Titulo: Eterno Resplandor; una mente sin recuerdos.
Autora: Orihime No Miko
Pareja (s): UlquiHime / IchiHime indirecto /
Protagonista: Orihime, Ulquiorra
(D) Los personajes pertenecen a Tite Kubo, creador del Anime/Manga Bleach.
Nota de autora:
Tengo subidos cuatro fic de la pareja y ninguno de ellos sin terminar. Pero tranquilas a las que esperan los otros, que también trabajo en ellos y como me encantan los cuatro ninguno lo dejare botado ni nada. Es que mi mente trabajo muy rápido entonces tengo muchas ideas que necesito sacar de ella.
Pd: Aquí la saga del "agente perdido" no existe, pero sí deje el nuevo corte de todos los personajes.
~Capitulo 1~
Rencor
-¡Maldita enana, devuélveme mi lápiz!—se quejo el pelirrojo a todo pulmón.
-¡Es mi lápiz, idiota! Lápiz que sacaste sin permiso—le grito desde su asiento, a su lado, aunque su volumen era lo suficientemente potente para que hasta los salones siguientes escucharan de forma perfecta.
El curso completo se impresionaba ante tal discusión, ellos que conocieron a la bajita y pasiva, amable y elegante Kuchiki Rukia, descubrieron que cuando se enfada, especialmente con Ichigo, grita tan fuerte como él y se convierte en algo tan grande como Sado.
La profesora, ya hace un buen rato escribiendo en el pizarrón sintió que su venita interna comenzaba a colapsar.
-Kuchiki, Kurosaki ¡LARGO LOS DOS!—grito furiosa la mujer lanzándoles tiza a la cabeza.
Ambos chicos corrieron fuera del salón aun discutiendo y echándose la culpa mutuamente sobre el castigo.
-Ese par…—Critico Ishida desde su asiento con vergüenza ajena, sacando una simpática sonrisa de la pelirroja a su espalda.
-¿No crees que es gracioso?—pregunto la chica feliz, tan feliz que si fuera un perro movería la cola velozmente.
-Para nada, me irritan. No entiendo que le ves de gracioso, Inoue-San…—Uryu se detuvo en seco y concentro su expresión uniendo sus cejas.
El azulino se volteo abruptamente y alzo el cuello para buscar los ojos de Chad, quien automáticamente entendió el mensaje.
-Profesora, con su permiso voy al baño—inquirió el de lentes casi volando fuera del salón, seguido por Chad quien ocupo la misma frase que el primero.
Ambos chicos salieron corriendo por los pasillos, con pisadas fuertes y aceleradas. Todos los espectadores observaron la puerta cerrarse y suspiraron acostumbrados, pero en eso…
-¿Inoue-San?—susurro alguien de por ahí haciendo que todas las miradas se detuvieran en ella muy serias.
Orihime algo confundida, pestañeo un par de veces y ladeo la cabeza en señal clara de interrogación.
-¿Qué sucede?—su voz sonaba incrédula.
-¿No vas con ellos?—
-¿Yo? No, ¿Por qué iría? No tengo ganas de ir al baño—dijo la chica perpleja. Asiendo que todos los presentes cruzaran miradas unos con otros, completamente perdidos.
-Qué raro—
-¿Qué es raro?—hablo curiosa.
-Es que… siempre salen en grupo, tú, Sado, Ishida, Kuchiki-San y Kurosaki. Se pierden alrededor de una hora y después regresan como si nada—
-¿Enserio?—sus ojos abiertos no caían en lo que escuchaba.
-No claro que no, no te preocupes Orihime—susurro Tatsuki a su amiga, tratando de restarle importancia al tema.
-Pero… no recuerdo haber perdido clases nunca—coloco un dedo sobre su barbilla y elevo los ojos, tratando de rememorar—¿Y a dónde se supone que vamos en esa hora, Saya-San?—
-La verdad no tengo idea—dijo la chica levantando y dejando caer sus hombros—Tú deberías saberlo ¿no? Después de todo, tú vas con ellos siempre—comento la chica volviéndose hacia la pizarra.
La ojigris alzo una ceja incrédula, luego, se inclino hacia su derecha.
-Tatsuki-Chan... ¿Desde cuándo yo me junto con Kurosaki-Kun, Kuchiki-San y Sado-Kun?—
-Desde nunca Orihime. Tú te juntas conmigo desde que pasamos a la escuela media—confirmo la chica con una sonrisa.
-Lo sé, pero…—observo el puesto vacio de Ishida frente a ella y tomo su barbilla.
Tatsuki la observaba algo preocupada, su semblante era demasiado pensativo para ser de la Inoue Orihime que ella conocía.
Noto que sus ojos se fueron entrecerrando y su mirada se hizo mucho mas determinada y triste, comenzó a despegar sus dedos de su mentón y perdió su mirada en el pupitre siguiente, como si la abandonaran fuerzas y se fuera a reiniciar.
-¡Orihime!—la llamo la pelinegra moviendo su brazo con brusquedad.
La anteriormente nombrada salto sobre su asiento y observo a la de ojos castaños asustada.
-¿Qué sucede Tatsuki-Chan? ¿Qué pasa?—interrogo con ojos preocupados, cubriendo la mano de su amiga con la propia.
-Nada, es solo que…—su voz comenzó a apagarse tratando de crear una escusa convincente— Tenemos que copiar los ejercicios del pizarrón—
-Verdad, entonces copiemos—le sonrió la chica con la misma espontaneidad de siempre.
La experta en artes marciales le devolvió la sonrisa a su amiga hasta que ella se concentro en su propio cuaderno. La sonrisa de la pelinegra se fue desapareciendo y sus ojos fueron demostrando más y más preocupación por su mejor amiga.
-Orihime—la llamo y esta volteo el rostro inmediatamente—lo siento—le susurro acariciando los cortos cabellos naranja que le cubrían las mejillas—perdóname—
La pelirroja le devolvió el gesto, preocupada.
-Claro que te perdono Tatsuki-Chan, pero ¿Qué sucede?—
-Nada—sonrió con tristeza—No te preocupes es solo que a veces… siento que…—se detuvo y mordió su labios inferior.
-¿Sientes qué?—
-Nada, no importa—sonrió, volviendo a lo suyo y obligando a Orihime a hacer lo mismo.
La miro disimuladamente y luego contrajo su rostro en una mueca de profundo dolor.
A veces siento que ya no somos tan amigas como antes.
Pasó el portaminas al ras de la hoja y escribió cada símbolo matemático que vio.
Tenía que hablar con todos, después de clases. Algo no iba bien.
Cuando la campana de fin del día sonó todo comenzaron a guardar sus cosas y a ordenar su espacio. Arizawa, entre los ruidos y el tumulto de gente se acerco disimuladamente a la más baja del curso y le susurro.
-Necesitamos hablar, ¡Ahora¡—
Fue todo lo que hablo y regreso al lado de la princesa de cabellos de fuego.
-Ya estoy lista ¿Nos vamos?—
-No puedo ir contigo hoy Orihime. Veras… tengo algo con el club y necesito quedarme hasta tarde—comento algo apenada—lamento no avisarte antes—
-¡Oh! No te preocupes—le dijo Orihime agitando las manos sobre su cuerpo, sin darle importancia—Puedo ir sola a casa. No vuelvas oscura a casa Tatsuki-Chan, es peligroso para las chicas andar solas por ahí—le comento de forma infantil pero con expresión seria.
La de ojos castaños sonrió. Aunque su amiga sabía lo letal que podía llegar hacer por si misma igualmente le recordaba su lado femenino, que a veces hasta a ella mismo se le olvidaba que poseía.
-Está bien, volveré temprano. Lo prometo—
-Entonces adiós—se despidió la chica, tomando su bolso y saliendo despreocupadamente del salón.
La pelinegra la observo salir y presiono su pecho con el puño cerrado tratando de contenerse a sí misma. Determinada, se volteó y con odio tangible observo a Kurosaki Ichigo, en un rincón sentado sobre un pupitre, quien le devolvió el gesto con ojos melancólicos.
Tatsuki no lo pensó dos veces y cruzo el salón hasta su encuentro, apretó sus nudillos lo más fuerte que pudo y ante la mirada incrédula de los pocos que quedaban, golpeo al de ojos almendrados, tan fuerte, que lo obligo a bajarse de su asiento.
Lo tomo del cuello de la camisa y volvió a golpearlo innumerables veces.
Nadie parecía salir del shock, y los que ya nada tenían que hacer se fueron apresuradamente, quedando solo los implicados de siempre, además de Keigo y Mizuiro.
-Eres un maldito—le gritaba la chica perforando el rostro masculino a golpes—¿Cómo pudiste dejar que le hicieran eso?—
Ichigo solo se dejaba golpear, no oponía resistencia y tampoco trataba de escapar. La miraba con pena, la miraba con dolor, la miraba arrepentido.
El resto del grupo no hizo ademan por separarlos. Todos estaban al tanto de que ese momento llegaría, de cómo podría reaccionar la mejor amiga y de cómo Kurosaki siendo el culpable aceptaría el castigo impuesto.
-¡Dijiste que la protegerías!—susurro ya con lágrimas acumuladas, deteniendo lentamente la paliza—¡Dijiste que regresarías con ella!—le gritaba ahora tomándolo de la camisa con ambas manos. Ichigo solo atino a mirarla llorar cerca de él—¡Dijiste que serias capaz de protegerla! ¡Qué morirías si era necesario! ¡Y aquí estas! ¡Aquí te veo, sin ella!—le alegó ocultando su rostro entre sus puños cerrados.
Ichigo cubrió sus ojos con su mano y apretó su rostro tanto como pudo. Este tema era muy delicado para él.
Un silencio muy incomodo se hizo presente.
-¿Tienes idea de las consecuencias?—pregunto adolorida—¿Tienen idea de las consecuencias?—grito la chica volteándose al resto del grupo, quienes avergonzados evitaron su mirada—¿Tienen idea de lo que está pasando ahora? ¿De lo doloroso que ha sido todo?—hablaba impotente, tratando de buscar respuestas para sí misma en realidad.-¿Saben lo mal que lo pasa por las noches, en sus sueños, en su vida? ¿Saben lo que la luna provoca en ella?—
Ishida se levando de su asiento y se acerco a ella lentamente.
-Fue decisión de…—
-¡Me importa un carajo si fue decisión de ella o no!—Grito encolerizada—¿Por qué la dejaron continuar? ¿Por qué dejaron que se hiciera daño?—
-Tatsuki—hablo la Kuchiki—Orihime, ella…—le costaba a sí mismo aceptar la realidad.
-¿¡Ella qué!—hablo desesperada.
-¡Ella estaba mal!—grito con los ojos violáceos llenos de lagrimas—¡Ella estaba destrozada, no comía, no hablaba, no sonreía, no hacía nada! ¡No era Inoue Orihime! Solo se quedaba acostada y observaba el techo de la habitación y lo único que hacía era llorar, llorar y gritar y decir ese miserable nombre infinidades de veces—susurro casi para sí misma—Llegamos, pero fue tarde. Llegamos tan tarde a rescatarla que cuando lo logramos ella ya… era una de ellos—
Esas palabras hicieron que todos sintieran como sus corazones eran estrujados.
Tatsuki suspiro, cansada. Le habían contado sobre lo sucedido hace poco. Ellos, todos, aparecieron solo un par de días antes de que el primer semestre del último año comenzara, y no noto nada hasta pasado un tiempo, un tiempo juntas.
-¿Qué fue lo que sucedió?—pregunto a nadie en especifico y lo único que sucedió al segundo siguiente fue que todas las miradas se centraron en el sujeto tras de ella.
Se abrazo a sí misma y volvió a Kurosaki, quien parecía estar ausente de todo lo conversado.
-Ichigo…—
El chico apoyo su coxis en la pared y echó el cuerpo hacia adelante. Tenía la mejilla hecha añicos y sangre seca sobre los labios.
-Yo… no sé nada—hablo casi escupiendo las palabras—No sé nada más que ustedes. Entiendan—
Nadie dijo nada, ni siquiera Rukia la cual sabía que el único que estuvo presente de ellos en ese acto terrorífico… fue él.
-¿Qué esta sucediendo con Orihime, Tatsuki?—pregunto Rukia sentándose en una silla.
Las pelinegras se miraron un par de veces y entonces una de ellas cerró los ojos.
-Dentro de todo es normal, pero… a veces se queda pegada. Viendo cualquier cosa, una persona, una ventana, un animal, una reja, las nubes, da igual lo que sea. Se pone peor cuando ve la luna. Llora mucho, llora involuntariamente cada vez que la ve y cuando le pregunto por qué lo hace me responde que le da nostalgia, que se siente completa, en familia. A veces olvida los días, las horas, los nombres de personas e incluso su propia edad—susurro angustiada.
-Hueco Mundo es un lugar en donde solo existe la luna—aclaro Ishida acomodándose los mentes con su dedo índice—Esos solo son los efectos colaterales, después de un tiempo desaparecerán—trato de calmar a la chica—Al menos eso fue lo que dijo Kurotsuchi—
-Es cierto, dijo que era normal que en un principio su subconsciente rechazara la pérdida de memoria—
Kurosaki de una forma lenta y sumisa tomó su bolso y salió de la habitación, sin despedirse y dar explicaciones a nadie.
-Creo que cada uno asume la situación como puede—susurro Rukia con tristeza, sabiendo que la tragedia de Orihime cargaba su mayor peso en los hombros de su salvador.
Cuando el pelinaranjo llego a su casa solo susurro un "Ya llegué" y se encamino a su habitación en donde fue interceptado por sus hermanas.
-Bienvenid… ¡Onii-Chan!—grito Yuzu asustada de ver el rostro de su hermano completamente lastimado.
-¡Ichi-nii!—lo llamo Karin quien ante el gritillo de su hermana se acerco a ver qué pasaba—¿Qué te ha…?—iba a preguntar pero su hermano mayor simplemente siguió caminando, ignorándolas.
-Nada—dijo él para restarle importancia, abriendo la puerta de su habitación en el segundo piso.
-Pero…—
-¡Dije que nada!—alzo la voz y cerró la puerta de un portazo.
Cuando se vio en penumbras, entre la oscuridad se tiro en su cama, dejando la mochila por ahí. Observo el tejado y trato de mantener su energía espiritual lo más estable posible.
"Mi rey… que mal, que mal"- hablo el hollow interno, quien desde su última batalla se aparecía con más libertad.
-Silencio—gruño el adolescente aplastando su cabeza con la almohada.
"Mi rey, ¿Te sientes mal porque la princesa está muerta?"- pregunto con fingida preocupación.
-¡No está muerta!—corrigió de mala gana.
"¿A no?"-inquirió perplejo-"¿Entonces por qué te sientes tan mierda por la situación?"
-Yo no…—
"Mi rey… no trates de engañarme. Sé que te estás pudriendo debido a tu culpa, y ¿Quién te diría lo contrario? Después de todo fue tu culpa el hecho de que el huesudo espadita de cuarta la secuestrara. Eres débil."
Ichigo no respondió, sabía que tenía razón.
"Incluso siendo un shinigami todopoderoso, no pudiste con el mísero cuarto de Aizen. Y tuviste que pedirme ayuda a mí, a lo que más odias, solo para presenciar de que la tan amada princesa se destrozaba internamente junto con el cuerpo del enemigo"
-Cállate—
"¿Recuerdas esas manos mi rey? ¿Esos ojos suplicantes? ¿Esas lágrimas? ¿Recuerdas como desesperadamente trataron de tocarse por última vez en una trágica historia de amor? Y tú… quien fuiste a arriesgar tu vida, precisamente para salvarla de ese mundo gris y cruel eras ignorado olímpicamente."
-Cállate—gruño más fuerte.
"¿Recuerdas el olor que desprendía el cuerpo de la princesa? ¿Recuerdas como nos dimos cuenta de que era una de ellos? ¿Lo recuerdas…?"
-¡Que cierres el pico, por un carajo!—grito el chico tomándose la cabeza con desesperación—¡Yo fui por mi propia voluntad, Inoue no me pidió ir por ella, además, si la convirtieron o no en una de ellos lo importante es que esta viva y puede seguir su vida—
"¿A cambio de qué obtuvo su vida de vuelta? Dejame responderte, fue tracias a tú esfuerzo, de lo que tú hiciste por ella, a lo que ´tu arriesgaste por ella. Gracias a eso puede seguir viva. Lo que no sabías es que… a ella le gustaba más estar sola con el cuarto y…"
-¡Cállate!—grito el muchacho comenzando a desestabilizarse.
-¡Ichigo!—lo llamo su padre abriendo la puerta de un limpio golpe. Quien preocupado había espiado toda la conversación.
Encontró a su hijo en posición fetal sobre su cama, con un reiatsu inestable y con uno de sus ojos negros.
-¡Hijo!—lo llamo sacudiéndolo desesperadamente, tratando de que por favor volviera a recobrar el sentido.
Kurosaki junior lo miro asustado, notando su ansiedad, así que lentamente comenzó a respirar, a calmarse y a controlarse bajo las manos de su progenitor.
-¿Qué ha sucedido?—pregunto Isshin.
-Nada, no te preocupes—dijo Ichigo girándose hacia el lado contrario, dándole la espalda.
El de cabello negro y barba desaliñada lo observo unos minutos, tratando de descifrar lo que sucedía. Era la tercera vez en la semana que le sucedía aquello y estaba claro no era normal.
-Gracias papá—dijo el chico cuando lo sintió levantarse de la cama.
-Descuida—agrego pasando el lumbral de la puerta—Si algo te está molestando, solo debes decirlo Ichigo—
No obtuvo respuesta así que resignado entrecerró la puerta y desapareció.
Ichigo, quien permanecía con los ojos cerrados, aun podía sentir como uno de sus ojos pertenecía a su fastidioso hollow.
"La princesa tiene que pagar nuestro servicio mi rey. Ella ha sido muy mala con nosotros y se ha aprovechado de nuestro afecto y amabilidad. Ella debe recompensarnos ¿No crees?"
Ichigo lo escuchaba a la distancia escuchando bajito la voz del monstruo en su mente y muy en el fondo, pensando que tal vez sus palabras eran ciertas.
Tal vez Orihime le debía mucho más de lo que creía.
Próximo capítulo: Aversión.
Gracias por leer.
Orihime No Miko
