Nunca solo, nunca más

Notas de la Traductora: Este fic fue escrito originalmente en inglés por la autora Bored Beyond Belief, quien me dejó traducirlo al español. Es mi primera traducción, así que sean pacientes conmigo. Por lo mismo, acepto críticas y sugerencias obviamente. Si desean leer la versión ya terminada en inglés el vínculo se encuentra en mis 'Favorites Stories' o pueden buscarlo directamente por el título 'Never Alone Never Again'. Es un universo alterno que se desarrolla después de GoF.

Disclaimer: Harry Potter y el maravilloso mundo de J.K. Rowling no me pertenece y tampoco a la autora. Y este fic ni siquiera me pertenece a mí, fue escrito por Bored Beyond Belief, yo solo traduzco. No gano nada de dinero con esto, solo algo que hacer durante las vacaciones.

Capítulo 1

Harry se encontraba sentado al lado de la tapizada ventana, mirando a la luna... "Luna creciente", pensó Harry recordando al profesor Lupin y observando el cielo nocturno. Extrañaba muchisimo a sus amigos. Deseaba poder estar con su padrino en esos momentos. Harry se preocupaba por él todo el tiempo. Sonrió cansinamente cuando notó cuán protector era con su padrino. Sirius había pasado por tantas cosas durante tantos años. Harry cerró los ojos pensando en él. Le gustaba la imagen de él en el comedor del profesor Lupin, sentados frente a la chimenea riendo juntos. Tenían que ponerse al día con todos los años perdidos. Se los imaginó corriendo juntos, como perro y lobo respectivamente, a través del bosque bajo la luna llena; los Merodeadores de vuelta en acción. Libres.

Harry abrió los ojos abruptamente, un sonido a su lado lo había sobresaltado. Hedwig estaba apoyada en el alfeizar de la ventana, metiendo su blanca cabeza entre las barras y picoteando persistentemente el vidrio para llamar la atención del muchacho que se encontraba adentro. Harry suspiró, e hizo una mueca de dolor cuando sus costillas protestaron por el repentino movimiento. Ésta era la tercera vez en muchas semanas que la lechuza llegaba con un mensaje, pero considerando que los Dursley ahora sí habían aprisionado efectivamente a Harry en su habitación, no había nada que él pudiera hacer al respecto.

"Lo siento, Hedwig. Tapizaron las ventanas. No puedo abrirlas," susurró. Hedwig ululó y ladeó su cabeza como si tratara de ver a Harry a través de las pequeñas grietas entre las tablas. Harry sonrió levemente ante eso, aunque no pudiera tener a Hedwig con él, estaba agradecido por su compañía. La lechuza había pasado la noche anterior ahí y lo más probable es que lo hiciera nuevamente esta noche, dejando el mensaje no leído a la luz de la mañana. Harry esperaba poder ser capaz de sobrevivir hasta el fin del verano en esa habitación. Era reconfortante escuchar a Hedwig, saber que se preocupaba él. Los Dursley no lo habían forzado a volver a la alacena... aún. Aunque había empezado a sospechar que antes que el colegio comenzara, todavía podría terminar allá. Y entonces ni siquiera podría ver a Hedwig.

Harry volvió su vista hacia el brumoso cielo. Estaba levemente nublado, los bordes de la luna se difuminaban con la bruma. Presionó su frente ausentemente con la mano, usando la presión de su palma para tratar de calmar el siempre creciente dolor que irradiaba la cicatriz con forma de rayo. Su legado. Harry cerró sus ojos, mareado momentáneamente. No había dormido más de un par de horas por noche durante semanas. La falta de sueño y la escasez de comida hacían que Harry ahora se sintiera tan débil como un gatito. Apenas podía mantenerse en pie sin temblar. Ahora los sueños venían casi todas las noches.

Harry inspiró de forma que lo hizo estremecer, ignorando el sudor que comenzaba a cubrir su cara y espalda por el repentino movimiento. No quería pensar en los sueños. Ya los vería pronto nuevamente. Voldemort estaba alborotado. Harry no necesitaba que El Profeta se lo dijera; él lo había presenciado. Muggles y magos, familias enteras estaban muriendo. Y Harry los observaba. Ya no podía reunir energías para llorar, pero sabía que cada vez que veía a alguien torturado y asesinado, él moría por dentro. Después de todo, fue su sangre la que le permitió a Voldemort volverse así de fuerte.

Harry cerró los ojos y apoyó su cabeza en la pared detrás de él. Escuchaba a Hedwig continuar ululando y arrullándolo, y podía haber jurado que estaba tratando de reconfortarlo de alguna manera. Sonrió suavemente ante eso. Su compañía lo hacia sentir menos solo.

Las cosas no habían ido bien después de su cuarto año en Hogwarts. Los Dursley sí que sabían cómo guardar rencor, admitió Harry sarcásticamente. Pero también había algo más... algo siniestro. En la mente de Harry nunca existió la pregunta en sobre si los Dursley lo amaban. Por supuesto que no lo hacían, y ellos tomaron cualquier oportunidad disponible para recordárselo cuando estaba creciendo. Pero de alguna manera... Vernon había cruzado una línea en algún lugar, y Harry no podía determinar cuándo o cómo pasó, pero pasó.

A lo mejor la dieta de Dudley había sido el comienzo, reflexionó. Harry siempre le había temido a Vernon, quien ciertamente nunca había tenido problemas pegándole en el pasado. Pero nunca antes había temido por su vida. Y ahora estaba empezando a hacerlo. De hecho, sus doloridas costillas eran un constante recordatorio de la furia de Vernon, como lo eran las otras magulladuras y cortes que había empezado a acumular. Siempre en el pasado, los Dursley habían odiado a Harry, pero aún lo necesitaban para hacer todas las tareas que ellos eran muy flojos para hacer por si mismos. Este año, sin embargo, eso no les había importado.

Vernon había contratado a una compañía de paisajismo para atender su jardín, y Petunia ahora cocinaba todas las comidas familiares desde que Dudley había sido liberado de su dieta por el verano. Harry sospechaba que la verdad Dudley no había sido librado por la nutricionista de la escuela; era mucho más probable que Petunia no pudiera continuar atormentando a su hijo con la cruel dieta que el colegio había tratado de imponer.

Una ama de llaves venía una vez a la semana y se encargaba de todo excepto la habitación de Harry. Algunas veces Harry tenía que reprimir el impulso de golpear la puerta y gritar pidiendo ayuda cuando la escuchaba aspirar el pasillo fuera de su cuarto. Pero él sabía... Harry había aprendido que nadie iba a venir. Nadie vendría. Gritando sólo atraería más problemas de los que estaba preparado para lidiar, y Harry ya no tenía la energía suficiente como para desperdiciarla.

Todo lo que tenía que hacer era terminar el verano. Cuando no se presentara para el inicio escolar alguien vendría. Sólo tenía que soportar hasta entonces. Hedwig dio golpecitos a la ventana de nuevo insistentemente. Harry se sobresaltó. Debía haber empezado a caer dormido. Mala idea, pensó para él mismo. Se forzó a despertarse y vio hacia afuera, fijando su mirada justo en los preocupados ojos de Hedwig.

"Lo siento, debí haberme distraído" susurró Harry de modo tranquilizador. Hedwig comenzó a irritarse, y ululó más persistentemente. Harry frunció el ceño.

"¿Qué pasa?" le preguntó. Ella saltó hacia el lado del alfeizar y miró al jardín de abajo.

Por un momento no vio nada. Luego saltó cuando se dio cuenta que una de las sombras se había movido. Escalofríos subieron por su columna y su piel comenzó a hormiguear. Los ojos de Harry se abrieron en terror al ponerse en pie y al momento presionó su cara contra la grieta. Sí, la sombra se había movido. Y ahora había otra más. Y otra. El corazón de Harry subió a su garganta. Su varita estaba guardada bajo las escaleras en la alacena. Debía llegar hasta ella.

Harry observó las sombras acercándose a la casa. Vestían túnicas y parecían estar susurrándose algo. No había ninguna duda que tratarían de irrumpir en la casa. Harry trató de determinar qué hacer. ¿Debería despertar a los Dursley y tratar de persuadirlos para que abrieran su puerta¿Les daría eso una oportunidad? Sí y no. Vernon podría considerar abrir la puerta, pero sería para golpearlo por despertarlos. Y si las sombras eran mortífagos, como Harry sospechaba, matarían a los Dursley tanto si cooperaran como si no. Aunque los odiara, él no los quería muertos.

Así que estaba por su cuenta. Y Vernon había puesto pestillos en la puerta de Harry. Había tratado de abrir las cerraduras por dos semanas, pero no tenía nada lo suficientemente resistente y delgado como para hacer el trabajo. Vernon lo había escuchado una noche y Harry no lo había seguido intentando desde entonces. No podía pensar en ninguna otra forma para llegar a su varita.

Los ojos de Harry estaban acostumbrados a la oscuridad. Registrando su cuarto con la vista, divisó una lámpara de piso rota en la esquina. Era lo más cercano a un instrumento afilado iba que iba a poder encontrar. Había una pequeña tabla en el centro de la lámpara diseñada para sujetar tragos, y Harry decidió que también le serviría para equilibrarla en su hombro. La base de la lámpara, aunque siquiera remotamente tan impresionante como un bate de béisbol lo hubiera sido, podía servir para su propósito. Sacó la pantalla de la lámpara y la arrastró consigo hasta detrás de la puerta, listo para asestar un golpe al intruso cuando la puerta fuera abierta.

Harry oyó la puerta de la cocina abrirse en el piso de abajo, y escuchó, casi jadeando de miedo, como los escalones crujían bajo el peso de los intrusos. Podía percibir murmullos ahora, aunque no podía distinguir palabras. Levantó débilmente la lámpara sobre su cabeza, sus brazos temblando por el esfuerzo. Esperaba que no se demoraran en el comedor mucho tiempo.

"Alohomora" murmuró suavemente la voz de un hombre. La puerta se abrió, y cuando una figura se asomó, Harry abanicó ferozmente la lámpara.

"¿Harry?" susurró la voz de Sirius con apremio. ¡Oh, no! Harry cambió la dirección de la lámpara en el último segundo, su pesado pedestal apenas fallando la cabeza de Sirius.

"¡Sirius!" dijo Harry cuando éste dio un brinco hacia atrás en sorpresa.

"¿Lo encontraste?" Remus Lupin preguntó, entrando a la habitación de Harry a su vez.

"¡Casi me mataron del susto!" susurró ferozmente Harry, casi riéndose de alivio. Una tercera figura entró a la habitación.

"Todos los demás siguen dormidos", dijo Arthur Weasley, colocándose detrás del profesor Lupin. Harry no había prendido ninguna luz, así que todos estaban en oscuridad. Harry se sentía tiritar ahora que la adrenalina había pasado.

"Y seguirán así. Les lancé un encantamiento para dormir. Podemos hablar normalmente," dijo el profesor Lupin.

"Entonces enciende las luces para que podamos ver con qué cosa casi me aporrea Harry", dijo Sirius, tratando de sonar despreocupado, aunque Harry podía oír claramente la preocupación en su voz.

"Lumos," murmuró Arthur Weasley, y los tres miraron fijamente a Harry en shock.

"Um, hola," dijo Harry y sonrió débilmente. Había apartado la lámpara a un lado y ahora tenía que alcanzar algo y sujetarse para mantenerse de pie. Miró de una cara a otra, tratando de leer lo que veía en ellas.

"Oh, Merlín," dijo Sirius, y Harry observó cómo los ojos de su padrino se desgarraban. "¿Qué han hecho contigo?" preguntó acercándosele.

Harry intentó sonreír nuevamente, decir algo tranquilizador, pero conocía la mirada en sus rostros. Él no se había visto en un espejo en mucho tiempo, pero por sus expresiones al parecer no lucía muy bien. No quería pensar en cómo debía oler la habitación para ellos.

Remus y Arthur habían empezado a mirar alrededor de la habitación, encajando las piezas que revelaban cómo había sido el verano de Harry. Había vivido cerca de un mes en esa habitación. Arthur empezó a apretar su mandíbula y a ponerse rojo.

"¿Dónde están tus cosas?" preguntó, la intensidad en su voz sorprendiendo a Harry. Nunca había visto esta faceta de Arthur Weasley, y por un momento pensó que estaba dirigida hacia él.

"En la alacena bajo las escaleras," respondió Harry. El señor Weasley asintió y salió airadamente del cuarto.

Sirius estaba en frente de Harry ahora, inseguro de cómo aproximarse. Harry reconoció su tentativa y se acercó para abrazarlo, alivio y gratitud casi abrumándolo. Alguien vino. Alguien lo había extrañado, y había venido por él.

Sirius saltó ante la iniciativa de Harry, tomándolo en sus brazos y abrazándolo fuerte. Demasiado fuerte, de hecho, ya que las costillas de Harry enviaron olas de dolor que lo hacían jadear por aire y manchas comenzaron a bailar frente a sus ojos.

"¿Harry?" preguntó Sirius, soltándolo inmediatamente, pero aún sosteniendo por los hombros mientras lo miraba a los ojos. "¿Qué pasa?" preguntó, su cara contraída por la preocupación.

"Lo siento. Mis costillas", respondió Harry, luchando por recuperar su aliento. Sus piernas cedieron y Harry vio como el piso se acercaba para recibirlo. "Oh, vaya," pensó distraídamente, y sintió a Sirius atajarlo.

"Tengo su baúl," llamó Arthur Weasley desde abajo.

"¿Hay algo más, Harry, algo que quieras llevar contigo?" preguntó Remus Lupin, su cara imposible de leer en tanto miraba a Harry descansar en los brazos de Sirius.

A Harry todavía le era difícil recuperar su aliento, pero jadeó, "Las tablas del piso. Bajo la cama," luego sus ojos rodaron hacia atrás, su cuerpo se quedó sin fuerzas y se desmayó.

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N/T: Bien, ése fue el primer capítulo. Me agradaría saber si les gustó. Aprovecho de darle miles de gracias a Petuniz, que apesar de no haber establecido propiamente tal que sería mi beta, obviamente lo es, asi que mitad de este capítulo se lo deben a ella.

Una cosa con la que quizás puedan ayudarme: el título en inglés es 'Never Alone Never Again', pero de cierta forma 'Nunca solo, nunca más' no me convence del todo, pero no he encontrado otra alternativa que suene mejor. Si piensan que debo cambiarlo porque suena medio raro, mándenme sus sugerencias por favor .