Aquí vengo con una nueva historia. Espero q os guste, tengo escritos tres capítulos. Ya sabeis, cualquier cosa en un bonito reviews. Nos vemos.
Capítulo I: The ghost of a chance.
Hermione escuchó el despertador sonar. Lo miró, eran las diez de la mañana, hora de levantarse.
Hermione Granger, tenía veinticinco años. Había estudiado en Hogwarts hasta los dieciocho, y ahora trabajaba como funcionaria en el Ministerio de Magia. Hacía dos años que había roto con Ron Weasley, después de casi seis años de relación. Desde entonces decidió que no volvería a atarse a un hombre nunca más, lo que no quiere decir que no se divirtiera, pero tenía la teoría de que las segundas partes nunca fueron buenas, y la aplicaba hasta la saciedad.
Su mejor amiga era su ex cuñada Ginny Weasley, un año menor que ella. Ginny, era la novia de Harry Potter. Al principio, cuando Hermione y Ron lo habían dejado, al salir los cuatro juntos, la verdad es que era bastante incómodo. Pero poco duró, ya que unos meses después Ron comenzó una relación con Luna Lovegood, y hasta hoy.
Hermione y Ginny habían quedado ese sábado para ir a comer y más tarde a comprarse trapitos para salir aquella noche, que prometía ser bastante interesante, ya que Hermione había quedado con un chico detrás del cual llevaba unas semanas.
Se levantó y se dirigió al cuarto de baño, encendió la radio que allí tenía ubicada y se metió detrás de las mamparas preparada para ducharse. Un par de horas después se encontraba saliendo del portal de su apartamento en el centro de Londres, con sus botas de tacón calzadas.
Pronto se encontraba sentada en una terraza delante de una ensalada y con Ginny sentada delante de ella.
-Bueno¿Hoy que plan tenemos?-inició Ginny.
-Pues no lo se, yo he quedado.
-¿Otra vez?
Hermione asintió.
-Vas a batir tu propio record, chica.
-Bueno, una mujer tiene que divertirse.
-En serio te lo digo, si hace ocho años me dicen que te ibas a convertir en esta clase de mujer, no me lo creo.
-Ginny, yo ya no tengo diecisiete años, además la relación que tuve con tu hermano fue muy especial, y cuando lo dejamos lo pase fatal. No quiero volver a sufrir, solo quiero pasarlo bien.
-Pero es bonito querer a alguien.
-Os quiero a vosotros.
-Hermione…
-¡Qué!, Vale lo reconozco he cambiado, vivo la vida un poco más alocadamente, pero creo que me lo merezco, me he pasado la vida siendo la chica perfecta, cumplidora de la ley, las mejores notas de la clase, candidata a entrar en el clan Weasley y empezar a tener hijos sin parar. Ginny yo no quiero eso, no ahora mismo. ¿No me comprendes ni aunque sea solo un poquitito?
-Te comprendo, y te apoyo, pero no lo comparto.
-No necesito que seas como yo, lo que necesito es comprar un vestido para dejar a ese tío boquiabierto.
Ginny sonrió dándose por vencida. Siguieron comiendo tranquilamente, hablando de cosas.
-Cambiando de tema, tengo que contarte algo.-dijo Hermione seria.
-¿Qué?
-Tengo un retraso.
-¡¿Qué?!
-Eso, tengo un retraso
-¿Cómo¿De cuánto?
-No, es poco, es de cuatro días, se que lo más probable es que no sea nada, pero estoy acojonada, yo soy como un reloj tía.
-No te preocupes seguro que no es nada, además has estado estresada últimamente con el Ministerio, y seguro que no pasa nada.
-Eso espero.
Terminaron de comer y pagaron. Acto seguido cogieron un taxi hasta Chelsea para comprarse modelito para la noche, había que estar radiante. Después de pagar los vestidos seleccionados, se fueron cada una a su casa a prepararse para la noche.
Ginny, Harry, Ron y Luna ya se encontraban en el bar esperando por su amiga, estaban sentados en una mesa cercana a la puerta.
-Hermione ha vuelto a quedar hoy¿verdad?- preguntó Ron retórico.
-¿Lo dudabas?- respondió Ginny.
-No me puedo creer que sea la misma Hermione que iba a nuestro colegio.- añadió Harry.
-Bueno, todos hemos cambiado.
Se hizo el silencio. Segundo después Hermione apareció por la puerta del bar. Se sentó con sus amigos y la conversación se reanudó de nuevo. La diferente indumentaria entre Hermione y Luna, sentada contiguamente, contrastaba bastante, Hermione vestía sus prendas erótico-festivas mientras que Luna iba más normalita, como se suele decir, con la cara lavada.
-¿Qué vais a hacer?- inquirió Hermione impaciente.
-Pues cenaremos algo y a la disco.- contestó Ginny.
-Genial, pues cenaré con vosotros y después me iré con mi cita.
Todos asintieron menos Luna, la cual miraba embobada una mosca que revoloteaba sobre la mesa, haciendo unos graciosos círculos con la cabeza.
La pandilla cenó sin mayores noticias, más tarde Hermione se despidió y acudió a su cita. El lugar pensado por el chico para la cita, se puede decir que no estaba nada mal, zona vip en un club moderno, privado con un sofá, mesa y nevera propia. Todo parecía pintar perfecto para los planes de Hermione.
-Buenas.
-Hola, perdón por el retraso es que fui a cenar con unos amigos y nos alargamos más de la cuenta.
-Estás más que perdonada.
-Bueno, y cuéntame¿llevas mucho esperando?
-Ha merecido la pena.
-Oye, ya estoy aquí, no hace falta que sigas ligando.
El chico entendiendo eso como una señal, se lanzó a besarla. Hermione le esquivó.
-¿Dónde vas, calamar?
-Pero, no acabas de decir…
-Si, ya lo sé, soy una mujer rara… ¿Qué le vamos a hacer?
El chico totalmente desconcertado dio otro paso.
-¿Te traigo una copa?
-Claro.
Hermione pensó algo por un instante pero lo olvidó enseguida.
-Aquí tienes.- aquel hombre le había tendido algo que tenía toda la pinta de ser vodka.
-Gracias.
-¿Brindamos?
Las copas chocaron, y el mismo pensamiento volvió a la cabeza de Hermione¿Y si estaba embarazada? tomarse un copazo no sería lo más indicado, pero ¿Cómo iba a estar ella embarazada?, era ridículo¿no? Dudas, una tras otra la asaltaban, no le dejaban pensar con claridad, notó que la copa le rozaba los labios, y el líquido ya se había introducido en su boca, como acto reflejo devolvió todo lo que había ingerido a la copa antes de tragarlo.
-¿Qué pasa?- preguntó el hombre desconcertado.
-Esto…, verás.- Hermione necesitaba salir de allí, mal que le pesara.-…acabo de recordar que yo no bebo, además, mañana madrugo y,… ¿Qué hago yo dando explicaciones?, oye que me largo.
Hermione se fue dejando allí al pobre hombre totalmente confuso, con su copa en la mano y una noche perdida. Aún en aquella posición.
-Esta chica es muuuy rara.
Hermione caminaba por las oscuras calles de Londres con su abrigo puesto, había abandonado la zona de bares y ahora se hallaba por calles solitarias, sus tacones chocar contra el suelo era lo único que se oía. Lejos vio un letrero, no lo diferenció bien al principio, pero después no tubo dudas, era una farmacia veinticuatro horas.
Sin dudarlo aumento la velocidad y se acerco al recinto, entró. Era una farmacia inmaculadamente blanca, había una señora de unos cincuenta años detrás del mostrador, era una señora bajita regordeta y con una chaqueta de punto sobre el uniforme blanco.
-Ha refrescado ¿verdad?
-Si…si.
Hermione no se atrevía a pedirlo.
-Bueno¿Y en qué te puedo ayudas cielo?
-Verá, necesito un…, un, un text, un predictor.
-¿Un qué?- preguntó la señora acercando más la oreja.
-Un text de embarazo.
La señora fue a por ello, Hermione se llevó una mano a la altura de las cejas, aquello era vergonzoso. En lo que a Hermione le parecieron semanas, la señora llegó con el artilugio, Hermione pagó, y se fue apurada de aquel lugar. Metió el text en su bolso y se dirigió a su casa.
Allí estaba, sentada sobre la tapa cerrada del inodoro, con el palito en su mano. Rosa, azul, rosa, azul… Unos minutos después Hermione ya tenía la respuesta, seguía sentada en la taza del inodoro, aún con sus tacones puestos, sus pendientes, su vestido erótico-festivo, todo…
-Estoy embarazada…-susurró.
