Resumen: Navidad, tiempo de paz, unión y amor. Sin embargo, para Harry será la última oportunidad que tenga de cambiar su forma de ver la vida; cuando tres particulares fantasmas le muestren las navidades pasadas, presentes y futuras. Y quizás, alguien más salga beneficiado con ello. DRARRY Basado en la Historia de Charles Dickens. A Christmas Carol.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son propiedad de Rowling y Warner Bro.

Notas de la autora: ¡Bienvenidos a otras de mis locuras! Ahora que se vienen tiempos de festividades se me ocurrió hacer un Drarry, basado en el cliché navideño de Charles Dickens.

He notado que muchos me han pedido que escriba en un español más neutro. A pesar de que a algunos les expliqué mis motivos por los cuales no me gusta mucho esa forma de redactar, he hecho un esfuerzo por escribir este y un Longfic que estoy redactando de la manera más neutra que puedo. Así que no se preocupen, que no habrá verbos con acentuación Argentina. ¡Cualquier error es culpa del teclado! XD

Ahora sí, no los entretengo más. A leer se ha dicho.


A Christmas Carol

El día se presentaba como uno de los más fríos del año, mas eso no es impedimento para que la emoción y el entusiasmo reinante desapareciera del rostro de cada persona. Tanto muggles como magos, se preparan para la llegada de una de las fechas más hermosas del año, la Navidad.

En todas las casas y edificios muggles se podía apreciar la típica decoración con luces, muérdagos y arbolitos llenos de guirnaldas y adornos de varios colores. Las tiendas rebosan de brillo y resplandores, mientras personas de todas las edades corren de un lado para otro realizando las compras de último momento.

Miles de niños escriben sus cartas con peticiones para cierto personaje de barba blanca y traje rojo. Muchos de ellos se las entregan a sus padres para que, a su vez, éstos se las envíen a Santa. Otros optan por entregárselas personalmente, por lo que sus padres los llevan a cualquier centro comercial, en el cual pueden verse hombres con trajes escarlatas, botas negras y una falsa barba blanca. Sin embargo, para los inocentes pequeños, esto pasa completamente desapercibido.

Una situación parecida se vive en el mundo mágico. Magos y brujas aparecen y desaparecen a lo largo de todo el callejón Diagon, tratando de encontrar los regalos adecuados y abasteciéndose con los suficientes ingredientes y alimentos para la cena navideña.

Pequeños magos y brujitas miran alucinados las hermosamente llamativas tiendas de juguetes y deportes; soñando con ser los afortunados de obtener la ágil y más veloz escoba del mercado, la Starfire 3000; o por qué no la nueva muñeca "modelitos", aquella que logra cambiar su vestido por más de cien modelos diferentes.

Hogsmeade se encuentra en una situación similar, pero a diferencia del callejón Diagon, en el pueblo se pueden ver alumnos con largas y abrigadas túnicas negras, entrando y saliendo de los diferentes locales con coloridas bolsas y cajas.

Lugares como Las Tres Escobas o el salón de té de Madame Puddifoot están abasto de personas. Y es que, luego de caminar por horas en las congeladas calles, una reconfortante taza de chocolate caliente, es lo que todos desean al concluir con las compras.

Una suave nevada cae desde el encapotado cielo, mientras que pueden escucharse canciones y fragmentos de villancicos por todas partes. Esto, junto a la inigualable decoración navideña que abarca desde pequeñas y relucientes hadas; hasta hechizos sobre los adornos navideños, para cambiar de color al compás de la música, hace del pueblo un lugar de ensueño.

No obstante, la excitación navideña no llega a tocar el corazón de todos los magos. En la oficina más grande de todas, ubicada en la planta alta del edificio "Artículos para Quidditch", se encuentra sentado en un sillón muy costoso de cuero negro, nada más y nada menos que Harry James Potter.

Cualquiera pensaría que luego de haber destruido a Voldemort hace quince años, el niño (ahora hombre) que vivió estaría pensando en qué regalarle a sus hijos, su pelirroja esposa y el resto de la familia Weasley. Sin embargo, la realidad está muy lejos de ser así.

Harry, para sorpresa de muchos, una vez acabada la guerra no volvió a retomar su relación con la menor de los Weasley. La gran mayoría lo interpretó como el tiempo de experimento y conocimiento, referente a placeres sexuales, que cualquier adolescente necesita adquirir a esa edad. Pero que al final, terminaría alejándose del descontrol; para retomar la relación con la mujer que sería el amor de su vida, la madre de sus futuros hijos.

Mas no fue así. Harry se tomó ese tiempo para descansar de toda la locura que representó ser perseguido por un loco maníaco durante siete fatídicos años, disfrutando cada instante que la vida le dio a partir de esa noche en la que todo concluyó. Esto no significa que no haya experimentado en el ámbito sexual, todo lo contrario. El ex Gryffindor no sólo gozó del sexo heterosexual, sino que también se inmiscuyó en el sexo homosexual. Y siendo completamente sinceros… el segundo gustó más que el primero.

Ese fue el principal motivo por el cual Harry Potter, héroe indiscutido del mundo mágico, no retomara la relación con su antigua novia. Y como buen Gryffindor que era, Harry le hizo frente al mundo, declarándose homosexual y pasando a ser conocido como el héroe-que-salió-del-armario, literalmente.

En un principio, sus amigos se sorprendieron bastante con la confesión y es probable que una pequeña decepción haya cruzado los rostros de la familia Weasley, al entender que su hija no sería la esposa de ese maravilloso chico. La desilusión se convirtió más tarde en enfado, por no cumplir con lo que se suponía que él debía hacer. Porque todo el mundo esperaba eso, ¿no? Que se casara con Ginny y tuvieran hijos, formando la familia perfecta.

Pese a lo mucho que Harry intentó hacerles ver a los Weasley que su sexualidad no tendría por qué influir en su amistad, algo se rompió entre la familia y él, algo que jamás pudo repararse.

Ron y Hermione fueron los únicos que siguieron tratando a su amigo como siempre, demostrando la lealtad con la que tanto se vanaglorian los pertenecientes a la casa de los leones. Sin embargo, desde el momento en que Hermione quedó embarazada de Rose, esta relación se hizo más débil. Al haber un bebé de por medio, Ron y Hermione ya no tuvieron tiempo de hacer la vida de solteros que Harry tan a gusto llevaba.

Pasaban días, a veces semanas, sin que se vieran o hablaran y una vez que Hugo, el segundo hijo del matrimonio naciera, el trío dorado pudo considerarse completamente deshecho. Los días sin saber uno del otro, se convirtieron en meses y cuando se quisieron acordar, la única comunicación que mantenían era por Red Flu o cartas.

Para Harry, el distanciamiento de ellos fue un golpe duro. Fue muy difícil ver que todos sus amigos rehacían sus vidas junto a sus parejas, mientras que él se enfrascaba en su trabajo cada día más.

Y hablando del trabajo, este fue otro motivo por el cual la población mágica se decepcionó de su héroe. Luego de finalizar la guerra, se esperaban maravillas del salvador. Muchos aseguraban que seguiría los pasos de sus padres y se convertiría en Auror; otros que deslumbraría a todos sobre una escoba, jugando para el mejor equipo de Quidditch de Inglaterra; algunos incluso dijeron que sería el nuevo ministro de magia. No obstante, ninguno de esos estereotipos marcados fue seguido por el moreno.

La última guerra dejó al mundo mágico completamente devastado. La mayor parte de las tiendas del callejón Diagon y Hogsmeade debieron cerrar, viéndose sus dueños forzados a vender el local para poder empezar de cero. Por desgracia, pocas familias adineradas mantuvieron su fortuna, principalmente porque la mayoría de éstas terminaron en Azkaban, a la vez que sus bienes eran embarcados por el ministerio como compensación por daños y prejuicios.

Así fue como a Harry se le ocurrió que podría comprar algún negocio del callejón y dedicarse a ello. El problema era decidirse qué comprar, porque la mayor parte de estos estaban a la venta. Siguiendo su pasión por el Quidditch, Harry adquirió por un mínimo precio la tienda de artículos para Quidditch. Pero el inesperado talento administrativo de Harry, lo llevaría a comprar y restaurar casi todas las tiendas, volviéndose la persona más adinerada e influyente del mundo mágico.

Entonces, si las cosas no han ido nada mal para el rey de Gryffindor, ¿por qué se encuentra completamente fastidiado en esta hermosa fecha navideña?

A pesar de ser asquerosamente rico y tener al mundo a sus pies, Harry se ha dado cuenta que casi todas las personas lo desean sólo por su fama o dinero, no viendo más allá de eso. Ha perdido la cuenta de las relaciones en las que ha estado embragado y todas, sin excepción alguna, han terminado con abogados de por medio y una que otra orden de restricción.

Si a esto le sumamos el distanciamiento de sus amigos, las críticas del resto del mundo y todos los maltratos que ha sufrido junto a sus parientes muggles durante tantos años, demostrándole lo injusta que puede ser la vida con ciertas personas, es lógico que algo cambie en él. Debido a ello, Harry se ha convertido en un ser mucho más frío, distante y avaro.

Es por ese motivo que hoy, veinticuatro de Diciembre, Harry se encuentra de mal humor en su oficina, repasando el último informe que le ha dado su secretaria Pansy Parkinson, con los números de las ventas recaudadas esa semana.

En la sala sólo se escucha el crepitar de las leñas en la chimenea, por lo que Harry se sorprende cuando la puerta es abierta bruscamente.

– ¡Hola Padrino! ¿Cómo te encuentras en este hermoso día navideño?

– Teddy, que te he dicho sobre entrar de esa manera tan bruta y desubicada a un lugar. Podrías al menos haber tocado la puerta. ¿Qué acaso te educaron los perros salvajes?

– Wow, creo que alguien está de mal humor hoy, ¿eh?

– ¡Felicidades por notarlo! Veinte puntos para Hufflepuff. Ahora vete, necesito revisar unos informes.

– De acuerdo, pero primero quiero invitarte, como todos los años y aunque es un caso perdido, a pasar la navidad con nosotros. Victoire y yo cenaremos en casa de la abuela Andrómeda.

– No sé por qué te molestas en venir cada año Teddy, si sabes mi respuesta.

– Lo sé, pero creo que te sentaría bien pasar navidad acompañado por una vez en tu vida. No es bueno que estés tanto tiempo solo. ¡Además, la abuela hará tarta de chocolate!

– Teddy, te lo voy a decir por última vez y espero que ésta sí logre quedar grabada en tu cerebro. ¡No me interesa celebrar la Navidad! Es sólo un patético día en el cual las personas tratan de convencerse de que la felicidad existe y en el que los comerciantes ganamos mucho más con la "emoción" que provocan las festividades. ¿Sabes cuánto trabajo extra hay que hacer en estas fechas? Sinceramente no tengo tiempo para perderlo en esas tonterías.

– ¿Pero qué hay de tus empleados? ¿Acaso no festejan Navidad tampoco?

– Si la festejan o no, no es de mi incumbencia. Mientras vengan mañana por la mañana a trabajar, por mí pueden incluso festejar el cumpleaños de Voldemort.

– Pero padrino…

– ¡BASTA! ESTOY ARTO DE QUE TODO EL MUNDO ME DIGA LO QUE DEBO HACER. ¡SI TANTO TE GUSTA CELEBRARLA, ENTONCES VÉ A HACERLO Y DÉJAME EN PAZ!

Un silencio completamente incomodo se instala en la habitación, el cual es interrumpido en el momento que Pansy entra con unos fajos de hojas y unas carpetas en manos, a la vez que levita un café amargo en una fina taza de porcelana.

– Señor, le traigo el informe de Hogsmeade y la nueva publicidad que pidió. También le traje su café amargo. ¿Algo más, señor?

– No, Parkinson. Retírate. Y sobre lo que me pediste, no te daré el día libre mañana. Lamento mucho que tu esposo deba marcharse por un tiempo para buscar a no sé quién, pero no dejaré que nos atrasemos justo en un día tan caótico como lo será mañana.

– Sí, señor. Como usted diga. – De muy mal humor, la ex Slytherin sale de la habitación rumiando por lo bajo miles de insultos y comentarios filosos hacia su "querido" jefe.

– No puedo creerlo, tío Harry. Te has vuelto igual que el tipo ese del cuento muggle.

– ¿De quién estás hablando?

– De aquel que era tan tacaño y egoísta, que los fantasmas de la navidad tuvieron que mostrarle la navidad pasada, presente y futura para hacerlo redimir de sus actos, salvándolo de morir solo y odiado por todos.

– Por favor, Teddy. Esos son sólo cuentos de niños, la realidad no es así. La vida no es justa y no siempre se puede obtener lo que uno desea.

– Me decepcionas, padrino. Creí que en verdad cambiarías… pero veo que me equivoqué. No te preocupes por que venga a molestarte, ya que no volveré más. Que tengas una feliz Navidad.

Sin decir más, el metamorfomago se marcha de la oficina muy desilusionado y enfadado a la vez. Deseándole unas felices fiestas a Pansy, sale del edificio y se desaparece, jurándose no volver a dirigirle la palabra a aquel al que una vez consideró como a un padre.


En su oficina, Harry repasa cada parte de la discusión con su ahijado y está convencido de que esta vez es definitivo, Teddy no volverá a hablarle más. Extrañamente, no siente nada en absoluto. En otra circunstancia, hubiera salido corriendo detrás de él para disculparse, pero ahora sólo puede sentirse enfadado por la poca comprensión que posee el hijo de Remus y Tonks. ¿Es que acaso no podía entender que él detesta la Navidad?

– ¡Maldita y estúpida Navidad! Si pudiera la borraría del calendario. No entiendo qué es les gusta tanto a todos de ella, sólo es otro patético día como cualquiera. ¡Maldita Navidad y al que la inventó también!

Rumiando miles de cosas por lo bajo, Harry sigue trabajando el resto del día entre informes, publicidades y firmas. Tan ensimismado está en su trabajo que no percibe cuando la puerta se abre con delicadeza.

– ¿Señor?

– ¡Parkinson! Me asustaste. Podrías haber tocado…

– Sí toqué la puerta, señor. Pero no me respondía, así que pensé que algo malo le había ocurrido.

– Ahh… no te escuché. Bueno, ¿necesitabas algo?

– Sólo quería decirle que son las siete, señor. Me voy a casa a cenar con mi familia. ¡Que tenga una linda Navidad!

– ¿Navidad? Son puras patrañas, Parkinson. La veo mañana temprano y cierre todo el lugar, viajaré hasta mi mansión por Red Flu.

– Claro, como diga. Buenas noches.

Tan silenciosa como llegó, Pansy sale de la habitación, dejando escapar un suspiro de resignación al no haber podido ablandar el frío corazón de su jefe y permitirle tomarse el día. Ni siquiera tuvo la delicadeza de escucharla cuando le explicó el motivo por el que deseaba tener un poco de tiempo libre.

Una vez que cierra toda la oficina, comienza a caminar por la nevada calle mientras una fuerte determinación se instala en su mirada. Esta situación ya ha llegado demasiado lejos, ni su ahijado ha podido sacar algo de compasión en Potter. Convencida de que ya ha llegado el momento en que alguien le haga ver a su jefe en lo que se ha convertido, decide planear algo… algo que no sólo lo salve a él, sino que también salve a su mejor amigo, al que han estado tratando de ubicar desde su liberación de Azkaban.

Juntando todo el valor que posee, Pansy se aparece en su casa para hablar con Blaise e idear un buen plan que mate dos pájaros de un tiro. Pero es consiente que si desean tener éxito, deberán solicitar la ayuda de ciertos ex compañeros de escuela.


Las suaves campanadas del fino reloj de oro en la oficina de Harry marcan las nueve de la noche, haciéndolo levantar la cabeza de los papeles en los que tan ensimismado estaba. Restregándose los ojos con los dedos, guarda todos los archivos e informes sobre su escritorio con un toque de su varita, dejando la habitación en completo orden.

Una vez listo esto, toma su abrigo y un poco de polvos Flu para viajar por la chimenea. En unos segundos, aparece en su mansión. Ubicada en las afueras del valle de Godric, la residencia que antes perteneció a sus abuelos paternos, se alza en todo su esplendor. Sin embargo, a pesar de ser una maravilla de infraestructura, la tristeza y desolación que inunda cada una de sus habitaciones, provoca que su belleza no pueda valorarse al máximo.

– Buenas noches, amo. ¿Puede Kreacher tomar su abrigo? ¿Desea cenar o tomar una ducha primero?

– Creo que una ducha estaría bien, Kreacher. Y no quiero ver en la cena nada de pavo relleno, ni ninguna comida navideña. ¿Entendido?

– Por supuesto, amo. Como usted diga. Kreacher le preparará el baño.

Sin más que decir, el elfo se desaparece y deja a Harry solo en el salón principal. Con pocas ganas, sube las escaleras que lo conducirán hasta su habitación y una vez allí, se quita la ropa lentamente. Para cuando termina, Kreacher ya ha llenado la bañera con agua caliente y una deliciosa fragancia frutal inunda las fosas nasales del moreno. Rápidamente ingresa en ella y nota como en un segundo, todos sus músculos se relajan, haciendo que sus problemas se esfumen con la espuma que flota a su alrededor.

Pierde la noción del tiempo que emplea en el baño y no sale de la tina hasta que comienza a sentir su piel arrugarse. Una vez seco y cambiado, baja al comedor para cenar. Kreacher sirve la comida, la cual consiste en carne al horno con papas fritas y de postre un delicioso pastel de crema.

Harry parece satisfecho al no encontrar nada que indique "Navidad" en la comida, así que tomando cuchillo y tenedor, se dispone a ingerir la comida. Una vez que termina, Kreacher aparece y comienza a recoger la mesa, mientras él se dirige a dormir.

– ¡Buenas noches, amo! ¡Y que tenga una linda Navidad!

– Por última vez, Kreacher… ¡yo no celebro la Navidad!

Con enfado, Harry sale de la habitación y se dirige a su cuarto para dormir. Luego de ponerse su pijama de seda egipcia, se acuesta en su enorme cama con dosel y programa su despertador a las seis de la mañana. Un último hechizo incendio, sin varita, sobre la chimenea a su izquierda es realizado. Inmediatamente, Harry cierra sus ojos, cayendo en un profundo sueño.

Afuera, los copos de nieve caen con mayor intensidad sobre el suelo, cubriendo todo a su paso. Ocultas por las sombras de la noche, pueden apreciarse en ese paisaje nevado, siete figuras con gruesas capas negras. Todas mirando hacia la ventana del héroe del mundo mágico.


oOoOoOo

Notas finales: ¿Quiénes creen que sean las siete figuras con capas? ¡Díganme sus sospechas en un review! ^^

Ahora bien, el fic estará terminado entre esta semana y la siguiente. Calculo que serán cinco o seis capítulos, más o menos. Tengo la intención de terminar de publicarlo la semana del treinta y uno; si veo que gusta y los comentarios son bastantes, es probable que actualice dos veces en una semana. Así que ya saben, si les gusta y quieren seguir leyendo, díganmelo en un comentario.

¡Besitos a todos y nos vemos pronto!