"Soy yo, Regina Mills, en vivo y en directo…"
Su voz suena a través de mi auriculares, tal y como la recordaba. Hace dos días que murió, dos, y todo me parece un sueño; su madre la encontró muerta, sentada en el alféizar de la ventana, con un bote de antidepresivos vacío y una botella de sidra no muy llena.
Tiemblo.
Su voz inunda toda mi habitación y me siento sobrecogida; al llegar a casa y coger el paquete sin remitente, ese que rezaba "para Emma" con tan buena caligrafía, no esperaba encontrarme con estas siete cintas de cassette. Hay un mapa, una lista con una relación de nombres, y mi nombre está el último.
"Escucha con atención, porque estás apunto de descubrir la historia me mi vida. Específicamente, porqué terminó".
Era la alumna perfecta, y era divertida, y guapa, y genial. Era simplemente genial. Y ahora ya no está. Me aprieto más los auriculares contra los oídos, casi perforándome el tímpano, y me aferro a su voz calmada, pausada. Escuchar la voz de una persona muerta da miedo, pero quiero saber más. Trabajábamos juntas, en los recreativos Misthaven, y siempre quise decirle lo mucho que me gustaba. Si sólo hubiera reaccionado antes…
Me pierdo en sus expresiones, en su tono, y pierdo el hilo de la conversación.
"Tan sólo hay dos reglas: una, escuchas todas las cintas, sin excepción, y acudes a todos los sitios; dos, continúas la cadena. Sé que piensas que una chica muerta no puede controlar lo que haces. Error. Te están vigilando. No vuelvas a dar por hecho nada acerca de mí".
En la oscuridad de mi dormitorio, me giro frenética para comprobar que no me están observando; no puedo evitar sentirme incómoda, como si sus ojos marrones todavía estuvieran sobre mí, escrudiñando todo lo que hago. Mi respiración se vuelve agitada, mis manos tiemblan más de lo que ya temblaban y me veo obligada a cerrar los ojos por un momento.
Calma, Emma.
Tan sólo una hora antes de que se intentara… se suicidara, se rio con un chiste malo que hice acerca de Darth Vader.
Y 37 minutos después mi teléfono se llenó con mensajes de "Regina Mills se ha intentado suicidar". Le pasaba algo, algo muy grave, y no lo supe ver, y no puedo evitar culparme porque yo trabajaba con ella. Casi todas las noches. Y compartía clases con ella. Y quizás, si la hubiera invitado a mi casa a ver una peli, ahora seguirían entre nosotros. Claro, no está realmente muerta, sino en coma, pero todos sabemos que, tarde o temprano, la desconectarán; no va a despertar. Nunca. Así que desde ese instante, está muerta.
"Esta primera cinta va dedicada a ti, Killian Jones. Tú eres el protagonista. ¿Recuerdas aquella fiesta en la playa, en la que nos conocimos cuando me mudé a Storybrooke, cuando comencé séptimo?"
Yo sí la recuerdo, Regina.
Era una fiesta a finales de agosto, y no sabía muy bien qué hacía yo ahí, probablemente acompañar a mi mejor amiga, Lily; odiaba a los borrachos, es decir, a los allí presentes. Pero te vi a ti: con tu largo pelo rizado, eras toda una maravilla, algo exótico. La chica nueva, vestida de blanco, cerca de la hoguera".
"Me ofreciste ron, pero yo tenía doce años, y no bebía. Eras divertido, Killian, con tu carismática sonrisa y tus batallitas de chico malo que había repetido demasiados cursos. Eras interesante, y yo quería salir con la gente interesante. Pero eras un capullo".
— Lo sigue siendo —le susurro al reproductor. Escucho con atención, esta es mi oportunidad de saber si, lo que dijo Jones de ella, era cierto.
"Ahora, queridos oyentes, desplegad el mapa, y levantad el trasero de donde sea que os hayáis sentado para dirigiros al punto Nº1 del mapa. Ahí empieza la verdadera historia"
Como una autómata, me levanté de la silla de mi habitación. Afuera hacía frío, pero llevaba mi chaqueta vaquera puesta, así que no me importó mucho. Llegué a la localización del mapa: el parque de la playa, justo al lado de donde se había celebrado la fiesta.
"¿Veis el castillo de madera? Es muy cuco, lo sé. ¿Quién no ha jugado ahí? Parece el lugar perfecto para que nuestros pequeños jueguen. Pero basta de cháchara, súbete al castillo. Ahora, llevas un vestido puesto; Killian Jones y tú estáis tirándoos por el tobogán, riéndoos. Él se ha tomado bien eso de que no quieras beber, parece haber entendido que eres una niña. Una niña… Y jugáis. Te hace cosquillas, te persigue descalzo por la playa para hacerte cosquillas. Es tan mono… para nada el típico malote que te han dicho que es."
Presiento que esto no está bien. Siento que estoy invadiendo su privacidad, aunque técnicamente ella me haya ordenado que venga; estoy sentada en el tobogán, con los auriculares puestos, imaginándome cómo fue aquella noche.
"Excepto por el hecho de que sí que lo es. Me besas, Killian, y eres mi primer beso. Eres lento, suave, delicado… hasta que tu mano se pone encima de mi pecho. Mi cuerpo se ha desarrollado antes que el de ninguna otra chica, y no me gustan mis pechos. Y te pido que pares: porque no quiero follar contigo. ¿No lo entiendes? ¡No quiero! Pero tú sigues igual, y te doy una patada en tus partes porque no me dejas marcharme.
Y entonces oigo una voz diciendo "joder, vaya mierda de grabación". Me estabas grabando. Alguien me estaba grabando, por eso insistías tanto, ¿no es cierto? Porque me estabas grabando para sabe dios qué".
Recuerdo cuando salió a relucir aquella foto, sacada de contexto, que daba a entender que pasaba algo entre los dos. Recuerdo como nadie creyó a Regina como todos la tildaron de "guarra" sin saber a ciencia cierta qué había pasado ahí. ¿Habéis oído la frase de "eres como la nutella"? A ella se la escribieron en la taquilla. Tenía doce putos años. Doce. Y todos, incluida yo, la perseguimos en cierto modo, la quemamos en la hoguera por algo que se volvió completamente contra ella.
"Ahora, pensarás que no fue para tanto. Al fin y al cabo, cosas peores pasan en el mundo y nadie se queja, ¿no? Pues bien, tu fotito desencadenó varias cosas. Desencadenó comentarios míos, que me humillaran en las redes, en el instituto, en la calle. Hasta en las mesas de la tienda de mi madre hay cosas así grabadas. Hasta en los baños. Lo grababais y luego, tras echaros la fotito y comentar, destrozabais el mobiliario para que no quedara constancia. Killian, ¿tienes una idea de cuántas veces he meado en frente de un mensaje que rezaba "Regina Mills aka Sexo gratis"? Tuve que cambiar de teléfono para que dejaran de acosarme, tuve que dejar de hacer vida normal por tu estúpida broma. Y ya no pude llevar escotes de ningún tipo, ni falda alguna en los siguientes años porque, ¿sabes qué? A partir de entonces siempre había alguien que me tiraba de la camiseta para que se me viera todo, o alguien que me levantaba la falda para verme el culo.
Sólo tenía doce años".
Su voz se pierde en la grabación y me doy cuenta de que estoy llorando. A lo largo de mi vida, ser lesbiana me había costado muchas bromas de mal gusto, muchos comentarios misóginos y homófobos, pero esto… A esa edad yo seguía viendo películas de Disney y comprándome muñecas, y estoy segura que ella también. No puedo reprimir un pequeño gemido ahogado y recuerdo aquellos días en los que los chicos de clase hacían bromas con turnarse con ella, y yo me reía con ellos, porque era pequeña y tonta, y si tenía que cargarme a una compañera para ser aceptada lo habría hecho.
Con el estómago revuelto vuelvo a casa, en el camino paso por la tienda de su madre y la veo cerrar. Son las tres de la mañana, y no se le ve buen aspecto; claro, yo tampoco lo tendría si mi hija estuviera postrada en una cama de hospital. Llego a casa, entro por la ventana. Paso la noche en vela, no puedo evitar pensar en Regina: siempre sonreía, siempre era amable, educada, cordial. Siempre. Se dedicaba a solucionar los problemas de los demás, hasta que empezó a cambiar y todos la tildaron de loca y de depresiva sin pararse a pensar porqué había cambiado.
No duermo, y cuando se acerca la hora de ir a clase, mi madre me avisa de que no me lleve el reproductor a clase, que eso está prohibido. Sin embargo, no puedo evitarlo. Escucho el comienzo de la cinta Nº2.
"Bueno, bueno, bueno… ¿Pero qué tenemos aquí? ¡Un dos por uno! Vaya, Campanilla y Peter Pan, qué duo… pero vamos a ir por partes, ¿sí? Es tu turno, Tinka… Tú eres la protagonista de esta lista."
