Hola a todos, bueno soy nueva en esto de la pareja de Mérida e Hiccup pero no pude evitarlo, me enamore de ellos en cuanto comencé a saber que los shipeaban; en fin como dije este es mi primer fic y tengo la esperanza de que les guste. Los personajes aquí utilizados son propiedad de Disney y Dreamwords.

Entrenando un valiente corazón

(Capitulo 1)

Dunbroch es un reino lleno de verdes prados, inmensos bosques que eran atravesados por un rio de agua cristalina y por ultimo un castillo de aspecto majestuoso donde habitaban los reyes de esa región, el gran y valeroso Rey Fergus junto a la solemne reina Elinor, sus cuatro hijos los pequeños príncipes Harris, Hubert y Hamish junto a la primogénita, la hermosa princesa Mérida. Algunos años han pasado desde que Mor´du ya no existía y el vínculo entre Mérida y su madre era más grande, se contaban muchas cosas al igual que compartían vivencias que aunque a veces no eran del gusto de la otra lo aceptaban, pero aun así debía mantener las tradiciones que prevalecían en el resto de los clanes, aunque Elinor amaba a su hija aún estaban sus responsabilidades con su gente y eso los llevaba a una cuestión… Los prometidos, su hija debía de contraer matrimonio con el hijo de uno de los líderes de los otros clanes.

-Hola mamá- Había olvidado que era el cumpleaños de su hija, el único que sabía sobre lo que pasaba era su marido pero aun así se sentía acorralada.

-Buenos días Mérida, regresaste antes de tu cabalgata-

-Amanecí con hambre- Se sentó a un lado de su madre, su mirada se posó en todos lados- ¿Acaso todos acabaron de comer?-

-Bueno tu padre se llevó a los muchachos, ya que quiero hablar contigo de algo importante-

-¿Qué sucede mamá?- Dejo la cuchara junto a su plato, cuando su madre hablaba tan sería era porque realmente había hecho algo malo o porque estaba a punto de darle malas noticias.

-¿Recuerdas lo que sucedió hace años?-

-¿Cuándo sin querer te transforme en oso?-

-Así es cariño, ¿Recuerdas que te llevo a tomar esa decisión? Bueno por lo menos ¿Qué fue el detonante para hacerlo?- Mérida abrió los ojos, eso no podía estarle pasando de nuevo, se levantó de golpe mientras que sus manos generaban un fuerte sonido cuando impactaban contra la mesa.

-¡Me niego rotundamente mamá!, ¡Aún no estoy lista!- Elinor esperaba esa reacción.

-Comprendo perfectamente cariño, pero debes de entender que…-

-¡¿Qué debo entender?! ¡¿Qué de nuevo me impondrán casarme?!-

-Mérida no es necesario gritar- La pelirroja se sentó de mala manera cruzándose de brazos- Además no veo lo malo, en estos años has logrado convivir con los hijos de los diferentes clanes ¿Realmente ninguno llama tu atención?-

Mérida se puso a reflexionar esas palabras: El hijo de Lord Macintosh era buen deportista además del más atractivo pero era eso precisamente lo que odiaba, que debido a ello fuera tan pretencioso y arrogante. El hijo de Dingwall era tierno aunque había ocasiones en las que aquella ternura desaparecía cuando intentaba tocar donde no debía, sonrió al recordar que en más de una ocasión su mano quedo plasmada en el rostro del rubio. Por último el hijo de McGuffin… Bueno siempre fue muy educado con ella pero su defecto era que tenían problemas de "comunicación", es decir solo su padre entendía lo que decía.

-No mama… Ninguno llama mi atención…- Su cabeza impacto contra la mesa escondiendo su rostro entre sus cabellos rojizos.

-Lamento escuchar eso hija pero…-

-Elinor, preciosa- Llego corriendo el rey Fergus con una carta en manos, parecía feliz.

-¿Qué sucede Fergus?-

-Tenemos que prepararnos, ellos llegaran-

-¿Ellos? ¿Quiénes son ellos?- Pregunto la princesa recibiendo la mirada alegre de su padre.

-Un viejo amigo mío, su nombre es Estoico… No puedo creer que podré verlo después de tanto tiempo-

-En ese caso será mejor que nos apresuremos- Miro atenta a Mérida quién no entendía nada de lo que sucedía -Debes de recordar que eres una princesa, tu deber es ver por tu gente en especial cuando subas al trono y ocupes mi lugar-

-Lo se mamá, soy consciente de ello- Elinor se colocó de pie con gran porte, se acercó a su hija mientras ponía una mano en su espalda.

-Mérida aunque eres una princesa, antes que eso eres mi hija y esta vez no te obligare a escoger pero debes de tomar una decisión- La pelirroja levantó la cara mirando a su madre y a su padre desaparecer en una de las puertas, sonrió agradeciendo que sus padres la apoyaran en esta ocasión pero no estaba segura de que hacer, aunque no lo admitía en voz alta admiraba a su madre y en algunas ocasiones quería ser como ella: Fuerte, inteligente, que todos la respetaban incluso aún más que a su padre.

Perdiendo el apetito salió del lugar mientras caminaba rumbo a los establos, ahí su fiel caballo Angus al sentirla cerca la recibió con un ligero relinchido que hizo sonreír a la pelirroja.

-Hola Angus ¿Quieres que salgamos otra vez?- El caballo meneo la cabeza, Mérida monto de un salto- Entonces vamos- Cabalgo con arco en manos disparando las flechas a cada blanco que había instalado, con el paso de los años agrego más dificultad a cada uno con ayuda de su padre aumentando así sus habilidades con aquella arma pero en el último, uno que yacía sobre la punta de un árbol y gracias al viento tenía movimientos diferentes, falló debido a que recordó las palabras de su madre.

-Esto no es posible…- Tirando del bocado le indico la ruta a seguir para recoger la flecha perdida, cuál sería su sorpresa al percatarse de que llego a la misma parte del río donde le había enseñado a su madre como pescar, claro tiempo atrás cuando la había convertido en oso ya que ahora ella rehuía a ese tipo de cosas, bajo de Angus de un solo salto solo para recostarse entre la hierba que crecía en las cercanías del río mientras el caballo mordisqueaba algunas, con su brazo derecho cubrió sus ojos del sol.

-¿Qué voy a hacer Angus? No es que no quiera casarme, bueno de hecho aún no quiero hacerlo pero ya entiendo mejor lo que debo de hacer; es solo que… ¿No hay más pretendientes? ¿Por qué necesariamente ellos?- El caballo relincho como si con ello afirmara lo que su jinete decía, Mérida descubrió sus ojos perdiendo su mirada en el vasto cielo azul- Juro que si encuentro alguien que valga la pena, cumpliré con lo que me dice mi madre y me casare con él mientras tanto… Seguiré dándole vueltas al asunto…-

Mientras tanto en el castillo los reyes estaban en el gran salón, Elinor releía la carta que había sido mandada por el líder de los vikingos de aquellas islas algo alejadas de sus territorios.

-¿Dragones? Debe de estar bromeando Fergus-

-Lo dudo mucho, en una de las últimas cartas que me envió, me dijo que los dragones eran una gran amenaza en su territorio y que siempre estaban reconstruyendo sus casas-

-¿Y piensa traer a esas cosas hasta Dunbroch? No estoy segura de que sea una buena idea-

-Relájate linda, en la carta dice que sus dragones están entrenados así que dudo que causen problemas, además ¿Quién crees que fue nuestro mensajero?- Elinor simplemente lo miro dudosa pero su marido no desaparecía aquella sonrisa, estaba feliz de volver a ver a su amigo.

-Está bien, preparemos todo para su llegada-

Berk es una isla ubicada sobre el meridiano de la tristeza pero a pesar de ello goza de grandes y bastos bosques e innumerables formaciones geológicas como arcos de roca y acantilados, aunque en su mayoría el frio predomina la mayor parte del tiempo lo que hace aceptable el lugar son las mascotas de los pobladores, dragones de diversos tamaños que vuelan con libertad en el lugar, pero quienes claro, sino los poderosos vikingos podrían ser los que lograrían tener a aquellas criaturas con ellos; pero no fue su fuerza bruta lo que los llevo a domesticarlos sino todo lo contrario, la vida que llevaban ahora era gracias a Hiccup Horrendo Abadejo III, hijo del gran Estoico el vasto líder de la tribu, quien supo terminar con el tabú que llevaba su pueblo sobre aquellas majestuosas e incomprendidas criaturas.

-Hola papá- Saludaba el castaño con una sonrisa mientras bajaba las escaleras de su hogar terminando de acomodar las ultimas partes de su armadura.

-Buenos días Hiccup, escucha debo de pedirte que me acompañes a una isla donde vive un amigo mío-

-¿Un amigo tuyo?- Hiccup miraba a su padre arqueando una ceja.

-¿Por qué esa cara de extrañeza?- Estoico se cruzó de brazos indignado por esa actitud, el castaño se intimido un poco ante su padre ya que aunque los años no habían pasado en vano sobre su persona, era obvio que su padre aún seguía siendo imponente.

-Que siempre pensé que solo eras amigo de bueno, las personas de la tribu- El hombre de gran complexión se relajó un poco mientras formaba una sonrisa.

-Fergus es un amigo que conocí en un viaje que realice hace ya muchos años atrás, mucho antes de conocer a tu madre a quién logró conocer muy poco debido a bueno, todo lo que sucedió con los dragones… Hace poco mande una carta a sus tierras y el me invito a su palacio, le mande una respuesta ayer por la tarde con uno de los terrible terror, hace unas horas llego nuestro pequeño mensajero así que si nos vamos hoy llegaremos mañana temprano; además es una buena oportunidad para poder forjar una alianza entre Dunbroch y Berk-

-¿Dunbroch? Jamás había escuchado de ese sitio-

-Puedes verlo como una nueva aventura, claro si es que quieres ir- El castaño lo pensó un poco- El salir de la isla te haría olvidar lo que sucedió con Astrid- Las palabras de su padre lo hicieron pensar más, algunos meses atrás su relación con la rubia había terminado debido a que a pesar de lo mucho que intentaron no logro funcionar como esperaban, su entonces noviazgo paso a una amistad pero aun así a él le dolía el recordar todo lo que habían pasado juntos.

-Está bien, iré ¿Pero quién se quedara a cargo?-

-La isla estará bajo las órdenes de Bocón, la academia es tu decisión-

-Se lo pediré a Patapez y Astrid-

-Me parece bien, prepárate nos iremos en cuanto se oculte el sol ya que a pesar de que le conté a Fergus sobre los dragones, no estoy seguro que el resto de su gente lo tome tan bien-

-Entiendo, entonces regresare más tarde-

-Yo dormiré un poco mientras tanto ya que viajaremos durante la noche- Hiccup asintió para después salir de su hogar, su siempre fiel compañero Chimuelo lo recibía alegremente saltando a su alrededor- ¿Cómo estas hoy amigo? ¿Listo para un nuevo viaje?- El dragón lamió su rostro- Sabes hoy viajaremos a un reino que le interesa a mi padre, pero antes de eso hay que ir a la academia ya que debo de dejarla a cargo de Patapez y… Astrid- El dragón cambio su semblante al ver el de su jinete triste, con su boca empujo la mano del chico quién formo una débil sonrisa.

-No te preocupes amigo, estoy bien- Rasco detrás de sus orejas con una sonrisa que nunca engañaría al dragón.

Caminaron durante unos minutos a donde la academia donde estaban sus amigos junto a sus dragones, los miraba a todos con atención y una sonrisa pero cuando su mirada se posó en aquella rubia que había capturado su atención desde pequeño desapareció por unos momentos.

-¡Ey Hiccup!- Grito Brutacio logrando que todos prestaran atención al castaño quién se acercaba sonriendo.

-Hola chicos, ¿Qué tal todo por aquí?-

-No hay mucho que reportar- Respondió Patapez.

-Eso me alegra ya que les tengo noticas-

-¿Qué sucede Hiccup?-

-Verán, yo debo de irme por unos días-

-¿Cómo que te iras?- Hiccup miro a Astrid, pero después regreso la vista al grupo.

-Mi papá desea que lo acompañe a un reino que esta algo lejos de aquí, por eso quiero que Patapez y Astrid se queden a cargo de la academia-

-Entendido Hiccup- Respondió el joven rubio con una amplia sonrisa en su rostro.

-¿Esta bien Astrid?-

-Sí, no hay problema-

-Gracias muchachos, hoy era todo lo que haría aquí ya que debo de prepararme para el viaje… Los veré en unos días- Camino tranquilo para salir de la academia siendo observado por sus compañeros y amigos.

-Deberías hablar con el Astrid- Le susurro Brutilda sin que alguno de los muchachos lo notara.

-¿De qué hablas?-

-No quieras verme la cara como al resto, sé que aún lo quieres; deberías hablarlo antes de que sea demasiado tarde- Tras esas palabras camino a donde estaba su gemelo comenzando otra de sus peleas sin sentido.

-¿Hablarlo?... Lo mejor será esperar a que regrese- Tormenta empujo levemente a la rubia quién la acarició sonriendo- Sé que esto se podrá arreglar, lo sé-

Mientras que Hiccup al salir de la academia monto a Chimuelo emprendiendo el vuelo a cualquier lugar, solo quería despejar su mente y ese tipo de detalles lo ayudaban, el viento impactando contra su rostro al tiempo en que se colaba por su cabello lo relajaba. El dragón al sentir que el castaño extendía sus brazos dio una vuelta sorprendiendo al chico quien rápidamente se sujetó de la silla.

-¿Eso que fue Chimuelo?- Pero el dragón solo se giró brindándole una sonrisa- Entiendo amigo… Gracias por ayudarme a distraerme…- Palmeo con cariño la cabeza del dragón quien genero un leve rugido- Aún falta tiempo para que nos vayamos rumbo a Dunbroch así que ¿Por qué no vamos a sobrevolar como antes? Aunque tal vez no deberíamos ya que estarás volando toda la noche- El dragón incremento la velocidad del vuelo- En ese caso… Adelante…-

En Dunbroch Elinor esperaba en la entrada de las tierras del palacio la llegada de su hija quién al verla ahí pensó que abordaría el mismo tema que antes, en cuanto bajo del caballo la tensión de su cuerpo se redujo debido a que su madre la recibía con una gran sonrisa.

-No sabía que ibas a querer salir de nuevo-

-Lo lamento es solo que necesitaba despejar mis ideas-

-Entiendo- Elinor sabía a lo que se refería pero decidió despejar la tensión que comenzaba a formarse- Sabes Mérida, mañana tendremos visitas-

-¿No me digas que son alguno de los líderes de los otros clanes con sus hijos?- Elinor sonrió al ver a su hija asustada.

-No, es alguien diferente-

-¿Diferente?-

-Es un amigo de tu padre, lo conoció cuando realizaba viajes hacía otras islas cuando nuestro compromiso estaba en proceso- Ambas mujeres comenzaron a caminar rumbo al castillo permitiendo a uno de los sirvientes llevar a Angus a su caballería.

-Entiendo… Pero eso que tiene que ver conmigo-

-Cariño debemos de estar presentes para su llegada así que…-

-Ya no digas más, quieres que me arregle-

-Mérida solo te lo pido cuando tenemos visitas- La pelirroja asintió mientras suspiraba, odiaba aquellas peticiones de su madre pero bueno… Era su madre y ahora se llevaban mejor.

La noche comenzaba a surcar el cielo y en las afueras de la isla de Berk tanto Estoico como Hiccup sujetaban con firmeza sobre el lomo de los dragones algunas cosas que tal vez necesitarían en el reino que viajarían. Bocón, Astrid y Patapez estaban ahí con la intensión de despedirse.

-Bien chicos entonces Berk queda a su cargo durante nuestra ausencia, no pasaremos más de dos semanas en ese lugar-

-Quédate tranquilo Estoico, ¿Qué es lo peor que pueda pasar?-

-Confió en ti Bocón- Estoico subió sobre Tornado sujetando el bocado, miro a su hijo quien se despedía de sus amigos.

-Entonces no olviden que por cualquier cosa pueden mandar al terrible terror, conoce el camino así que no será tan difícil para él-

-Entendido Hiccup, diviértete en el viaje-

-Hiccup yo…- El castaño miro a Astrid quien después de suspirar levanto el rostro con una leve sonrisa- Te deseo bien viaje…-

-Gracias chicos- Una vez que estuvo sobre él furia nocturna emprendieron el vuelo rumbo a su destino.

Mérida se sentía demasiado apretada con aquellos vestidos que le hacía poner su madre en ese tipo de eventos, aunque ya no era como con aquel vestido en tono turquesa que uso años antes… Cuando estuvo lista bajo al salón principal donde se escuchaban las risas de sus hermanos quienes seguramente le habían realizado otra broma a Modie. Unas fuertes campanadas atrajeron su atención al igual que los gritos de su padre.

-Vamos, acaban de informarnos que se ven nuestros visitantes a la lejanía- La pelirroja suspiro comenzando a caminar.

-Anímate Mérida- Le dijo Harris sujetando su mano derecha- Escuche decir a mi papá que nuestros visitantes traerán algo que seguro te agradara ver-

-¿Qué quieres decir?-

-Solo camina más rápido y lo veras- Termino Hamish jalando a Mérida de su mano izquierda.

-Sabemos que te gustara con lo loca que estas- Susurro Hubert ganando una mirada enojada de su hermana.

Una vez fuera se colocaron junto a sus padres, Fergus se veía ansioso además de feliz mientras que Elinor estaba preocupada… Dos siluetas se comenzaron a acercar que no supo identificar, con Estoico e Hiccup la circunstancia era similar ya que desde la lejanía admiraban las hermosas tierras de Dunbroch.

-Solo espero que esto sea entretenido y me ayude a despejar mi mente- Pensaban tanto la princesa de Dunbroch como el joven entrenador de dragones de la isla de Berk.

Eso es todo y bueno ya dependiendo de cómo vea que tiene aceptación veré si lo dejo o no. Gracias a los que se tomaron la molestia de pasar por aquí y como dicen en los juegos del hambre: "Que la suerte este siempre con ustedes" XD. Hasta pronto o adiós, depende el caso.