LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD
(by Isilme)
Es
demasiado tarde, ¿verdad? Le he dicho adiós. Ella se ha ido, estará en Europa
dentro de poco y entonces...me pregunto...cuándo volveré a verla. Te echo de
menos, Tomoyo-chan.
Sakura
contemplaba el paisaje a través de la ventana. Hacía mucho frío, lo propio en
un mes de noviembre, y el viento golpeaba las ramas de los árboles haciendo que
se movieran al unísono en un ritmo lento y triste.
-Maestra- le susurró una voz a sus
espaldas.
-Ah, Yue-san. No me llames así, por
favor...bueno...de todos modos...¿qué ocurre?
El
hermoso ángel se sentó en una silla y suspiró.
-Perdiste tu oportunidad, ¿no es cierto?
-¿Oportunidad? ¿Qué quieres decir?
-Has comprendido cuáles son tus verdaderos
sentimientos.
Sakura
cerró sus ojos y se enjugó una lágrima rebelde que acababa de brotar sin
permiso.
-Se lo diré tarde o temprano. No puedo
vivir si no está cerca mía.
-Tomoyo fue lo suficientemente fuerte para
confesarte lo que sentía, y merece que le des una respuesta...o eso creo yo.
-Tienes razón-dijo sonriendo
dulcemente.-No soy una niña pequeña. Ella esperó a que llegara el momento
oportuno, y yo debo hacer lo mismo la próxima vez que la vea.
La
Maestra de las Cartas era una preciosa muchacha de diecisiete años, con el
cabello largo y castaño y un par de divinos ojos verdes. Seguía siendo tan
inocente como muchos años atrás, pero, cuando Shaoran decidió regresar a
HongKong después de un romance que había durado cuatro años, ella comprendió
quién era su número uno.
Si,
Tomoyo-chan. Tengo que decírtelo. Mereces saber la verdad. Y la verdad es
que...yo nunca me he quedado dormida sin tu imagen en mi mente, y nunca me he despertado por la mañana sin
el recuerdo de tus palabras amables. Eres la persona más encantadora del
mundo...y quiero que seas...lo más especial de mi vida. ¿Cómo he podido verte
marchar así?
Aquella
tarde, Sakura fue a la Universidad donde estudiaban su hermano y Yukito. La
habían convencido para que asistiera a una importante conferencia sobre los
transtornos nutricionales.
Kero
estaba viendo la tele cuando dieron las terribles noticias. Su cara empalideció
y en sus ojos comenzaron a formarse lágrimas. Permaneció inmóvil, sentado en el
sillón. No, no podía creerlo. ¡Tenía que ser una horrible pesadilla! ¡No era
cierto!!
-Keroberos-dijo Yue, entrando en la
habitación.-¿Qué ocurre? ¿Malas noticias? ¿Por qué...?-dijo levantando una
ceja.-¿Por qué estás...llorando?
El
otro guardián simplemente lo miró, y Yue se dio cuenta de que algo iba muy mal.
-El avión-murmuró.
-¿Qué?
-¡Se ha estrellado! Tomoyo...-gritó, con
lágrimas en los ojos.
El
ángel se sentó a su lado y miró a la pantalla con horror.
-Había ciento cuarenta personas en el
avión, viajando a Francia. Algo ha fallado y...¡se ha ido al traste! Todo el
mundo...ha muerto.
-Tomoyo estaba...en ese vuelo-susurró Yue.
-No puedo creerlo-dijo Kero.-¡No es
posible! ¡¿POR QUÉ ELLA?! ¿Por qué ha ocurrido?!
Yue
bajó la vista hacia el suelo. Realmente apreciaban a la mejor amiga de su
Maestra.
-Ojalá pudiéramos hacer algo...ojalá...
Mi
querida Tomoyo-chan. Voy a decírtelo. Voy a volar hacia ti, no puedo vivir si
estamos separadas. Me pregunto si tendré otra oportunidad de decírtelo.
Escucharon
el sonido de una llave girando en la cerradura. Los dos guardianes se miraron
el uno al otro, consternados. No sabían qué decir...cómo explicárselo a Sakura.
-¡Tadaimaa!!!-exclamó ella al tiempo que
entraba en el salón. Se detuvo cuando vio la triste expresión de sus amigos.-¿Qué
ocurre??
Yue
se levantó rápidamente y cubrió la televisión con sus alas para evitar el
impacto. No quería que Sakura viera las espantosas imágenes.
-¿Por qué haces eso, Yue-san?
-Sakura-dijo él, mordiéndose el labio
inferior.-Ha habido un accidente.
-¿Un...accidente? ¿Dónde?
-Un avión se ha estrellado sobre una
colina francesa.
-¿Francesa??-les miró con espanto.
-Un avión japonés que...despegó esta
mañana.
-¡NOOO!!!!-gritó mientras caía al suelo,
inconsciente.
Cuando
abrió los ojos, un río de lágrimas comenzó a fluir por sus pálidas mejillas.
-¿Todo el mundo ha...?-lloró.
-Hai, Maestra. Nadie ha sobrevivido-dijo
Yue, sosteniéndola en sus brazos.
-¡Tomoyo-chan! ¡Dios mío!!! ¿POR
QUÉ?!!!-gritó, histérica.
Temblando,
apartó a Yue de delante de la pantalla y clavó sus ojos en las crudísimas
escenas. El avión estaba totalmente destruido y todas las víctimas repartidas
por el suelo, cubiertas por mantas. Un periodista comenzó a decir los nombres
de los fallecidos. "Daidouji Tomoyo".
Tomoyo
Daidouji. Daidouji. Tomoyo-chan... ¿Es esto cierto? No, no puede ser. Lo estoy
viendo, pero es mi imaginación, seguro. Esto es una broma pesada. Tú estás a
salvo en París en este preciso momento. Vas a ser una artista famosa. Eres mi
amor, yo...¡te quiero!!!
*
* *
Todo
el mundo se había ido, pero Sakura permaneció en el cementerio. Necesitaba
estar sola, llorar todo el dolor que llevaba dentro. Nubes oscuras cubrieron el
cielo y la lluvia amenazaba con hacer acto de presencia. Sólo existe lo
inevitable...
¡Noo!
Si te hubiera confesado mis sentimientos, nunca te habrías marchado. Estarías
viva, conmigo. Relamente...merecías vivir, amiga mía. Merecías una larga,
hermosa vida llena de éxito, amor y salud.
Lágrimas
ardientes cayeron sobre la lápida, mientras la niña colocaba a su lado una rosa
blanca. El cielo se oscureció aún más y empezó a llover...las nubes comenzaron
a llorar.
¿Cuándo
te volveré a ver? ¿Cuándo podré decirte lo mucho que me importas? He perdido
todas mis oportunidades...te he perdido a ti.
El
corazón de Sakura chilló en su interior, partiéndose en mil pedazos. Ella cayó
de rodillas en la tierra y gritó, con una voz nacida del dolor de su alma.
-¡No puedo dejarte aquí! ¡Hace frío y está
oscuro, y no te dejaré sola! Permaneceré junto a tu cuerpo, y mi alma se
reunirá con la tuya. ¡Ha sido culpa mía, debí haberme dado cuenta antes!!!
Necesito
otra oportunidad. ¡Dios, escúchame! Quiero estar donde quiera que ella esté.
Llévame allí...por favor...por favor.
*
* *
Al
día siguiente, el cuerpo de una mujer joven fue encontrado junto a la lápida de
Tomoyo. Era hermosa y sus labios estaban curvados en una melancólica sonrisa.
Un
enterrador que había estado de servicio en el cementerio la noche anterior,
contó aterrorizado cómo había visto una sombra blanca descender del cielo y
hablar con la chica de ojos verdes. Esto fue lo que oyó:
-Sakura...
-To-moyo-chan...
-Lo siento mucho, yo no quería dejarte, mi
preciosa Sakura...
Sakura
extendió las manos hacia el espectro y comenzó a llorar con desesperación.
-Ni siquiera he podido decirte adiós...ni
tampoco que te quiero, Tomoyo...Siempre te he querido y siempre te querré.
-Y yo a ti...
-Llévame contigo. Quiero estar a tu lado
siempre, por favor...
La
mujer vestida de blanco se inclinó sobre ella y la besó en la frente.
-Vámonos...
Seguidamente,
la muchacha de cabellos castaños cayó al suelo y exhaló su último aliento. El
hombre pudo ver dos estrellas fugaces volando a la par a través del cielo de
medianoche.
*
* *
Yue
se arrodilló en el lugar donde Tomoyo y su mejor amiga descansaban por siempre.
Colocó dos flores de cerezo al lado de las lápidas. Luego miró al cielo y dijo:
-Te echamos de menos, Maestra. Pero
supongo que lo que has hecho ha sido aprovechar...tu última oportunidad. Buena
suerte...doquiera que estés.
FIN