Hola a todos. Después de una prolongada ausencia por motivos personales vengo de regreso con ideas nuevas que por supuesto quiero compartir. Me disculpo por haber estado fuera literalmente años, pero bueno la vida sigue pasando y por ello no se puede evitar que cosas ocurran. Ojalá que las nuevas ideas que traigo conmigo les gusten y por lo pronto los dejo con el primer capítulo de ésta nueva historia. Que la disfruten.
Santuario de Ángeles.
Capítulo #1 "busco tu luz"
La luz del día se apagaba poco a poco en las calles de Japón. Se venía un atardecer de aquellos que vale vender como postales en las tiendas de recuerdos, el cielo se teñía de un exquisito anaranjado acompañando al sol a su descanso tras las colinas. Acariciando el horizonte dejó un rastro rojizo que cobijó su sueño y una vez oculto el sol aquel rojizo comenzó a mezclarse con el anaranjado oscureciendo todo. Y así llegó la noche, el tiempo en el que la gente dejaba los deberes para dedicarse a divertirse, los bares y restaurantes se engalanaban con nuevos espectáculos de música y luces de colores.
Era el tiempo perfecto para que los jóvenes salieran a buscar buena música para conversar, bailar, beber y des estresarse.
Había un lugar particular en Japón donde todas estas cosas ocurrían, sobretodo los viernes. El lugar preferido de la mayoría de la población joven donde la música siempre estaba, a opinión de ellos, "siempre actualizada". Los éxitos del momento se escuchaban a alto volumen en ese lugar que no escatimaba en espectáculos de luces y humo para mantener a su público satisfecho y el lugar siempre lleno. El club era un lugar de buen tamaño, con un diseño bastante moderno y se encontraba a la orilla de un lago famoso en Japón. Detrás de él se encontraba un bosque en el que usualmente algunas personas acudían a realizar sus ejercicios matutinos, pero pocos se atrevían a aventurarse en sus profundidades, más por las supersticiones que otra cosa. Hacía años que corría el rumor de que aquel bosque estaba embrujado.
La puerta del club pronto se abrió, permitiendo que una figura saliera hacia la fresca ventisca de la noche. La figura se acercó hacia la orilla del rio, permitiendo que la luz de la luna revelara su rostro. El joven de mirada ambarina y cabellos castaños rebeldes dejó que el aire fresco inundara sus pulmones y se pasó la mano por el cabello desordenándolo más.
-Syaoran te estás perdiendo de la diversión- un segundo joven de cabellos y ojos oscuros se apareció por la puerta del club, dejando claro los tres vasos del alcohol que había consumido
-tienes una rara concepción de lo que es la diversión Yamasaki- contestó el castaño dirigiéndole una mirada asesina a su compañero
-hombre, no seas tan amargado- Yamasaki cerró la puerta bloqueando la escandalosa música proveniente del interior y acercándose al castaño que bufó molesto- hace mucho que no salíamos y las chicas están esperando ansiosas-
-no sé que es peor: si las chicas ansiosas o tú ebrio- respondió el castaño concentrando su mirada en el pacífico movimiento del agua. Yamasaki rió
-Syao te hace falta salir más seguido- respondió Yamasaki palmeando el hombro del castaño- tanto tiempo sentado en esa oficina esta estropeando tu sentido del humor, sin mencionar ese ceño fruncido que se hace cada vez más presente- sonrió
-por otro lado, tanto alcohol en tu cuerpo está estropeando tu ya dañado cerebro- contraatacó Syaoran. Yamasaki soltó una carcajada
-bien! Veo que no lo has perdido completamente, así que aún tienes salvación- rió el joven- tal vez eso es lo que te hace falta, embriagarte y olvidarte de quien eres por unas horas-
-no todos somos tan inconscientes como tú Yamasaki- Syaoran esbozó una sonrisa divertida que Yamasaki le respondió. Hacía largo tiempo que no tenía esa clase de peleas con su amigo
- al contrario mi querido amigo, sé muy bien lo que quiero- el moreno se irguió en una pose orgullosa y segura que causó gracia al castaño que lo miraba divertido- por ahora quiero conquistar a la belleza de cabellos claros que está esperándome adentro, con suerte y obtenga más que su teléfono esta noche- explicó el chico dirigiéndose a la puerta del club y haciendo una seña a su amigo para que lo siguiera
-buena suerte- contestó Syaoran sin moverse de su sitio, dejándole claro a Yamasaki que se quedaría ahí un rato más
-qué extraño eres Syaoran. Hanna es una belleza de chica y no estará esperándote toda la noche… -
-eso ya lo sé- respondió bajando la cabeza
- insistimos en que vinieras porque te hace falta concentrarte en otra cosa que no sea esa fría oficina, además te hace falta conocer chicas lindas con las que puedas des estresarte- animó- si has de conseguirte una esposa mínimo que te sea agradable al menos a la vista- guñó el ojo al castaño con fines de animarlo
-ojalá fuera tan sencillo- terminó Syaoran dirigiéndole a su amigo un gesto de aburrimiento
-¿esque no te interesa casarte y formar tu familia?- Yamasaki no aguardó por la respuesta de Syaoran y entró de nuevo al club dejando que sus palabras volaran en el aire atacando los oídos del castaño como una lluvia de flechas que terminaban instalándose en su cabeza
Realmente sus amigos no podían comprender la situación en la que estaba y no esperaba que lo hicieran algún día, la vida de él no era fácil y mucho menos normal. A sus 24 años su vida era todo menos normal. Cualquier chico de su edad espera que terminando la universidad consiga un empleo sencillo, que sus padres le obsequien un auto por haber terminado sus estudios y como incentivo para comenzar a desarrollar una vida como profesionista, tener citas con diferentes chicas dejando atrás la idea de la pubertad de "conseguir diversión" y hacerlo con el fin de conseguirse una esposa. Era la época en la que se comenzaba a tener una vida… o al menos a construir una con sus propias manos.
Él no había gozado de ésa "normalidad", pues él no había recibido ni empleos sencillos, ni un auto sencillo, ni citas con chicas. Al terminar la universidad había caído sobre él la responsabilidad del negocio familiar que era ni más ni menos que el imperio de la familia Li. Había quedado al frente de los negocios millonarios que su familia había construido y que le habían dado la fama que tenía en toda China. La familia Li era una de las más respetadas dentro del círculo social más alto y también de las más acaudaladas. No tenía un empleo sencillo; sus padres no le habían obsequiado un auto barato, él mismo se había comprado su costoso auto color verde oscuro y las únicas citas que tenía eran con empresarios engreídos que lo miraban con celos.
¿Qué si quería casarse? Claro que quería… pese a que tenía la obligación de hacerlo para asegurar el futuro de las empresas teniendo herederos, él también quería poseer ese calor hogareño cuando volviera a casa y encontrar a su esposa preparándole un baño caliente y una cena decente. Aún en ése tema habían sus complicaciones pues lo más seguro era que si decidía casarse tendría que hacerlo con alguien de la elección de su madre.
Su madre no era una mala persona, realmente era una mujer muy buena que debió endurecer su actitud cuando su esposo falleció y ella quedó al frente de las empresas hasta que Syaoran pudiera ocuparse de ellas. La verdad es que, cuando se trataba de sus hijos, relucía las sonrisas más radiantes. Sin embargo, cuando se trataba del tema de la esposa de Syaoran no podía evitar preocuparse, cuando se es una familia tan importante como los Li, siempre existe el riesgo de que aquellas mujeres que se acercaran a él lo hicieran con el fin de aprovecharse. La mujer que compartiera el apellido y la cama de Syaoran debía de estar consciente de las responsabilidades que tendría con la familia como la de engendrar hijos, sin mencionar la buena etiqueta y educación, ya que ella tendría que estar al lado de Syaoran en las reuniones, en los viajes, organizar banquetes, recepciones y conocer el protocolo dentro de ellas.
Exactamente, ser un Li no era tarea fácil.
Ser Syaoran Li no era nada fácil.
Su apellido era gran motivo por el que nunca pasaba desapercibido, sobretodo para el público femenino, y no es porque fuera exactamente lo más llamativo de él. Realmente era un chico muy atractivo con un encanto particular que podía provocar que un corazón acelerara el paso con una mirada. Digamos que su apellido era el responsable de su publicidad: las fotos en los diarios y los videos en noticias de negocios que fácilmente se encontraban en internet y gracias a ello es que se había encontrado con las sorpresas de artículos que lo coronaban como "el hombre más sexy del año" que realmente no podían importarle menos. Su vida amorosa no iba a verse afectada ni mucho menos dictada por revistas de chismes que lo consideraban un modelo de hombre perfecto. La verdad es que, en vista de las circunstancias, su vida amorosa sería prácticamente nula.
Syaoran soltó un profundo suspiro pensando en las complicaciones de su vida. Tendría que conformarse sabiendo que su destino era hacerse cargo de los negocios, casarse con la mujer que su madre eligiera y tener hijos que se hagan cargo de las empresas una vez que él pasara a mejor vida. No sonaba como un plan de vida lleno de felicidad y a veces hasta odiaba no poder decidir por sí mismo.
-creo que a veces me gustaría tener la vida y la tranquilidad de Yamasaki, o la de Eriol- sonrió por su ocurrencia y se giró recargando los codos en el barandal y mirando las copas de los árboles que se mecían de forma hipnotizante con el aire- incluso con la de Yamasaki me conformo-
Hubo algo de pronto que atrajo su atención, un destello que provenía de entre los árboles, fijó su vista lo suficiente como para darse cuenta que se trataba de una persona ¿Quién en su sano juicio se adentraba en ese bosque a esas horas de la noche? Se acercó un poco para tener una mejor visión y se dio cuenta de que se trataba de una chica… pero una chica extraña y curiosa.
La aludida era de estatura media, que tenía un largo cabello claro que enmarcaba su dulce rostro pálido con suaves caireles en las puntas, su piel era fina y pálida y eso solamente resaltaba más esos impresionantes ojos color esmeralda cobijados por unas largas y delicadas pestañas y que en esos momentos se encontraban observando la luna con admiración, cobijada por la sombra de los árboles. Los poetas dirían que era una completa obra de arte, pues si añadimos ese aire de inocencia que irradiaba con fuerza, la chica parecía una completa muñeca de porcelana.
Quizás lo más extraño e intrigante sobre ella eran las ropas que usaba, pues se trataba de un atuendo color blanco que nunca había visto, adornado con lazos brillantes, sus pies estaban descalzos, siendo un tocado digno de un cuento de hadas lo único que les adornaban.
Definitivamente esa chica parecía un ser mágico salido de un cuento, con una belleza tan sutil y tan frágil que desearía ver por horas.
Syaoran se acercó lentamente para observar mejor y, como respondiendo a sus súplicas, la chica se acercó más al borde en el momento justo en que una espesa nube cubría la única fuente de luz que tenía él para contemplar a la muchacha. grandioso pensó maldiciendo, mientras se acercaba con cuidado de no ser visto sin explicarse aún por qué sentía que debía esperar. La nube pronto se alejó dejando que la luz de la luna inundara nuevamente el lugar. Aquella delicada luz llego hasta la chica y acarició su piel casi con ternura y lo que ocurrió dejó a Syaoran confundido, pues al roce de la luz con su piel un destello nacarado se desprendía de ella haciéndola ver completamente mágica e irreal.
El castaño dejó escapar una exhalación de sorpresa que atrajo de inmediato la atención de la chica. Esos espléndidos orbes esmeraldas se encontraron con los ambarinos de Syaoran en un corto momento que a él le pareció alucinante. La expresión de ella cambió de una apacible a una asustada. Dio un paso hacia atrás con la intención de irse y Syaoran iba dispuesto a abalanzarse sobre ella para evitar que se marchara.
-espera por favor, no te vayas- comenzó a perseguir a la chica que se apresuró a adentrarse en el profundo bosque- ¡es peligroso que entres ahí sola, por favor vuelve!-
Fue en vano, pues la chica se perdió de vista… y permaneció un rato más en los alrededores con la esperanza de encontrarla, pero no volvió a tener señas de movimiento en el bosque que no fuera el aire moviendo la hojas de los árboles.
Bueno, hasta aquí llega el prólogo de ésta historia. De verdad espero que les guste y espero muchos reviews. Sean buenos y regálenme bastantes que me animen después del largo tiempo de ausencia.
Los veré en el siguiente capítulo.
