1. Uno.

Mientras admira el firmamento a través ventana, y la escucha ronronear mientras duerme tranquilamente, Vegeta trata de recordar cómo fue que empezó, cual fue el día uno.

2. Tremor.

Siente el aire frío colarse por la ventana y se despierta, con un leve tremor; posa los ojos azules en la ventana que no debería estar abierta y descubre, por accidente, que Vegeta aún no se ha ido.

3. Contraste.

Se gira al sentirse observado, y sus ojos negros chocan con el iris azul de Bulma, que se sonroja; Vegeta no puede evitar pensar en el hermoso contraste que hacen el rojo de sus mejillas con su piel blanca y delicada.

4. Sí.

Bulma esquiva su mirada, e intenta no recordar como horas atrás le había dado sí más grande a quien debería ser su mayor enemigo.

5. Velada.

Piensa en irse sin decir nada, pero el recuerdo de la velada que habían compartido la noche anterior no lo deja moverse, y Vegeta ya no sabe diferenciar si el calor que siente es por vergüenza o por algo más.

6. Casi.

Bulma abre la boca en un titubeo, y casi habla, pero desiste al último minuto a falta de algo inteligente que decir; se ha quedado sin palabras como pocas veces en su vida.

7. Prueba.

Vegeta debe admitir, aunque sea sólo para él, que la noche anterior había sido una prueba de fuego, y aunque no lo dirá jamás en voz alta, todavía recuerda a la mujer vestida en aquel vestido rojo que enmarcaba sus curvas, y la sensación es la misma de cuando la vio por primera vez.

8. Fe.

Hace tiempo había perdido la fe en los cuentos de hadas y los príncipes azules, pero Bulma siempre fue una persona con ciertos estándares, y uno de ellos era no acostarse con la persona que intenta destruir tu planeta.

9. Agua.

Vegeta sabe que debería irse, y comienza a caminar cuando empieza a llover afuera, y el ruido de las gotas de agua al chocar contra el suelo llenan el silencio que los rodea.

10. Tacto.

Bulma observa caminar al saiyajin, y se embriaga con el olor silvestre que desprende al pasar junto a ella; su mente divaga y recuerda, sin querer, el tacto de Vegeta sobre su piel.

11. Volante.

La mira de reojo y la ve sonrojarse, se pregunta que estará pensando y tropieza con los volantes del vestido rojo, que aún estaba tirado en el suelo.

12. Recobrar.

Cuando la puerta finalmente se cierra detrás de él, Bulma suelta el aire que no sabía que había estado reteniendo y se muerde el labio inferior, tratando de recobrar la compostura.

13. Columpio.

Bulma se recuesta en la cama con intención de conciliar el sueño, pero no puede evitar sentirse aterrada, como la primera vez que te subes a un columpio, del que te agarras fuertemente por miedo a caer y luego, simplemente, te empieza a gustar.

14. Instinto.

Cuando los invitados se fueron y sólo quedaron ellos, las luces se apagaron y todo fue instinto, como si fuera un mero animal salvaje; Vegeta admite que había tenido la vista fija en su presa durante toda la noche, y finalmente atacó, mordió, rasguñó.

15. Suspiro.

Ella recuerda haber suspirado, más de una vez, y gemido tantas otras, porque le había gustado, más de que quiere admitir, más de lo que debería.

16. Guantes.

La mañana siguiente todo es fría cortesía, poco común entre ellos que suelen pasarse la mañanas peleando, y ninguno dice nada, ni siquiera cuando accidentalmente sus manos delicadas chocan con las de él, envueltas siempre en sus típicos guantes blancos.

17. Zona.

Bulma se sienta en la mesa redando donde debe tomar su desayuno, y nunca esa zona de la casa se le había hecho más incomoda.

18. Rubor.

Bulma mantiene un constante rubor en sus mejillas, avergonzada como nunca antes, y Vegeta sólo se dedica a seguir engullendo el desayuno, ni siquiera la mira.

19. Mente.

En la mente de él sólo está el ir a entrenar a su cámara de gravedad, porque no quiere pensar en otra cosa, porque su orgullo no lo deja.

20. Papel.

Bulma ve en su oficina la montaña de papeles que debe firmar y rellenar, y se alegra como nunca antes de tener tanto trabajo por hacer.

21. Sonrisa.

Vegeta no sabe porqué y tampoco le interesa averiguarlo, pero puede ver que la sonrisa de la mujer desaparece cuando él irrumpe en su oficina a pedirle que repare sus robots de entrenamiento, y por alguna razón aquello lo molesta.

22. Igual.

Siempre es igual; él le pide algo y ella lo hace, él se va sin siquiera agradecerle y ella se lo debe aguantar; es molesto, pero se ha convertido en una costumbre.

23. Viento.

La siguiente vez que pasa es a plena consciencia, en una noche de mucho viento, Bulma dormita en su cama y él simplemente aparece en el umbral de su puerta; y por alguna razón ella lo deja entrar.

24. Segundos.

Cuando todo terminaba, ambos exhaustos y complacidos, Vegeta sólo se queda unos segundos recostado junto a ella, y luego se va; le duele, porque se siente como si fuera alguna clase de juguete desechable.

25. Competencia.

Con el paso del tiempo, se ha convertido en alguna especie de competencia, una excitante competencia por tomar el control en la cual ninguno de los dos puede perder.

26. Energía.

Sólo pasó una vez, casi por accidente, cuando él había perdido todas sus energías a causa del entrenamiento y una buena sesión de placer, que se quedo dormido junto a ella.

27. Taza.

Bulma suele usar la misma taza cada día en su desayuno, y Vegeta lo sabe porque desde hacía poco tiempo había empezado a prestarle más atención.

28. Cicatriz.

Vegeta tiene varias cicatrices repartidas por todo su cuerpo, y Bulma conoce cada una de ellas; ella cuenta siete en total, y cada una le causa más intriga que otra, pero no se atreve a preguntar.

29. Mensaje.

Bulma sabe como descifrar los mensajes del príncipe sin reino, aunque él no lo crea, y entiende cada uno de sus movimientos; había aprendido a leerlo como nadie jamás lo haría, y le gustaba.

30. Vicio.

Vegeta no tenía ningún vicio, más que ella y su cuerpo; a Bulma le gustaba poder decir que había enviciado al príncipe de los saiyajins.


No sé pero, me encantan este tipo de retos o como se llamen, son muy interesantes y divertidos. Espero que les haya gustado, aunque me salió un poco OoC creo.