¿Como decirle que no a ese vampiro malcarado?

Todos los días era lo mismo. Despertar, caminar oír a Integra-sama gritarle por las tonterías que hace, salir, esperar al vampiro líder, dejar que lo maten para luego revivir y matarlo con saña u locura y luego regresar, bañarme alimentarme y después…

Bueno, creo que lo siguiente no lo puedo pensar ya que es, todavía difícil de explicar. Ya tiene más de diez años que comenzamos a salir como lo que él llama "conde y condesa", y me traía de aquí para allá, hasta hace algunos días que ya se tornaron largos, dicen que es por mi propio bien, aunque me molesta y mucho.

Me la paso dando vueltas por toda la casa, esperando a que el regrese y me pueda volver a dormir tranquila, sin miedo a que lo maten de verdad por descuidado, aunque se burla de mi por preocupante y chillona.

Sé que Alucard es frustrante y desesperante, se comporta como un adolescente empedernido y hace berrinche por casi cualquier cosa. Es especial, no idiota, y siendo sinceros, me siento cuidada y protegida cuando por querer que yo no vea algo me mete en la alacena de la mansión o no me deja salir de la casa.

Ahora solo espero a que regrese, y a que termine mi tortura de hoy, la ropa que me obliga a ponerme Integra-sama no me gusta, me pican los tirantes y me lastiman demasiado. Dice que no puedo caminar tanto ya que me puedo lastimar, y Alucard solo me dice que lo haga, y yo como una idiota obedezco lo que me ordena.

¿Qué estás haciendo Serás? – Pregunta un Hombre de aspecto tenebroso y con los ojos de color rojo carmesí, serás se levanta y trata en vano de acercarse a mas de dos metros de él. El hombre camina y la toma por la cintura y espera pacientemente a que deje de jadear por el cansancio. Posteriormente la sienta y con semblante serio le pregunta.

- ¿cómo estuvo hoy? – dice sentándose en la silla contigua a la de ella. La chica policía sonríe y le da una palmada leve en el brazo.- No estuvo tan mal. Casi no me duele cuando me muevo, lo mejor es que terminara esta tortura en un par de semanas.-

-En realidad Serás, Integra-sama lo ha programado para dentro de tres días. Así que ve despidiéndote de esa cosa porque cuando salga mi ama no lo dejara ni a sol ni a sombra, ya sabes que siempre quiso un hijo.-

Victoria sonríe, tocándose la panza ya abultada y con demasía. La verdad es que se sorprendió que fuera Integra la más entusiasta que el propio padre de la criatura que ahora anidaba su vientre.

Alucard la ayuda a pararse y camina con dificultad, y pone cara de confusión al ver como ella se rasca incesantemente la espalda. Al llegar al cuarto y recostarse ambos en la enorme cama que ahora compartían la sigue viendo igual de confundido.

-Serás, cariño… ¿Por qué te rascas la espalda si no tienes nada?-

Ella ya con lágrimas en los ojos y la espalda completamente enrojecida se da la media vuelta con la suya y le grita llena de coraje.

-¡Esta maldita camiseta no me deja de picar, por eso me molestan las playeras de maternidad!-

Alucard solo suelta la carcajada, sabía que esa era la forma más eficiente de hacerla enojar, cambiándole la ropa por otra que no le gustara.