¡Hola! Hacía mucho tiempo que no escribía un fic y lo subía... que ganitas. ¡Espero que os guste mucho y que me digan que les parece! :D
Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen.
Castillo en el Aire
1. Escape:
Había dejado la ventana abierta, y las velas encendidas en su habitación. Posiblemente en pocos minutos saldrían los caballos a buscarla y su padre daría el grito en el cielo para encontrarla. Detuvo su paso para mirar atrás una última vez; a lo lejos veía la mansión de su familia. Un sinuoso y ostentoso monumento donde dejaba bastante claro en que posición social estaban, y sobre todo, lo mucho que podrían ofrecer si se presentaban personas adecuadas. Tembló y se pasó la capucha por la cabeza, bajó la cabeza y siguió caminando bajo la lluvia y con la única iluminación de la enorme y blanca luna
Llevaba horas andando, los músculos de la piernas le tiraban, tenía los hombros y espalda entumecidas y todo el vuelo del vestido, al igual que sus zapatos llenos de barro y mojados. No le importaba que su apariencia de noble se manchara, tampoco que su delicadas manos estuvieran llena de raspones y su cabello enredado bajo la capa. En ese momento, bajo la lluvia y respirando una libertad casi asfixiante, lo único que le importaba era escapar. Salir del territorio de su padre y ser libre de sus propias decisiones por primera vez en su vida.
A pesar que el paisaje no había cambiado mucho, de un camino de tierra con altos árboles al final de la carretera parecía que algo iba a ser diferente. No estaba segura de donde iba a ir, pero tampoco le importaba. Tan sólo caminó y caminó hasta llegar ese lugar...
Delante de ella se erguía una enorme montaña, llena de largos y anchos árboles, una niebla cubría los troncos y el murmullo de los animales alentaba a la gente a que no se acercara. A lo lejos escuchó como unos caballos y su nombre en gritos y decidió adentrarse aquel paraje peligroso.
La espesa niebla hacía difícil caminar entre el césped, los árboles y las raíces sacadas de la tierra. De vez en cuando la falda y la capa se le enganchaba en alguna rama y otras tropezaba con estas avalanzándose al suelo. Pensaba que iba a caer agotada cuando a lo lejos vio una sombra inmóbil. Agilizó el paso hasta llegar a una especie de fortaleza hecha de ladrillos grandes y grises. La entrada estaba medio abierta, sin protección alguna y nadie vigilando la entrada. En otras circunstancias habría meditado entrar en un lugar abandonado, al medio de la noche y con lobos aullando a pocos metros de ella. Pero con la lluvia cada vez más fuerte, los caballos de su padre pisándole los talones, aquella fortaleza abandonada era la mejor opción.
El interior de la fortaleza era frío, las paredes altas y sin columnas de vigilancia. Las columnas estaban construidas de tal forma que hacían un círculo que tan sólo mostraba una posible salida. Sin dejar de mirar atrás comenzó a caminar, hasta cruzar aquel recinto y llegar a un castillo de aspecto antiguo y abandonado; las ventanas estaban cubiertas de barrotes, sin cristales para evitar el frío y tampoco sin sábanas que taparan la luz. Todo estaba abierto y el aire frío de la noche silbaba entre las columnas y entraba y salía de las ventanas. El aire estaba impregnado a un olor a desinfectante mezclado con otro aroma que no supo descifrar. Caminó hasta la entrada, que al igual que la anterior estaba medio abierta, sin protección. Al entrar todo era diferente al exterior: Un calendario mediano iluminaba la entrada, colocado en una pequeña columna y delante de ella sobre las paredes, varios cuadros religiosos, sillas desordenadas y en lo más adentro varias sillas alineadas una al lado de la otra con personas sentadas, tapadas con sábanas y observando hacia ningún lugar...
- ¿Qué hace una señorita como usted por aquí?- escucha una voz suave y dulce a su espalda. Se gira sobre los talones y ve unos ojos azules más claros que el mismo cielo.
- Eh... me he perdido.- miente- ¿Puedo quedarme aquí? Prometo no estorbar... sólo hasta que el temporal termine. Por favor...-pidió bajando la cabeza avergonzada y cogiéndose las manos nerviosa.
- Claro. Por mi no hay problema.- sonríe y le ofrece la mano.- Soy Naruto.
- Hinata...- le estrecha la mano con cuidado y comparte la sonrisa- Gracias.
- No hay de que, pero... - su ojos claros de golpe se oscurecieron- no deberías quedarte mucho tiempo aquí.
- ¿Por qué?- quiso saber curiosa.
- No es un lugar bueno...
Sin decir nada más desapareció entre las sombras de aquel extraño lugar. Un trueno resonó por toda la habitación y una ráfaga de viento helado apagó las velas. Ahora se encontraba a oscuras, en un lugar desconocido y extrañamente peligroso... ¿Dónde se había metido?
¿Qué os ha parecido?
