltas, su corazón bombeaba desbocadamente, sentía subir la bilis, tenía el estomago revuelto, las manos le sudaban. No lo podía creer ¿Qué había dicho su hermana? ¿Era verdad? Seguro estaba soñando, pero ni siquiera se podía mover para pellizcarse el brazo. De un momento a otro no le encontraba sentido a nada, una presión muy fuerte se instaló en su pecho, vacio, el vacio creció, cayó aun más profundo, casi podía palpar el final del pozo en el cual iba cayendo, oscuridad, todo era oscuridad, los ojos le escocían, rápidamente se le llenaron de lagrimas. Al mismo tiempo que las lágrimas corrían libremente por sus mejillas en su cabeza seguía retumbando la voz de Hermione

Ella murió…

Ella murió…


si llegaron hasta aquí, se los agradezco y ojala les haya gustado...

Lo que se encuentra en negrita es propiedad de la escritora Raquel Rodrein

angie, yaz, mary, jessi, belén... gracias por todoooo... por estar siempre a mi lado, por apoyarme incondicionalmente y por estar al tiro siempre, aguantar mis locuras y demás, las amooo chicas...

Ya saben, cualquier cosa, sugerencia, puteada, o lo que sea pueden dejar review... se los agradezco mucho...

Hasta la próxima...

besazosssssssssss