Bueno aquí vuelvo a re-subir el capitulo 1, pero ya con los errores que tenia mejorados, muy pronto subiré el segundo capitulo de esta pequeña historia al principio tenia pensado hacerla un Two-Shot pero en dos capítulos no se resolverían muchas cosas por así decirlo, pero bueno todo depende como se vaya redactando la historia.
Gracias por seguir esta pequeña historia que es hecha con mucho amor para todos ustedes, besos y abrazos!
Los personajes no me pertenecen son del gran tite-sama.
la historia esta basada en una de mis canciones favoritas In heaven-JYJ, aunque cambiare muchas cosas, espero que les guste esta historia tanto como a mi en escribirla, tengo que agradecer a mi beta Kurosaki orihime? por ayudarme a escribir esta pequeña historia, muchas gracias.
—Me voy—decía una joven de cabellos naranjas alejándose poco a poco.
—No te vayas— eran las palabras llenas de terror de un pelinaranja.
—Volveré pronto, así que...— hablaba la joven ojigris mientras daba pequeños pasos.
—Mentira, mentira—negaba con la cabeza el pobre joven.
—No, te amo mucho...— manifestó con una gran tranquilidad para poder calmarlo.
—¡¿No puedes demostrarme ese amor ahora?!— Gritaba desesperado y con miedo al saber que la perdería para siempre..
—Te amo...—fueron los últimos sonidos que pudo articular antes de perderse en una gran luz.
—No volveré a amar, si no puedes ser tú...—grandes lágrimas salían del pelinaranja al no poder escucharla más.
En una habitación donde los rayos de luz todavía no se reflejaban en aquel gran ventanal en el que se podía apreciar una vista maravillosa de la ciudad. Las paredes eran de un tono pastel, con unos cuántos retratos que la adornaban; había también un enorme armario, con un gran baño donde podían caber hasta 20 personas.
También se podía apreciar una cama donde descansaba un joven que se levantaba alterado por la pequeña pesadilla que lo había despertado desde hace un tiempo. Siempre el mismo sueño: El momento en que se despedía del amor de su vida para siempre, pero no sabía qué significaba aquello que aparecía en su mente cada vez que cerraba los ojos.
Miró un tiempo al techo para después observar a su hermosa acompañante, antes de pararse para empezar su nuevo día laboral.
—Buenos días Ichigo-kun— Saludó una joven hermosa de cabellera larga de un tono anaranjado oscuro y unos ojos tan grises y expresivos que podías ver cada uno de sus pensamientos en ellos, pero desde hace unos días esos ojos solo expresaban tristeza.
—Buenos días Orihime— Fueron las únicas palabras del chico antes de perderse en lo más profundo del armario para buscar su traje del día de hoy, era un chico muy apuesto de un color de cabello anaranjado igual que el de ella pero un poco más claro. Sin embargo, lo que más amaba Orihime de él eran sus ojos cafés, porque en ellos podía encontrar la calma que años atrás perdió y parecía que con ellos podía analizarla por completo.
Al ver la actitud tan fría del pelinaranja, Orihime decidió prepararle el mejor desayuno que pudiera levantarle los ánimos, para darle a entender que era el número uno en lo que hacía y con la esperanza de que él comiera junto con ella, aunque tan sólo por esa ocasión. Decidida y sin perder más tiempo, se dirigió al refrigerador y empezó a buscar los ingredientes que usaría, al principio no tenía idea de qué preparar, pero al final se decidió por unos huevos revueltos con tocino.
—Esto huele delicioso, espero que le gusten mucho—Comentó entusiasmada y con una enorme sonrisa de satisfacción, sirviendo un poco de todo en el plato, mientras lo ponía en el lugar correspondiente, junto a un gran vaso de jugo de naranja natural— ¡Listo!
Al cuarto llegaba el rico olor de la comida que Orihime se había esforzado mucho en preparar, cosa que el chico no pudo ignorar pues se le hizo muy sabrosa con tan solo olerla, lo único malo es que no podría hacerlo ya que tenía que estar desde temprano en la empresa para poder organizar mucho mejor su junta del día, ya que con ella se definiría su carrera a sus 23 años de edad.
Sería el vicepresidente más joven en llegar a un gran puesto a tan corta edad, en una de las más grandes empresas en tecnología por lo que no tenía derecho a fracasar; el pelinaranja había decidido que después de tan grande triunfo, por fin uniría su vida a Orihime, para siempre.
Había pasado casi dos meses buscando el anillo perfecto, cada vez que tenía tiempo libre practicaba las palabras que le expresaría el día que le propondría matrimonio, al principio quería hacerlo el día de su aniversario, pero pensó que no era el mejor momento para pedírselo, por eso decidió que se lo diría el día en que por fin fuera ascendido.
—Ichigo-kun—saludó ella con una gran sonrisa en el rostro pero al oír las palabras del chico, esta desapareció un poco.
—Lo siento pero no podré comer contigo, necesito llegar a tiempo —el joven pelinaranja agachó la cabeza ya que no podía verla a la cara después de haberle rechazado el desayuno que con gran cariño hizo.
—No te preocupes Ichigo-kun, lo entiendo. Es tu trabajo y debes dar lo mejor de ti— respondió mirando por un tiempo al suelo, para luego regalarle una pequeña sonrisa, para evitar que sus lágrimas salieran en ese instante, pues no quería preocupar a su novio con sus cosas.
—Lamento no poder hacerlo, pero prometo que mañana cenaremos juntos, en tu restaurante favorito. ¿Qué dices?— Preguntó Ichigo llevando su mano al bolsillo de su saco, donde la caja del anillo descansaba tranquilamente
Dándole un corto beso en los labios salió del apartamento donde vivían desde hace 2 años, ya que después de 4 años de relación ya era tiempo que vivieran juntos.
Al momento que Ichigo cerró la puerta, Orihime se derrumbó en el suelo, desbordando esas lágrimas que tanto se había esforzado por esconder, pensando en cómo fue que llegaron a terminar de esa manera.
Orihime ya no le creyó que mañana por fin cenaría con ella, pues desde hace unos meses siempre le decía lo mismo y nunca cumplía con su promesa, hasta algunas veces siempre terminaba cenando sola.
Mientras recogía los platos sucios y guardaba la comida en un recipiente, recuerdos de aquel día en que ichigo le dijo que quería estar por siempre junto a ella la invadieron...
"Flashback"
Era un día común y corriente como cualquier otro, pero éste tenía una gran diferencia, el sol se escondía en un gran resplandor como nunca antes lo había hecho.
—Hola Kurosaki-kun— gritó la ojigris acercándose cada vez más al pelinaranja.
El joven, al escuchar las palabras de la ojigris, volteo lentamente para devolverle aquel saludo.
—Hola Inoue— empezando su recorrido de siempre.
En el camino de regreso a casa él tomó la mano de la ojigris, perdiéndose en su mundo.
Ichigo no dejo de pensar cómo alguien tan llena de vida, pudo llegar a convertirse en su amiga.
Gracias a aquel pequeño accidente que tuvieron en la cafetería, los dos habían acabado en el aula de castigos, pero lo que empezó cómo una pequeña disputa, terminó en una gran amistad, que poco a poco concluyó en un gran amor.
—Qué tanto piensas Kurosaki-kun— se le quedó mirando la pelinaranja al ojimarrón.
—En el día que te conocí— respondió de repente sorprendiéndola.
La chica agachó la cabeza para esconder el sonrojo que empezaba a brotar sobre su rostro.
—Oye Inoue, que te parece si vamos a pasear a la playa—poniendo rumbo hacia su destino que se convertiría en el lugar más importante para ellos.
—Claro— siguiendo cada uno de sus pasos, pero sin soltarse nunca de las manos.
Cuando llegaron lo primero que hicieron fue recorrer toda la orilla de la playa, admirando la luna.
El pelinaranja no podía dejar de verla, pensando en lo hermosa que se veía bajo la luz de aquella noche.
—Wow, esto sí que es bello—la pelinaranja no podía apartar su ojos de ese maravilloso contraste que hacía la luna y el mar.
—No tan magnífico como tú—fueron las palabras del pelinaranja, haciendo que la ojigris se pusiera más roja de lo normal—Me encanta cuando te sonrojas—acariciaba la pequeña mejilla de la joven.
—No intentes hacer que olvide por qué vinimos aquí, querías hablar conmigo, así que dime Kurosaki -kun—se cruzaba de brazos, haciendo un pequeño puchero, mientras el joven soltaba un suspiro.
—Ven— los pelinaranjas se volvieron a tomar de la mano y empezaron a caminar juntos en silencio observando el anochecer, de repente se detuvieron, y se sentaron en la orilla de la playa, ichigo le agarró las manos fuertemente mientras la miraba fijamente a los ojos y le dijo:
—Sabes que te quiero, ¿verdad?—la ojigris sólo asintió con la cabeza, tenía seca la garganta a causa del miedo.— Eres mi mejor amiga… pero...— el pelinaranja dudó un poco—eso ya no me basta…yo…..quiero que seas mi novia—la pelinaranja se quedó en shock no sabiendo cómo reaccionar, pensaba que estaba soñando.
—¿Estoy soñando verdad?—lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas ahora sonrojadas de la joven.
—No, Inoue. Esto es realidad—le dijo con una mirada de tristeza.
—Oh, Kurosaki-kun es que yo siempre había soñado con este momento que ahora no puedo creer que sea de verdad—logró decir entre sollozos.
—O sea que ¿Inoue? Tú, ¿siempre has estado enamorada de mí?
—Si, Kurosaki-kun desde el primer momento en que te vi.
— ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque tenía mucho miedo de que te alejaras de mí, de que no correspondieras mis sentimientos.
—Lo hubieras dicho, yo también te amo desde la primera vez que te vi pero no tenía el valor de decírtelo, tenía miedo Inoue, mucho miedo. Pero ya no tenemos nada que temer, ambos nos amamos y te prometo que así será por el resto de nuestra eternidad.
El pelinaranja se fue acercando hasta quedar unidas sus narices y lentamente sus labios se encontraron, hundiéndose en un tierno y dulce beso.
—¿Quieres ser mi novia?—dijo, aunque eso era algo más que obvio.
—Claro que sí— y volvió a lanzarse a sus brazos para unir sus labios nuevamente.
"Fin del flashback"
Después de terminar cada uno de sus deberes decidió volver a pintar, aunque hace mucho tiempo que no lo hacía.
Inoue Orihime era una pintora, no muy reconocida, pero daba todo de sí para que algún día así fuera, tanto fue su esfuerzo que al final alguien descubrió el gran talento que poseía y decidió ayudarle a abrir su propia galería en el centro de la ciudad.
Empezó pintando una persona, pero todo lo que podía ver era oscuro y sin vida cómo su mundo. Grandes lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas al ver que ese cuadro se parecía mucho a ella.
Cuándo estuvo a punto de colapsar fue interrumpida por el sonido de su celular.
Al observar el nombre de su amiga, limpio sus lágrimas y contestó.
—Hola Rukia-chan—contestó lo más alegre que pudo para no preocuparla, pero no dio resultado.
—Hola Hime-chan— alegremente respondió la morena, ese tono cambió cuando la escuchó—¿qué es lo que te pasa?
—No sucede nada Rukia-chan—tratando de disimular el nudo que se formaba en su garganta por las ganas de llorar.
—¡Hey! Te conozco desde hace mucho tiempo como para no saber cuando algo te pasa.
Hubo un corto silencio hasta que la pelinegra decidió poner un punto de encuentro.
—Que te parece si nos vemos hoy en la cafetería de siempre, le avisare a Momo, si desea venir.
—Rukia-chan estoy ocupada en estos momentos, así que no creo que sea posible reunirnos—tuvo que inventar una pequeña mentira.
La pelinaranja no quería que sus amigas la vieran de ese modo, pero sobre todo no deseaba preocuparles por lo que sucedía entre ella e Ichigo.
—No vemos hoy a las 3:00, sin falta— ignorando las palabras de la pelinaranja, así terminando su conversación.
Orihime soltó un suspiro de resignación y decidió empezar a limpiar, dejando su cuadro en un punto muerto, quizás aquella salida con sus mejores amigas fuera una gran idea, así podría tener un momento de inspiración y poder terminar su pintura. De inmediato, puso manos a la obra porque sabía que su loca amiga no aceptaría que ella no llegara y sería capaz de venir a sacarla en contra de su voluntad.
Eligió un vestido sencillo pero bonito, con sus zapatos favoritos, su cabello decidió dejarlo suelto, pero sin dejar sus inseparables horquillas que nunca olvidaba ponerse pues le recordaban mucho a su onii-san.
Antes de salir dio un último vistazo al departamento, para así dar lugar a su punto de reunión.
—¡Ichigo!—gritaba un joven de cabellos rojos.
—Hmp...¿Decías algo?—preguntó saliendo de sus pensamientos.
—Llevo mucho tiempo llamándote, pero tu no me respondes, ¿qué es lo que te tiene de esa manera?
— La verdad es que ni yo mismo lo sé. Siento cómo si algo malo fuera a pasar—decía mirando fijamente hacia el vacío.
—Pero qué cosas dices, nada pasará sólo son los nervios por la junta de hoy—trataba de tranquilizar al pelinaranja.
—Tienes razón Renji—sonreía un poco más calmado—pero necesito tu ayuda.
—Que tienes en mente fresita—lo miraba con cierta desconfianza.
—No es... ¡Oye! Ya te he dicho que no me llames así —reclamaba, mientras agarraba del cuello del saco al pobre pelirrojo.
—Pero es algo que tiene que ver con Orihime—soltando el saco y acomodándose en su lugar.
—¿Ella al fin te dejó?
—Claro que no, ¿y porque lo haría?— mirándolo de una manera incrédula.
—Por dios viejo, qué tu no te das cuenta...
—Le quiero proponer matrimonio—soltó de repente sin dejar terminar al pelirrojo.
—¿Se van a casar?—sorprendido por lo que acaba de escuchar, casi se ahoga con su propia saliva.
—¿Quién de nosotros va a desposarse?—decía de repente un chico de cabellos blancos.
—Todavía no pero se lo quiero decir… ¡Oye, cuánto tiempo llevas escuchando nuestra conversación! Cómo sea, es por eso que necesito su apoyo.
—Creo que Orihime no te va aceptar después de que parece que lo que más amas es tu trabajo—expresaba el joven de blancos cabellos.
—Eso es lo que intentaba decirte fresita—mencionaba el pelirrojo posando sus manos en su barbilla.
—Claro que eso no es cierto, Orihime sabe que lo que más amo es ella—trataba de defenderse el pelinaranja.
—Además, ¿ustedes qué saben de amor? Ninguno de los dos puede confesarle a las chicas lo que sienten.
—Tendrás toda la razón pero tenemos muy en claro lo que sentimos por ellas—expresaba shirou.
El pelinaranja no supo que decir, comenzó a analizar cada una de las palabras, pero una parte de él no creía que eso fuera cierto, pues si ellos se lo decían era porque todo era verdadero y no una simple mentira.
—¿Sabes? Creo que sería una gran idea si fueras a buscarla antes de que comience la presentación—ideaba el pelirrojo.
—Renji tiene razón. Deberían arreglar las cosas entre ustedes—intervenía el peliblanco.
—Lo haré después, lo prometo. Quisiera pensar un poco las cosas, antes de verla tengo que tener en claro que es lo que sucede entre nosotros—razonó.
—Pero no lo dejes para después, porque puede que sea demasiado tarde.
Ichigo quedó hundido en su propio mundo pensando en las palabras de los chicos, ellos tenían toda la razón estaba dejando de lado a Orihime; ella que siempre estuvo con él, en las buenas y en las malas, ahora su pequeña estaba pasando por un gran dolor por su culpa y no se lo podía perdonar.
Así pasó gran parte del día imaginando cómo sería su vida sin su gran amor y era algo que no quería que sucediera, tuvo que dejar todos esos pensamientos de lado y concentrarse 100% en la presentación más importante para él.
—¿Listo para la gran presentación?— fueron las palabras del peliblanco, haciendo que ichigo saliera de su mundo.
—Sí, sí.
—Bueno, entremos antes de que llegue el presidente—decía Toushiro entrando seguido de Ichigo.
Las personas más importantes fueron entrando poco a poco sentándose en sus respectivos lugares, hasta que al final la persona que tanto esperaban llegó, dando comienzo a la junta.
Así fueron pasando los minutos, reportando gran parte de las ventas y al final mostrando los nuevos modelos que saldrían al mercado.
—Como les muestro, este es uno de los más recientes modelos inventados por nuestros mejores diseñadores en tecnología—decía mostrando los gráficos—también podemos ver que...—no terminó de decir cuando fue interrumpido por el sonido de su teléfono celular.
Hubo un silencio muy incómodo en la sala, hasta que el teléfono cesó.
—Si tiene cosas más importantes que hacer le pido que regrese otro día—Dijo un poco molesto el presidente de la junta.
—No se preocupe señor, no es nada importante—El joven continuó con su presentación mientras daba una última mirada al teléfono que emitía su último sonido—como decía este será un gran proyecto, ya que cuenta con los mejores sistemas.
Así fue pasando el tiempo, despreocupados por los acontecimientos que sucedían en el mundo, como si lo más importante fueran sus propios asuntos; perdidos en cientos de gráficas y datos digitales que rodeaban toda la sala de juntas y que cada vez los dejaban más satisfechos con Ichigo y su trabajo.
"¿cuando se volvió más importante su trabajo? Era la respuesta que no estaba clara".
Pero no podía soportar más esa situación, tenía que poner las cartas sobre la mesa, algo imposible para la ojigris, no sabía cómo debía comenzar aquella conversación que definiría el destino de su relación.
Decidió mandarle un mensaje diciéndole dónde estaría.
Para: Ichigo
Iré con las chicas al café de siempre llegaré antes que tú.
PD: ¡Te amooo! suerte en tu presentación.
Soltó un gran suspiro antes de seguir sumida en su mundo, la ojigris quería estar con él, pero el pelinaranja aparentaba no tener los mismos sentimientos que ella sentía, sabía que lo hacía porque era lo que más le gustaba en el mundo, innovar cada uno de sus proyectos, también darle las mejores cosas y ella se sentía culpable.
La pelinaranja le había dicho muchas veces que el dinero no importaba, que nunca lo dejaría de amar sólo porque no le diera lo mejor, pero el joven parecía no entender; iba tan absorta en sus pensamientos, que no se dio cuenta cuándo fue que el semáforo cambió de color.
Nadie pudo detener lo que sucedió después: El impacto del auto contra su frágil cuerpo fue tan fuerte y tan rápido que no parecía real. Su respiración era entrecortada, tenía muchos cortes en sus brazos y piernas, sangre brotaba de su cabeza, mientras ella se repetía una y otra vez que no tenía que irse, que no era su momento, no después que había decidido decirle a ichigo como se sentía verdaderamente.
Uno de los espectadores llamó a la ambulancia, esta se demoró en llegar, pero minutos después por fin apareció. Los paramédicos se bajaron lo más rápido que pudieron, empezaron a darle RFC, para que la joven recobrara la conciencia.
—Felicitaciones Sr. Kurosaki, su presentación fue exitosa, debería pasar por mi oficina más adelante para negociar sobre su nuevo puesto—elogiaba un hombre de cabello casi blanco, vestía un elegante traje de satin combinado con una corbata color vino.
—Así será señor Presidente, muchas gracias por está oportunidad. Pero si me disculpa, necesito hacer algo muy importante ahora.—explicaba.
—Con permiso—mencionaba al momento de salir de la sala de juntas.
Pensaba en las palabras de los chicos, su Orihime estaba sufriendo por culpa de él. ¿Cómo pudo ser tan tonto y no darse cuenta de lo que pasaba? Era un completo egoísta que no conocía perfectamente los sentimientos de la joven, tenía tantas cosas que decir, una de ellas era decirle lo siento, sí ella decidía dejarlo lo entendería; había sido un idiota.
Iba tan sumido en su mundo que no se dio cuenta cuándo había llegado a la entrada principal, sabía a dónde dirigirse; antes de salir de la junta había revisado su celular y vio que Orihime le había mandado un mensaje diciéndole que se reuniría con las chicas en el café que estaba a unas tres cuadras de su trabajo.
A lo lejos pudo observar cómo un motín de espectadores veían cómo dos paramédicos intentaban subir a una persona a la camilla. Caminó un poco más rápido tratando de observar lo que había pasado, cuando una cabellera naranja apareció en su campo de visión. Parecía irracional para él, no podía procesar lo que sus ojos veían, dejándolo anquilosado.
Entre toda la gente que rodeaba el cuerpo de la persona que más amaba en el mundo se podía apreciar cada uno de sus sentimientos con tan sólo mirarlo a los ojos y poder ver fijamente su rostro, grandes lágrimas comenzaron a descender por su cara hasta perderse en la comisura de sus labios, el corazón le latía desbocadamente a punto de salirse de su lugar; el amor de su vida, la persona con la que estaba destinado a estar por el resto de sus días. No era posible, simplemente debía estar soñando… ¿De verdad estaba pasando? Su mundo entero se derrumbó ante sus ojos en un segundo.
Cuando su vida junto a ella estaba a punto de comenzar de verdad, esto tenía que ocurrir.
Apartó a todas las personas de su camino, hasta llegar al lugar donde ella estaba, no tenía palabras para ese momento, poco a poco comenzó a analizar si era real lo que pasaba, que no era un simple sueño.
—Señor, no puede estar aquí tenemos que llevarla al hospital, su vida corre peligro— Fueron las únicas palabras del paramédico.
—¡Qué es lo que hacen, ella está perfectamente bien! ¿No le ocurrió nada verdad?— se negaba a aceptar que la persona que estaba acostada era su Orihime, seguro ese hombre estaba equivocado, ella tenía que seguir con vida, seguramente sólo estaba dormida por puro cansancio.
La pelinaranja al escuchar el grito ahogado del joven, abrió lentamente sus ojos.
—Ichigo... tienes que ser fuerte, N...o te dejes derrumbar podrás salir adelante, sabía que no era mi momento de irme, si no hasta despedirme de ti.
—Lo siento mucho fui un completo idiota al no conocer lo que tú sentías, lo que te sucedía ,soy un egoísta, te amo tanto que no quiero perderte. No ahora, por favor.
—Los dos sabemos que mi tiempo terminó...por eso, gracias—mientras posaba su mano pálida en la mejilla del pelinaranja, se iba acercando poco a poco hasta finalmente unir sus labios con la persona que más amaba, el beso fue cálido, pero se podía expresar todo el amor que sentían, al terminar se fue alejando lentamente del rostro.
—Qué cosas dices amor, tú estarás bien ya lo verás.—Decía Ichigo mostrándole una sonrisa en medio de las lágrimas.
—Te amo—fueron sus últimas palabras.
— ¿Orihime? ¡Orihime!—Fue el grito más desgarrador que se podía escuchar, estaba lleno de dolor y temor.
Grandes lágrimas salían de los ojos del pelinaranja, aferrándose fuertemente al cuerpo sin vida de la ojigris. No le importaba ensuciarse, se resistía a apartarse de ella; quería estar ahí cuándo despertará y decirle que todo estaba bien, que no había de que preocuparse, él le diría que no lo preocupara de ésa manera y al final terminarían abrazados toda la noche.
—Amor... despierta, prometiste estar siempre conmigo, no me dejes tenemos una larga vid...a por delante, mira aquí está—Decía desesperado mientras le ponía el anillo que había comprado con tanta ilusión. Su voz se le cortaba cada vez que decía aquellas palabras—Por favor despierta para que así podamos casarnos rodeados de todas las personas que amamos.
Las personas solamente permanecían calladas, no sabían cómo reaccionar ante aquella escena.
—lo siento, pero ya es demasiado tarde— La voz del paramédico le heló por completo el corazón, todo había terminado. La mujer de su vida había muerto: lo había abandonado.
Espero que les haya agradado el primer capitulo de esta historia, estoy teniendo la ayuda de mi gran beta kurosaki orihime te amooo hermosa que en verdad muchas gracias por ayudar a esta novata a escribir su primer historia, nunca voy a terminar de agradecerte por ayudarme...
Muchas gracias?
