Advertencia: este es un fic del NaLi, si no te gusta está pareja no pasa nada, nadie te obliga a leerlo(?)
Y bueno, el fic constará de cuatro capítulos, cada uno correspondiendo a un mismo baile pero en años diferentes, empezando así con la Lisanna de 14 años y terminando con la de 17 (por lo que se incluyen los dos años que estuvo en Edolas y tal).
–¡Mira-nee, Mira-nee!
–¿Qué ocurre, Lisanna?
–¿Puedo ir al baile que va a celebrar Blue Pegasus? ¿Puedo? ¿Puedo?
–¿Eh?
–Por favor
–¿A qué se debe tanto interés?
–Es que…
–¿Es que..?
–Natsu me ha pedido que sea su pareja…
–Ese pelochicle… ¡juro que cómo se intente aprovechar de ti lo capo!
–¡Mira-nee!
–Vale, vale… no le haré nada al mocoso ese– afirmó cruzando los dedos detrás de su espalda– Bueno, ¿necesitarás un vestido, no?
–¿No puedo ir con esto? – preguntó señalando su habitual atuendo granate
–Es un baile, en los bailes las chicas llevan vestidos ñoños… por eso los detesto tanto
–¿Entonces tú no vas a venir?
–Oh, sí que iré, pero para vigilaros– dijo con una tenebrosa sonrisa que hizo estremecer a su hermana
–E-eso no es necesario
–Yo decidiré lo que es o no necesario. Como sea, tengo el vestido perfecto para ti– afirmó la demonio entrando en su habitación y rebuscando en lo más profundo de su armario, hasta finalmente sacar un precioso vestido rosa claro, corto, con mucho vuelo y sin mangas.
–Wow, Mira-nee, ¡es perfecto! Pero… ¿por qué tienes tú algo así?– cuestionó la menor de los Strauss ya que, claramente, su hermana no encajaba en el perfil de alguien que se pusiese algo tan cursi
–Lo tenía reservado para ti, sabía que antes o después te harías grande y un chico te pediría salir, por eso cuando lo vi no pude resistirme
–¡Eres la mejor! P-pero Natsu no me ha pedido salir, v-vamos solo cómo amigos– dijo con las mejillas completamente coloradas
–¿Cómo puede ser que mi comentario te ruborice si tú misma, cuando eras más pequeña, le dijiste a Natsu que se casase contigo en un futuro?
–¿C-cómo sabes eso?
–Soy tu hermana mayor, lo sé todo– Lisanna resopló.
…
El día del baile había llegado y la pequeña Strauss esperaba enfrente del gremio a que Natsu viniese a recogerla. Mientras, Mirajane la acompañaba a la par que discutía con Erza.
Finalmente su "príncipe" apareció. Portaba un elegante traje negro, una camisa blanca y, cómo no, su inseparable bufanda. Happy, el cual lo acompañaba, llevaba también un pequeño esmoquin, a juego con el de Natsu, cosa que a Lisanna le pareció realmente adorable.
–Esto pica– fue lo primero que dijo el mago, refiriéndose a su traje, pero sus ojos no tardaron en posarse sobre la figura de Lisanna, haciendo así que no pudiese evitar soltar una exclamación de asombro, la muchacha estaba realmente hermosa.
–Hola, Natsu
–H-hola
–El carruaje está ahí, ¿vamos?
–C-claro, pero una cosa, ¿qué hacen tu hermana y Erza aquí?
–Yo vengo de carabina para evitar que te propases– respondió Mirajane
–¿Qué significa propasarse?
–Creo que estás sobreestimando a Natsu– dijo Erza mientras reía al ver que el chico ni siquiera sabía el significado de aquella palabra. El pelirrosa se vio ligeramente mosqueado y Lisanna le dedicó una tierna sonrisa que logró hacer desaparecer el mosqueo del muchacho.
–¿Y tú por qué vienes, Erza?
–Pues… supongo que si Mira es la carabina de Lisanna yo soy la tuya
–¿Qué qué? ¡¿Y eso por qué?!
–Porque se aburre mucho– aportó Mirajane
–¡Tú cállate, canosa!
–¿Qué me has llamado, gusano?
–C-A-N-O-S-A. ¿Ahora resulta que también estás sorda?
–¿A caso quieres qu…?
–¡Basta ya! Yo y Natsu vamos a montar en el carruaje, os venís o os quedáis, y si os venís os venís calladitas!– gritó la muchacha, interrumpiendo así la pelea entre ambas. Acto seguido arrastró a Natsu hasta el carruaje mientras el chico ya sufría solo con imaginarse el mareo que el trayecto le proporcionaría.
–Cuando se pone así no cabe duda de que es hermana tuya – comentó Erza
–¿A qué te refieres?
–A esa mala ostia que le sale a lo Mirajane Strauss
–Mira quién fue a hablar, si tú haces amargo hasta al azúcar
…
La velada no iba precisamente cómo la albina se imaginaba, Ichiya se había dedicado a acosar a Natsu toda la noche, impidiéndole así pasar tiempo con la muchacha.
–Bésame Natsu Dragneel, sabes que lo estás deseando, men– proclamó Ichiya mientras perseguía al Slayer del fuego
–¡Déjame en paz, tío raro!
Y entonces llegó la última canción de la noche. Las luces estaban semiapagadas y el ambiente era realmente mágico. Lisanna suspiró y fue entonces cuando…
–¿Me concedes este último baile?– preguntó alguien desde detrás suya y una sonrisa de esperanza iluminó la cara de la chica, pero esta se desvaneció al ver que no era Natsu quién hablaba, si no Eve. Lisanna buscó a Natsu con la mirada en vano y, finalmente, se rindió y se dispuso a aceptar la proposición del mago de Blue Pegasus
–S-supongo que s…– pero fue entonces cuando una gran llamarada golpeó a Eve
–¡Ella es mi pareja!– gritó Natsu cogiendo a Lisanna en brazos y, haciendo así, que el corazón le diese un vuelco a la peliblanca. La llevó al medio de la pista y, entonces, recordó que no tenía la más mínima idea de bailar, pero es que tampoco podía permitir que un cualquiera bailase con su Lisanna.
–La música comenzó a sonar y el pobre Natsu bailando parecía un pato mareado.
Lisanna apoyó su cabeza en el hombro del pelirroasa.
–No te preocupes, solo déjate llevar por la música– susurró y el muchacho le hizo caso. Poco a poco su alrededor parecía no estar ahí, parecían ser ellos dos solos en el mundo, solo él y ella… Y así, sin premeditación alguna y dejándose llevar por la magia del momento, ambos labios comenzaron a acercarse. Sería el primer beso para él, el primer beso también para ella, pero entonces… algo golpeó a Natsu e hizo que este cayera al suelo. Era Erza, que había sido usada cómo proyectil por Mirajane, no porque quisiese impedir el beso ya que ni siquiera se había percatado de eso; si no porque Erza y ella habían comenzado la tercera discusión de la noche y esta vez no había acabado solo en palabras.
La pelirroja ni se dignó a comprobar el estado de Natsu, se levantó corriendo a devolverle el golpe a Mirajane, así que fueron Lisanna y Happy quiénes fueron a socorrerle.
–Natsu, ¿estás bien?– Natsu esbozó una sonrisa y comenzó a reír sin razón aparente, pero consiguió contagiarle la risa a la menor de los Staruss.
–Se gusssstan– proclamó Happy, aunque entre tanta carcajada los otros dos ni lo oyeron.
