SAGA

"EL RETORNO DE LA ARMONÍA"

LIBRO I

"MUNDO OSCURO"

Prólogo

"La caída de Canterlot"

(FRAGMENTO DEL DIARIO DE LUNA)

"…lo recuerdo bien, fue con el aterrador aullido a la caída de la noche que todo inició, nunca le había temido a la noche pues yo era su gobernante, pero esa noche, ya no me pertenecía, en cuanto el sol se ocultó en el horizonte y dejó la oscuridad sobre nosotros, ellos aparecieron, emergieron de todas partes donde había una sombra que los pudiese ocultar, sobrevivientes de Ponyville cuentan que emergieron del bosque Everfree sin cesar, tantos que no se podían contar, pero yo no viví eso, yo viví la caída de mi amada ciudad, Canterlot había sido invadida en instantes, nuestros guerreros pelearon con gran valentía pero sus números eran demasiados para nosotros, fuimos dominados, y en una sola noche habían roto todas las defensas de la ciudad y se dirigieron al único lugar que quedaba por tomar, el castillo de Canterlot… Nunca creí que ella nos traicionaría de esta manera… nunca creí que vería el día en que Equestria Caería…" (Diario de Luna, última noche de la era de las dos hermanas, página 3).

Por los jardines incendiados del castillo, entre escombros de lo que alguna vez fueron los muros que brindaban protección, caminaba una figura con total calma, elegancia y tomándose su tiempo como si la batalla a su alrededor entre guardias Equestres y esbirros de la oscuridad, a los que no se distinguía bien la forma, no estuviese sucediendo en lo absoluto, su capa negra y capucha del mismo color encubría su identidad pero en esa oscuridad de su rostro se alcanzaban a distinguir un par de ojos increíblemente blancos con iris rojas y pupilas negras, esa mirada se centraba en la última de las defensas del castillo, un escudo de magia que protegía la puerta principal. Se detuvo.

-La barrera, ¿resistirá?- Preguntó un guardia detrás de la puerta que apuntaba su lanza en esa dirección.

-No lo sé…- Respondió otro guardia, ahí en ese pasillo había al menos 30 guardias incluidos pegasos y unicornios que mantenían sus posiciones.

Al otro lado de la puerta esa figura iluminó su cuerno de un morado muy oscuro y sus ojos resplandecieron como fuego al invocar una poderosa y antigua magia, y en un instante hizo volar aquella defensa con facilidad, los guardias detrás de la puerta, los más cercanos salieron volando por la explosión, otros fueron aplastados por los escombros y el resto quedó aturdido, algunos de ellos fueron tomados por unas figuras negras y fueron arrastrados hacia la nube de polvo que se había levantado, no pudieron hacer nada más que gritar de horror ante su muerte inminente.

En la cámara real más guardias se encontraban reunidos, la última línea de guerreros que quedaban ahí, unicornios con magia en sus cuernos listos para atacar, pegasos en el aire con ballestas y arcos con flechas apuntando a la puerta, espadas listas al igual que lanzas en cascos de ponys terrestres, apoyando a los pegasos se encontraba la guardia de Luna, al menos los pocos que quedaban.

El sonido de la explosión los alertó y los puso nerviosos a la vez llenando sus corazones con miedo, sabían que la barrera había caído y ahora no había nada que evitara que las criaturas que los atacaban tuvieran libre entrada al castillo.

En la parte más alejada de la puerta del salón del trono, vestidas con gráciles y resistentes armaduras, se encontraban las dos regentes de Equestria, Celestia y Luna se habían preparado para la batalla, aunque solo una de ellas parecía estar dispuesta a dar pelea.

Luna se mantenía firme en su posición, aunque el temblor en sus ojos y una gota de sudor cayendo de su frente mostraban lo contrario, sentía como si la noche se había vuelto en su contra, vestía una armadura negra con celeste y un yelmo todo azul, como arma mantenía una espada de magia pura, color azul cristalino que mantenía en guardia con su magia.

Celestia por otro lado, a pesar de portar su armadura de un color dorado y sostener una lanza del mismo color con su casco, se mostraba, inexpresiva, decaída, su semblante y cabeza baja mostraban gran culpa y resignación, no había espíritu de lucha en ella.

-Podemos hacer esto hermana, juntas- Dijo Luna al ver el estado de Celestia, la princesa del sol la miró por unos instantes, mas no le dirigió palabra alguna y después volvió a agachar la cabeza con resignación –Mhmm, Mantengan posiciones- Dijo ella al resto de las tropas, ante su voz los soldados se pusieron firmes.

El ruido detrás de la última puerta cesó por momentos y el silencio absoluto e intranquilo se apoderó de toda la sala del trono, en cierto modo, ese silencio era más preocupante que los golpes anteriores de las criaturas queriendo entrar por la fuerza y los gritos de los guardias siendo asesinados casi al instante.

De pronto la puerta cedió con una nueva explosión, estas puertas salieron volando enteras y los guardias apenas pudieron esquivarlas para no ser aplastados. En medio de aquel gran aturdimiento, y con la protección del humo levantado por la explosión, entraron aquellas criaturas negras como la noche misma, aquellas que entraron por tierra tenían semejanza a lobos sin pelo salvo algunos cuantos en la cabeza o las patas, pareciera que sus labios y párpados habían sido arrancados ya que sus dientes amarillos siempre se asomaban y esos ojos rojos estaban siempre amenazando, sus garras eran negras y sus colas parecían látigos al ser más largas y azotar el suelo con fuerza.

Por el cielo, algo parecido a murciélagos gigantescos, algo más grandes que ponys comenzaron batalla contra los pegasos y guardias lunares, su piel grisácea parecía caerse y unas garras estaban pegadas a sus alas al igual que en sus alargadas piernas y como los lobos, tenían ojos rojos de furia pura.

-¡Sin temor!- Gritó la princesa Luna que sacaba su espada y cargaba contra las criaturas al igual que sus tropas, los unicornios lanzaban rayos de magia a las esas bestias mientras los pegasos hacían lo posible por mantener la lucha en lo alto, la princesa Luna entró a la batalla con gran valor cortando en instantes a varias de esas criaturas voladoras y lanzando rayos de magia al suelo contra esos lobos que entraban.

Las tropas en el suelo apenas resistían los embates pero empezaban a ser superados en número por los monstruos que seguían entrando al salón del trono, una batalla más o menos igualada ahora se convertía en una de proporciones de 1 a 5.

No pasó mucho antes de que aquella misma figura encapuchada hiciera su aparición en el salón del trono, escoltada por dos lobos y tres criaturas voladoras, su caminar era directo hacia la princesa Celestia quien, a pesar de la batalla a su alrededor, seguía en la misma posición ni siquiera los gritos de los guardias siendo asesinados la hacían reaccionar.

Celestia notó la presencia de esa figura y alzó su rostro unos momentos para verla avanzar hacia ella, algunos guardias intentaron detenerla pero sus escoltas se hicieron cargo de ellos con facilidad, otro que logró acercarse fue impactado por una energía poderosa por parte de la figura y lo mató al instante volviéndolo polvo, observó a la princesa Luna y envió a sus tres escoltas aéreos a hacerle frente.

-¡Hermana!- Gritó Luna al ver a la figura avanzando hacia Celestia pero antes de que pudiese ayudar fue interceptada por los tres monstruos voladores, Luna no tuvo más opción que pelear contra ellos.

Después de deshacerse de un último guardia con facilidad, ahorcándolo con magia, aquella figura se paró frente a las escaleras del trono, observando desde debajo de su capucha a la princesa del sol. Celestia por fin reaccionó y observó con una mirada vacía a la figura, se levantó de su trono, dejó caer la lanza, pues no tenía ni la intención ni el coraje para pelear, ya no, se acercó con paso lento pero tranquilo hasta que quedaron a pocos metros una de la otra y aun en medio de aquel caos de la batalla ambas figuras percibieron un silencio solo para ellas.

-Después de años… de verdad has regresado…- Dijo Celestia mirando a la figura que seguía cubierta con su capa y la observaba con ojos rojos de furia pero no le respondió –Lo siento… sé que es mi culpa que te hayas convertido en lo que eres ahora… lo que vayas a hacer… hazlo… no opondré resistencia…- Dijo Celestia cerrando sus ojos y bajando la cabeza mientras derramaba lágrimas silenciosas.

Al ver estas lágrimas la mirada de la figura cambió, sus pupilas pequeñas regresaron por momentos a la normalidad, la veía ahora con lástima, pero de un momento a otro sus ojos se cerraron y al volverlos a abrir se vio de nuevo la furia y rabia en ellos, iluminó su cuerno de un morado profundo y un par de alas negras emergieron de su espalda.

Alrededor de ambas se empezó a dibujar un círculo de color violeta con runas en sus orillas que empezaron a girar, otro círculo apareció alrededor de Celestia y fue cuando aquella figura empezó a recitar unas extrañas palabras en un tono siniestro, el círculo que antes las envolvía a ambas ahora solo lo hacía con Celestia, la princesa solo suspiró aceptando su destino y miró una vez más hacia aquella figura encapuchada.

-Siento todo el dolor que te causé…- Comentó Celestia pero fue ignorada, mientras el círculo brillaba con más intensidad y las runas se volvían de color negro al igual que el suelo dentro del círculo, el cuerpo de Celestia entonces empezó a convertirse en piedra gris –Siento haberte fallado… mi estudiante…- Con esas palabras el cuerpo de Celestia quedó convertido en su totalidad en roca sólida.

Luna sintió aquella poderosa magia oscura, volteó solo para ver a su hermana convertida en una estatua en pose de arrepentimiento aun derramando lágrimas que se hicieron de concreto mientras una luz dorada entraba en la capucha de la figura y luego, se apagaba, dio un gran grito y cargó contra la figura pero tal distracción le costó caro, uno de los voladores se escabulló y de un zarpazo en sus alas la derribó al suelo, ella gritó de dolor e impacto el suelo con fuerza frente a la estatua de su hermana.

-Celestia…- Dijo ella incrédula de lo que veía, lo que más le impactaba era que su hermana no hubiese opuesto resistencia alguna, volteó hacia la figura quien por fin retiro su capa para ver con claridad a la princesa de la noche.

Al fin reveló su identidad, aquella a quien Celestia había llamado estudiante, no era otra que la mismísima Twilight Sparkle, sin embargo, era muy diferente a como la recordaban, apenas si la podían reconocer, sus alas negras como de cuervo, más alta que antes, un cuerno curvo y afilado y sus ojos, sobre todo esos ojos rojos llenos de ira y desprecio por todo lo demás.

-¿Por qué… por qué haces esto?- Preguntó Luna en el suelo, intentó levantarse pero dos monstruos alados la sometieron y uno de esos lobos mordió su casco trasero para inmovilizarla, el dolor era tal que no podía concentrarse lo suficiente para realizar cualquier tipo de magia.

-Ella me quitó a quien más amaba- Comentó ella con una Frialdad tremenda y agregó –Así que yo le quité todo lo que ella amaba y protegía- Hizo brillar su cuerno aún más y con un rayo negro impactó a Luna, la princesa de la noche gritó con desesperación y gran sufrimiento, deseó estar muerta por ese intenso dolor, pero comprendió que el rayo no estaba dirigido para matarla.

La princesa Luna sufría más y más ante la mirada impotente de un par de sus guardias y uno de Celestia que habían sobrevivido a la batalla. En un momento dado Twilight aumentó el rayo de intensidad causándole más dolor a la princesa, fue ahí cuando un aura oscura y brillante, rodeada de un brillo púrpura, empezó a salir del pecho de Luna, esto solo aumentó el dolor que sentía ya que era como si algo le fuese arrancado desde adentro. Al final Twilight detuvo el rayo de magia negra y Luna siguió en el suelo retorciéndose de dolor pero todavía consiente.

-¿Qué… has hecho?- Preguntó Jadeante la princesa de la noche.

-Solo tomé lo único útil de ti- Contestó ella y el aura oscura tomó forma junto a Twilight, Luna abrió los ojos al reconocerla.

-No… no puede ser… Nightmare Moon… ¿Cómo?- Dijo ella horrorizada de ver a su contraparte ahí, ahora con propia presencia física, al parecer Nightmare era consiente también, entendió que Twilight la había liberado y ante la sorpresa de Luna, su alter-ego se arrodilló ante ella.

-Ya no tengo uso para ti- Dijo Twilight y volteó hacia Nightmare Moon -Elimínala- Ordenó y Nightmare dio una macabra sonrisa y se dirigió hacia la princesa de la noche, ambas criaturas aladas alzaron su rostro a la fuerza para que Luna viera a Nightmare al momento de ejecutarla, el alter-ego de la princesa sonrió con malicia e invocó una guadaña que puso en el cuello de la princesa, Luna cerró sus ojos y esperó por el golpe final.

Sin embargo ese último golpe nunca llegó, escuchó un zumbido a través del aire y varios impactos, abrió los ojos y vio a las dos criaturas que la sostenían en el suelo, también la guadaña de Nightmare Moon había salido volando y estaba encajada en la pared, los guardias sometidos aprovecharon la confusión y se liberaron de los monstruos que lo sometían para ir en auxilio de la princesa, uno de ellos se sacrificó arrojándose hacia Twilight para que los otros pudiesen llevarla hasta la puerta del salón el trono de donde habían provenido los otros disparos de magia mientras ella acababa con su vida, Twilight solo dio un suspiro y se dio la vuelta para observar a quien había atacado a sus monstruos y salvado a la princesa Luna.

Otro rayo de magia, color rosa, salió desde la puerta y derribó a Nightmare Moon quien se levantó casi de inmediato, recuperó su guadaña y se disponía a atacar pero Twilight la detuvo con un ademán de su casco para que no avanzara, a regañadientes, ella detuvo su ataque e hizo desaparecer su arma en las sombras.

-Así que… has venido desobedeciendo mis órdenes- Comentó Twilight en un tono de decepción y dando un suspiro.

-Detén ahora esta locura… Madre…- Contestó una nueva figura que hacía acto de presencia, tenía su pelaje morado, crin negra y un cuerno curvo, sus alas se asemejaban más a las de murciélago pero las facciones de su rostro eran bellas, además sus ojos se asemejaban a los de Twilight antes de ser rojos, tenía una CM de un corazón de dos colores, el lado derecho era de color negro y por su lado salía un ala negra de murciélago, el lado izquierdo era color blanco y de ese lado salía un ala de ángel.

-No lo has entendido aun por lo que veo, hija, esto es lo que tiene que hacerse- Comentó ella reuniendo a sus tropas –Todos ellos, deben pagar- Dijo ella señalando a Luna que se apoyaba en el último guardia real que quedaba para defenderla pues el otro los quitó del camino antes de que un monstruo los alcanzase.

-Mi padre… no hubiera querido que cometieras su mismo error…- Comentó Firiel y esas palabras tuvieron un efecto en Twilight, miró a su hija fijamente y luego bajo la cabeza cerrando los ojos como si de pronto hubiese comprendido sus acciones, sin embargo Firiel sabía que esto no sería así, por lo cual empezó a realizar un hechizo disimuladamente para salir de ahí antes de que Twilight se diera cuenta -Lo siento madre…- Dijo ella de pronto y Twilight comprendió lo que pasaba, volteó solo para ver como un círculo rosa rodeaba a su hija, a Luna y al guardia a su lado.

-¡NO!, ¡Me engañaste!- Gritó Twilight furiosa y atacó a su hija quien apenas pudo terminar el hechizo a tiempo y los tres que quedaban desaparecieron de ahí, sus tropas hicieron ademán de ir a buscarlas pero Twilight les detuvo de nuevo –No hay necesidad, ella volverá un día, podemos darnos el lujo de ser pacientes, por ahora, hay cosas más apremiantes- Comentó ella y sus tropas se calmaron y la siguieron cuando empezó a alejarse, entre ellos iba Nightmare Moon ahora separada de la princesa de la noche.

-Sus órdenes, mi señora- Dijo Nightmare Moon sorprendiendo a todos al seguir arrodillándose ante Twilight.

-Actuaremos rápido, este mundo estará pronto en tinieblas, pero por ahora, debemos retirarnos, el amanecer está por llegar- Mencionó ella mirando hacia el horizonte donde veía como cambiaba la coloración del cielo anunciando la llegada del sol –Hasta nunca… maestra- Pensó ella al dar un último vistazo a Canterlot que estaba prácticamente en ruinas después del ataque.

-¿Cómo hemos de llamarla mi señora?- Preguntó Nightmare Moon.

-Darklight, Lady Darklight- Respondió ella haciéndose ahora de un nuevo nombre como señora de la oscuridad.

BOSQUE EVERFREE

-Estamos a salvo, por ahora- Mencionó Firiel aunque no se notaba muy convencida de sus propias palabras –El amanecer les dará una ventaja, descansen poco y huyan lo más pronto posible, no se queden en un lugar, los estarán buscando- Agregó ella que se ocultaba entre las sombras de los árboles.

-Espera…- Comentó Luna aún cansada y ayudada por su guardia -¿Por qué nos ayudas?- Preguntó confundida.

-Porque… es lo correcto y… porque es lo que mi madre hubiera hecho… la madre que en los primeros 5 años de mi vida me habló de lo hermoso que era el mundo, la madre que me crió con amor y cariño… hago esto, por la madre que alguna vez tuve… y por mi padre…- Dijo ella en tono de melancolía lo cual hizo sentir a Luna de una manera terrible, se acercó a ella y le ofreció su espada, una hoja cristalina con un mango que mostraba una luna en cuarto creciente en hecho de plata, Firiel estaba muy confundida por esta acción.

-Mátame…- Dijo la princesa de la noche sobresaltando a Firiel y antes de que ella pudiera replicar, Luna agregó –Es nuestra culpa que todo esto esté ocurriendo… nosotras mismas condenamos a Equestria… Firiel… matamos a tu padre… y con eso… destruimos a tu madre… merecemos este castigo… y tu… mereces tener venganza… adelante…- Comentó la princesa Luna y bajo su cabeza, Firiel tomó la espada y por un momento se vio tentada a hacerlo, después de todo la princesa Luna tenía razón, al matar a su padre y esposo de Twilight, ellas habían firmado la sentencia sobre Equestria, pero al final, no lo hizo, clavó la espada en el suelo y negó con fuerza con la cabeza.

-No… un gran error fue su falta de tolerancia… pero no hay nada que hacer… en un futuro tal vez… tal vez llegué un día en que este horror se acabe y pueda ayudar a mi madre y esperaré lo necesario- Dijo ella y devolvió la espada pero Luna no la aceptó.

-Yo he perdido toda esperanza ahora que mi pueblo ha caído y que sufrirán por nuestra causa… mi hermana ya no está… las portadoras tampoco…, pero, si tú de verdad crees que hay esperanza para Equestria, entonces depositaré lo que queda de mi fe en ti- Al decir esto ella cortó su casco con la espada, asustando a su guardia que quedaba, pero asegurando que todo estaba bien, tocó una joya en el centro de la base de la espada y esta brillo rojo, luego azul y la final blanco –Cuando ese día llegue, esta será la señal, alguien de mi linaje aparecerá para reclamar la espada que ahora te entrego y hasta entonces, tú debes de ser su guardiana, no puedo pensar en nadie mejor para el trabajo- Comentó la princesa Luna y acercó la espada a Firiel, quien por momentos vio la sangre que escurría de la princesa Luna.

-Lo siento por eso, de acuerdo, yo haré como usted me piden y cuidaré de la espada, me retiro entonces, el día está por llegar, adiós princesa Luna, no nos veremos de nuevo…- Se despidió Firiel y desapareció junto con la espada en una esfera de humo a las partes más oscuras del bosque.

-¿Qué piensas hacer soldado?- Preguntó la princesa Luna al único guardia que le quedaba –Si gustas, puedes seguir tu propio camino, ya no soy princesa, por mi culpa ocurre todo esto, eres libre, vete y haz tu mejor esfuerzo por afrontar el oscuro tiempo que viene- Comentó ella y el guardia lo pensó por momentos, luego, se paró frente a la princesa.

-Mi princesa, no he de dejar su lado, mi lealtad es para usted y para Equestria, hoy y siempre- Comentó él, firme empuñando una lanza, Luna entonces notó que le llamaba la atención la lealtad de este guardia.

-Si esa es tu elección, bien, la compañía será buena en este viaje, mi última orden, deja de llamarme princesa, puesto que no lo soy más, tampoco mi nombre puedo usar pues llamaré mucho la atención, al menos para huir, llámame desde ahora Lurala- Dijo ella lo cual extrañó al guardia pero este asintió -¿Cuál es tu nombre, noble caballero?- Preguntó ella.

-Mi nombre, soy, Night Cloud, majes… quiero decir… Lurala- Respondió él asintiendo.

-Entonces Night Cloud, comencemos nuestro viaje- Comentó ella y el guardia asintió, ambos tomaron el camino principal para luego buscar un lugar donde descansar un poco antes de seguir caminando este nuevo destino incierto para toda Equestria.

FIN DEL PRÓLOGO.

ESTE ES UN NUEVO FIC QUE TENGO EN MENTE DESDE HACE TIEMPO LA VERDAD Y COMO ES ALGO DE BUENO ALGO CON UN POCO DE HORROR DECIDÍ TRAERLO EN ESTA NOCHE JEJE, DIGANME, ¿LES GUSTO? ¿DEBO CONTINUARLO?, ESPERO CONTAR CON SUS OPINIONES AL RESPECTO, GRACIAS A TODOS.