No todo es lo que parece, no siempre tenemos el poder de "elegir una opción"

Odio mi vida

Me miro al espejo, puedo ver ese rostro maldito, el que no expresa nada al igual que mi corazón, no importa cuántas veces la vea sonreír, cuantas veces la vea desnuda, las veces que me toca tener relaciones con ella no me provoca nada, es un simple acto de reflejo cuando está encima de mí.

Ellos tienen la culpa de que nosotros seamos tan infelices, ellos tienen la culpa de querer un heredero de nuestro linaje.

Para dejar algo en claro, para poder aceptar esta mierda al cual llamamos vida, debo reconocer que:

Mi esposa fue la mujer de la que estuve enamorado desde un principio.

Sus ojos jades como el brillo en ellos tal como su tersa piel blanca hasta su cabello me volvían loco, un rosa singular. Su nombre encaja perfecto con ella, Sakura. Su alegría era conmovedora, siempre sonriendo y gritando por lo que quería, aunque no parecía muy femenina, ella tenía unos momentos en los que agradecía estar presentes, ese corto momento que ella era débil e inocente, yo tenía la suerte de estar allí para ella, consolarla, tenerla en mis brazos mientras sus ojos sucumbían a la tristeza dejando caer pequeños diamantes que brillaban en la oscuridad de su cuarto.

Éramos amigos, éramos confidentes, yo la amaba hasta aquel momento.

Si escribiera por todo lo que pasamos, esta historia dejaría de ser romántica y se volvería en una de humor negro; tal vez lleguen a odiar a mi esposa, a mi y seamos honesto nadie quiere ser odiado, pero saben una cosa, merecemos ser odiados, tenemos el derecho de odiar como también de amar y proteger, y ahora podré por fin presentar a ese ser que hace latir mi corazón, fluir mi sangre y darle color a mi vida, ella es la persona que amo, quiero proteger y la cual no merece ser odiada por ninguno de nosotros, es mi querida e inocente de alma pura:

Hinata Hyuuga.

Si, ella es a lo que hoy en día se llama una amante pero ella es algo más que eso, yo no tengo sexo con ella por el simple hecho de placer ni tampoco como medida de reproducción, con ella hago algo más allá de hacer el amor porque ella logra hacer que me ame a mí mismo.

Su aura irradia calidez y la suavidad como el dulzor de su hermosa piel blanca es incomparable con el de sus labios, su personalidad amable es lo que me lleva a querer protegerla, a cuidarla y sus ojos son simplemente indescriptibles, no hay un color que pueda definirlos, con solo verlos piensas en la luna, unos enormes ojos en los que te pierdes pero también parecen perlas, unas frágiles perlas. No quieres que nadie te la robe, no quieres que nadie la llegue a tocar, aquel sentimiento obsesivo, el que yo llamo amor es lo que alberga mi corazón.

Todo comenzó por solo llevar los apellidos, Haruno y Uzumaki. Somos sucesores de dos grandes empresas reconocidas nacionalmente, el enlace de las empresas no solo se da por contrato sino también por la unión de tus prodigiosos hijos, somos la garantía de que ninguno defraudara a nadie porque nosotros saldríamos perjudicados; Ja como si eso fuera posible.

A los 18 años cumplidos nos informaron de nuestra situación, la idea me entusiasmo por completo pero también me sorprendió ¿Qué pasaría si no era lo suficiente para hacerla feliz? ¿Y si ella no me ama? ¿Y si nunca logro que me ame? La observé, ella simplemente ni se inmutó, ni siquiera parpadeó, no dijo nada. Pero en esa situación solo logre pensar: No es mí deber rendirme, debo seguir adelante.

Era un iluso, nunca pensé que terminaría así.

A los 21 años nos comprometieron –la definición de comprometer para nuestras familias era informar nuestro compromiso, anunciar la fecha, hora, día, todos esos pequeños detalles irrelevantes- en una fiesta donde la mayoría de los invitados eran desconocidos para mí como para Sakura, se notaba en su rostro que estaba absorta de todo ello como también de mi.

En ningún momento fue necesario que me dijera que no me amaba, era algo que se veía a simple vista pero yo fingía no darme cuenta.

Desde el momento que nos advirtieron de nuestra situación, nuestro mundo cambió, dejamos de ser amigos, de ser confidentes pero eso solo paso en los ojos de Sakura, yo la seguía viendo con los mismos ojos de antes, la seguía tratando como siempre pero cada vez que ella me veía, dejaba esa aura amistosa por una de desesperanza, como si mi sola presencia fuera su ruina. Solo pensaba que debía seguir esforzándome que algún día ella me miraría con otros ojos

Como pude ser tan idiota.

Nos agarramos de las manos frente a todos ellos, observándonos, examinándonos y yo solo podía sonrojarme, era la primera vez que tocaba su mano siendo prometidos, una fugaz sonrisa se posó en mi rostro pero al poco tiempo se desvaneció cuando me di cuenta que su sonrisa falsa se volvió verdadera, ella no sonreía de esto, era imposible a menos que haya cambiado de opinión pero no, era por alguien de los presentes pero quién , intente concentrarme pero no logré ver a nadie en particular, a nadie que me llamara la atención, será porque no conocía a nadie.

La ansiedad me rodeaba, a quién le dedicaba esa sonrisa, quién era el perpetrador de aquella situación tan incómoda, mi futura esposa le dedicaba una cálida sonrisa a alguien perteneciente de la tribuna, pude sentir como mis manos sudaban, como ella se deslizaba de mi para ir a los brazos de él, pude imaginarme siendo plantado en ese escenario, como unos simples pasos provocarían el pánico entre ellos, entre nuestras familias pero solo tuve que dirigir mi mirada hacia ella para darme cuenta que todo era producto de mi imaginación, ella seguía a mi lado, algo que lamentaría más adelante.

"-Felicidades, espero que sean muy felices.

-Hacen una hermosa pareja, felicidades.

-Sus hijos seguramente serán muy bonitos, Felicidades." Etcétera. Todos nos dedicaban sus más amables condolencias, en aquel momento no lo veía de esa forma, mi rostro solo desbordaba felicidad y armonía mientras que la de Sakura, bueno ella solo había desaparecido después del anunciamiento de nuestro compromiso.

Luego de recibir todos los saludos de parte de gente que desconozco, me dirigí a dar unas vueltas por aquel elegante y tradicional edificio, pero inconscientemente quería encontrar a Sakura y ver como estaba o ver con quién estaba pero al final terminé en la barra, tomando un whisky con soda.

-¿Te gustaría bailar?- su voz era dulce y grata de escuchar, solo me di la vuelta para ver su rostro porque su invitación no la podía aceptar además de que no quería. Blancos. Sus ojos eran blancos, el whisky me hizo mal, no espera son violáceos, no son - ¿ocurre algo?- se sonrojó, yo me sonrojé, fue un momento de sonrojos.

-Ehhm no, no pasa nada pero no gracias, no soy buen bailarín, no está en mi saber mover bien mis pies.- fue lo primero que se me vino a la cabeza, y fue la verdad, su rostro me prohibía mentirle, era hasta un tanto angelical, y no puedes mentir a un ángel aunque quieras. Eso en un futuro cercano acabaría conmigo.

- Am, lo siento- se aleja de mí en pasos agigantados pero una corriente eléctrica atravesó mi columna, esa necesidad de querer ir tras ella me desconcertó.

- En verdad el que lo lamenta soy yo- debí haberle dicho eso pero no se dio la oportunidad.

- Genial, ahora que te comprometes, ¿enloqueces? ¿Con quién demonios hablas?- Ja ahí estaba él, fue él quien me enseñó lo que mi familia nunca pudo, ser confiable, valiente, perseverante, bueno los valores que forman a un ser.

-Iruka-san! No te había visto ¿Y, mi apariencia cambió algo? Ahora soy un hombre comprometido.- Esas palabras siempre quisieron salir de mi boca y más si eran por Sakura pero en ese momento se sintieron tan vacías.

- No para nada, sigues siendo el mismo tonto de siempre, con esa cara de blandengue.- él siempre siendo tan honesto, tanto que lograba irritarme.

-Gracias sensei, siempre tan cortés- pero era la verdad, ni yo me sentía diferente.

- Uno no debe mentir y menos a sus seres queridos ¿no te enseñé eso? Ahora no me vengas con eso de ser cortés- me dio un golpe en la cabeza y se fue, era la tercera persona que se alejaba de mí, primero Sakura, la joven de ojos ¿blancos? Seguro me lo imaginé, y ahora Iruka sensei.

No sé cuánto tiempo me quedé inmerso en mis pensamientos, pero ¿blancos? ¿Por qué otra vez blancos? Ella estaba ahí, enfrente de mí observándome, con una pequeña y divertida sonrisa en sus labios ¿Cuánto tiempo estuvo así? ¿Estaré borracho?

-¿Todavía estas aquí? Deberíamos bailar, seguramente estás muy aburrido.- ¿es ella? No lo parece, algo cambió, ya no se sonroja ni desvía la mirada, parece otra. Oh ya veo está borracha, sus ojos están algo cansados, síntoma de estar ebria.

-Si todavía estoy aquí pero tú no, deberías marcharte, estando ebria pueden pasarte muchas cosas y – me hizo un puchero, deslizó sus delgados dedos por mi antebrazo, me sujetó fuerte y me estiró hacia ella, estaba a unos centímetros de su rostro, su perfume de lirios perforaron mis fosas nasales, provocando que inhalara profundo cerrando mis ojos.

-Me voy pero sí y solo sí bailas conmigo – notas de alcohol salieron de su boca pero al tenerla tan cerca de mí, solo pude asentir para que me dejara en paz.

Ella está fuertemente sujetada a mí cintura, los rodea por completo con sus frágiles y pálidos brazos, su cabeza tan delicada está apoyada en mi pecho y sin darme cuenta mi mentón estaba plácidamente encima de su cabellera, su fragancia era tan adictiva, mis manos estaba alrededor de su pequeña cintura, no escuchaba la música, no sabía si íbamos al compas del ritmo pero no me podía importar menos, esa situación con ella fue tan relajante. Ella se remueve en mi pecho, la miro, ella me mira, miro sus facciones de su rostro, sus ojos, sus pómulos, su nariz y finalmente sus labios, sus carnosos labios, los cuales me apetecían mordisquear y solo unos escasos centímetros evitaban que lo hiciera, ella se pone de puntillas cada vez está más cerca de mí, cada vez más cerca de mis labios, cuando estaban a punto de unirse, oigo un grito y de un agarre la alejan de mí.

-Hinata ¿Qué demonios crees que estás haciendo? En una fiesta donde eres invitada por una invitada, no debes hacer esto, ¿desparramar besos por doquier? No Hina, no es lo tuyo.- Ella me queda mirando estupefacta de lo que estaba presenciando- ¿Ah? ¿Tú? Hina! ¿Estás loca? ¿Sabes si quiera quién es él?- El rostro de la tal Hinata era uno confundido, era evidente que no sabía quién era- Hinata Hyuuga, te has vuelto loca, pero de remate, él es el futuro esposo de Sakura Haruno, mi compañera de trabajo. ¡Tonta! Vamos tenemos que irnos de inmediato, de verdad lamento lo ocurrido – Ella hacía reverencias sin parar, era una delgada rubia con ojos celestes casi como los míos, pero eso no importaba, no entendía lo que balbuceaba, ella dijo que era una conocida de Sakura si ella se llega a enterar de esto, seguro pierdo cualquier oportunidad de enamorarla.- … mi amiga no sabe lo que hace cuando está ebria y – ella se detuvo, no sé cómo me habré visto pero lo siguiente que dijo me tranquilizó- no se preocupe, no se lo diré a nadie, no quiero perjudicar a nadie y menos a Hina.

Yo solo alcancé a hacer un ademan de gratitud, ella se fue con ella, con Hinata en sus brazos, la única persona que me hizo sentir algo en toda la noche.

La rubia apenas podía cargar con Hinata en sus brazos así que le ofrecí mi ayuda y salimos por la puerta de servicio para que nadie se diera cuenta de su situación, Ino, me dijo su nombre después de agradecerme que no tomara como una falta de respeto por lo ocurrido con su amiga Hinata. Yo solo le dije que ella no tiene la culpa sino el alcohol y su risa fue cómplice de la mía. Me confesó que vinieron en un taxi y que volverían en uno, solo que ella no sabía qué hacer con su amiga por que vivían en lados opuestos, para venir a la fiesta se habían reunido en un punto de encuentro.

-Está bien- le hice un ademan al guarda-coches y de inmediato se acercó con mis llaves en mano- Mi auto está cerca, las llevare a sus respectivas casas- Ino agitaba su brazos de un lado al otro, negando mi ayuda mientras lo agradecía pero que no podía aceptarla- Ino, no puedes llevarla a su casa y luego ir a la tuya, el taxi te costará demasiado caro, además no me molesta hacerlo, y mi presencia dejó de ser requerida esta noche.- confusión, su rostro estaba empapado de él pero al final lo aceptó.

-De verdad agradecemos que nos lleves a casa- se notaba que estaba incómoda, pero su sonrisa solo lograba que yo no me intimidara ni nada por el estilo, solo le respondí que no debería agradecer nada, era mi deber como un caballero – Ja Sakura tiene mucha suerte de tenerte- ¿Es así? No lo sé- la tonta de Hinata también te lo agradece aunque ahora esté roncando Ja- miro por el retrovisor como Ino le acaricia su frente, ya que las dos iban en el asiento trasero y Hinata se ve igual de hermosa dormida como despierta, aunque me agrada su lado sereno.

-No esto no está pasando que he hecho ¿Qué demonios estoy haciendo?- no paro de temblar, y mis ojos están desorbitados por lo que están presenciando, ella está desnuda, ella está al lado mío y ¡DESNUDA!


Hola a todos! Bueno esta será una historia con pocos capítulos pero van a tener para leer bastante, lo quería hacer más largo pero si lo hago me quedo sin material para lo demás, espero que les agrade, surgió la idea de la nada, como todas las que tengo jaja las otras historias que tengo como Mi loca historia de amor será la próxima con un cap nuevo ;)

*Personajes de Kishimoto

Espero que les guste, y espero que más adelante les saque una que otra lagrimita :P Si será sobre drama