Disclaimer: Todos los personajes de los Juegos del Hambre, pertenecen a Suzanne Collins

Este es un regalo de navidad para mi amiga Bermone. ¡Espero que te guste!

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Cómo conquistar a Effie Trinket en 10 días

Día 1 – Dile cosas agradables

Habían pasado ya dos años desde el final de la guerra; el distrito Doce trabajo duró en su reconstrucción, enterró a sus muertos, y poco a poco se fue llenando de nuevo de negocios y personas que emigraron de otros distritos, en especial del distrito Trece.

Un año atrás, Effie Trinket había arribado al distrito con un montón de maletas dispuesta a comenzar de nuevo en ese lugar. Según les explicó a Haymitch, Peeta y Katniss, el Capitolio ya no era su hogar, su familia le había dado la espalda al considerarla una traidora, ella había perdido su departamento durante el bombardeo y el nuevo gobierno de Panem le había congelado sus cuentas con todas sus ganancias producto de su trabajo como escolta. Plutarch le había ayudado y le había ofrecido trabajo, pero la verdad era que se sentía muy sola en ese lugar, y extrañaba mucho a su equipo, al mentor y los chicos, por lo tanto, había tomado la decisión de irse a vivir a dónde estuvieran ellos.

Así fue como se instaló en una de las casas vacías de la Aldea de los Vencedores, la gente del pueblo las consideraba de mala suerte y era por eso que éstas seguían deshabitadas.

Durante ese año Effie había conseguido trabajo de medio tiempo en el nuevo Edificio de Justicia del Doce y por las tardes apoyaba a Peeta cuando éste lo necesitaba en la nueva panadería Mellark. Pero hacía poco le habían ofrecido otro trabajo en el distrito Cuatro, con más responsabilidades de las que tenía actualmente, pero enfocado de lleno a ayudar a víctimas de la guerra.

...

Katniss y Peeta estaban comiendo en casa de Haymitch, el mentor como de costumbre estaba bebiendo un vaso de whiskey viendo por la ventana.

― ¿Ya regresó, Haymitch? ― preguntó Katniss.

― ¿De qué hablas preciosa?

― De Effie ― dijo Peeta ― Todos los días te la pasas pegado a la ventana espiándola. No sé porque no simplemente cruzas la calle y la invitas a salir.

― Ya decidió que se quiere largar de este distrito.

― Todavía no acepta la oferta, la fecha límite es en diez días ― comentó Katniss.

― Sí, pero lo dijo la otra noche, se quiere ir al Cuatro ― replicó el mentor.

― Nosotros no queremos que se vaya, es obvio que tú tampoco, pero se siente sola, necesita más ― el panadero lo vio fijamente.

― Eso es ridículo, no está sola, los tiene a ustedes y me tiene a mí.

― ¿En verdad te tiene a ti?, si eso fuera cierto no estaría viviendo enfrente SOLA ― recalcó la palabra Peeta ― estaría aquí contigo.

― Y para que la quiero aquí conmigo, me fastidia todo el tiempo.

― Tú le gustas, a ti te gusta, y quizás el sentimiento es más fuerte de parte de los dos, pero ninguno hace nada al respecto. Si alguien puede evitar que se vaya al Cuatro, ese eres tú, Haymitch.

― Es verdad, hasta yo lo he notado y sabes lo despistada que soy ― la castaña le dio un sorbo a su té.

― Bueno y qué sugieren que haga, que me plante en su casa y le diga que no quiero que se vaya y ya, qué pasa si me dice que no le importa y que se quiere ir de todas formas, no estoy muy seguro que ella tenga esos sentimientos que dices por mí.

―Hay que idear un plan, tienes diez días para conquistarla y la clave está en el cortejo.

― Muy bien Romeo, quieres que vaya a recitarle poemas bajo su ventana.

Katniss soltó la carcajada ― Pagaría por ver eso.

― No, debes empezar paso a paso y lo primero que vas a hacer es cruzar la calle e ir a hablar con ella.

― Ajá, solamente toco a su puerta y me pongo hablar ― le dio otro trago al whiskey ― y de qué se supone que vamos a hablar.

― Debes decirle cosas agradables, que la hagan sentir bien.

― Eso es muy fácil para ti decirlo, pero llevamos años discutiendo, no es tan sencillo.

― Sí lo es, mira aquí va un ejemplo ― Peeta volteó a ver a Katniss ― Effie hoy te ves muy bonita.

La castaña se puso una mano en el pecho y comenzó a hablar con acento capitolino ― Oh querido que cosas dices, muchas gracias ― batió sus pestañas.

― Y ese vestido que traes puesto ¿es nuevo? te queda muy bien, resalta el color de tus ojos.

Katniss movió la mano ― Solo es un vestido sencillo que tenía por ahí guardado, ¿quieres pasar a tomar una taza de té?

― Eres muy amable, gracias. Por cierto, me gusta como llevas recogido tu cabello hoy.

― Oh Haymitch ― Katniss se abalanzó sobre los brazos de Peeta ― ¡Bésame!

Los dos chicos soltaron la carcajada.

― Basta par de mocosos, no tiene gracia ― volteó de nuevo hacia la ventana ― Ya llegó y está entrando en su casa.

― Bueno qué esperas, yo te aconsejo que empieces ya ― le dijo el chico.

― Espera, antes tiene que cambiarse la ropa que trae.

― ¿Qué tiene de malo mi ropa?

― Está arrugada y sucia, así no vas a salir, primero tomate un baño y ponte ropa limpia.

...

Haymitch se vio por quinta vez en el espejo, qué le pasaba, él no era así, jamás le había importado su imagen, pero sabía perfectamente que para Effie la imagen lo era todo. Se alisó la camisa con las manos una vez más, no estaba completamente planchada, pero era lo más decente que tenía, se cepilló el cabello para atrás, y decidió que era tiempo de ir para allá.

Desde que salió de su casa se arrepintió, pero aun así siguió caminando ― ¡Malditos chicos! Cómo fue que me convencieron de hacer esto, me siento como un adolescente, que tontería ― pensó.

Justo cuando subió la mano para tocar la puerta, decidió volverse, pero Effie fue más rápida que él y le abrió.

― Hola Haymitch, te vi por la ventana, estoy preparando un té, ¿quieres acompañarme?

― Seguro princesa.

La ex escolta comenzó a hablar sobre su día, le había tocado lidiar con una persona muy difícil que había hecho que le doliera la cabeza. Le sirvió el té y se sentó a su lado en la mesa.

― Pero bueno, ya hablé mucho. ¿Tú cómo has estado?

Haymitch no podía dejar quieta la pierna derecha, se sentía nervioso y no podía creerlo, pero decidió que debía comenzar con el plan de una vez por todas.

― Sabes princesa, sin todo ese maquillaje que usabas antes ya no te ves como un bufón.

Effie bajo lentamente la taza de té que tenía en las manos y subió una ceja ― Vaya…

Pero él decidió continuar en ese momento ― Y ese vestido que llevas puesto, no está tan feo como los que solías utilizar en el Capitolio.

Ella subió la mirada con los ojos muy abiertos.

― Y tu cabello natural está mejor que las pelucas, aunque no brilla tanto ni tiene mucho volumen como esas cosas que te ponías ― siguió hablando sin notar lo roja que se estaba poniendo Effie de coraje ― pero me gusta como traes recogido tu cabello hoy, un poco como a la despreocupé.

Ella se llevó una mano a su cabello, ya se había quitado las horquillas que sostenían su chongo y lo traía algo despeinado.

― ¿A eso has venido a mi casa? ― se puso de pie ― A llenarme de insultos ¡No puedo creerlo!

― ¿Insultos? De qué hablas cariño.

Se puso una mano en la frente ― Sabes Haymitch, me siento muy cansada y no estoy de humor para aguantar tus burlas, me duele la cabeza y lo mejor es que te vayas ahora mismo de aquí. No puedo creer que solo vinieras a eso, ¿qué no tienes nada mejor que hacer?

― No entiendo…

― Vete ya ― subió un poco más el tono de voz ― tú no haces nada en todo el día más que estar echado en el sillón emborrachándote, pero hay personas como yo que sí tenemos un trabajo en serio y no tenemos tiempo para tus estúpidas bromas ― lo empujó hasta la puerta.

― Eres una histérica, no puedo creer que me tomara la molestia en venir hasta acá para hablar contigo y terminara insultado.

― Eres increíble ― Fue lo último que pronuncio la rubia antes de cerrarle la puerta en la cara.

...

Por la noche, los chicos encontraron a su mentor bebiendo en el sillón de su sala.

― Haymitch ¿Qué le hiciste a Effie? Nos habló para cancelar la cena con nosotros y se escuchaba muy molesta ― le preguntó Peeta.

― ¡Ustedes tienen la culpa! No puedo creer que les haya hecho caso con su idea tan estúpida.

― No entiendo, ¿Qué fue lo que pasó? ― insistió el rubio.

― ¿Qué pasó? ― se rio ― Ella es una mujer loca, eso fue lo que pasó, se agarró a insultarme y me echó de su casa, después de seguir su tan magnifico plan y llenarla de halagos.

― Espera ― frunció el ceño Katniss ― ¿Le repetiste exactamente lo que te dijimos y no lo tomó bien?

― ¿Estás sorda preciosa? Fue lo que dije.

―No puedo creerlo ― dijo Peeta

―Sí, pues yo tampoco, pero me cerró la puerta en la cara, gracias a sus consejos.

― No, debiste hacer algo mal.

― A ver Haymitch, repítenos exactamente todo lo que pasó y las palabras que usaste ― le dijo Katniss.

El mentor rodó los ojos y dio otro trago a su bebida ― Primero se la pasó hablando de su trabajo y cómo le fue en su día, y cuando por fin me dejó hablar a mí, porque ya saben que esa mujer no se calla nunca, le dije que ya no parecía un bufón sin todo ese maquillaje que usaba antes.

Katniss y Peeta abrieron mucho los ojos.

― Y después de eso ― continuó Haymitch ― le dije que el vestido que traía no era tan feo como los de antes y que su cabello natural sin tanto brillo ni volumen se veía mejor y también le dije lo del peinado.

La castaña se llevó una mano a la boca.

El panadero se agarró el puente de la nariz y cerró los ojos.

― ¿Ven? Se los dije, está loca.

― No puedo creer que no haya caído rendida a tus pies después de semejantes insultos ― lo riñó la chica.

― ¡Cambiaste las palabras Haymitch! No es lo mismo decir: te ves muy bonita hoy a ¡No pareces un bufón! Y también criticaste su vestido y su cabello.

El mentor se pasó la mano por el rostro ― ¿La cagué verdad?

Peeta suspiró y se dejó caer en el sillón de al lado ― Completamente.

― ¡Diablos! ― cerró los ojos ― Y ahora cómo lo voy a arreglar.

― No te preocupes ya pensaremos Katniss y yo en un nuevo plan para mañana.

La chica le puso una mano en el hombro ― Lo solucionaremos juntos, ya lo veras, todavía hay tiempo.

Haymitch le dio otro trago a su bebida ― Sí, lo que sea ― aunque la verdad le daba coraje haberse equivocado con las palabras, si hubiera repetido lo que los chicos le dijeron tal cual el día hubiera terminado de manera diferente… pero el hubiera no existe. Solo esperaba que funcionará el siguiente plan.


Este fue el primer capítulo de diez que tengo planeados.

Espero que les haya gustado y me encantaría conocer su opinión al respecto, así que agradeceré sus comentarios.

Los lunes estaré actualizando esta historia.

gracias por leer!

saludos

Marizpe