El renacido, capítulo 1: el despertar del demonio.

Todo estaba oscuro. No podía ver nada. Solo podía sentir dolor por todo su cuerpo. Sentía ganas de vomitar; tal vez por lo mal que sentía. Sudaba pero al mismo tiempo sentía mucho frio. ¿Dónde estoy? Se preguntaba.

Los recuerdos fugaces de la batalla recién vivida se hicieron presentes. Las caras de Goku y Frezer en medio de la luz intermitente, las vio. ¿Hace cuánto tiempo?

-Jiren…- escuchó su nombre. Entonces se dio cuenta que sus ojos estaban cerrados. Los trató de abrir. Sus parpados pesaban mucho. Entre imágenes borrosas, logró divisar a Toppo.

-Gracias…- dijo Toppo, sosteniéndolo entre sus enormes manos.

-¿Por qué? Pelee despreciándolos.- respondió con duda.

-Jiren…- otra voz lo llamó.

Levantó la mirada para encontrarse con Goku.

Lo miraba con una leve sonrisa.

-Ambos nos volvimos más fuertes. Quiero volver a verte.-

Jiren trató de sentarse. No tenía nada de fuerza. Toppo lo empujó un poco con la mano que lo sostenía. Una vez sentado, miró a Goku con duda.

Goku no cambiaba su noble expresión. Hablaba en serio. ¿Cómo era posible que aun habiendo tratado de matar a sus amigos, le dijera algo así? Pensó que lo que quería después de esa acción tan estúpida, era borrarlo de la existencia; eliminarlo del multiverso. ¿Realmente Son Goku era tan bueno?

No podía entender por qué lo trataba así; con tanta amabilidad. Él fue tan malo con todos; con Son Goku, el universo siete e incluso con su propio equipo. ¿Por qué seguían siendo tan buenos con él?

Bajó la mirada. Se merecía que todos lo despreciaran. Se sentía aún más distante.

-Jiren del universo once ha salido de la pista. El onceavo universo será eliminado.- dijo el gran sacerdote, moviendo su bastón.

Jiren levantó la mirada hacía Goku. Una leve sonrisa apareció en su frio rostro. Por fin se acabaría todo. Ya él no merecía vivir. Fue todo un monstruo.

Desapareció. De repente, todo se había convertido en nada. Fue en un instante, sin dolor. Era como estar inconsciente. Un corto lapso de pensar en nada, de ser nada, de estar todo en negro, sin recuerdos ni pensamientos. El momento de dejar de ser.

De repente, despertó… abrió los ojos y estaba en un lugar conocido. En el que había sido su hogar durante los últimos años; la ciudad de Wamkuba, planeta Tiphay del universo once.

Se sentó aún perdido. ¿Qué había pasado? Estaba sobre el césped, seco debido al verano.

Era extraño; no le dolía nada. Parecía como si no hubiese peleado hace tan solo minutos; o al menos ese fue el lapso de tiempo que supuso, había pasado. Su uniforme estaba completo, sin ningún rasguño.

¿Estaba muerto? No traía ningún aro sobre su cabeza. Entonces, seguía vivo; Supuso. ¿Por qué?

-Lo hicieron…- sonó una voz conocida detrás de él. Toppo.

Jiren se volteó rápidamente. Se encontró con Toppo que al igual que él, traía su uniforme impecable de nuevo. Se estaba poniendo de pie.

-Revivieron a los demás universos.- continuó diciendo el hombre del exuberante bigote.

Jiren se puso de pie. Miró al cielo teñido de rojo. Las estrellas tintineaban a lo lejos. Ahí seguían los demás planetas del multiverso; vivos.

Diecisiete había sido el único que había quedado en la pista. Había dicho que si ganaba, pediría irse de viaje en un crucero con su familia. Jiren no tenía idea qué era un crucero pero se escuchaba muy tonto. ¿Cómo desperdiciaría el deseo de las super dragon balls así?

Flashback:

-Si ganas, ¿qué le pedirás a las super dragon balls?-

Fin del flashback.

Recordó la voz del androide preguntarle en medio de la batalla.

Pediría lo que siempre deseó; la muerte del demonio que lo había hecho tan infeliz durante toda su vida. ¿Qué ganaría con eso? La libertad; ya nadie podría venir y acabar con todo lo que a él le importaba. Pudo desear que su familia reviviera, sin embargo no quería; temía que el malhechor regresara y acabara con ellos de nuevo. Para Jiren, era indispensable matar primero al monstruo para asegurarse que no se volvería a repetir su tragedia.

-Perdí…- dijo, enojado. Seguía errante entre la esclavitud silenciosa del vacío. –Volví a perder. ¿Qué es lo que hago mal?- decía con los puños apretados.

Toppo, que ya estaba junto a él, lo miró con tristeza. Sabía las enormes ganas que tenía su amigo de acabar con esa sombra maligna que lo seguía. La necesidad infinita de ser libre de la tristeza.

-Seguiremos entrenando…- respondió Toppo. –Nos haremos más fuertes. Y la próxima vez que tengamos la oportunidad de pedir a las super dragon balls, podrás pedir tu deseo.-

Toppo le estaba demostrando que realmente le importaba y que lo perdonaban por los gestos egoístas que cometió.

-¿Aún me quieren en su equipo?- preguntó, confundido.

-Jiren, a veces cometemos errores. Pero seguimos ahí aun cuando creas que te odiamos.- respondió Toppo. –Nadie es perfecto.-

Jiren sonrió. Los Pride tropers se habían convertido en su nueva familia.

Los pensamientos oscuros de su pasado le invadieron esa calidez de sentir afecto por los demás. ¿Y si pasaba como antes? ¿Y si regresaba el demonio y también acababa con ellos?

Su leve sonrisa se apagó. Una cara de enojo y desesperación tomó su lugar.

-Yo seguiré solo.- dijo, tratando de sonar intimidante.

-Jiren ¿Por qué?- preguntó Toppo con extrema curiosidad.

-Porque así lo quiero.- respondió fríamente. Casi de inmediato alzó vuelo, alejándose lo más rápido que podía de su amigo.

-¡Jiren!- logró escuchar al tipo llamarlo con desesperación. –No seas tonto, Vuelve.-

Su corazón se estaba desgarrando. No quería alejarse pero era para protegerlos. Mientras el enemigo estuviera ahí afuera, se prometió no forjar ningún lazo de amistad ni de cercanía con nadie.

Luego de casi una hora de vuelo, decidió aterrizar en un lugar deshabitado. Caminó entre algunos árboles y el pasto que le llegaba a la cintura.

La ira lo comía por dentro. Ganar el torneo de poder era la única salida para acabar con ese círculo vicioso que se repetía en su miserable vida. Sabía que aún no era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a ese maldito demonio.

Destrozó un árbol con un solo golpe. Realmente estaba furioso.

-Maldita sea. ¿Por qué siempre tengo que perder? ¿Por qué aún sigo siendo el más débil?- dijo con los puños y los dientes apretados. –No es justo… no es justo.- se quejó, cayendo de rodillas. –No debieron pedir revivirme. Yo debería estar muerto. Es la única manera de acabar con esto.- seguía diciendo con su voz ligeramente temblorosa. ¿Por qué no me mató cuando era pequeño? Así no hubiera pasado todo esto.- sus ojos brillaban. Se sentía herido pero del alma.

-¿Realmente deseas morir?- se hiso sonar una voz extremadamente distorsionada.

Casi de inmediato, Jiren levantó la mirada. Estaba rodeado de una especie de humo purpura. Sus pupilas se encogieron. Realmente estaba aquí. El tipo que le había hecho sufrir tanto.

-Tú maldito infeliz.- dijo poniéndose de pie.

Continuará…

Notas de la autora:

DBS no me pertenece, le pertenece a Akira Toriyama y sus respectivos dueños.

¿Qué les parece este nuevo fanfic? Espero sus reviews. Síganme en Facebook como Sari Lilliana, la escritora y bueno… subo capitulo cada domingo por la noche así que nos leemos el próximo domingo.