Introduccion
Mi cabello comienza a moverse levemente al compás del lento movimiento del automóvil. Mis ojos miran mis esposadas manos, que llenas de sangre están, y mis labios se curvan en una sonrisa, y la felicidad que siento en este momento me hace estallar en una risueña carcajada. ¿Lo hice?. ¡Finalmente lo hice, hum!.
Miro por la ventana los dulces y un poco amargos frutos de mi arte. El olor a quemado el humo que despide aquel hotel que ya no es hotel, sino un montón de escombros y cuerpos, y el alboroto que nos rodea a este chiste de patrulla y a mi, hacen que mi carcajada se convierta en una cinica, llena de dolor. Eso parece llamar la atención de la prensa, que intenta por todos los medios acercarme un micrófono a la cara. En este momento todo este tumulto se me hace borroso y lo único que captan mis oídos es " por que hizo tal atrocidad". Que extraña pregunta, ne. Esto no es una atrocidad, ni nada parecido, esto es justicia. Justicia, hum.
No para todos pues mi objetivo eran solo unas 27 personas, 27 asquerosas e inmundas personas que ni siquiera merecen tener esa definición. A mis recientemente 18 años cumplidos iré a prisión. Pero no le temo, hum. Creo que no siquiera le odiare. Es lo que merezco. No solo le demostré al mudo lo que era capaz de hacer sino que también, gente inocente murió. Llevare en mis manos y ropa sangre de bastardos, en modo de disculpas, pues ellos no merecían morir.
Lo siento, de verdad lo siento, y mucho. Los gritos de afuera me molestan y veo como una mano con um microfono se cuela por la ventanilla minimamente abierta, hum. "por que, por que", es que siempre nesecito razones para hacer algo?
Sonrio y acerco la cara mientras la ilusión invade mi cara. "El arte es una explosión,hum" . La multitud estalla y en menos de lo que digo hum, el auto arranca violentamente dirigiéndose al juzgado, dejando atrás lo que, hace un par de horas fue mi vida.
Juicio, decreto, viaje, mirada al frente, palpeo, arrebato de pertenencias, desnudo, breve descarado e interrumpido manoseo, cambio de ropa, explicaciones que me niego a escuchar, insultos que bajan la moral, esposas que se abren, esposas que se cierran, larga caminata alrededor de un pasillo con gente que me mira y me silva. ¿Cómo deberia describirlo? Aburrido, hum, simplemente aburrido.
Ahora es cuando empieza mi nueva vida. En una prision de mediana seguridad, donde no soy mas que visto como "carne fresca y sin probar", con cientos de convictos que dejaron de lado su sexualidad por la desesperación, hum. Si que la hice buena.
El guardia de seguridad me abre la reja, adentrándome en un intento de violento empujón adentro de la celda, me da vuelta para quitarme las esposas y dice algo que me llama la atención. "mira que suerte tienes, 467 a ti que tanto te gustan las muñecas, te ha tocado una muy bonita, quieta y callada"
Miro a mi prox compañero de selda, que me mira indiferente sentado en un rincón de la celda, con la mirada algo perdida. Un cabello castaño cabrizo , unos ojos mieles, unas pestañas de muñeco, un cuerpo delgado y solido como la piedra, visible ante la delgada tela del uniforme presidiario, bastan para dejarme sin aliento, me quedo en silencio mirandolo sorprendido.
"A mi me gustan las marionetas, burro, no las Barbies" "aja lo que tu digas, los dejo para que juegues un poco con ella". El guardia se va. Me siento en el frio suelo de piedra, mientras miro a ese tal 467 molesto.
"Mi cama es la de arriba, las piezas de marionetas son mias por lo tanto no se tocan, al inodoro hay que jalarlo 3 veces seguidas para que funcione. Ah, y bienvenido al país de las pesadillas Alicia.
"Antes que nada, soy hombre"
"Léase el sarcasmo, además no creo que haya gente tan estupida como para mandar a un intento de muñeca sin cerciorarse antes, ¿acaso estoy equivocado?"
Silencio. Me apoyo en mis manos para levantarme del suelo y me dirigo a mi supuesta cama, medio encabronado. Me ganó esta.
"no deberías demostrar algo de resentimiento por haber matado a 83 personas, Deidara?" me doy la vuelta mirándolo divertido " se ve que las noticias viajan rápido por aquí y por cierto, no deberías estar violándome o golpeándome, Akasuna no Sasori?" tanteo el terreno como quien no quiere la cosa, sin imaginarme que este está mas minado de lo que pueda llegar a soñar el sonríe mostrándome sus relucientes dientes, mirándome de manera obscena y hasta algo macabra.
"la cena es dentro de media hora, y te estoy guardando para el postre, princesa"
¿Ven? No tengo miedo.
