Disclaimer: Harry Potter le pertenece a J. K. Rowling.
Este fic participa en el reto anual "Long Story 2.0" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Aviso: Lo que se halle en cursiva son partes de la saga que fueron necesarias para este capítulo.
A través de la vida.
Prólogo.
En algún lugar del mundo mágico Voldemort miraba a su fiel mortífago, Severus Snape, quien le venía a contar algo que era de suma importancia y no fue una equivocación, ¿por qué?. Porque le mencionó que hay una profecía en la que cuenta que a manos de un niño él será derrotado, ¡lo que es una insulto!, ¡en grande!. Él, Voldemort, Él-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, el Mago Oscuro más poderoso ¡siendo vencido por un infante!. Patético. En verdad; por eso ahora miraba al Profesor de Pociones, como si lo quisiera matar de la forma más dolorosa posible.
—¿Mi señor? —indagó el pelo grasiento, con su tono que no denotaba emoción alguna.
Tragándose las ganas de lanzar la Maldición Torturadora a la persona que ama a Lily, pronunció—: ¿Quién más sabe de esto, Severus? —existía tal brillo peligroso en sus orbes que cualquiera aseguraría que Bellatrix se excitaría.
—A parte de usted, mi señor, sólo Albus Dumbledore —ante la mención del viejo Tom gruñó—. Por lo que he investigado sé que Dumbledore escondió a uno de los dos bebés que están vinculados con esa profecía: ese niño es Harry James Potter Evans, hijo de James Charlus Potter, un mago sangre-pura, y Lilianne Margarett Evans, hija de muggles —la palabra Mestizo resonó en su mente, lo ojeó esperando a que continuará ya que solamente habló de uno—; el otro es Neville Augusto Longbottom, hijo de Frank Augusto Longbottom, mago sangre-pura, y Alice Sky Baxter, bruja sangre-pura.
—Me eres de mucha utilidad, Severus —se enorgulleció el Lord Oscuro, sonriendo... ¿sonriendo?; oh, no. Alguien sufrirá, eso era seguro—; dime, Severus, ¿hay alguien que sepa la localización de localización del mocoso mestizo?.
—Sí, mi Lord. Peter Prettigrew —la sonrisa se ensanchó en el Lord de los Obscuro, dado que era uno de sus filas; aunque sea un bueno para nada—... ¿mi Lord? —interrogó el de pelo negro al notar el perturbador silencio que los envolvía—... ¿Lord, se encuentra bien?, ¿le traigo a Nagini?.
—No, Severus, es todo. Puedes irte —después de una reverencia, Snape se marchó gustoso de su buen trabajo.
El lugar que como toda serpiente se encontraba en una mazmorra, escasamente iluminada, escondida en un lugar que no se le ocurriría buscar al anciano Director de Hogwarts, el lugar que durante su niñez llamó Hogar; todo estaba en relativa tranquilidad, al menos hasta que un llanto se dejó oír: era femenino, de una niña muy importante para Voldemort. Se podría decir que era su talón de Aquiles, era su princesa. Su hija de dieciocho meses.
Prácticamente Tom saltó de su asiento, corriendo en dirección a su pequeña niña. La luz que ilumina un abismo de oscuridad, porque incluso él conoce el amor que sólo un padre tiene a su hija ya que es su única hija biológica. Exactamente por esa causa entró en una habitación, decorada con una que otra cosa que le trae o Lucius Malfoy o su lugarteniente.
—¿Mi niña —pronunció suavemente, lo que era anormal, acercándose con lentitud a la pequeña de cabellera como la noche, sus mismos ojos verde esmeralda y de tez caucásica. Se detuvo al llegar a la orilla de la cuna rosa con toques verdes—, por qué derramas lágrimas?.
La chiquilla, pese a tener un año y medio, era muy inteligente ¡hablaba como una damita!. A ojos de los mortífagos que la cuidaban, quienes eran Nott y Zabini, los más recurrentes, y de vez en cuando Bella.
—'Mione vio una sewpiente, 'Mione se asustó. La sewpiente da miedo —la única letra que la pequeña no pronunciaba con claridad era la ere, pero las demás, sí—, papi —la menor alzó las manos en busca de la protección de su progenitor.
Quien ni lento, ni perezoso la tomó.
—Era la serpiente que ves a mi lado —era más una confirmación que una pregunta, 'Mione asintió sin notarlo y Voldemort se tranquilizó—; ella es Nagini, no te haría daño. Hermione.
La azabache le oteó sabiendo que su papá no le mentiría, aunque no le agradará mucho esa Nagini, se veía peligrosa y como toda niña de dieciocho meses le asustaba; cosa que esperaba Marvolo que eso cambiará con el tiempo, era su niña de sus ojos y no la obligaría... por ahora. Voldy aseguraba que su primogénita algún día seguiría sus pasos y se convertiría en la Gobernante del Mundo Mágico, era su destino como hija de Tom Riddle. Y si el fracasaba, cosa imposible teniendo ese factor de su lado, ella lo vengaría. En pocas palabras: siempre ganaría, sin importar cómo.
—Duérmete —pidió, por no decir que ordenó, el Lord Oscuro.
Su retoño dijo que sí con la cabeza, se acostó en los brazos de Voldemort y en escasos minutos cayó en los brazos de Morfeo. Después de asegurarse que en verdad se durmió, la depositó en la cuna y en silencio se fue en busca los Potter, no dejaría que un crío le arrebatará todo lo que ha conseguido.
Horas después en el Valle de Godric, Él-Que-No-Debe-Ser-Nombrado se encaminaba a casa de la familia Potter, en definitiva mataría al mocoso y esa profecía no se cumpliría, ¡cómo que se llamaba Voldemort!. Le importaba un comino que Dumby los halla escondido sólo para que no los matará, lo haría ya que no conocía la piedad ¡y ahora más que nunca!, esperaba esa sangre-sucia y el mimado Potter, como lo apodó Snape, no se hallarán en casa. Le harían el trabajo más fácil.
Llegó al anochecer, la cual era húmeda y ventosa, dos niños disfrazados de calabazas caminaban bamboleándose a través de la plaza, y los escaparates estaban cubiertos de arañas de papel, todos adornos muggles de mal gusto de un mundo en el cual no creían... y él se deslizaba hacia adelante, con esa sensación de resolución y poder y corrección que siempre sentía en estas ocasiones... no furia... que era para almas más débiles que las de él... sino triunfo, aunque... había anhelado esto, lo había esperado.
—¡Bonito disfraz, señor!.
Vio la sonrisa del pequeño niño vacilar cuando se acercó lo suficiente como para ver bajo la capucha de la capa, vio el miedo nublar su cara pintada: entonces el pequeño se giró y huyó... bajo la túnica sostenía el mango de su varita. Un movimiento simple y el niño nunca alcanzaría a su madre... pero era innecesario, realmente innecesario... dado que no se permitiría perder más tiempo de lo planeado, debía de regresar con su hijita antes de que despertará con el termino del crepúsculo
Y recorrió una calle nueva y más oscura, y ahora su destino estaba a la vista al fin de cuentas, el Encantamiento Fidelius roto, aunque ellos no lo supieran aún. E hizo menos ruido que las hojas muertas, reptando sobre el pavimento hasta llegar al nivel oscuro del seto y miraba por encima de él.
En caso de que recordará mal, las palabras de Colagusano fueron:
=Lord Oscuro, al contarle esto he roto el Encantamiento Fidelius, que era lo que los protegía... Lord, seguramente James y Lily estén allá, ellos no salen a menos que fuera absolutamente necesario. Lord, su fiel seguidor, Snape, estima bastante a Lily, no la mate... de los otros... no importa; tenga muchísimo cuidado..., su hija lo espera=
Generalmente le interesaría lo más mínimo cualquier sugerencia de ese inútil, pero lo último tanto lo de Severus como de Hermione, lo haría. Cumpliría la misión y retornaría con su bebé haciendo como que nada jamás pasó, ¿buen plan, infalible?. Sí, y más que hace unos minutos recibió un Patronus de Bellatrix diciéndole que los Longbottom fueron una completa perdida de tiempo ¡no le dijeron nada!, eso y que también se lo pasó de lo grande quitando cada gota de cordura de su ser...; excepto de Neville. Un niño rechoncho débil no sería de gran amenaza, y siendo ella creyó sus palabras.
Dejando eso de lado por el marco de la ventana de las que no estaban cubiertas por las persianas vislumbró a Traidor a la Sangre de la Noble y Ancestral Casa que era de Narcissa Malfoy, los Black, jugando con el niño, Harry Potter, quien montaba una escoba de juguete y se veía que reía divertido... risa inocente, las odió desde infante. En fin con un movimiento de varita abrió la reja sin hacer ruido, y aunque lo hiciera Sirius no lo escucharía; demasiado ocupado divirtiéndose con su ahijado.
Con otro Alohomora quitó el cerrojo de la puerta y se encaminó, en silencio, hacia el segundo piso. ¡Era sorprendente cuan despistado era Canuto!, error..., despistado, no; bueno, sí... pero sólo cuando se encontraba con Harry, el que en ese momento rió por ves-saber-qué tontera que exclamó. Por el gesto de alzar los brazos como si fuera un chimpancé columpiándose en las lianas lo dedujo.
Ingresó finalmente a la habitación y ahí sus oídos captaron un—: ¿¡Qué haces aquí!? —de un espantado Sirius.
Voldemort sonrió.
