Edades:
Ash: 20
Misty: 21
El Día Después. –Despertar-
Amber Mist
Cálidos rayos de sol despertaron al joven Maestro Pokémon aquella soleada mañana de sábado. Estirándose, aún con los ojos cerrados se despedía lentamente del sueño teniendo su mente y cuerpo totalmente aliviados después de esas largas horas de descanso. Su mano estirada llegó a acariciar un extraño, pero suave material junto a su cabeza. Abrió los ojos sorprendido y descendió con su mano, tratando de adivinar la forma de (lo que fuera) que tuviera al lado…
-Pikachu?... – Pensó en un primer momento, pero el sedoso cabello terminaba en lo que el tacto definía como piel… humana. Asustado por el extraño descubrimiento, sus aterrados ojos marrones se fijaron lentamente en la persona junto a él. Su corazón, que tan solo con el simple hecho de tener a alguien durmiendo a su lado ya se encontraba latiendo a mayor velocidad de la normal, se aceleró aún más al reconocer a su acompañante. Se sentó de un salto, mientras la palabra que trataba de pronunciar se atoraba en su garganta. Cerró los ojos con fuerza, obligándose a controlarse, pero le parecía imposible lograrlo. Volvió a abrirlos y observó otra vez a la intrusa, siendo esa segunda vez el momento en el cual descubría la situación (aún peor de lo que parecía desde un primer momento. ) Con su mano temblorosa, y rogando que su sospecha no fuera cierta, levantó lentamente la sábana que lo cubría, encontrándose… -No-puede-ser… - Bajó la sábana cubriéndose una vez más y reunió el valor suficiente para tocar el hombro de la chica –Misty? –
.-Cinco… minutos… - Murmuró entre sueños la chica pelirroja, aferrándose a la almohada enfatizando sus palabras. Él se mordió el labio inferior nervioso y resistió la urgencia de quitar su mano del hombro de ella, sabiendo que al despertar totalmente y descubrir la "Situación" lo que menos querría es que él la estuviera tocando.
.-Tienes que despertar… tenemos un… problema aquí… - Omitiéndolo, o simplemente cayendo en el reino de los sueños otra vez, Misty continuó con sus ojos cerrados. Ash suspiró resignado, y pensando en mejorar el escenario antes que su amiga despertara buscó algún rastro de ropa por el suelo de la habitación. Un nudo de nervios endureció su estómago y lentamente volvió su mirada a ella… -Seguramente buscará alguna manera de culparme a mí de esto… -
Bajó los pies de la cama lentamente, antes de mirar por sobre su hombro que ella continuara durmiendo. Sonrió levemente, pese a las circunstancias, y caminó con cuidado de no hacer ruido, hasta su armario, de donde extrajo lo necesario para cubrirlo momentáneamente. Volvió hasta el costado de la cama, sintiéndose con más confianza que al despertar, ahora que estaba vestido. Volvió a mover el hombro de Misty cuidadosamente, murmurando su nombre con suavidad. Los grandes ojos verde-azulados, al fin se abrieron, logrando desvanecer la poca confidencia que Ash había adquirido, pues la entrenadora no parecía muy feliz de haber sido despertada.
.-¿Ash?... ¿Qué pasa?... – Preguntó somnolienta comenzado a sentarse en la cama, pero él la detuvo tomándola de los hombros y obligándola a permanecer en aquel lugar. Su cansada expresión cambió a una confundida por las acciones y el rostro serio de su amigo -¿Sucede algo?-
.-Misty… yo… nosotros… - Soltando sus hombros juntó sus manos sobre sus rodillas, jugando nervioso con sus dedos como un niño pequeño y bajó la cabeza apenado.
.-Ash… te ves muy tenso… Dime que pasa… - Él suspiró, asintiendo con su cabeza lentamente. Levantó su mirada sonriéndole inocentemente fijando sus ojos en los de ella…
.-¿Te has dado cuenta que estás en mi habitación?... –
A decir verdad, no se había fijado en eso. Durante las últimas semanas, la Señora Ketchum había sugerido que ella podría estar más cómoda en el cuarto de huéspedes que compartiendo habitación con Ash, por tanto era extraño que de pronto una mañana despertara en aquel lugar. De todas maneras, la mañana había llegado demasiado pronto para Misty, quien en esa primera instancia no pudo asociar el problema en cuestión…
.-No me había dado cuenta, pero Ash… - El cálido verde de sus ojos se tornó completamente frío y azul, cuando la realidad de lo aparente chocó contra su mente. Ash se levantó de inmediato y caminó unos pasos hacia atrás, no queriendo estar cerca de la impulsiva pelirroja cuando descubriera que el lugar donde estaba no era el único problema.
Misty observó donde se encontraba recostada, notando que en la habitación no había ninguna bolsa de dormir o algún otro lugar donde Ash hubiese dormido. Sus asustados ojos se fijaron en el nervioso hombre…
.-Dime que dormiste en el sillón… - Pensó su respuesta unos momentos… podría decir que sí y ahorrarse un posible escándalo, pero eso no sería correcto. Su lado racional y respetuoso no podía dejarlo mentirle en algo así. Negó con la cabeza despacio, de una forma casi imperceptible.
.-Misty… eso no significa nada… son adultos y responsables… - Razonó para sí misma, ganando un poco más de confianza y calma. Además ¿Qué podría haber pasado? – Apartando las sábanas de un tirón recibió la fría brisa de la mañana directamente en todo su cuerpo. Paralizada al darse cuenta de su estado, solo atinó a volver a cubrirse. Abrazó el suave material contra si, mirando el suelo apenada. Sus ojos verde-azulados comenzaron a llenarse lentamente de avergonzadas lágrimas que acompañaban el leve rubor que se apoderaba de sus pálidas mejillas.
Viendo el estado tembloroso de su amiga, por los nervios de la incómoda situación, Ash olvidó su propia seguridad por el momento y avanzó los pasos que cautelosamente había retrocedido. Su paso compasivo tuvo que detenerse de pronto, cuando aquella mirada peligrosa de su amiga se fijó en sus confundidos ojos marrones.
.-¿Qué me hiciste? – Demandó la pelirroja, observándolo con odio, emoción que ayudó a evaporar las previas lágrimas.
.-¿Cómo? – Torció la cabeza a un lado, murmurando su pregunta con obvio desconcierto. Ella frunció el ceño aún más, acentuando el reproche y acusación en sus ojos.
.-¿Qué me hiciste? – La pregunta era tan clara como la intención del tono, conjunto que despertó la ira en el Maestro Pokémon.
.-Yo no te he hecho nada… ¿De qué estás acusándome? –
.-De lo que parece obvio! – Respondió aferrando más la sábana contra su pecho.
.-Pues… Yo tendría que hacer esa pregunta. – Cruzándose de brazos y girando la cabeza hacia la ventana, Ash desvió la mirada su furiosa compañera.
.-¿Q-Que!-
.-Cuando yo desperté… me encontré contigo en Mi cama! –
.-Es obvio que Tú me trajiste aquí! –
.-¿Yo? Hasta donde sé… puedes caminar sola. –
.-Sí pero… pero… -
Lo cierto de las respuestas de Ash la despertaron de la momentánea ceguera causada por la ira. Buscando en su mente no recordaba nada de esa noche, todo era tan confuso y nublado que saltar en conclusiones era descabellado e irresponsable. Pena y vergüenza volvieron a atacarla, pero esta vez se permitió algo de orgullo antes que él decidiera tenerle lástima otra vez. Manteniendo su mirada en el suelo con la cabeza baja, evitó que él pudiera leer alguna emoción en sus expresivos ojos y con la voz quebrada en un susurro, continúo la conversación con un poco más de paz.
.-No… recuerdo… ¿Qué sucedió? – Él se rascó detrás de la cabeza, observando el mismo punto que ella en la alfombra gris de la habitación.
.-No lo sé… - Respondió preocupado. –Yo solo… desperté y… ahí estabas… -
.-Ash… tú… también estabas… - Esperaba que él entendiera la pregunta sin que ella tuviera que formularla. Al pasar algunos largos instantes sin escuchar ninguna respuesta, levantó la mirada lentamente hacia su amigo, viendo un extenso rubor apoderarse de ambas mejillas, mientras mordía su labio inferior fuertemente, aparentemente buscando la mejor manera de responderle. –Dios… - Murmuró subiendo sus rodillas y cubriendo su rostro entre ambas, mientras sus brazos las rodeaban. -¿Dónde está mi ropa? – Preguntó susurrando, intentando ocultar o tragar el nudo en su garganta.
.-No sé… Al despertar nuestra ropa no estaba… -
.-La cocina… - Dijo ella con el mismo nivel bajo de voz y sin levantar la cabeza. –Búscala en la cocina… -
.-Sí… - Asintiendo levemente, caminó fuera de al habitación.
Al cerrarse la puerta detrás suyo, aspiró hondamente dejando salir una igual bocanada de aire. Sus hombros pesados de presión se pegaron a la puerta de madera, seguidos de su adolorida y aturdida cabeza que demandaba despertar de este amargo sueño, si es que eso era. Suspiró sabiendo que la situación era real y se despegó de la puerta para acercarse a la escalera.
Desde lo alto del primer piso, observó el camino hacia la cocina. Su corazón dejó sus latidos por unos cuantos instantes, cuando los ojos del maestro escanearon la planta baja. Las prendas "Perdidas" de ambos entrenadores estaban en el suelo y las más íntimas colgaban de la baranda de la escalera de una forma indecorosa y vergonzante. Un rincón de su mente agradeció que Misty no fuera quien vea este espectáculo.
Lentamente bajó los escalones de la escalera, tomando en su camino sus boxers negros. Doblándolos nervioso, atinó en ponerlos dentro del bolsillo joggin y continúo su camino para juntar los shorts de Misty y sus jeans que yacían en los pies de la escalera y sobre el sillón, respectivamente. Entró a la cocina y tomó su camisa que colgaba del micro ondas y el top de ella que amenazaba con resbalar del respaldo de la silla caída. Volvió a aspirar hondamente, tratando de controlar sus desbordadas emociones al recolectar las últimas prendas de Misty que colocó sobre el resto prolijamente doblados sobre su mano izquierda.
Volvió a subir las escaleras un poco más calmado y golpeó delicadamente la puerta de la habitación…
.-Entra… - La escuchó responderle y entró con un andar solemne y apenado. Ella estaba en la misma posición que cuando él se marchó, Misty giró lentamente la cabeza sobre sus rodillas y observó su ropa. –Ash… -
.-¿Sí? – Preguntó él sin mirarla.
.-¿Dónde estaban? – Él tragó saliva nervioso, y sin mirarla respondió rápidamente.
.-Abajo. –
.-Ah… Tengo que… vestirme… -
.-Cl-claro. Lo siento. –
Soltó el aire que involuntariamente había mantenido en sus pulmones. Aún se sentía nerviosa, confundida y avergonzada, pero al estar sola en la habitación pudo calmarse lo suficiente como para librar la presión en la sábana. Su temblorosa mano, fría por su estado emocional, se estiró hacia su ropa interior, delicadamente doblada sobre su top y shorts. Tomó las prendas, obligándose a sí misma a no pensar en cómo fue que se las sacó en primer lugar y comenzó a vestirse lentamente. Sus ojos se llenaban de apenadas lágrimas y su pecho aún ardía en confusión e ira, hasta que una simple pregunta arrasó su mente, propagando un escalofrío por todo su cuerpo…
-¿Cómo supe que la ropa estaba en la cocina?... – Ninguna imagen clara respondió su pregunta. La noche anterior era borrosa y confusa, como si desde que el sol se pusiera ella se hubiera dormido. Pero algo en su inconciente recordó las prendas perdidas. Mordió su labio inferior, temiendo que por alguna razón, todos sus años de represión sobre sus crecientes sentimientos hayan tenido el peor efecto posible. –Y si fue así… ¿Qué haré si Ash se da cuenta de esto también? –
Lentamente terminó de vestirse, sus manos no paraban de temblar y sus pies, entumecidos y caprichosos, hacían su avance hacia la puerta interminable. El recorrido se le antojaba largo y pesado, la idea de bajar las escaleras sabiendo que no podría culpar más a Ash de su situación la dejaba con una sola alternativa, que el Maestro Pokémon, a su entender, no tardaría en reprocharle, Ella había sido la causante de 'esa noche'
Alcanzó el picaporte de la puerta y lo giró lentamente. Escuchó ruidos desde la cocina, aparentemente y a pesar de las circunstancias, Ash tenía hambre y no pretendía saltearse el desayuno. Por su parte, Misty sentía el estómago pesado y lleno, pues una bola de nervios se había ocupado de mantenerla, al menos, sin desayunar, además no podía imaginar un desayuno calmo después de las noticias matutinas. Podía sentir de antemano, la tensión abundar en el ambiente, las miradas tímidas por sobre la comida asomándose involuntariamente hacia el reloj de pared, que con su ruido retumbando en su mente, darían cuenta de los largos minutos y segundos que pasarían ellos solos dentro de la pequeña cocina, dónde según pareciera, comenzó su noche.
Sacudió la cabeza, borrando aquella escena de desayuno y encontró la energía para bajar los escalones. En el anteúltimo escalón, decidió que no iría a la cocina y saldría directamente de la casa.
CONTINUARÁ…
AM
Hola a todos! Después de taaantos meses (o pasó más de un año?) Espero que mi nueva historia les haya gustado... o al menos interesado de alguna forma.
Este ficestá basado en un capítulo de la serie "Jack, el Dragón" (Jacl of all Trades)
