Hola a todas/todos!
Estoy por acabar el otro fic por eso vengo de nuevo con otro o.O si de nuevo con mis ideas raritas xD
y bueno tiene temática similar sólo que anda algo más perverso? malvado? bueno no sé, ya se darán cuenta.
Antes de continuar con el fic quiero aclarar…
• Es un universo completamente alterno, trató de narrar un contraste desde el punto de vista de dos espías, uno para el Gobierno, otro para La Oposición.
• Está ambientada en la Era Edo, aproximadamente en el año de 1860.
• Principal escenario es Kyoto, donde entra Shimabara y los Cuarteles Generales del Gobierno.
• He respetado los rangos de cada personaje, excepto con Ichigo, la única variación será que no trabajaran a ordenes del Seiretei, si no más bien al Gobierno.
Y cabe anotar conceptos...
Shimabara: el barrio rojo, distrtito de cortesanas.
Hamirise: lugar donde se exponían a las cortesanas a los clientes, los dividia una tipo reja de madera.
Oiran: cortesana de alto rango.
Uchikake: es el kimono que usan las novias, pero adaptandolo a la historia es el tipo de kimono que usan las cortesanas y que tiene varios pliegos, se ata por en frente para mayor facilidad al despojarse de él y así mismo volver a ponerlo.
Dato extra: la líricas del final son del tema "Oiran" de Shiina Ringo
… … * … …
Sakuran
[Confusión]
Capítulo I
"Oiran"
Kurosaki Ichigo, líder del Departamento de Inteligencia se le daba el privilegio de trabajar en solitario y con un trato especial en el cuartel. A mitad de la noche su cuerpo espigado y ligero recorría fugaz los sectores enemigos, sigiloso y precavido se trasladaba de un sitio a otro, el viento jugueteaba con su cabellera naranja que trataba de encubrir con sus ropajes brunos; ser como un animal nocturno era su filosofía, como felino se posaba sobre los tejados en compañía de la luz resplandeciente del astro de la noche y desde ese sitio examinaba cada detalle trascendental, registrándolo en su memoria y determinando las posibles estrategias a usar en una futura beligerancia civil.
Y con la memoria fresca retornaba a los patios colosales del campamento, pasando por las oficinas de sus próceres para entregar la información recogida en su ronda como espía. Tan serio y silencioso era él, el respeto que le infundaban lo hacía verse como una utopía, inalcanzable era para muchos miembros de la policía especial pero solo una persona en especifico lo veía como la figura dueña de sus sentimientos.
-"Le serviré fideos"- Dijo con dulzura la joven de cabellos marrones, mientras tomaba el cacillo y llenaba el hueco del mismo de aquel manjar, a la par que sus manos albinas se dirigían al plato donde dejaría reposar la sopa hasta que el líder de inteligencia se dignara a tomar la cuchara y degustara la comida que ella misma había elaborado.
-"Gracias"- Fue lo único que respondió el pelinaranja mientras de soslayo la observaba y regresaba su fría mirada hacia el plato.
Orihime ya estaba acostumbrada a esa clase de trato, nunca lo había visto sonreír y por lo menos deseaba que si alguna vez enfilaba una sonrisa fuese gracias a ella.
… … o … …
Una joven mujer de bruna cabellera y dueña de unos ojos zafiro se encontraba recostada en el suelo de madera de su habitación, ataviada de un vistoso kimono (uchikake), con colores refulgentes donde predominaba el rojo y el amarillo, su obi igual de colorido atado por el frente y con un complicado peinado lleno de diversos ornamentos; mientras tranquila fumaba del tabaco de aquella pipa, y las cenizas caían a un costado mientras a cada fumarola la morena sonreía.
-"Esto es unas de las pocas cosas que valen la pena estar aquí…"- Murmuró para sí misma, volviendo dejar escapar humo de su rosada boca.
Cada noche y cuando era posible se encontraba en esa posición, fumando y pensando… lo cual muchas veces la lleva a preguntarse ¿Cómo es que había aceptado mantener esa vida cuando ni siquiera estaba ligada a ella?.
...::: FlashBack :::…
Estaba encerrada en las cuatro paredes de una habitación de colores sombríos, la acompañaba un hombre de mirada severa y castaña cabellera, él le había pedido un gran favor, pero dependía de ella aceptar si es que le convenía.
-"¿Qué dices…?"- Preguntó el castaño a su morena acompañante.
-"Fingir ser una de esas mujeres… ¿seguro que sólo es simular?"- Quiso asegurarse Rukia, si iba a infiltrarse haciéndose pasar por una cortesana, no tenía que acatar obligaciones y asumir responsabilidades como tal. No estaba dentro de sus ideas.
-"Estoy más que seguro. Además, eres muy buena para otras cosas que para los servicios que ofrece una cortesana…"- Dijo el castaño en son de burla, no dudaba de la capacidad de la morena en el aspecto laboral, aunque le hacía gracia molestarle en otros aspectos.
-"La duda ofende… Pero en todo caso, si tengo que fingir ser una cortesana, lo haré… ¿De quien tengo que obtener información?"- Con tales palabras ya había aceptado el trato, pero necesitaba saber las órdenes para poder acatarlas.
-"Desconozco la identidad del sujeto pero te haré llegar la información lo más pronto posible"- Añadió el castaño con una sonrisa, provocando en su interlocutora un mohín de resignación.
-"En ese caso, no tardes mucho…"- Puntualizó antes de salir de aquella habitación, mentalizándose desde ese instante lo que el porvenir le tenía preparado.
...::: Fin FlashBack :::…
Y era por eso que desde hace una semana, la morena había pasado a ser una ciudadana con una vida normal en Kyoto, a una cortesana infiltrada en el distritito rojo de Shimabara, esperando aún las órdenes de su superior.
Y tan sólo en esa semana que llevaba confinada en esa casa de cortesanas, ya se había ganado el cariño de algunas mujeres y de otras el odio, pues Rukia se identificaba por ser una mujer con mucho carácter, sarcástica, altanera y bastante capaz.
-"¿Quieres dejar de hacer el tonto?"- Preguntó una señora de edad mediana, quien en sí era la dueña de todo ese negocio.
-"No molestes Takao-san"- Espetó hastiada la morena a la mujer mayor, mientras llevaba de nuevo la pipa hasta sus labios.
-"Hablas de molestar… y tengo toda una fila de hombres preguntando por la 'Oiran' y resulta que ella está encerrada en su habitación fumando… mínimo deberías estar en hamirise con las demás…"- Le regañaba Takao-san con sus brazos cruzados mientras la miraba.
Pero al oír de voz de esa mujer recientes palabras, fue como si hubiesen escuchado alguna injuria de su parte, así que dejó de lado la pipa y de un solo movimiento se levantó y se puso cara a cara a ella.
-"No lo haré… no soy una cortesana…o ¿acaso olvidaste lo que te dijo Aizen?"- Rukia quería dejarle en claro a Takao-san los estatutos con los que se había pactado el trato, tenía que hacerse a respetar.
-"Sí, los tengo muy en claro pero… eres la Oiran, mínimo ve al hamirise y preséntate nada más…"- La dueña no pedía mucho, sólo que se diera a conocer, ¿acaso era muy difícil?.
-"En ese caso debieron darme un rango menor al de Oiran…"- Incluso la morena no entendió mucho al principio sobre los rangos en una casa de cortesanas, pero conforme le habían explicado, la Oiran era el rango más alto y para su desgracia, ahí fue a caer.
-"Ese hombre que busca Aizen créeme, no elegiría a otra mujer que no fuese la Oiran… por eso pidió que te diera ese puesto"- Takao-san era cómplice de los planes de Aizen, y había aceptado a la morena como si fuese una cortesana de alto rango a cambio de una jugosa paga.
-"Pues ese hombre del que tanto dice… no sé quien es y no se ha dignado en enviarme la información que necesito entonces… no tengo nada que hacer… por eso me quedó aquí fumando…"- Dijo burlonamente, volviendo a encontrarse un lugar en el piso y trayendo de nuevo la pipa a sus labios.
-"Si hubiera sabido que me iba a enfrentar a una mujer como tú, no hubiese aceptado el trato con el Señor Aizen"- Se quejó Takao-san, rendida por no hacer entrar en razón a la morena, así que resignada salió de la habitación, dejándola sola.
-"¡¡Pero ya estás involucrada Takao-san!!"- Gritó Rukia al compás de la fumarola, sonriendo por su reciente logro, nada ni nadie le obligaría a hacer cosas que no deseaba, lucía como una Oiran en el exterior pero en realidad era una mujer que trabajaba como espía a ordenes de Aizen y que cuya misión actual a penas estaba comenzando.
… … o … …
Aún no terminaba de cenar sus fideos cuando la estrepitosa llegada de cierto pelirrojo amigo suyo irrumpió con su paz.
-"¡¡Ichigo!! ¡¡Hoy es noche libre, vayamos a Shimabara!!"- Gritaba un entusiasmado pelirrojo a Kurosaki, quien aturdido trataba de alejar ese ruido de sus tímpanos.
-"No… hoy no puedo…"- Se excusaba el pelinaranja con firmeza.
-"Demos sólo una vuelta… Nos acompañaran Iba, Ikkaku y Sentaro, sólo faltas tú…"- Seguía insistiendo Renji, animándolo a aventurar por sólo esa noche en la semana a visitar el distrito y entretenerse.
-"Dame una buena razón para acompañarlos"- Pidió el pelinaranja con fastidio, mirándolo de reojo y la forma en que su rostro se daba forma a diversas muecas, como si buscara esa razón en su mente.
-"¡¡Ahh, lo tengo!!"- Dijo con alegría, mientras abrazaba a su amigo en muestra de camaradería.
-"He escuchado que la casa de cortesanas de Tachibana tiene una nueva Oiran…"- Comentó el pelirrojo esperando que su amigo accediera con semejantes palabras, sabía muy bien que Kurosaki no era muy dado de concurrir con las cortesanas a menos que no fuera para beber o acompañar a los libertinos de sus amigos pero si había una debilidad en el pelinaranja, esa era una mujer hermosa.
… … o … …
La morena se había cansado de aventarles comida a los peces dorados que se encontraban en una vasija, el tabaco se le había acabado y no tenía a nadie para que le atendiera en sus caprichos, era frustrante porqué tenía que verse obligada a bajar pero si no había otra opción, se aventuraría en ir directo al vestíbulo y buscar a Takao-san para que le proveyera de sus vicios.
Delicadamente abrió las puertas de su habitación, y volvió a cerrarlas cuando salió de su confín, bajó cuidadosamente las escaleras mientras por el vestíbulo no rondaba gente conocida, sólo algunos hombres que al verla en su caminar, parecían haber quedado hipnotizados por su presencia.
Caminó por los pasillos que conectaba con el vestíbulo, tratando de encontrar a Takao-san, pero lo único que halló fue un espacio vacío, mientras el bullicio provenía de los salones adyacentes, le daba repulsión pensar lo que sucedía ahí dentro, mejor ni imaginárselo, así que regresó de nuevo al lobby con sus esperanzas vanas, así que suspiró resignada y observó a su alrededor.
Logró vislumbrar una luz y demasiado ruido que provenía de una habitación, incluso distinguió la voz de Takao-san, así que decidida a exigirle lo que se merecía, abrió las puertas de par en par y sin vacilar se adentró.
Takao-san, las cortesanas y los hombres que del otro lado de los barrotes de madera observaban quedaron sorprendidos a ver aparecerse a semejante escultura de mujer.
-"Rukia Oiran, me alegra que se haya decidido a bajar"- Dijo Takao-san con una sonrisa, creyendo que la morena había accedido a presentarse como hace horas le había pedido de favor.
Nadie esperaba su repentina presencia, ni la misma Rukia sabía lo que había hecho al momento de postrarse ahí, se quedó muda al caer en cuenta que estaba en el hamirise pero en vez de mostrarse débil, optó por mostrar una actitud poderosa que se exteriorizaba.
-"Simplemente quise venir a ver como estaban las cosas por aquí…"- Dijo altanera, con una pícara sonrisa, haciendo gala de su falsa identidad como Oiran, enarcando una de las cejas y tomando de una de las bandejas de Takao-san una pipa, llevándola con suma sensualidad hasta sus labios y dejar escapar un ligero humo, mirando con presunción a todos los presentes.
Adoro la forma en que en su cara surge en una sonrisa
Como una flor que florece en primavera a la vida tan radiante
El morbo se había desatado en toda persona que estuviese cerca de la casa de cortesanas de Tachibana, pues no faltó quien filtrara que la Oiran de esa casa finalmente se había decidido a mostrar su identidad, tan pronto a las fueras había toda un aglomerado de hombres tratando de deleitarse con la belleza de la morena.
Uno de esos hombres era Kurosaki Ichigo y compañía, pero específicamente el pelinaranja quedó hechizado por la exquisita belleza de esa mujer, no sabía si era su profundo mirar de zafiro o sus deliciosos labios lo que lo seducían, pero si de algo estaba seguro era que algo le atraía de ella.
No puedo olvidar tus exuberantes dulces labios
¿Cuántos son los hombres encantados por su elegancia?
… … * … …
Pues espero les guste o.o y si vale la pena continuarlo.
Por el momento agradezco de antemano sus opiniones, comentarios etc.
Les mando saludos!!
