Hola, perdon por la demora.. bueno aqui esta el último One-shot de Twilight missing pieces. Toma lugar con Bella ya siendo vampiro, despues de todo el drama de Reneesme, etc. Muchos han de recordar esta escena qe toma lugar en la casa que la familia Cullen les regalo a Bella y Edward en el cumpleaños de esta. Espero que la disfruten, también esten atentos de esta historia más adelante, porqe hay un capitulo más de este mismo One-shot pero desde la perspectiva de Edward, aun tengo unas cosas que arreglarle, pero estara aqui muy pronto.

Muchisimas gracias por todos sus reviews, en vdd ayudan a que termine de traducir más rápido. Por cierto, tengo otra historia en mente que quiero traducir, solo que tengo qe pedirle el permiso a la autora, ademas de qe no esta terminada. Les dire como va en el proximo capitulo de este One-shot.

Disclaimer: la histoira no me pertenece, solo estoy traduciendo. Stephenie Meyer es la creadora de la trama y de los personajes, esto es solo fragmentos creados por otra persona que penso era necesario crearlos. Disfruten!


Sus labios se movían con tanta urgencia sobre los míos que era difícil recordar que teníamos toda una eternidad para amarnos. También era difícil de creer, a través de las turbias aguas de mi memoria, como es que estuve satisfecha antes con los besos de Edward. Porque ahora me di cuenta lo mucho que se estuvo conteniendo.

Mientras nos besábamos él no tenía miedo de envolver un brazo firmemente alrededor de mi cintura, doblando mi cuerpo hacia él. O de sujetarme hacia él con una mano firme atrás de mi cuello, sus dedos perdidos en mi cabello caoba. Había algo en la fiereza del beso, algo que no había notado antes. La falta de miedo, la presencia de todo lo que él era realmente, canalizado en mí. Era abrumador. Afortunadamente, en medio de todo eso, pude hacer progresos con su ropa

Tire ligeramente de la nueva camisa que se puso antes y solo estuve distantemente consiente de la tela rota. Todo lo que me importaba era que ahora era capaz de pasar mis dedos sobre los expuestos planos de su pecho. El respondió con un gruñido, y las manos que me estaban manteniendo cerca de él, se movieron hasta el cuello de la camisa que usaba. Con un simple, casi irreflexivo movimiento, la abrió hasta abajo, cada botón salió volando en el proceso. Se deslizo por mis hombros en andrajos, junto con lo que sea que hubo quedado de mi vestido azul de seda.

De repente, estábamos besándonos de nuevo, el mismo desesperante y apasionado beso que no sabía que pudiéramos lograr. Con una rapidez que solo Edward poseía, estábamos cayendo de repente, y me di cuenta abruptamente que ambos estábamos recostados en el piso color arena. Nuestras piernas entrelazadas mientras nuestros brazos luchaban por deshacerse de la ropa restante.

La frágil ropa definitivamente no duro mucho. Era bastante obvio que encontraríamos los pedazos restantes después, pero eso no me importaba en este momento. Pronto, el largo de nuestros cuerpos desnudos estaba presionado uno contra el otro, cada punto de contacto magnificado por un millón. Estaba tan consiente de cada lugar en que nos tocábamos, la sensación de su piel sobre la mía llegando hasta mis huesos. Era maravillosa, la corriente eléctrica que pulsaba fuertemente bajo la piel. Para ser honesta, la sensación de piel contra piel era embriagadoramente… adictiva

Y eso no solo aplicaba a nuestros cuerpos. Nuestros labios, juntos sin fin, se sentían como si estuvieran en fuego. Un placentero, clamoroso fuego. El hecho que ya no necesitara oxigeno hacía la experiencia más placentera también. No tenía que apartarme sin aliento, buscando aire. En vez, podía mantener mis labios sellados a los suyos mientras rodábamos perezosamente por el piso, cambiando de posición cada par de minutos, buscando nuevas formas de tocarnos

La primera cosa que me sorprendió – bueno, al menos en este momento en particular – fue que Edward parecía no estar conteniendo absolutamente nada. Pase mi lengua contra su labio inferior y me encontré agradablemente sorprendida cuando su boca se abrió bajo la mía, atrayéndome instintivamente más cerca. Su sabor, su increíble dulce y delicioso sabor, se saturo en mi lengua, y aun así quería más

Él no se mostro tímido al dármelo. No dejamos de besarnos hasta que Edward se alejo. Estaba atrapada debajo de él, por primera vez sintiendo el peso de su cuerpo. Su rostro se mantuvo peligrosamente cerca del mío mientras se inclinaba, apenas sosteniéndose sobre mí con una mano mientras la otra trazaba la línea de mi mandíbula y mi labio inferior. Podía ver la adoración vertiéndose de sus ojos. Sus ojos oscuros, llenos de lujuria.

Encontré increíblemente difícil el concentrarme, viendo como aun la parte inferior de nuestros cuerpos estaba entrelazada, pero de alguna forma lo logre. "Edward," empecé, dándome cuenta de la ronquez de mi voz. No había un sonido como de campanas esta vez, sólo lujuria pura, sin diluir. No pude ni siquiera terminar lo que sea que fuera a decir, porque me mostro una hermosa sonrisa que me dejo sin aliento.

"Bella," susurro mi nombre en un suspiro, su voz unas octavas más abajo también. Antes de que tuviera tiempo de contestar sus labios habían bajado a mi garganta, trazando un dulce camino de besos desde mi mandíbula hasta mi clavícula, y más abajo.

Contuve la respiración cuando sentí sus labios sobre la suave piel de mis pechos, mi torso subiendo y bajando en una dificultosa respiración que no era necesaria. Era una reacción instintiva, probablemente un fragmento de mi humanidad. No necesitaba el aire, pero mis respiraciones eran aceleradas y desiguales de todas maneras. Posiciono una mano sobre mi silente corazón como para detenerme, y sentí una suave risa contra mi piel.

Y entonces estaba en una sobrecarga de emociones. Sus caricias de antes, la sensación de la punta de sus dedos no era nada comparada con su lengua suave deslizándose sobre el monte de mi pecho. Lamiendo con ternura, chupando, mordisqueando. La sensación me sobresalto, me hizo jadear y gemir audiblemente. Arquee mi espalda buscando más, y el solo cambio de lado con renovado fervor. Era como nada de lo que hubiera experimentado siendo humana. Había tenido miedo en ese entonces, siendo extremadamente cuidadoso. Ahora éramos iguales, libres de amarnos completamente. Esto era mucho, mucho mejor.

Demasiado pronto su boca encontró el camino hacia arriba, a mi garganta. Me dio un prolongado beso donde debió haber estado mi pulso antes de ir a encontrar mis ojos. Sus ojos dorados estaban brevemente desenfocados, y ligeramente nublados. "Tu piel, sabe tan…" se desvió, y sin terminar la oración estaba besándome de nuevo.

Por mucho que me gustara besarlo, mi paciencia se estaba agotando. Esta vez envolví mis brazos alrededor de su cuerpo, acercándome más a él. No me detuve a pensar que era demasiado fuerte, demasiado rápido, y él no se quejo. Solo lo quería a él. Todo de él.

Fácilmente, sin esfuerzo, cambie la posición, yo arriba. Caímos con un resonante ruido, y estaba segura que habíamos astillado el suelo. Se convirtió en otra de las cosas, que no podía importarme menos. Liberando mi abrazo de él, y rompiendo el beso a regañadientes, me moví un poco hacía abajo. Sus ojos se abrieron un poco mientras lo amarraba de las caderas, el interior de mi muslo tocándolo ligeramente. Gruñó al casual toque, apretando sus ojos e instintivamente moviendo sus caderas hacía arriba. De ser humana hubiera estado furiosamente sonrojada, evitando sus ojos.

Como era, todo lo que quería era la unión. Mi cerebro estaba siendo jalado a millones de direcciones diferentes, un millón de sensaciones diferentes, pero nuestra unión estaba en la parte frontal de todo. Mientras lo veía, se convirtió en la única cosa en la que realmente podía concentrarme.

"Edward, mírame," dije en un suave murmullo, una pequeña sonrisa en mi rostro mientras observaba su inhumana perfección. Mis nuevos ojos lo observaron completamente en menos de un octavo de segundo, pero me encontré con el problema que tenía que ver de nuevo. Y de nuevo. No había forma alguna que llegara el momento en que me cansara de los planos de su pecho, las largas y esbeltas líneas de sus brazos y dedos, y la sensación de sus suaves y lisos abdominales flexionándose al más ligero toque.

Nuestros ojos finalmente se cruzaron y él pareció devolver mi sonrisa, solo por un momento. Luego sus manos fueron colocadas firmemente en mis caderas, enterrando los dedos en ambos lados. Su roce, tan cerca de mi centro, puso mis terminaciones nerviosas en sobremarcha, lo cual no pensé que fuera aún posible.

En un movimiento tan suavemente sincronizado, tan suave e intenso y rápido al mismo tiempo, entro en mí completamente. Nuestros gemidos mezclados, que apenas podía diferenciarlos. Minúsculas partes de mi mente estaban pensando en otras cosas, tratando de no lastimar a Edward, tratando de no dañar el piso de la cabaña, y en nuestra hija.

Pero la mayoría de mi cerebro estaba tratando de procesar la espiral de emociones que traía nuestra unión. Amor, emoción, plenitud. Estaba la increíble sensación de sentirlo dentro de mí. Era tan diferente, mucho más satisfactorio. Él ya no era frío para mí. En vez era fuego sobre fuego, nuestros cuerpos con la temperatura perfecta, a tono.

La fricción también. No sé como es físicamente posible el crear fricción entre dos cuerpos perfectamente lisos, pero nos las arreglamos. Se detuvo por un breve segundo antes de empezar a embestir, moviéndose adentro y afuera de mí con abandono. Sus ojos apretados por si solos, pero podía verlo en sus facciones. Por primera vez no se estaba conteniendo. No tenía miedo de romperme, no se concentraba en mantenerme viva. Edward se estaba perdiendo completamente en las sensaciones, y mientras observaba su rostro me encontré amándolo aún más. Con su boca ligeramente abierta, el innecesario aliento irregular, sabía que se estaba permitiendo ser vulnerable. Abierto. La idea envió diferentes escalofríos por mi espalda.

Estaba ligeramente consiente que se estaba sosteniendo tan fuerte como podía a mis cadenas, pero bien pudo haber sido el toque de una pluma. No me tomo nada el empezar a acompañar sus embestidas con mis caderas, aún mientras dejaba a mis manos viajar por cualquier parte de él que estuviera a mi alcance. Deje la punta de mis dedos aruñaran ligeramente su pecho, ganando un seductivo gruñido en medio de sus gemidos.

Sabía que ambos estábamos llegando a ese momento de quiebre, y rápido. La tensión, ese nudo que se estaba volviendo cada vez más y más apretado en mi centro estaba a punto de romperse. Sus manos abruptamente viajaron a mi cintura, jalándome hacía abajo para quedar a su mismo nivel. Sentí el temblor de su respiración en mi cuello, pero eso fue lo último que registre antes de absolutamente caer sobre el borde.

Edward embistió una vez más, profundamente, dentro de mí antes de estremecerse y luego terminar, sus brazos seguían envueltos alrededor de mi cintura. Podía sentir las vibraciones de sus labios en mi garganta, y si realmente me concentraba podía descifrar mi nombre como un canto. Un reverente, casi silencioso canto.

Pero no quería concentrarme en eso. En vez, quería concentrarme en las olas de placer que seguían llegando a mí, rodando sobre mí. Sentí que me ahogaba, siendo desplomada a las profundidades del océano, sin aire. Edward era mi aire. Él era mi aire, mi centro, mi todo. Me di cuenta que no tenía siquiera las palabras para describir como me sentía. No había palabras para describir este éxtasis.

"Edward." Eso era lo suficientemente bueno. Murmure su nombre, aunque sonaba más como un suave gemido que nada. "Mmm… Edward."

No dijimos nada mas por varios momentos, ambos tomando el tiempo de bajar de nuestra dulce altura. Eventualmente me moví de sobre de él, acurrucándome a su lado. Mi cuerpo aún estaba perfectamente alineado con el suyo, mi mano libre estirada sobre su pecho. Deje que mis ojos se cerraran, aunque no estaba de ninguna manera perfectamente relajada. Era más como estar perfectamente cómoda, esperando para empezar de nuevo.

Fue su apagada voz que rompió el silencio primero. "Eso fue…," empezó, pero se detuvo cuando se volvió y me vio. Sabía que probablemente estaba sonriendo como una tonta, pero no me importaba. Se puso de lado para enfrentarme, su mano libre pasando por mi cabello antes de encontrar su sitio detrás de mi cuello. "Más que maravilloso. Más que nada."

Yo solo asentí acercándome a él, presionando mis labios con los suyos suavemente. Mi intención había sido decir algo más, pero no tenía caso. Sus labios me distrajeron, transformando mi suave beso en uno más profundo.

Solo habían pasado unos minutos antes de que se levantara para quedar sobre mí, sosteniéndose con su otra mano. Estaba a punto de bajarlo hacía mi cuando rompió el beso, dejándome con el ceño fruncido.

Él rió, el sonido mezclándose con los ricos colores de la noche. "Tal vez debamos usar la cama esta vez."