Título: El hombre fuera del tiempo

Traducción de "Man out of time" escrito por Samptra (el original lo encuentran en mis fics favoritos).

Fandom: MCU (Marvel Cinematic Universe)

Pareja: Stony (Steve/Tony)

Resumen: Para poder salvar la vida de Steve, Tony Stark se tira de cabeza (sí, otra vez) dentro de un portal que lo catapulta directo y sin boleto de regreso al año 1943.

Notas: Me está costando encontrar tiempo e inspiración (y seguridad en mí misma) para continuar con mis propios fics. Así que decidí obsequiarles uno de mis fics favoritos en inglés. La traducción tiene algunas "libertades" de mi parte (hechas con el afán de mejorar la lectura) ya que, aunque es una historia linda y bastante entrañable, el original tiene algunos errores. No cambié nada, sólo añadí (u omití) palabras aquí y allá, o edité algunas frases o expresiones para dejarlas más comprensibles en español, todo con el objeto de mejorar la experiencia. Espero que les guste el resultado.

La trama se ubica justo después de la primera película de Avengers.


EL HOMBRE FUERA DEL TIEMPO.

"No. No puedo esperar que usted crea esto. Tome mi relato como una patraña o como una profecía. Diga usted que he soñado en mi taller. Piense que he meditado sobre los destinos de nuestra raza hasta haber tramado esta ficción. Considere mi afirmación de su autenticidad como una simple pincelada artística para aumentar su interés. Y tomando así el relato, ¿qué piensa usted de él?"

—HG Wells, La máquina del tiempo.

Capítulo 1. El tiempo no espera por nadie

Estaba demente.

Realmente no había otra manera de describirlo. Era ruidoso, agresivo y desafiante, y no se guardaba de decir nada. Y al mismo tiempo era valiente, paciente y generoso en exceso… Steve Rogers estaba comenzando a darse cuenta. Pero sobre todas las cosas, Steve estaba empezando a descubrir que no podía sacarse al increíble Anthony Stark de la cabeza. Era un pasatiempo peligroso, pensó mientras desviaba otro ataque.

—¿Qué es lo que está pasando ahí abajo, Anciano? ¿No estás en tu mejor momento? —bromeó una voz amable a través del intercomunicador. Los otros tal vez no podían saberlo, pero por el tono de su voz, el Súper Soldado se daba cuenta de que Tony estaba preocupado.

—Lo siento —gruñó Steve, y lanzó su escudo hacia otro grupo de aquellos enemigos electrónicos.

Por encima de la aglomeración, manteniéndose alerta y eliminando cualquier cosa que pareciera amenazar aunque fuera remotamente al hombre con el traje de licra azul, Iron Man se obligó a dejar de preocuparse. Ese día, el Capitán parecía encontrarse muy ausente, como si no pudiera concentrarse. Entre más rápido terminaran con esa pelea, mucho mejor.

—Señor, estoy interceptando una transmisión codificada. Me parece que querrá escucharla.

Tony hizo una maniobra evasiva cuando otro robot le disparó.

—Pónmela en línea, JARVIS.

Sólo tenemos una oportunidad de… —Tony apenas sí podía escuchar la voz masculina a través de la estática—. Postérgalo hasta que…

Tony frunció el ceño, su mente rápidamente ató cabos. Los robots de abajo eran sólo una distracción; algo más gordo estaba ocurriendo en ese momento.

—JARVIS, triangula la fuente de la señal.

La Inteligencia Artificial le mostró la ubicación en su pantalla y Tony voló a toda velocidad hacia el lugar.

—¿A dónde va Stark? —gritó Clint mientras lanzaba otra flecha. La punta explosiva detonó al impacto; tenía que agradecerle a Tony por el diseño nuevo.

—No estoy segura —dijo Natasha, apartándose del camino de Hulk mientras éste se reía a rugidos, balanceando en cada mano los restos aplastados de varios robots.

Steve, escuchando a los otros dos, levantó la vista a tiempo para ver un borrón rojo y dorado alejándose de ellos. ¿A dónde iba? Steve se preocupó.

—Stark, ¿qué está pasando?

Hubo una pausa antes de que el hombre respondiera:

—Hay gato encerrado, Cap. Voy a investigar qué es.

Moviéndose con rapidez, Iron Man atravesó limpiamente la pared de una bodega mientras en su cabeza escuchaba la voz del Cap regañándolo por haberse metido a ciegas. Escaneó la habitación al entrar; el lugar estaba lleno hasta el techo con equipamiento. Tony parpadeó con sorpresa.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —murmuró.

Un hombre vestido con bata de laboratorio y con apariencia de loco estaba manejando furiosamente los controles mientras que otro hombre, delgado y siniestro, miraba a Iron Man con odio. Había algo raro con el segundo hombre, pero Tony no tuvo tiempo de pensar en qué era.

Lo que realmente capturó su atención fue el pequeño rayo de luz azul que parpadeaba en el centro de la máquina… Era un trozo del Teseracto.

—Oh, esto no está nada bien… —Tony murmuró para él mismo.

Justo en ese momento el hombre de aspecto siniestro dio un paso hacia dentro de la máquina.

—¡No puedes impedirlo, Iron Man! —gritó fervientemente, haciéndole señas con la cabeza al hombre con la bata de laboratorio.

Tony dudó sólo por un instante.

—¿Qué es lo que no puedo impedir? —preguntó con el tono metálico y resonante que le daba la armadura a su voz. La máquina estaba encendiéndose, chirriando y reverberando ruidosamente. Tony se sintió más preocupado a cada segundo que pasaba—. JARVIS, mándales mi posición a los demás —murmuró.

El hombre se rió salvajemente antes de exclamar:

—Voy a matarlo, Iron Man, antes de que siquiera se entere en qué iba a convertirse.

Tony se movió hacia delante, descubriendo finalmente qué era lo raro en aquel desconocido: estaba vistiendo el mismo tipo de ropa pasada de moda que a Steve le gustaba ponerse. Pero, no había modo de que… Su mente se rebelaba ante la idea que estaba comenzando a formarse en su cabeza.

—Despídete del Capitán América —espetó el hombre mientras el rayo azul pulsaba, murmurante y vivo. Entonces, una grieta apareció en el aire. Sonriendo como maniaco, el hombre atravesó el portal.

Tony no lo pensó, ni siquiera se detuvo a considerarlo. Se lanzó de cabeza detrás del hombre, su mente centrada en una sola cosa: tenía que salvar a Steve.

En la bodega, el portal se cerró. Temblando, el hombre con la bata de laboratorio se quedó de pie mientras la luz azul destellaba y luego se contraía hasta desaparecer por completo. La colosal máquina se apagó lentamente, dejándolo a solas en aquel silencio ensordecedor.

—¡Tony! —Un hombre vestido con un uniforme rojo, blanco y azul, sucio y roto por culpa de la batalla, entró a toda prisa por el agujero de la pared. Con el escudo en la mano, se paró en seco y observó todo el equipamiento que dominaba el lugar. Había una sola persona en aquel sitio y ninguna señal de Iron Man. En menos de un instante, el Capitán hubo cruzado la habitación y, furioso, agarró al aterrorizado científico de la tela frontal de su camisa. Lo levantó hasta que los pies de hombre dejaron de tocar el suelo.

—¿Dónde está Iron Man? —exigió saber el Capitán América mientras observaba al hombre con furia.

—Por favor, no… ¡Por favor, no me lastime! —El científico levantó las manos rindiéndose—. ¡Le diré todo! —Asustado, comenzó a balbucear rápidamente.

Steve ni parpadeó mientras aquel desconocido, entre gemidos y ruegos de clemencia, le confesó lo que había pasado.

El Capitán América no entendió ni una palabra. Todo era jerga científica y necesitaba un traductor.

—Viuda, ¿Banner ya volvió a ser él mismo? Lo necesito aquí, ahora —gruñó en el intercomunicador sin ningún ánimo de portarse amable.

Afuera, Natasha parpadeó. Steve sonaba enojado… mucho más que enojado.

—Sí, estará ahí en un minuto. —Le echó un vistazo a Banner mientras éste se quitaba el polvo a manotazos y se ponía una camisa—. Steve se oye molesto. Me pregunto qué hizo Tony ahora.

Steve se negaba a soltar a su cautivo, así que se quedó de pie esperando a que el doctor Banner viniera y le diera algún sentido a todo aquel desastre. No tuvo que esperar mucho; los otros Vengadores entraron en la bodega a toda prisa un momento después.

Bruce hizo una pausa mientras admiraba impactado al enorme artilugio mecánico.

—Banner, Tony está desaparecido… Necesito saber qué ocurrió.

Asintiendo distraídamente, Bruce se acercó a ellos.

—Dile —gruñó Steve. El científico, quien parecía aliviado de ver a los otros llegar, comenzó a gimotear una vez más, todavía firmemente sujeto por las manos del Capitán América.

Bruce no dijo nada mientras el hombre hablaba; simplemente escuchó, abriendo los ojos cada vez más conforme el otro confesaba.

Impaciente, el Súper Soldado estaba comenzando a preocuparse y a sentirse más y más frustrado con cada minuto que pasaba. ¿Dónde estaba Tony?

—¿Qué está pasando? ¿Dónde está Iron Man? —refunfuñó.

Bruce colocó una mano sobre su brazo, intentando tranquilizarlo.

—Steve… Cálmate, lo necesitamos vivo. La situación es… complicada.

El Capitán América finalmente liberó al hombre y dio un paso atrás, quitándose la capucha para poder pasarse una mano agitada entre el cabello húmedo.

—¿Puede alguien decirme qué es lo que está pasando? ¿O dónde está Tony? —suplicó. Clint y Natasha se acercaron para escuchar.

—Si el doctor Broker, aquí presente, está diciendo la verdad… —dijo Bruce y apretó con más fuerza el brazo de Steve—. Steve, lo que me está explicando es que él fue contratado para construir esta máquina con el propósito de enviar a una persona en un viaje a través del tiempo.

Hubo un silencio absoluto.

Conmocionados, todos miraron fijamente al desarreglado doctor Banner.

—El objetivo era mandar a alguien al pasado, concretamente al año 1943, para asesinarte antes de que te conviertas en el Capitán América.

Los ojos azules de Steve parpadearon con confusión.

—Viajar al pasado para… para… —A Steve le estaba costando comprender el significado de esas palabras.

—Para asesinarte, sí, pero esa no es la peor parte. —Banner se giró mientas hablaba, gruñéndole al aterrorizado doctor, quien parecía a punto de desmayarse. La Viuda Negra lo tomó del cuello de la camisa sin apenas esforzarse—. La peor parte es que Iron Man siguió al asesino a través del portal.


Se sentía como si alguien le hubiera arrancado las vísceras y las hubiera sumergido en agua helada. Quería gritar del dolor, pero sus cuerdas vocales no cooperaban. Sólo había colores brillantes y viento que rugía a su alrededor.

Tony no tenía idea si habían pasado horas o minutos, pero de repente todo se oscureció y se dio cuenta de que estaba cayendo al vacío. Era de noche; la noche más oscura que podía recordar.

—¿JARVIS? —resolló. Su casco estaba espeluznantemente silencioso. Soltando palabrotas, Tony trató de activar sus propulsores y comenzó a entrar en pánico cuando no ocurrió nada—. Esto no está bien —murmuró. Estaba cayendo como peso muerto, acercándose al suelo demasiado rápidamente.

—Vamos… —suplicó mientras estiraba el brazo para alcanzar la palanca de respaldo en su pierna. Tiró de ella y los propulsores finalmente se encendieron. Renegando por el esfuerzo, consiguió maniobrar lo suficiente como para suavizar su aterrizaje contra la pared de una bodega. Haciendo un arco triunfal, atravesó varios muros hasta que golpeó un pilar de concreto, deteniéndose ruidosamente.

Las luces de su traje parpadearon brevemente antes de que éste se apagara por completo. Exhausto, Tony jadeó y apoyó la cabeza contra la columna, haciendo un ruidito metálico. Cerró los ojos y trató de tranquilizar su mente, la cual no dejaba de darle vuelta a los mismos pensamientos salvajes.

—Esto no está pasando. Esto no es real —repitió varias veces mientras se golpeaba la cabeza contra el pilar—. No me metí dentro de un portal extraño suspendido en el aire… otra vez. No existe una máquina loca hecha de Teseracto… Y definitivamente, no viajé al pasado.

Todo eso era una especie de pesadilla horrible… Estaba teniendo un mal sueño y se despertaría en su cama, en la Torre de los Vengadores, en el año 2013.

Escuchó ruidos de repente: motores de camiones y personas calzadas con botas que estaban corriendo hacia donde estaba él.

Su mente racional, todavía un tanto incrédula, analizó la situación en un flash. Si eso no era un sueño y de alguna manera él había sido catapultado a los años 40, no había modo de que la gente de ese tiempo fuera a comprender por qué un hombre estaba vestido con la armadura más avanzada del Siglo Veintiuno.

Tenía que esconderla rápido.

Con urgencia, echó un vistazo alrededor. El lugar estaba completamente en tinieblas a excepción del brillo azul emitido por su pecho, pero pudo ver un agujero en el suelo de madera. Mientras los camiones se escuchaban cada vez más cerca, Tony se movió hacia el rincón más alejado de la habitación y comenzó a tirar de las palancas de desembrague, para ocultar la distintiva armadura roja y dorada lo más rápido que pudo.

Cuando ya tenía las piernas y los brazos libres, pudo escuchar voces. Justo mientras se quitaba la pieza del pecho y escondía lo último que quedaba, luces de linternas comenzaron a barrer el interior del edificio. Rápidamente se subió la cremallera de su sudadera, logrando ocultar el resplandor de su reactor arc casi al mismo tiempo que las luces lo encontraron. Tony levantó las manos en lo que él creyó era la manera menos intimidante y dio un par de pasos hacia aquellas personas, principalmente para alejar su atención del sitio donde había escondido el traje.

—¡Quédese donde está! —bramó un hombre, cegándolo con la luz de la linterna.

Tony se detuvo.

—Oigan, chicos… —Se exprimió el cerebro en vano… ¿qué demonios podía decirles?

Escuchó el chasquido de armas; eso no marchaba nada bien.

—Fraser, Johnston, sométanlo.

Dos hombres se adelantaron con rapidez para sujetarlo de los brazos, torciéndoselos rudamente por detrás de la espalda.

Finalmente, Tony fue capaz de observar con propiedad a las personas que estaba enfrentando. Había creído que tal vez eran policías, pero mirando los uniformes, se dio cuenta de que se trataba de la milicia. Los dos jóvenes que lo estaban sosteniendo se veían muy nerviosos. Tony los evaluó con la mirada y supo que fácilmente podría librarse de ellos; pero eso, sin embargo, sólo lograría empeorar su ya de por sí precaria situación. Los soldados lo obligaron a arrodillarse al tiempo que otros hombres se acercaron con las armas listas y apuntándole.

—Miren, amigos, realmente no soy una amenaza —intentó de nuevo, luciendo su vieja sonrisa ganadora marca Stark.

Apenas tuvo tiempo de registrar la culata de un arma que se dirigió rápidamente hacia él antes de que el mundo se oscureciera abruptamente.


El fic consta de 15 capítulos. Verán lo lindo que se pone más adelante, espero que me acompañen. ¡Gracias por leer!