Acto 1. En la sala
Trance. Sus calidos ojos seguían los movimientos de la naranja que, debajo de su mano, rodaba de un rincón a otro de la mesa sin una dirección fija. Y esto para desesperación de su acompañante que, ubicada en la otra esquina, lo miraba hastiada y sin poder comprenderlo.
Y dale con esa expresión ininteligible. Una cadena de fonemas precipitados a la nada; no podía atribuirles ningún sentido ni en su conjunto ni de forma aislada. Funga Fu Fu ¿Qué significaba eso para su Yoh? Barajaba las posibilidades de que se tratara de un manifiesto del ocio, un llamado al nirvana o una forma de conjurar las preocupaciones que, Anna no dudaba de ello, su prometido tenía al igual que cualquier otra persona.
Con un suspiro cerró el libro, de todos modos no podía concentrarse en esas circunstancias. Fijó sus ojos en el shaman mientras su mano hurgaba la mesa en busca de la aún humeante taza de té que se había preparado minutos antes. Alzó la taza delicadamente, su mirada estática sobre su acompañante, y la fue guiando hacia su boca. Un sorbo. Luego fueron dos, ambos pequeños y cautelosos como los de quién no desea quemarse.
- Ne… Anna – Comenzó Yoh saliendo de su estado cuasi conciente – Estaba pensando… -
- Aja – se tomó la molestia de decir entre el cuatro y quinto sorbo invitándolo a cerrar su idea.
- ¿De donde vienen los bebés? -
Pregunta complicada. Tras un nuevo sorbo de té la itako apoyó la taza en la mesa mientras analizaba la situación en la que se encontraba. A ver, a ver… ¿Cómo fue que llegamos a esta circunstancia?
- ¿Debo suponer que en verdad no sabes? – Respondió mientras clavaba sobre el shaman una expresión de incredulidad. ¡Ay! si las miradas hablaran.
- En verdad no lo sé – Repuso el castaño apologético y aguardó estoico la predecible bofetada. El golpe no llegó y al abrir los ojos se encontró con una escena poco usual: su prometida le desviaba la mirada intentando ocultar unas mejillas notoriamente sonrojadas.
- Pues si hicieras el esfuerzo de estar al tanto de los contenidos de biología no tendrías que estar preguntándome esto ahora- Repuso la joven dando el tema por cerrado.
- Annita, no me dejes con la duda por favor –
- Nada, nada. Si tanto te interesa saber pregúntale a alguno de tus amigos que yo no soy quien para estar respondiéndote este tipo de dudas- Y sin decir más comenzó a caminar rumbo a las escaleras – Por cierto, termina ya de jugar con esa naranja y ve por víveres, los que quedan en la alacena no serán suficientes para satisfacer la gula de tus amigos -.
Y con eso, la dama de hielo abandonó la habitación.
