MATRIMONIO POR CONVENIENCIA CAPÍTULO I

Rose Mary de Andley esperaba con ilusión la llegada de su tercer hijo, lo sabía, se había arriesgado, pero era tanta su ilusión de que su tercer hijo, al fin fuera una niña, que había decidido correl el riesgo, quería mucho a sus hijos: Albert de 10 años y Anthony de 7, ambos rubios y de ojos azules como su padre: William Andley, anhelaba tanto tener una compañera, había tardado mucho tiempo en volver a embarazarse, sabía que William, en su gran amor por ella, había hecho hasta lo imposible porque no se embarazara de nuevo, ya que el doctor había dicho que arriesgaría no sólo su salud, sino también su vida. Su embrarazo había sido delicado, todo el tiempo se la había pasado en reposo pero hoy se había decidido a levantarse, mirar por la ventana, su bello jardín y ver correr a sus adorados hijos, se imaginaba el momento en que su pequeña corriera al igual que ellos por toda la casa, si, tenía que ser una niña juguetona y alegre.

William Andley se hallaba preocupado, sabía que su esposa no debía embarazarse nuevamente, pues su salud estaba en riesgo y él la amaba tanto, ¿en qué momento se había descuidado? No quería perderla, él le había dicho que estaba feliz con sus dos hijos, sólo quería que su esposa viviera, no le importaba nada más; recordaba cuando se habían casado, tal vez, por un compromiso que habían hecho los padres de ambos, pero él la había amado desde el momento en que la vio, sabía que Rose Mary también lo amaba, se habían enamorado, ¡no, no podría vivir sin ella!

Un grito lo sacó de sus pensamientos, era ella, su Rose Mary, el momento tan temido por él y deseado por ella, había llegado, presuroso corrió a su encuentro.

- Amor, ¿estás bien? - le habló con todo el amor y la dulzura que tenía para ella, tratando de esconder su preocupación, la cargó y la llevó a la cama con sumo cuidado -

- William, mi bebé nacerá, prométeme, que la cuidarás si me pasa algo - dijo con una angustia y pesar infinitos, quería estar con su hija, porque estaba segura que sería una niña -

- Rose, cariño, no te pasará nada, anda acuéstate, el doctor ya viene, anda.

- Prométemelo William, dime que cuidarás a mi pequeña Candy

- ¿Candy? - La miró sorprendido, mientras tomaba sus manos entre las suyas -

- Si, William, mi bebé es niña, y se llamará Candy, anda prométeme que la cuidarás si me pasa algo, yo quería estar con ella, pero siento que me voy, aaggh,- el dolor se hacía insoportable cada vez más - trae a nuestros hijos, quiero verlos quiero verlos, necesito despedirme de ellos

- No te pasará nada amor

- Traelos, por favor, dile a la nana Mary que me los traiga.

- Como digas amor

William Andley salió inmediatamente en busca de sus hijos, no quería perder ni un momento de estar en la compañía de Rose Mary, había mandado llamar hace mucho al doctor Leonard Sullivan, para que atendiera a su esposa en la casa, tal como había hecho con Albert y Anthony y como se acostumbraba en la época con las familias de alta alcurnia.

- Nana Mary, por favor, traiga rápidamente a Albert y Anthony

- Si, señor, enseguida.

Él regresó al lado de su esposa, el doctor ya estaba con ella, las dos enfermeras preparaban todo, mientras que Sullivan daba un chequeo a Rose Mary, William se acercó a su esposa y volvió a tomar sus manos, no deseaba separarse de ella

- Amor, ¿dónde están los niños?- dijo ella con impaciencia -

- Ya vienen, tranquila

- Señor Andley, por favor, espere afuera

- Doctor, por favor, sálvela, haga lo que sea.

- Señor, por favor, es mejor que salga un momento, está muy nervioso.

- No...

-- Nathaly, una de las enfermeras, lo levantó, separándolo suavemente y llevándolo fuera de la habitación. En ese momento sus dos pequeños llegaron

- Papá, ¿pasa algo? - preguntó el pequeño Albert, algo inquieto, él había visto como la salud de su madre había desmejorado-.

- Nada alarmante, Albert, sólo que mami, está teniendo a su hermanita

- Yuupi, quiero verla - gritó emocionado el pequeño Anthony.

- Aún no Anthony, espera.

El llanto del bebé llegó hasta ellos, William tomó de la mano a sus pequeños y entró rápidamente a la habitación, mientras sus hijos, entraban llenos de alegría, él sentía que el corazón le latía rápidamente, temía que pasara algo.

- Albert, Anthony, mis niños vengan

La dulce voz de su esposa, le había devuelto el alma al cuerpo, se acercó a ella, la vió tan delicada, abrazaba con fuerza a su bebé con un brazo, mientras que con el otro, lo hacía con Albert y Anthony

- Mis niños, los quiero tanto, (les da un beso en la frente), cuiden mucho a su hermanita, a Candy(lo dice, mientras les enseña a la bebé).

- Mami, es hermosa, nosotros la cuidaremos siempre ¿verdad Anthony?

- Claro que si mami, pero tú la cuidarás como lo hiciste con nosotros mami, ella te va a adorar.

- Cariño, amor, cuidala tú también, te amo, no lo olvides (toma la mano de su esposo, le da un suave beso en los labios).

- Mi cielo, ya estás bien, ambos la cuidaremos.

Lentamente, el brazo de Rose Mary se deja caer, una de las enfermeras en un acto reflejo toma entre sus manos a la pequeña, mientras que se escucha el grito desgarrador de William Andley

- Noooo, Rose, amor, noooo - lágrimas abundantes fluyen libremente -

Se abrazó a su cuerpo, no era cierto, no podía ser cierto, el doctor trataba de separarlo de su esposa, pero él se resistía.

- Rose, amor, despierta

- Señor Andley, vamos venga, ya no hay nada que hacer, su esposa ha muerto

- Noo, noo

- Señor, sus hijos lo necesitan, está la bebé

La enfermera se acerca con la bebé, y se la acerca a William.

- Nooo, alejénla de mi, ella fue la culpable de esto, doctor, le pedí que la salvara a ella, quería a mi esposa.

- Señor Andley hice todo lo que pude, la señora dijo que quería tener a la bebé, pensamos que todo estaba bien, reaccionó bien, piense en sus hijos, en esa bebé.

- Llevénsela, no quiero verla, dejénme solo con Rose Mary.

Albert y Anthony lloraban en silencio, se acercaron a su madre, la cubrieron de besos en señal de despedida, el doctor y la enfermera salían con la pequeña, mientras el doctor daba la mala noticia sobre el fallecimiento de la Señora Andley, Nathalie, la enfermera pensaba: ¿De qué le servía a esa pequeña haber nacido dentro de una de las familias más poderosas de Escocia? Lo tendría todo, pero su madre había muerto, sin que ella la conociera y su padre la había rechazado, sin querer derramó unas lágrimas por la pequeña, ¿qué destino le esperaba a esa inocente niña?

CONTINUARÁ