• Fandom: Axis Powers Hetalia.
• Titulo: Desdén.
• Claim: Noruega, Irlanda, Dinamarca.
• Resumen: Con "Éire" aquí, y "Éire" allá, Noruega tenía razones sobradas para estar molesto. Especialmente si Dinamarca insistía en que "Éire" era parte de la familia (cuando, claramente, no lo era); los juegos, en su opinión, debían quedarse como tales.
• Advertencias: Oc. Irlanda (Cian). Celos (?)
• Disclamer: Hetalia es de Himaruya, el resto nu 3.
• Notas: Es... ehm, no sabía qué tags colocarle, en serio. Digamos que es algo inesperado y divertido.
No estaba celoso, ni si quiera le importaba, sabía que las atenciones que Dinamarca le daba eran falsas. Incluso aquellas caricias en las mejillas tenían más propósito de incomodar al irlandés que producirle algún mimo.
Pero a veces…
—Noru, ya vengo. Descuida, no tardaré —dijo el danés, con una sonrisa pequeña. Se paró de su asiento y caminó a la entrada para encontrar a Irlanda, que llevaba la cara sumida en una carpeta de documentos.
En veces como esa, no podía, simplemente, quitarse el sentimiento agrio de que no estaba bien.
—¡Éire! —gritó el danés, sonriendo, y no perdió la oportunidad de besarle la mejilla y después acariciársela—. Aw, ¿cómo has estado? ¿Ya mejor de la crisis, necesitas ayuda en algo? ¿Te sientes débil o cansado?
Noruega simplemente observaba fijamente, porque no había ninguna doble intención en las acciones del danés. Eran simples y concisas; quería asustar al irlandés. Punto.
Aún cuando sus vecinos pudieran llegar a sugerir alguna tontería, como España, que no dejaba de murmurar que Irlanda era una monada y no le sorprendía que Dinamarca le tratase así. Ja. ¿Qué iba a saber España? El único que parecía percatarse de la incomodidad del irlandés, aparte de éste, de Noruega y del propio Dinamarca, era Inglaterra.
«Éire es una cosita tan divertida, Noru, ¿no lo crees? A veces me da la impresión de que sigue siendo un niño, es que pone unas caras que…»
Éire esto, y aquello, y lo otro. Éire, Éire, Éire. ¿A quién mierda le importaba? A él no, pero a Dinamarca sí, y eso lo fastidiaba al por mayor, porque Dinamarca era obsesivo con las personas que quería; y sí, a Irlanda lo quería, aunque fuese por motivos menos que buenos.
Antes de que Inglaterra se parase para interferir (porque lo haría, aunque gritase odiar a su hermano, era posesivo también, y seguro le jodía que Dinamarca se le acercase tanto; Noruega entendía), el noruego se levantó de su asiento y caminó hasta el danés, y todos se callaron de inmediato, obviamente esperando una pelea. Ilusos.
—Dinamarca, deja de fastidiar al maldito crío y vente a sentar —dijo en un tono claro, pero lo suficientemente íntimo para que sólo ellos tres escuchasen—. Ahora —no lo dejó responder, o alegar, simplemente lo jaló.
Irlanda le había dado una mirada de agradecimiento, aunque tenía un toque de molestia por los modos con que Noruega se había referido a él; Noruega, por su parte, lo ignoró. No lo había hecho para ayudarlo, lo había hecho por él y por nadie más.
—Noru —dijo Den, fingiendo poner atención a la perorata que estaba soltando Alemania sobre concientizar a los ciudadanos sobre el ahorro para poder poner en marcha los nuevos modelos económicos—. Lo que le dijiste a nuestro Éire fue algo cruel, ¿no crees?
—No —respondió, en tono bajo y bastante cortante—. Dinamarca, él no es "nuestro" Éire, lo que tengas con Irlanda no me interesa, pero no me inmiscuyas en eso, ni a Islandia o al resto.
Dinamarca se hizo el que no entendía el asunto, porque no lo entendía simplemente. Noruega hacía aquello con Inglaterra, ¿por qué él no podía hacerlo con Irlanda, entonces?
