PokéYasha
Ya era de mañana. La luz se cernía por su ventana, dándole de lleno en la cara. -Genial… La mejor forma de comenzar el día-, decía en forma de ironía, luego de un gran bostezo, la niña de cabello azabache que se levantaba después de una "ardua" jornada como dormir, dormir, y…Dormir. En fin, esta es la historia de una chica llamada Kagome, cuyo sueño era convertirse en la mejor entrenadora Pokémon.
Kagome bajó rápidamente por la eterna escalera, ya que no podía permitirse semejante martirio como el perderse aquel programa al cual ella tanto idolatraba.- ¡Pokémon Idol!-, gritó con semejante júbilo, que del susto su madre accidentalmente derramó su preciada botana en su falda nueva. Todo un clásico.
– ¿Kagome, has olvidado que día es hoy?-.
-¡Por supuesto que no!... Estee… ¿Qué día es hoy?-.
-¡Tu primer día como entrenadora Pokémon, y ya estás atrasada! Son las 13:00-.
-¿¡Quéeee!?-, gritaba Kagome, la cual desesperadamente intentó vestirse, quedando con la falda al revés, el cierre abierto y un calcetín en la boca.
-¡Kagome, se te olvidó tu desayu…!...no-, decía en vano la señora Higurashi, a la vez que veía a su hija partir hacia el horizonte. En realidad, nunca tan lejos.
--o--
En un inmenso laboratorio (1x1), yacía investigando su nuevo proyecto el profesor Koga, reconocido entre la multitud de chicas por aquella tez morena, grandes ojos azules y su largo cabello… bien canoso. Está algo pasado de edad. Aún así, conservaba ese atractivo que sólo una chica en el pueblo podía resistir.
-¡Profesor Koga, ya llegué!-, decía con una voz terriblemente agobiada Kagome.
-¡Eh, pero si es mi adorada Kagome!-, exclamaba el profesor Koga, para luego trasladar su mano a poco más allá de los límites que le eran permitidos. Para Kagome, se trataba de su cintura.
-¡Ya déjese de estupideces, viejo pedófilo, y déme la maldita Pokébola!-, gritó Kagome a la vez que trataba de safarse de los brazos fuertes de aquel viejo, para acto seguido, salir corriendo.
-¡Eh, Kagome! ¿Y qué hay de tu primer Pokémon?-.
– ¡No me interesa, adiós!-, exclamó Kagome, ya desapareciendo por el horizonte no muy lejano.
--o--
La lluvia caía torrencialmente. Era una de aquellas noches en las que a cualquiera le hubiese sido imposible salir a tomar aire fresco, pero como se trataba de un reverendo imbécil, era comprensible que escuchara primero la melodía de su estómago a que la lógica de su escaso cerebro. Estaba totalmente empapado, mientras veía con triste desilusión los árboles cuyo follaje servía sólo de alimento a pequeñas criaturas del bosque. Y fue entonces cuando la vio. Nunca supo si se trataba de una sirena sin cola, de una diosa de la lluvia, o de la ilusión de una diosa de la lluvia. Simplemente estaba allí. Pero cuando se detuvo a contemplarla, notó que ella había advertido su presencia. Lo miró fijo a sus ojos ambarinos. Era un momento mágico… mágico hasta que una Pokébola le reventó la cabeza. Desde entonces, todo se volvió oscuro.
-¡Atrapé a mi primer Pokémon!-, exclamaba, con aún mayor júbilo que la primera vez, la joven entrenadora. –Veamos de que se tratará-.
Al comienzo, sólo se notaba un bulto brillante saliendo de la Pokébola, pero luego, este dejó ver a su presa.
–Es… es… ¡Es un InuYasha!-, decía alegremente Kagome.
-¿Se puede saber porque me arrojaste esa Pokébola?- preguntaba un molesto InuYasha.
–Porque los POKÉmones se capturan con POKÉbolas, POKÉgenio-, respondía sabiamente la chica.
-Aaaah… ¡Pero si yo no soy un Pokémon!-
-A ver-, decía Kagome mientras lo ojeaba como toda una investigadora, -Cabello largo y plateado, ojos ambarinos, garras y colmillos, ropa extraña, húmeda y de mal gusto y unas curiosas orejas de perro, sin olvidar tu extraordinaria falta de inteligencia. Pues para mí sí eres un Pokémon.- afirmaba la chica con total seguridad.
-¿Bueno, y qué quieres de mí?-
-Quiero que me ayudes a ganar la competencia Pokémon y a volverme famosa.-
-¡Keh! No me puedes obligar a hacer algo así-, decía InuYasha con una mirada furiosa.
-¡Claro que puedo, eres mi Pokémon y…!-
Algo interrumpió a Kagome, ya que de la nada apareció un gigantesco globo con una insignia en forma de "I". El globo poco a poco fue descendiendo y de él bajaron tres personas. Un joven de cabello largo, negro y ondulado, con un extraño delineado pasado de moda, una chica con el cabello oscuro tomado en un tomate, curiosos lentes de contacto y sobredosis de maquillaje, y una… ¿Chica? Ha de ser un Pokémon, vestido totalmente de blanco e inexpresivo.
-¿Quiénes son ustedes?-, preguntó Kagome con una profunda mueca de asco.
De la nada, apareció repentinamente una espesa cortina de humo, que al parecer venía de una máquina barata comprada en la feria de las pulgas, y una música extraña de fondo algo graciosa…
--o--
Bueno, aquí termina el primer episodio de esta chula historia. Dejen reviews para ver que tan mal lo hice. Sólo les puedo decir que el próximo episodio esta muy chistoso, y que verán nuevos y carismáticos personajes... Así que sufran...¡Sufran de la impaciencia!... ¿Ya sufrieron bastante? Que bien. Nos veremos para otro episodio. Coming soon...
