Bien. He aquí mi persona publicando otra (Sí, otra) historia. Distinto fandom, probando suerte con parejas poco usuales. Eta vez, las víctimas serán Rusia y España. A petición de quien me inspiró a realizar esto. Espero sean tan lindo como esclavo de la nieve, y que sea de tu agrado. Deticado a vuestra persona y a tods aquells que lean.
Disclaimer: Hetalia - Axis Power (World Series) no me pertenece. Obra de Hidekazu Himaruya, quien agradezco por ayudarme a estudiar historia.
No lo soportaba. Fingía desinterés, fingía no importarle. Pero en su interior el pequeño monstruo quería destrozar y apoderarse de él, tenerlo para sí y que dejasen de lastimarlo. Nadie podía resistir tanto, pero aquel parecía inmune. O eso creía, hasta que escuchó la conversación que gatillaría su profunda atención.
- Pero, Lovi… -
- ¡Nada! ¡Bastardo español! Deja de ser un imbécil, ¿Acaso eres retrasado? – Escuchó decirle en la cara al otro, cosa que casi le hace fruncir el ceño.
- Lovi, ellos no tienen nada que ver – defendió Antonio, sabiendo que no tenía por qué.
- ¡Claro! ¡Tus amigos! Esos que toda mi infancia estuvieron burlándose ahora son inocentes. Eres un estúpido –
- ¡Ya te dije que nada tienen que ver! – Le gritó exasperado, pero se tapó la boca al darse cuenta de su reacción.
Romano detuvo la corriente de pensamientos, centrándose en el reclamo - ¿Me gritaste, España? – Preguntó, indignado.
- ¡No! – Volvió a gritar – Digo, es para que me escuches, Lovi – trató de reparar su error.
- . – Dijo entre dientes, dándose media vuelta para irse.
En ese preciso momento, sintió la necesidad y deseo de interrumpir. Estaba detrás del italiano, cosa que cuando se giró, chocó contra él.
- ¡Muévete pedazo de…! –
- ¿Necesitas algo, Italia? – sonrió fríamente, tal como todos sus enemigos temblaban al hacerlo.
- Iván… - murmuró Antonio, sin creer que estuviese ahí. ¿Acaso escuchó la discusión que había tenido?
El ruso le escuchó perfectamente decir su nombre. Le supo a gloria, a vodka con tónica y de la más alta calidad – España – Con su brazo derecho tomó de la camisa a Romano, alzándolo en el suelo - ¿Te molesta si converso con él, da? – Entrecerró sus ojos, tal sonrisa petrificante. Al no recibir respuesta, le puso en el suelo y le apartó con brusquedad.
El italiano se marchó enfurruñado y sin poder protestarle al grandote. Quería proferirle algunas maldiciones, pero se contuvo para evitar un conflicto con el peligroso ruso.
Antonio se encontraba mudo, con sus ojos abiertos en estado de impresión absoluta. Ahí, frente a él, una de las potencias mundiales le observaba, le estudiaba, de pies a cabeza. Se sentía vulnerable, desprotegido, pero a la vez tenía un sentimiento de necesidad a esos penetrantes ojos violetas.
- ¿Te importa si me quedo en tu país? – Le preguntó el ruso de improviso.
El español parecía pensarlo, pero en realidad no salía de su estupefacción. Atinó a responder cuando el ruso se acercó y acortó más la distancia entre ambos, casi frente a frente – No, puedes quedarte – soltó rápidamente.
- Qué bueno – sonrió inocentemente – Vendrás conmigo entonces – y le tomó del brazo, arrastrándole por el lugar.
- ¿Qué? ¡No! – Le reclamó - ¡Tengo que ir por Lovino! –
La mano de Iván apretó con descomunal fuerza el brazo de Antonio, cosa que el otro se quejó de inmediato y el crujir de sus huesos le dio una alarma.
- El italiano no quiere verte. Y prometiste que te quedarías conmigo – sonrió, aligerando el agarre del brazo del español.
- No, dije que podías quedarte en mi país… - le corrigió el español.
- Y tú eres España – puntualizó Rusia.
Así, Antonio fue arrastrado en contra de su voluntad hacia su propio país.
Sí, reconozco que es realmente corto. Pero prometo subir el próximo muy pronto (Tengo que revisar la ortografía), ¿Review?
Seiketo Nayset
